El gran saqueo

Las preguntas las venimos escuchando desde hace décadas. Cada tanto vuelven a surgir en conversaciones de amigos. ¿Qué fue de ellos? ¿Dónde están los viejos portones del Parque de Mayo? ¿Y las rejas de la escuela Normal? ¿Quién se quedó con las farolas de la Plaza 25 de Mayo? ¿Alguien hizo un gran negocio con los muebles antiguos del gobierno? ¿Quién se hizo millonario con las obras de arte de la Casa España? Digamos que hay más preguntas que respuestas. Y como las respuestas no son contundentes o precisas, el imaginario popular inventa historias. Veamos el origen de estos misterios.

Los portones del Parque de Mayo
Como no podía ser de otra manera, el 25 de mayo de 1910, centenario de la Revolución de Mayo, fue festejado con obras emblemáticas.
Una de ellas fue el Parque de Mayo. En realidad ese día se colocó la piedra fundamental del paseo. La primera obra fue la construcción del pedestal que serviría de base para la estatua de la Libertad réplica reducida de la colocada en el islote de Bedioe, en la bahía de Nueva York y llegada por error a San Juan, ya que su verdadero destino era San Juan de Puerto Rico. Pero como ustedes saben, los libros, los discos y las estatuas no se devuelven.

Pero pasó el centenario y el parque no pasaba de ser un rústico potrero donde se paseaban algunos burros y los perros hacían sus necesidades.
En 1916 se construyeron en piedra los escalones del pedestal del monumento al General San Martín en una rotonda que hoy ya no existe.
Como había ocurrido ya con la ciudad fundada por Juan Jufré que debió ser trasladada desde su original emplazamiento en Concepción al actual centro, también se trasladó la rotonda 40 metros más o menos hacia el norte, al lugar donde está actualmente.
También ese año se construyó la reja sobre la calle Las Heras. Dichas rejas, conformadas  por un portón de entrada de carruajes y dos puertas de peatones, en torno a la rotonda de 20 por 22 metros, fue construida y colocada por Carlos Varese.
Los portones fueron colocados sobre la avenida Libertador pasando Las Heras hacia el oeste.
Esos portones, dicen memoriosos que suelen agrandar las cosas, eran tan imponentes como los del parque de Mendoza.
El caso es que en una de las remodelaciones de las que fue objeto el parque, los portones desaparecieron. Y nunca más se supo de ellos.
Un periodista enojado porque no recibía publicidad estatal lanzó el rumor que los portones se los había robado un viejo gobernador peronista. Y la especie creció como tantas falsedades que andan dando vueltas.

Las rejas de la Normal
Otro misterio lo constituyen las rejas de la Escuela Normal Sarmiento.
Creada por el presidente Nicolás Avellaneda en 1.879, la escuela deambuló por diversos locales hasta tener su propio edificio en 1.911, proyectado por el ingeniero Domingo Selva, funcionario del ministerio de Obras Públicas de la Nación y ejecutado por el constructor Carlos Varese.
Ese edificio fue uno de los pocos que sobrevivió al terremoto y hoy es un monumento nacional. Pero si uno compara viejas fotografías con el frente del edificio ubicado en la Avenida Alem, frente a la Plaza Laprida, advierte que algo cambió: ya no están las rejas que daban una característica especial al conjunto.
¿Qué fue de ellas?
Nunca se supo. Algunas versiones indicaban que fueron a dar a una finca de 9 de julio a fines de los años 40. Pero son versiones, sólo versiones nunca confirmadas.

Los muebles de estilo
Digamos que el gobierno de San Juan nunca tuvo muebles suntuosos.
Pero sí existían algunos muebles de estilo en ciertas oficinas, especialmente en la antigua Casa de Gobierno, ubicada sobre calle General Acha, frente a la Plaza 25 de Mayo e inaugurada con la presencia de Domingo Faustino Sarmiento en 1.884. Si usted recorre hoy las oficinas del gobierno advertirá que no quedan muebles de estilo.
¿Qué pasó con ellos?
Tampoco se sabe qué pasó con la vajilla, la cristalería ni los cubiertos de la gobernación que con el escudo provincial existieron al menos hasta 1.940. Hay muchas versiones.
Pero en un punto coinciden todas: San Juan vivió muchos años intervenida por el gobierno nacional.
Y esas intervenciones trajeron funcionarios.
Y esos funcionarios trajeron esposas, algunas de ellas amantes de los muebles antiguos.
Y otras, directamente dedicadas al negocio de las antigüedades.
Según esas versiones, los últimos muebles de estilo terminaron de desaparecer a finales de los años 70. Incluso, un viejo empleado gubernamental comentó en voz baja:
La esposa de un gobernador hizo restaurar algunos muebles con personal de gobierno, antes de enviarlo a Buenos Aires.
Lo cierto es que el terremoto, además de los edificios, destruyó alguna mesa o alguna silla. Lo que nadie cree es que destruyera a todo el mobiliario, toda la cristalería y toda la vajilla.

Las farolas de la Plaza
La plaza 25 no sólo es bella.
Está enlazada con los orígenes de nuestra ciudad.
Existe desde su fundación, como lo prueba el dibujo del loteo inicial donde aparece la manzana destinada a Plaza Mayor o de Armas, con solares reservados a sus lados para el Cabildo, la Iglesia matriz, las hermandades religiosas y las familias fundadoras.
Por la Plaza principal, llamada 25 de Mayo desde 1.874, pasó la vida social, religiosa y mundana de San Juan.
La vida pasó siempre por la Plaza 25.
En los tiempos de la colonia allí se reunían los vecinos, se debatían los asuntos de interés, se leían los bandos y hasta se exhibían las cabezas de los ajusticiados en nombre de la ley.
Allí se hicieron corridas de toro, se escucharon las retretas los domingos, fue lugar de trabajo de sacamuelas, fotógrafos, curanderos y hasta subastadores.
Por sus calles aledañas todos desfilamos alguna vez y nuestros abuelos seguramente participaron de la famosa “vuelta del perro”.
Sí, tenemos una plaza con historia.
Una plaza que fue precario hospital y también iglesia mayor y sede del gobierno ante el dolor del terremoto.
Testigo de desfiles, revoluciones con mil tiros y procesiones y que hoy, sin necesidad de convocatorias, se transforma en centro de reunión para festejar un éxito deportivo o un final de clases.

Si uno mira viejas fotos de nuestra plaza advierte un detalle que hoy no está: han desaparecido las farolas.
¿Quién se las llevó? ¿Cuándo? ¿Es cierto que están distribuidos en dos o tres casas señoriales de San Juan?
Es un misterio.
Si usted, lector, ve farolas como las que se reproducen en estas páginas no dude: son las farolas de la plaza. Y su actual propietario las compró a un ladrón.

Las obras de arte de la Casa España
Inaugurada en 1.925, la Casa España no sólo fue “la más suntuosa casa que haya tenido nunca San Juan” sino que albergaba auténticas obras de artes representadas en murales, columnas, pilastras, puertas, ventanas, barandas y azulejos.
En el libro “El San Juan que Ud. No conoció” publicamos por primera vez el inventario y las fotografías de las obras artísticas documentos que probaron, por ejemplo, que los murales estaban hechos sobre telas.
La destrucción de la casa España, ordenada por el general Marino Bartolomé Carrera, fue una salvajada innecesaria pues el edificio había soportado en pie el terremoto.

Se hizo con el objetivo de abrir la Avenida Central para lo cual se derribó también el Palacio Episcopal y el Teatro Cervantes, dos edificios de gran valor arquitectónico.
Lo curioso es que la Casa España fue demolida en base a una acción programada.
¿Alguien puede pensar que antes de pasar la topadora no hubo interesados en rescatar  la valiosa carpintería o las telas pintadas por Subirats, como así también la valiosa ornamentación  en madera y hierro de sus distintos ambientes?
Es más, en 1.955, publicaciones de la época advertían que era necesario rescatar este patrimonio, de valor incalculable, antes que comenzaran a actuar las topadoras. ¿Nadie oyó esa advertencia? ¿Dónde fue a parar tamaña riqueza?

El inventario publicado en 1.955 indicaba la existencia de una tela de 8x4 metros, pintada al óleo, que lleva la firma de Ramón Subirats y Gecone. Que representa la vuelta de Colón y su presentación ante la reina Isabel y una escena en la que aparecen los siete sabios de Salamanca.
Otra tela –también de Subirats- representaba a España y las provincias y tenía 4x 1,20 metros.
Había seis telas representando escenas históricas españolas, reproducción de cuadros famosos, de 2 metros por 0,70 y ocho medallones pintados en tintas.

El inventario es completísimo e incluye bajorrelieves, pilastras medias columnas, barandas de madera de cedro torneada con aplicaciones de once escudos tallados directamente sobre la madera y balustre de hierro forjado, de 0,90 por 30 metros de largo.
El inventario detalla lo que había en cada sala y podemos afirmar que el valor de lo que allí existió hoy sería absolutamente imposible de hacer y menos aún de pagar.
¿Qué fue de todo eso? ¿Quién lo robó? ¿Dónde está? ¿Qué mínima parte se recuperó?
Estos son secretos muy bien guardados tanto por las autoridades de la Casa España posteriores a 1.955 como por el gobierno de Carreras.


NOTA PUBLICADA EN EL NUEVO DIARIO EL 11 DE SEPTIEMBRE DE 2009

GALERIA MULTIMEDIA
Las farolas de la Plaza 25 tenían cuatro luminarias cada una y junto con los kioscos daban un estilo francés al paseo. Un día desaparecieron y nunca se supo más de ellas. (Foto publicada en el libro "El San Juan que Ud. no conoció" de Juan Carlos Bataller)
El terremoto de 1.944 destruyó muchos edificios, entre ellos la Casa de Gobierno. Pero fueron muchos los muebles de estilo que pudieron salvarse. ¿Quién se quedó con ellos? (Foto publicada en el libro "El San Juan que Ud. no conoció" de Juan Carlos Bataller)
1940 - El hall de la Casa España / Una vista del hall de entrada y la escalera principal de la vieja Casa España. En la parte alta se observan las barandas circulares de madera de cedro, con pilares con tallas y molduras además de aplicaciones de hierro forjado en talla directa. Los frisos estaban modelados con motivos florales, entrelazados en yeso y pintados en plata y oro. Los zócalos eran de azulejos españoles y tenían 1,60 metros de alto. La escalera medía 30 metros y bajaba desde el segundo piso hasta el subsuelo. La Casa España era considerada “la más suntuosa casa que haya tenido nunca San Juan”. Había sido inaugurada en 1925, y fue demolida después del terremoto de 1944. (Foto publicada en el libro “El San Juan que Ud. no conoció”, de Juan Carlos Bataller; proporcionada por el Club Español)
1924 – Subirats y la ornamentación de Casa España / Esta foto tiene un gran valor histórico. Muestra al pintor español Ramón Subirats y sus ayudantes trabajando en las obras que conformarían la ornamentación de la antigua Casa España. Considerada “la más suntuosa casa que haya tenido nunca San Juan”, el edificio fue inaugurado en calle Mendoza, frente a la Plaza 25 de Mayo, en 1925. Ese año y el anterior Subirats estuvo trabajando en las obras que decorarían cada una de las estancias. Ramón Subirats —quién aparece en esta foto durante su trabajo—era un pintor y dibujante español nacido en Barcelona en 1891, que llegó a la Argentina poco después del centenario. Formó familia en Mendoza aunque realizó trabajos en toda la Argentina. Para este trabajo en San Juan contó con la colaboración de Gecconte. El terremoto de 1944 dañó la antigua Casa España, pero estas obras habían podido, en su mayoría, ser rescatadas. Sin embargo, no se hizo nada. En 1955, publicaciones de la época advertían sobre la necesidad de rescatar ese patrimonio de valor incalculable, antes de la definitiva demolición del edificio, con el fin de abrir la avendia José Ignacio de la Roza. Sin embargo, nada se supo después. Firmadas en 1924 y 1925, las obras de Subirats representaban motivos relacionados con el descubrimiento de América, con España y sus provincias, así como escenas ecuestres y guardas florales. Las obras estaban en el cielo raso y en frisos de las paredes. (Foto publicada en el libro “El San Juan que Ud. no conoció”, de Juan Carlos Bataller; proporcionadas por Graciela Segovia de Ruiz, hija de don José Segovia, un fuerte empresario de origen español que fue uno de los mecenas que colaboraron para que San Juan tuviera aquella suntuosa Casa España)
1924 – Retrato de Cervantes en la antigua Casa España / Esta fotografía muestra, arriba, un detalle de una de las obras pictóricas que decoraban el antiguo edificio de Casa España en San Juan. Abajo, la obra completa con don Quijote, Sancho Panza y los molinos. Esta era uno de los trabajos del artista español Ramón Subirats, que el propio plástico español realizó, junto a algunos ayudantes, para decorar cielo raso y frisos del club español. Los trabajos se hicieron entre 1924 y 1925, año en que fue inaugurada la Casa España, uno de los edificios más suntuosos de San Juan antes del terremoto de 1944. Este sismo afectó la estructura de la edificación, que fue demolida años después, para abrir en su lugar la avenida José I. de la Roza. Nunca se supo qué fue de estas obras ornamentales. (Foto publicada en el libro “El San Juan que Ud. no conoció”, de Juan Carlos Bataller; proporcionadas por Graciela Segovia de Ruiz, hija de don José Segovia, un fuerte empresario de origen español que fue uno de los mecenas que colaboraron para que San Juan tuviera aquella suntuosa Casa España).
En la foto aparecen los portones del parque de Mendoza. Los portones del parque de Mayo eran muy parecidos aunque más chicos. (Foto publicada en el libro "El San Juan que Ud. no conoció" de Juan Carlos Bataller)
1920 - La Escuela Normal Sarmiento / Creada el 27 de mayo de 1879, la Escuela de Maestros de Instrucción Primaria, comenzó a funcionar en la actual calle Mitre (número 647 de la antigua numeración) y su primera directora fue María Villarino de Del Carril. En 1910 se comenzó a construir el hermoso edificio que muestra esta foto, en la manzana Plaza Laprida, bajo la dirección del ingeniero Domingo Silva. Dotada de las máximas seguridades antisísmicas de la época, es el único de los llamados “edificios del Centenario” que ha quedado en pie, aunque justo es decir que otros como el Palacio Episcopal, sobrevivieron pero fueron demolidos para construir la Avenida Ignacio de la Roza. La profesora América Ferla de Flores dirigía la escuela en el momento de la construcción. El edificio albergó la Gobernación y otras dependencias oficiales en los días siguientes del terremoto. En el momento de esta foto, de 1910, la escuela estaba rodeada por verjas. (Imagen publicada en el libro “El San Juan que Ud. no conoció”, de Juan Carlos Bataller - Foto proporcionada por Bertha Lannes de Del Carril)