Manganelli Lucardi. Una historia de viajes y búsqueda

Lo que comenzó como travesías esporádicas en busca de trabajo, cambió el destino de los Manganelli Lucardi, que se instalaron en San Juan a principios de la década de 1950. Pietro Manganelli y Giovanna Lucardi, dos personas de gran tesón, son la cabeza de éstra familia, que hoy suma a sus hijos nietos y bisnietos.

Pietro Manganelli y Giovanna Lucardi acaban de casarse. Lejos de su Friuli natal, en la fría Suiza, intentaban comenzar un proyecto juntos, después de pasar años separados por la Segunda Guerra Mundial. Cuando parecía que podían estar tranquilos, el gobierno suizo sancionó una ley que establecía que los matrimonios extranjeros, casados en ese territorio, no podían seguir residiendo allí y obligaban a uno de los dos a dejar el país. El destino volvió a ser incierto para ambos y decidieron viajar a Argentina, dónde estaba viviendo un hermano de Pietro y el padre de Giovanna. La idea era regresar, traer a esa pequeña familia de vuelta a Italia, pero la historia tomó un curso diferente.

Giovanni Manganelli, el pionero de las travesías
Giovanni Manganelli, padre de Pietro, fue el primero que viajó a Argentina. Nació en 1868, en el Friuli. Era oficial de carabineros y participó de algunas campañas de invasión que realizó Italia a fines del siglo XIX. Mientras se desenvolvía en esa función, a principios del nuevo siglo, comenzó a viajar a  Buenos Aires por trabajos de construcción.

En uno de los viajes de regreso a su tierra, Giovanni se casó con Argelina Candotti y tuvieron cinco hijos: Daniel, Gino, Pietro, Adelaide y Egle. Después, Giovanni viajó un par de veces más a Argentina y su última travesía la hizo acompañado por su hijo mayor, Daniel. Se instalaron en Buenos Aires y allí su hijo, que era adolescente, decidió quedarse con unos parientes. Su padre se despidió con la promesa de volver a buscarlo, pero poco después de llegar a Italia, falleció en 1936.

Una dura campaña
Al morir su padre, Pietro dejó la escuela de arte y oficio en la que estaba haciendo el secundario y se enroló en el ejército. Entro en 1937 y al poco tiempo lo tomaron para pelear en la Segunda Guerra Mundial. Pasó practicamente toda su juventud en medio del conflicto, siendo el telegrafista del grupo con el que participaba en la contienda. Iba al frente de batalla, informando la posición de su grupo y la de sus enemigos. Fueron años muy difíciles y él dejó plamadas sus vivencias escribiendo en cuadernos y papeles que encontraba en el camino.  

Con el batallón italiano llegó hasta Stalingrado, en Rusia. Las bajas temperaturas, sumadas a la complicada situación en que se encontraban las Potencias del Eje, hicieron que los italianos decidieran retirarse. Inmediatamente fueron perseguidos, no sólo por los rusos, sino también por los alemanes y Pietro fue trasladado como prisionero en un tren alemán. Cada tanto abrían las puertas para darles agua y,en una de esas paradas, se fugó. Después de esa hazaña, logró legar a la casa de una familia que lo auxilió. Se quitó el uniforme de soldado y le dieron otra vestimenta. Así emprendió el vaje de regreso a su pueblo, que le llevó practicamente un año. Lo hizo a pie, soportando frío y cruzando bosques.

La historia de los Lucardi
También en el Friuli, a principios del s. XX, se casaron Benjamín Lucardi y Rosalía Isola. Él viajó varias veces a Argentina, Alemania y Austria para realizar trabajos en construcción. En 1922 estuvo en San Juan y trabajó en la construcción del Banco Provincial de San Juan. Esa experiencia de viajes y búsqueda fue similar a la de los Manganelli, aunque ellos tenían un mejor pasar económico. Benjamín y Rosalía tuvieron siete hijos: Marina, Augusto, Pace, Raimundo, Gemma, Giovanna y Norma.

Cuando su mujer estaba embarazada de la más pequeña, Benjamín volvió a irse y no regresó a Italia. Se quedó trabajando y viviendo en la bodega La Celia de Mendoza, que aún existe, y desde allí envió una última carta a su familia, preguntando como estaban. Sus hijos se la rebuscaron para salir adelante y la Segunda Guerra Mundial complicó aún más la situación. Augusto, que no fue enviado a la guerra por sufrir una miopía severa, ayudó al mantenimiento de la familia. Los otros dos varones, Augusto y Pace, si fueron convocados a pelear. Por su parte, la protagonista de la historia, Giovanna, a los doce años recorría doce kilómetros diarios para aprender el oficio de costurera y, poco después, empezó a trabajar.

El reencuentro
Cuando la Segunda Guerra Mundial terminó, Giovanna y Pietro se reecontraron en el Friuli. Se conocían desde chicos porque vivían en el mismo pueblo. El lugar había quedado devastado luego del conflicto. No había muchas oportunidades, asi que los dos consiguieron trabajo en Suiza; él como carpintero ebanista y ella como costurera en la casa de una familia muy adinerada. Allá se casaron en 1949. Al poco tiempo, el gobierno suizo prohibió que ambos residieran en el país y uno de los dos debía irse. A él le consiguieron trabajo en Roma, pero ya no querían estar más tiempo separados y entre los dos decidieron venir a Argentina. Él quería traer a su hermano Daniel y ella anhelaba encontrar a su padre.

A bordo del barco "Conte Grande" llegaron a Argentina y vinieron directo a San Juan. Ya estaba acá trabajando en la reconstrucción de la ciudad de San Juan, Daniel Manganelli. Una vez instalados, Giovanna viajó a Mendoza a buscar a su padre, llevando los únicos datos que tenía que figuraban en la última carta que les había enviado años atras. Lo encontró y se vino con ella, viviendo con la familia hasta su muerte.

Comprometidos con la colectividad 
En la provincia Pietro trabajó un tiempo como carpintero con Luís Ríboli, muy coocido en la época. A esa firma le tocó hacer la carpintería de importantes obras, como el nuevo Banco San Juan y el Hospital Marcial Quiroga. Más tarde, a mediados de los años ''''''''50, animado por otros friulanos que estaban radicados en Sa Juan, compró máquinas para incursionar en un nuevo rubro: el pulido de pisos. Muchos lo conocieron como el "pulidor de San Juan", y a esa tarea se dedicaron sus cuñados Raimundo y Pace, que llegaron tiempo después a la provincia.

Además de su trabajo, Pietro participó activamente en el Centro Friulano de San Juan. Colaboró con la construcción de la sede y siempre se mantuvo cerca de la colectividad, también su mujer y los dos hijos que tuvieron: Juan Roberto y Daniela. Al mayor, Pietro lo anotó con el nombre de su padre, Giovanni, y el segundo nombre se suponía que debía ser Ruperto, que era el gobernador en el año en que nació el niño, pero hubo una confusión y fue inscripto como Roberto. Daniela lleva el nombre de su tío Daniel por un pedido que le hizo su abuela paterna, Angelina Candotti, a su mamá. Es que finalmente la familia no regresó a Italia con él, entre otras cosas, porque tuvo un accidente en un viaje que hizo a Buenos Aires para visitar a los parientes.

Los hijos de Pietro y Giovanna aprendieron a hablar primero y el friulano y el italiano y después el español. Juntos participaban en varias actividades de su colectividad, sobre todo en los carneos. Juan y Daniela recuerdan que eran encuentros muy felices, en los que no faltaba la música. En la casa de los Manganelli tampoco faltaba la comida característica del Friuli: el pan de polenta, cocinado en una olla especial que trajeron desde Italia para acompañar las comidas, como carnes fuertes de cerdo o conejo, castañas o fiambres.

A pesar de la distancia, los Manganelli siempre se mantuvieron en contacto con los parientes que quedaron en Italia. Las postales de Navidad y los videos familiares no dejaron de cruzar el Océano Atlántico. Pietro y Giovanna regresaron a Europa, incluso llegaron a comprar un departamento y vivieron allí un año, pero extrañaban a su hijos, que también ya eran padres. Así es que regresaron y Pietro siguió trabajando con los pulidos hasta que falleció. Murió en 1989 y en esa época pulía los pisos de la iglesa de San Francisco. Giovanna es la única entre sus hermanos y cuñados que vive, siendo testimonio de las experiencias que vivieron los Manganelli y Lucardi hasta que se instalaron en San Juan.

Hoy viven junto a ella, en San Juan, sus dos hijos:

» Juan Roberto, arquitecto y director de Planeamiento y Desarrollo Urbano. Se casó con Cristina Messinese. Tuvieron dos hijos: Sergio, técnico en sonido, propietario del estudio de grabación "El hornito" y padre de VitoNelo y Luca; y Albano, diseñador gráfico que vive en España.
» Daniela, profesora de Letras, se casó con Joaquín Roso, arquitecto. Tuvieron dos hijas: Flavia, psicóloga que vive en Córdoba y es madre de Amadeo; y Mayra, Licenciada en letras y vive en Córdoba.

GALERIA MULTIMEDIA
La familia Lucardi Isola. En la foto está Rosalía Isola con sus siete hijos: Marina, Augusto, Pace, Raimundo, Gemma, Giovanna y Norma.
La familia Manganelli Candotti. Se ve a Angelina Candotti con sus hijos Giovanni, Gino, Adelaide, Egle y Daniel.
Pietro Manganelli, con su uniforme militar en la Segunda Guerra Mundial.
Pietro Manganelli en la Segunda Guerra Mundial. La fotografía le fue tomada junto a su batallón. Él es el cuarto, en la fila del medio, de izquierda a derecha. No tiene gorra y levanta una taza dónde le servían comida.
El hombre mayor es Giovanni Manganelli, aparece junto a su hijo mayor Daniel. La foto fue tomada cuando viajaron a Argentina.
Los Manganelli Lucardi: Pietro Manganelli y su esposa Giovanna Lucardi junto a sus hijos Daniela y Juan.
Benjamín Lucardi, quien viajó varias veces a Argentina y se radicó aquí en la década de 1940. Falleció en el país.
El último cumpleaños de Pietro Manganelli. Están en la foto, de izquierda a derecha. Cristina Messinese, Giovanna Lucardi, Sergio Manganelli y Albano Manganelli. Sentadas están Flavia Roso Manganelli, Tury Messinese y Daniela Manganelli con Mayra Roso Manganelli en brazos. El hombre que se asoma por la ventana es Juan Manganelli.
La familia Lucardi Isola. En la foto está Rosalía Isola con sus siete hijos: Marina, Augusto, Pace, Raimundo, Gemma, Giovanna y Norma.
La familia Manganelli Candotti. Se ve a Angelina Candotti con sus hijos Giovanni, Gino, Adelaide, Egle y Daniel.
Pietro Manganelli, con su uniforme militar en la Segunda Guerra Mundial.
Pietro Manganelli en la Segunda Guerra Mundial. La fotografía le fue tomada junto a su batallón. Él es el cuarto, en la fila del medio, de izquierda a derecha. No tiene gorra y levanta una taza dónde le servían comida.
El hombre mayor es Giovanni Manganelli, aparece junto a su hijo mayor Daniel. La foto fue tomada cuando viajaron a Argentina.
Los Manganelli Lucardi: Pietro Manganelli y su esposa Giovanna Lucardi junto a sus hijos Daniela y Juan.
Benjamín Lucardi, quien viajó varias veces a Argentina y se radicó aquí en la década de 1940. Falleció en el país.
El último cumpleaños de Pietro Manganelli. Están en la foto, de izquierda a derecha. Cristina Messinese, Giovanna Lucardi, Sergio Manganelli y Albano Manganelli. Sentadas están Flavia Roso Manganelli, Tury Messinese y Daniela Manganelli con Mayra Roso Manganelli en brazos. El hombre que se asoma por la ventana es Juan Manganelli.