La derrota de Sarmiento

En febrero de 1886 se produjo un hecho que pinta el modo de ser de los sanjuaninos.

Domingo Faustino Sarmiento era ya una leyenda viviente.

A los 75 años y tras haber sido presidente de la Nación, ministro, legislador y gobernador de San Juan, acepta ser candidato a diputado nacional.

Ya la obra que asombraría a generaciones, estaba hecha. Ya sus libros estaban escritos, sus batallas estaban dadas, los máximos honores los había recibido.

No obstante, Sarmiento acepta ser el candidato de todos, “como un sacrificio dados mis años” y un deber “a la hora del peligro de las instituciones”.

Y atrás de su candidatura se unen ex federales benavidistas reconciliados, liberales de distinta extracción y hasta los grupos mitristas.


Era imposible que Sarmiento perdiera.

¿Quién tenía enfrente?

Un oscuro ex jefe de policía, Agustín Cabeza.

Sin embargo, Cabeza derrotó ampliamente a Sarmiento.

Mientras el Gran Viejo mascullaba su bronca atacando a todos los que le jugaron sucio para que no fuera electo, el ignoto Cabeza, que nunca habló en el parlamento nacional, ingresó en la Cámara con el nombre de Agustín Bravo Cabeza, nombre por el que nunca fue conocido

 

Extraída del libro “El lado humano del poder, anécdotas de la política sanjuanina”, de Juan Carlos Bataller, publicado en marzo de 2006

GALERIA MULTIMEDIA
Domingo Faustino Sarmiento