San Juan y Mayo de 1810. Un impulso a la consolidación del federalismo

El 17 de junio de 1810 comenzaría en San Juan una etapa clave en su historia. Mientras Buenos Aires pedía adhesión a las decisiones de mayo, Córdoba exigía a nuestro pueblo lealtad al antiguo régimen. Para Margarita Ferrá de Bartol, ya existía en San Juan un clima prerrevolucionario. Además de relatarnos lo que ocurrió en esos meses y hasta 1820, la investigadora se detiene en una figura clave de la historia de San Juan: José Ignacio Fernández Maradona.

San Juan se incorpora a la Revolución de Mayo

Nuestra ciudad con el cabildo, y su área de influencia en la Gobernación Intendencia de Córdoba del Tucumán, se presentaba con perfil propio: vocación de cambio para crecer en el conjunto de las ciudades del Virreinato, decisión para defender su patrimonio, conocimiento de la situación que se vivía en Buenos Aires, ideas que habían madurado en reuniones familiares, en las escuelas de dominicos y jesuitas, en las universidades y el comercio. Vocación, decisión, conocimiento, ideas, alimentaron esta convicción de dar un paso adelante cuando se tuvieron noticias ciertas del resultado del Cabildo del 22 y 25 de Mayo, en la Capital.
Los primeros documentos que se conocen expedidos por el Cabildo de Buenos Aires, dan cuenta de la preocupación que significaba integrar el Interior al proceso revolucionario, enviando “órdenes circulares” para que los respectivos Cabildos elijan sus representantes “para establecer la forma de gobierno”. Se trata de un principio igualitario para todas las ciudades. La Gaceta del 14 de junio definía el objetivo:
“Conoce que la unión recíproca de todas las provincias, es el único medio de su conservación, conoce que para cimentar la confianza deben verse los votos de todos y establecer un gobierno que se derive de la voluntad general de los que han de obedecer.” (Narciso Binayán, Ideario de Mayo, Kapeluz. Buenos Aires 1960, pp. 49 y 50).
Hasta las más apartadas villas que recibieron la invitación para participar, cambiaron en algunos aspectos, a partir del 27 de mayo; los diputados elegidos se integrarían a la Primera Junta, y no conformarían un Congreso.
Una resolución del 12 de julio de 1810, perfeccionó la participación: los diputados tenían funciones de intermediarios para “instruir todos los arbitrios convenientes para la mejora de esa provincia”. Este horizonte de “igualdad de los Pueblos” creó las líneas de articulación que optimizaron la relación entre ciudades, en función de diferencias regionales del Interior del Virreinato.
Desde estas condiciones y garantías, nuestra jurisdicción fue convocada a sumarse a los nuevos tiempos. El Diario publicado por el historiador Ignacio Delgado, relata los acontecimientos en San Juan desde el 17 de junio, día que arribó el correo general de Buenos Aires, al 16 de julio cuando concluyó el proceso. Fue conocido en su momento por la Gaceta de Buenos Aires 1810 – Reimpresión Facsimilar dirigida por la Junta de Historia y Numismática Americana. Inmediatamente a la recepción de la noticia, los particulares se manifestaron por su interés en la instalación de la Junta Provisional y la oposición al Gobernador de Córdoba. El día 18, se convocó el ilustre cuerpo del Cabildo, para abrir los pliegos de la Junta y el que había remitido de posta en posta Córdoba; pero habiendo los capitulares tomado la acertada decisión de juramentarse para no revelar ninguna resolución relevante, el pueblo quedó en la misma quietud y tranquilidad que antes. Al otro día, continuaba la calma al ver que el ilustre magistrado, aunque repetía sus “juntas secretas”, no hacía demostración pública acerca del contenido de las órdenes recibidas.
La historiografía provincial ha registrado los momentos que desencadenaron el pronunciamiento del Cabildo de San Juan, a favor de la Junta Revolucionaria; una de ellas, que completa las que se han mencionado, es el Diario del Comandante de Armas de San Juan (18 de junio al 11 de julio de 1810), Don José Javier Jofré. Incorpora al contexto que vivió la ciudad, la pugna de intereses políticos que se jugaron para inclinar la voluntad hacia la Junta de Buenos Aires o hacia Córdoba.
Jofré, descendiente del fundador, ejercía el cargo de Comandante de Armas desde 1784, casi simultáneamente con el teniente ministro de Real Hacienda: Don Juan Manuel de Castro y Carreño; ambos tuvieron una actitud de apoyo a la capital de la Intendencia. Más adelante destaca que el correo general del 18, confirmó la instalación de la Junta, “la consternación fue general… el pueblo inclinaba la voluntad de sus habitantes a decidirse por la obediencia a la Junta…” en tanto, en “junta de particulares” se difundió la desconfianza hacia Jofré y la necesidad de su separación del mando militar.
Según lo dice Javier Jofré, desde mediados de Mayo se conocían los hechos de Buenos Aires, por información que tenía el Ministro de Hacienda “que acababa de arribar de la Capital”.

El día 20 de junio en la noche se congregaron nuevamente los Capitulares y, después de varias consideraciones, resolvieron “costear a sus expensas una posta a la ciudad de Mendoza, para indagar su estado”. A los dos días, partió un expreso conduciendo tres cartas destinadas a esta indagación, y el Cabildo enfocó su acción en los preparativos para “la celebración de su patrono San Juan Bautista, y el paseo del Real Pendón, que se verificó el 23 y 24 con la mayor solemnidad, ostentación y pompa posible”.

El día 26 llegó la contestación preocupante de Mendoza, “de hallarse aquella ciudad, dividida en partidos por la oposición de los Ministros de Real Hacienda y Comandante de armas al reconocimiento de la Junta Provisional”. Esto ratificó su idea de permanecer en silencio hasta tener noticias ciertas para orientarse con mejores fundamentos. En circunstancias tan difíciles para los sanjuaninos, quisieron garantizar que no había obstáculos en la decisión de apoyo a la Primera Junta: impulsaron al Comandante de Armas a entregar el mando militar; lo dice su Diario: “determiné el día 28 a poner las armas a cargo del Capitán Francisco Fernando” hijo de José Ignacio Fernández Maradona, “sin exponer mi persona, ni la justa situación de mi casa, a las violencias que de otro modo me podían inferir”.

El 4 de julio arribó correo general, sólo un oficio del Sr. Gobernador ordenando la Jura de la Regencia de España, lo que instó al ilustre cuerpo “citar por medio de esquelas políticas a los prelados, cuerpos políticos y militares, y la más sana y principal parte del vecindario”.

El día 7, se mandó tocar la campana del Cabildo a las 8 de la mañana, estando de antemano adornada de asientos la sala Capitular. Pasadas las 9, reunido el vecindario, se procedió a dar lectura “al oficio del Excmo. Sr. Virey, y los del Exclamo. Cabildo de Buenos Aires”, para que manifestasen libremente su voluntad.
A continuación habló el Prelado Dominico, y los demás por turnos. Desde el primer vecino hasta el último, con un par de excepciones, “fueron de parecer que debía obedecerse a la Junta, expresándose con toda energía y unión que acaso jamás se haya visto y esperado”. El Ministro de Real Hacienda solicitó se suspendiera aquel acto, a lo que contestó el Cabildo que tenían “mil ejemplares (ejemplos) de lo contrario, y que no habían tenido otro principio las desavenencias de Mendoza”. Concluida la sesión se acordó que, sin desconocer la autoridad del Gobierno, se obedecía a la Junta, y que por una posta se le contestase al Cabildo de Buenos Aires y Gobierno, procediéndose a la elección de Diputado el día 9; “y se cerró acuerdo firmando todos los vecinos..., cuya unión fue de la mayor complacencia y satisfacción del Magistrado, que tuvo la gloria de presidir”.
En la adhesión se deja establecido que ella respeta los fines de la Junta: sostener y defender los derechos de Fernando VII, “a quien siempre reconocerán como Rey”. Los contecimientos del día 8, que no estaban programados por el Cabildo, respondieron a la llegada de correos del Gobernador de Córdoba para el Comandante de Armas y el Ministro de Real Hacienda. De inmediato, a las cuatro de la tarde hubo reunión de los capitulares, quienes decidieron citar a Javier Jofré y Castro y Carreño para el día siguiente.
Los vecinos vieron cierta alarma por la trascendencia que estas noticias podían tener y los “graves males al pueblo”; la palabra de los cabildantes serenó los ánimos.

La votación se hizo en una “gran copa de cristal encima de la mesa, donde fueron colocando las cédulas de los vocales, prelados, cuerpos y noble vecindario, en total 77 votos”. Pasado el medio día (dos y cuarto de la tarde), acompañaron al Diputado hasta su casa, y reanudaron la sesión a las siete de ese mismo día para considerar el requerimiento del Gobierno de Córdoba: remisión de todos los recursos que hubiera en las Cajas y envío de milicias para contener la invasión de Buenos Aires. Se acordó suspender estas órdenes, comunicar estas novedades a la Primera Junta, y ordenar al Comandante Jofré y al Ministro Castro y Carreño se abstuvieran de obrar en contrario.

El 10, se otorgaron poderes al Diputado electo: “Habiéndose acordado, y resuelto en el congreso celebrado el día de ayer la perfecta unión, y correspondencia que debe guardar este Pueblo con el de la dicha Capital, y la obediencia a la expresada Junta Provisional mientras subsista; y no se altere por la nueva constitución que se forme por el Congreso de Diputados; Y por consiguiente procedido a la elección del que esta dicha Ciudad deve autorizar para dicho fin por votación cedular, resultando… á el expresado Señor Regidor Alférez Real Don José Ignacio Fernández Maradona para que personandosé a la mayor brevedad en la Capital de Buenos Ayres se reuna a la insinuada Junta Provisional de Govierno, y haga en ella la representacion de este Pueblo hasta tanto se reúne el Congreso General, y se establesca la forma de Govierno que se considere conveniente con arreglo a los fundamientos de su instalación acordados porel Excmo. Cavildo de aquella Capital en su acta de veinte y cinco de Mayo del corriente año…” (AG San Juan. Protocolo Juan Ventura Morón. Oficina Conservadora 1810. F. 142-146). Los poderes entregados son totalmente categóricos, debe formar parte del Poder Ejecutivo (Primera Junta) hasta tanto se reúna el Congreso General.
Se trasladó a Buenos Aires el 12 de noviembre, después de contar con las autorizaciones correspondientes. A partir del día 11, las manifestaciones del Cabildo fueron de alegría, compromiso y celebraciones.

Leemos algunos fragmentos:
11 de julio: “Dichoso día sanjuaninos, compatriotas míos, que hará vuestra memoria eterna en los anales del archivo público, si la tosca pluma, que se dedica á decifrar vuestros actos heroicos acierta á puntualizarlos; serían cerca de las 10 de la mañana, quando se dexó tocar la campana del Cabildo, y apenas se advirtió la
seña, quando ya asomaron por los quatro aspectos de la plaza, los Reverendos Prelados, Corporaciones y noble vecindario, que se detuvo un poco inter que el Cabildo, trataba con los abogados, el método de jurar en el poder á nuestro augusto el Sr. D. Fernando XII. Allanadas todas las cosas, se asomó el Sr. Alferez Real diputado a los balcones, y convidó al concurso, pasase á la sala, manteniéndose en la puerta á recibirles hasta que acabó de entrar el último; en cuyo tiempo se tocó la música que estaba preparada, y duró quanto demoraron en entrar.” Se realizó el juramento, el diputado electo saludó desde los altos del Cabildo, “se repicaron las campanas, y el gran tumulto de gente que ocupaba la plaza, donde estaba la poca milicia acuartelada, el pueblo solicitó se indultara los reos detenidos por causas leves, fue concedido a 35 hombres, se dispuso una Misa de acción de gracias en la Iglesia Matriz, para el día 15. Hubo música en la plaza, y todos juntos fueron hasta la casa del Diputado elegido, quien dio las gracias por el honor que se le hacía, prometió morir por el Rey y su Patria, después de lo cual se despidieron”.

12 y 13 de julio: Se formó un salón en la plaza, para la “diversión del pueblo”.

14 de julio: Desde las 9 de la mañana y después de un toque de tambor en la puerta del cuartel, se llevó cabo un desplazamiento de oficiales y tropa en la plaza, dando a conocer un Bando con la noticia de la adhesión a la Junta Provisional, de la elección de Diputado y de la comunicación pública que se hacía, todo lo cual “se solemnizó con tanta pompa y lucimiento, que jamás se olvidará su memoria”. En la noche de ese día, se recibieron nuevos pliegos a través del Comisionado Pedro José Savalla, y allí fue informado “con la lectura de este diario”, de la decisión adoptada por este pueblo de San Juan.

Domingo 15: La mañana estuvo lluviosa y con la congregación de las corporaciones, vecinos, miembros del Cabildo, acompañados con música, se realizó el Tedeum con la oración de Fray Bonifacio Vera. Finalizó con el besa manos.

16 de julio: El Cabildo remite a Buenos Aires los documentos que certifican lo actuado por San Juan. Quedan detenidos los caudales y la gente que se alistó para llevar a Córdoba, hasta tanto se tenga la aprobación solicitada a Buenos Aires. El sarado o baile suspendido la noche anterior, se realizó esa noche.

JOSE IGNACIO FERNANDEZ MARADONA.
El diputado sanjuanino que participó del Gobierno de la Revolución

José Ignacio Fernández Maradona, nació el 4 de abril de 1752 en San Juan, hijo de Don Francisco Fernández Maradona y Francisca Arias de Molina y Jofré. Su vida se prolongó hasta el 5 de junio de 1828.
La familia Maradona participó en la actividad de las instituciones: el Cabildo, órdenes eclesiásticas y su actividad económica vinculada con la producción de vinos y aguardientes; esto llevó al joven a incorporar experiencia y formación religiosa.
Asistió a la escuela que sostenían los jesuitas, instalados desde 1712 en la ciudad, ingresó como novicio y allí lo sorprendió la orden de expulsión de 1767. La historiografía clásica regional sostiene que compartió el destierro en Cádiz, con más de cincuenta cuyanos y fue el único novicio que regresó.
Otras fuentes, aseveran que para la fecha de cumplimiento (26 de agosto de 1767), nuestro biografiado (con 15 años), permaneció en San Juan. (Celia López, “Con la cruz y con el dinero”, en Los Jesuitas del San Juan Colonial, Fundación UNSJ, p. 255. 2ª Impresión 2005, San Juan)
Muy joven, lo encontramos en el grupo de maestros que recibían alumnos en la Escuela del Rey, establecimiento sostenido por la Junta de Temporalidades que administraba los bienes de la orden expulsada.
Esta trayectoria del joven, fue moldeando una actitud nueva respecto de los cambios que debían darse en la América Hispana, aspirábase a la plenitud en la participación y toma de decisiones, interpretando la realidad circundante.
Compartimos con Damian Hudson, su afirmación sobre la existencia en San Juan de un clima prerrevolucionario, inclinado a divulgar y a concertar acciones para dinamizar la quietud sin garantías para el futuro del conjunto.
Sarmiento en referencia a los jesuitas, los asocia a las principales familias de la ciudad en el Pueblo Viejo, “…los Godoyes, Rosas, Oros, Albarracines, Carriles, Maradonas,
Rufinos… una puerta de calle antiquísima…, donde estuvieron incrustadas… el signo de la Compañía de Jesús” (Domingo F. Sarmiento, Obras Completas. T III. Luz del
Día, p. 19).
Un espacio en el que se agitaban estos argumentos era el Cabildo. Fernández Maradona accedió a la institución en calidad de Alférez Real Perpetuo, Regidor Decano, Alcalde de Primer Voto. Inicia esta actividad con la primera designación del año 1797:
“Como aconseja el Señor Asesor general en su precedente dictamen… aprueba la persona devos el nominado Dn Joseph Ignacio Fernández Maradona. Vezo de la Ciudad de Sn Juan de la Frontera… de Regidor Alferez Real de dha ciudad y en nombre de S. M. qe Dios guarde yusando de las facultades que en mi residen como Virrey Gobor y Capitan Gral de estas Provincias ós nombro, elijo y proveo por tal Regidor Alferez Rl… Dado en Montevideo átrece de Octubre de milsetecientos nobemta y siete…” (AGN, Libro 48. 1763-1810. Tomas y Razones de Títulos Cedulas Despachos).

De su actuación pública relevante, junto a su hermano Plácido y apoyado por su familia, conformada por su esposa Doña Paula Echegaray Cano y sus hijos, entre ellos Timoteo Maradona, el futuro diputado continuó atento al clima de alerta que se percibió en el Interior. Las noticias de inestabilidad política de la metrópoli tomaron forma con la convocatoria de la Junta Central de Sevilla a todas las ciudades para que enviasen diputados a las Cortes españolas. San Juan designó el 12 de abril de 1810 a Don José Vicentelo de la Rosa.
Institucionalmente, con la aplicación de la Real Ordenanza de Intendentes y teniendo en cuenta la situación local, el gobierno de la ciudad residió en el Ayuntamiento, considerado por todos “Primer Magistrado” que deben reconocer todos. (Olga Salinas de Vico, La Real Ordenanza de Intendentes y su aplicación en San Juan. Los subdelegados de Real Hacienda y Guerra. 1784-1811. Instituto de Investigaciones de Historia del Derecho. Buenos Aires 2001, p. 472).

Con una sólida formación inspirada tempranamente en las aulas jesuíticas, con la influencia de precursores, destacándose el Padre Domingo Muriel, nuestro sanjuanino adhirió a la concepción que valorizaba los derechos del pueblo en la conformación del Estado, la del interés general sobre el particular y el de las instituciones para legitimarlas.
Con este bagaje ingresó al año 1810, otros escenarios ampliaron en la diversidad, las definiciones políticas a favor de los derechos de su patria chica.
La demora del traslado a la Capital del Virreinato, estuvo motivada por gestiones del Diputado, entre ellas las consultas efectuadas a las localidades de Valle Fértil y Jáchal respecto a la instalación de la Junta Provisional, que resultan favorables (agosto de 1810).
Esta circunstancia, fundamenta la afirmación de ser nuestro diputado, el único en el Virreynato que contó con el voto del conjunto de la Provincia (Horacio Videla, Historia de San Juan. T III, p. 140. Universidad Nacional de Cuyo 1971).
Participó de la Junta Grande haciendo causa común con Deán Funes y el resto de los diputados del Interior, su firma encuéntrase en todos los despachos de este cuerpo.

Nuestro diputado cumplió sus obligaciones en Buenos Aires sin perder relación con San Juan. El Archivo local da cuenta de esta afirmación y una nota firmada por él, desde Buenos Aires, en agosto de 1811, aborda un problema de Jáchal en razón de los abusos cometidos por jueces relacionados con trabajo minero, aconsejando se de intervención a la Junta Subalterna (desde el 10 de febrero encontrábase vigente en las ciudades, la Resolución de Juntas provinciales).
En septiembre la Junta Grande fue reemplazada por el Triunvirato; los diputados del Interior conformaron la Junta de Observación a la que se incorporó nuestro diputado, acompañando con su firma el Reglamento Orgánico del 22 de octubre, de organización de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
San Juan conocía la situación de enfrentamiento que se vivía en Buenos Aires; en junio de 1811 llegaron los primeros desterrados a nuestra provincia: Juan Larrea a la ciudad, Hipólito Vieytes en tránsito para Jáchal y Nicolás Rodríguez Peña a Guandacol; a fines de 1811, Cornelio Saavedra fue confinado a Colangüil.

Cabe preguntarse si existía en los desterrados preferencias por venir a Cuyo y San Juan. Horacio Videla transcribe fragmentos de las Memorias de Saavedra:
“Tuve sentimientos de dejar a mi mujer e hijos tiernos en San Juan, bien que con el consuelo del favor que disfrutaba de todo aquel noble y hermoso vecindario.”
Conocemos de la ilegítima intervención del Cabildo de Buenos Aires y de la expulsión de los diputados al Interior, cuyos fundamentos inspiró Bernardino Rivadavia. Antes de producirse, Fernández Maradona presentó su renuncia; considerada por el Triunvirato, éste exigió el pago de una fianza para abandonar sus funciones.

El Triunvirato fracturó el proceso de integración del Interior a la Revolución; voces de todas las ciudades se hicieron escuchar, el diputado jujeño Padre Juan Ignacio Gorriti, lo manifestó sin reservas:
“Hemos proclamado la igualdad de los derechos de todos los pueblos y está en oposición con nuestros principios un orden que exalta a unos y deprime a los más. Es injusto porque se falta en el punto más esencial a los pactos con que todas las ciudades se unieron a este gobierno.
Se podrá objetar que vamos a tocar en el sistema federaticio, pero yo repongo que vamos a estrechar y fortificar la unión de todo el cuerpo del Estado con el Gobierno supremo constituido por los mismos pueblos. Este queda hecho el centro de la unidad, el punto único donde van a terminar todas las relaciones de cada pueblos.” (Margarita Ferrá de Bartol, San Martín y las tendencias autonomistas de San Juan en el contexto de la Gobernación Intendencia de Cuyo. Separata del Primer Congreso Internacional Sanmartiniano. Buenos Aires 1978).

Cumplidas sus funciones en Buenos Aires, Fernández Maradona se incorporó al Cabildo hasta 1812, por los hechos ya señalados. Su reintegro se produce el 12 de julio, y desde esa fecha una larga tramitación enfrenta al ex-diputado con el Teniente Gobernador designado por el Triunvirato, Saturnino Sarassa. La documentación refleja la virulencia del conflicto; Maradona hablará de “la cavilosidad de mis rivales… denigrando mi conducta”. Sus consecuencias alcanzaron hasta marzo de 1813, con el argumento de calificar a los oficios perpetuos como un abuso introducido por “la Tiranía, con manifiesta usurpación del derecho de los Pueblos”.
(AGN. Sala X, 5-8-3, División Gobierno Nacional. Gobierno de San Juan 1812-1814, 489).
La opinión generalizada de los sanjuaninos dio la respuesta: el 30 de septiembre de 1813, una revolución destituyó a Sarassa, la cabeza visible del movimiento fue Francisco N. de Laprida.

Siguió paso a paso la formación del Ejército de Los Andes; Ignacio de la Roza, teniente gobernador, seguía de cerca el cumplimiento del plan continental cuyo objetivo central era la libertad de América.
La familia Maradona apoyó la difícil empresa, José Ignacio hizo lo propio. Fortaleció la autoridad de José de San Martín en los aciagos días de 1815, cuando se produjeron los enfrentamientos con Alvear; en un petitorio elevado al Director Supremo decía “que no se retire de su puesto el digno Jefe Provincial al Sr. Don José de San Martín al que aman con la mayor ternura y le miran como a la columna de su Provincia; les consta además su táctica militar, con las medidas sabias y eroicas que ha tomado en seguridad de sus Pueblos” (AGN. 24-2-1815, Gobierno de San Juan, 1812 a 1817. A. 8, Leg. Nº1).

Integraba una petición general del pueblo de San Juan, cuando se tuvo conocimiento de la designación de Perdriel para reemplazar a San Martín, tuvo trascendencia regional y Alvear dejó sin efecto la designación.
Durante toda la etapa, apoyó con ayuda material: dinero, cargas de aguardiente, monturas, ponchos, cueros y “hasta dos esclavos: Calisto y Manuel Elías”, esto le valió el Título de “Benemérito de la Patria” (AGN “Razón del Estado y Especies”, folio 344, Libro A de Deuda de la Nación).

Fernández Maradona en la consolidación del federalismo

Afianzada la Guerra de la Independencia con la acción de San Martín, factores de integración del Interior a la causa, no fueron resueltos.
El año 1820 fue escenario de estos cambios.
A pocos días la batalla de Cepeda, que desencadenó la etapa de crisis del Director Supremo, se evolucionó hacia la definición de las autonomías provinciales.
En San Juan, después de un levantamiento del regimiento que dirigía Mariano Mendizábal, conservó el poder militar y delegó en el Cabildo el político, donde ya se había operado un cambio favorable a la nueva situación.
La noticia de Cepeda llegó el 20 de febrero; el 1 de marzo de 1820, un acta del Cabildo, declaró la autonomía y “acordó que quedaba unida en el modo más solemne a las demás Provincias Federadas”.

Se consagraba en los hechos, el principio federal que impulsó la aurora de 1810, que en la afirmación del historiador Horacio Videla, constituye el pilar fundamental de la Revolución de Mayo.
La actitud oscilante de Mendizábal en la provincia, y la falta de garantías, culminó con un movimiento cívico-militar el 21 de marzo. Este llevó al gobierno a José Ignacio Fernández Maradona, prenda de unión en el conflicto.
Era el gobernador un hombre pacífico, deseoso de mantener la unidad cuyana. San Juan, no hizo esperar su representación, el 18 de abril eligió como diputado al Lic. Don Javier Godoy. La provincia pareció encauzar su tranquilidad, pero esta apariencia era ficticia porque no faltaron los problemas políticos, los trastornos económicos, las revueltas militares, las cuestiones sociales; la Junta de Guerra creada en esta época por el gobernador, ante la agitación contínua en la provincia, intentó modificar el estado de cosas. (AH San Juan. Libro 73, folio 9 y 12).
Cuando Maradona se retiró al frente del gobierno el 5 de junio, se convocó a elecciones para ocupar el cargo de gobernador, resultando electo el presidente de esa Junta Militar, José Antonio Sánchez.
En la corta gestión del Gobernador José Ignacio Fernández Maradona, se ratificó la autonomía provincial como fundamento de la voluntad general de una Liga Federal “Será un primer deber declarar y celebrar por una convención solemne que cada pueblo de los de la confederación retendrá su soberanía y serán independientes entre sí”. (Horacio Videla, Historia de San Juan, T. III, Universidad Católica de Cuyo 1972, p.563).
Las tratativas con el gobierno de Mendoza continuaron, pero sin desvirtuar la clara determinación asumida; las interpretaciones que se desprenden de otros testimonios de época no alteran esta opinión, que fundamentó la legitimidad de los “pactos preexistentes” a los que alude el Preámbulo de la Constitución Nacional.

Reflexiones de Bicentenario

Diez años de participación política (1810-1820), protagonizando momentos de cambios y definiciones, haciéndolo con la coherencia que sólo la convicción en un proyecto de libertad y participación federal de las provincias puede impulsar, fue un desafío que nuestro diputado por San Juan, asumió sin escatimar trabajo, transmitiendo a sus descendientes esta actitud de vida y compromiso.
Además de uno de sus hijos, Timoteo Maradona, de destacada participación política en la época de Nazario Benavides, sus descendientes han llegado hasta nosotros.
Menciono en especial a Edita del Carmen Fernández, una prestigiosa hacedora cultural que dedicó su vida a educar musicalmente a niños y jóvenes, una docente de vocación reconocida por la ciudadanía sanjuanina, pionera de la Escuela de Música de la Universidad Nacional de San Juan.

En Santa Fe el Dr. Esteban Laureano Maradona, se recibió de médico en 1828, realizó una gran obra humanitaria en la Guerra del Chaco y en Formosa. También fundó una escuela rural, que a pedido de él recibió el nombre de uno de sus tatarabuelos, José Ignacio Fernández Maradona. El 4 de julio, día de su nacimiento, ha sido declarado por ley Día Nacional del Médico Rural. Pasado y presente unen vocación de servicio, solidaridad y responsabilidad ciudadana en este terruño.
San Juan no declinó en la primera década analizada, su convicción de cambio para el crecimiento; de la ciudad que define su perfil como provincia hacia el futuro.
Cuando se cumplió el primer aniversario de la Revolución hubo una gran conmemoración, “el júbilo fue general… esmerándose cada uno en demostrar a porfía su patriotismo, amor y felicidad al presente sistema” (Horacio Videla, “Acta del Cabildo – 1811”, en Historia de San Juan T. III).
El Triunvirato aprobó la escarapela el 18 de febrero de 1812, y en marzo abolió el uso de la bandera roja. Tres sanjuaninos suscribieron la resolución estableciendo el uso de la celeste y blanca que llevamos como distintivo de argentinidad.
El nombre de José de San Martín se sumó a esta actitud de los sanjuaninos.
Tuvo conocimiento de los cambios de 1820 y en momentos de partir hacia el Perú, envió un saludo a nuestra Provincia, a través de su Cabildo “como representante de la ciudad de San Juan”, aconsejando estrechar entre sí los vínculos de Unión “en el concepto de que no existe Sociedad, donde no hay orden”.

En su carácter de ciudadano, expresa estos deseos para todos los habitantes, por quienes “hace votos al Cielo” (Augusto Landa, Un documento inédito del Libertador. San Juan 1942, pp. 6 y 7.).
Hoy nos fortalecemos con el pensamiento de integración, que señalará para las generaciones futuras que la Patria Grande es una realización que está a nuestro alcance, sólo espera de nosotros una decisión.




Margarita Ferrá de Bartol: Profesora de Historia, Especialista en Historia Regional. Docente e investigadora de amplia trayectoria, es autora de numerosas publicaciones, dirige becas y tesis de postgrado y co-dirige doctorados en las universidades nacionales de San Juan y de Cuyo. Directora –en licencia- del Instituto de Historia Regional y Argentina "H. D. Arias" de la UNSJ, ha sido Directora Gral de Escuelas, Convencional Constituyente, y Ministra de Educación de la provincia, entre otros cargos. Desde 2005 es Diputada Nacional por San Juan.

ARCHIVOS
AGN - ARCHIVO GRAL DE LA NACIÓN. AH MENDOZA - ARCHIVO HISTÓRICO DE MENDOZA. AH SAN JUAN - ARCHIVO HISTÓRICO DE SAN JUAN.
BIBLIOGRAFÍA
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VIDELA, HORACIO, Historia de San Juan. T III. UCC, 1972. Retablo Sanjuanino. 2ª Edición UCC, 1997.


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El día 18 se convocó al Cabildo para abrir los pliegos de la Junta y el que había remitido de posta en posta Córdoba.
"La consternación fue general… el pueblo inclinaba la voluntad de sus habitantes a decidirse por la obediencia a la Junta…"
El día 7 de julio se mandó tocar la campana del Cabildo a las 8 de la mañana. La sala capitular ya estaba "adornada de asientos" para el vecindario.
Fernando VII
Los bandos eran la forma de comunicación pública usada en la época. De esa manera las autoridades daban a conocer las decisiones y convocatorias.
San Juan en 1815. Ilustración publicada en “La ciudad intangible. Reconstrucción virtual de la Ciudad de San Juan” de S. Deiana, D. Miranda y equipo de investigación. FAUD, 2004.
José Ignacio Fernández Maradona, el representante sanjuanino ante la Junta Grande.
Adhirió a la concepción que valorizaba los derechos del pueblo en la conformación del Estado, la del interés general sobre el particular.
Un movimiento cívico-militar llevó al gobierno a Fernández Maradona. Era el gobernador un hombre pacífico, deseoso de mantener la unidad cuyana.
Concretar un proyecto de libertad y participación de las provincias fue el desafío para muchos de los que integraron los primeros órganos del gobierno patrio.