José Ramón Granero: "Estamos a tiempo de no ser las favelas de Brasil"

Los chicos comienzan a consumir droga a los 12 años. Incluso a los 8 ya inhalan. Es la principal causa de muerte entre los adolescentes. El que fue, hasta diciembre del año pasado, la máxima autoridad del país en la lucha contra el narcotráfico habla del tema en una entrevista exclusiva.

José Ramón Granero fue el titular de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) hata diciembrey es un funcionario de alto perfil.
En un año en el que el consumo de drogas fue tema de debate social, por el problema del paco y los crímenes producidos tras el multimillonario negocio de la efredina, Granero asegura que hay otras adicciones más peligrosas y son de venta legal como el alcohol, el tabaco, los psicofármacos y los inhalantes.
Para tener idea la importancia del tema a su cargo, basta consignar que, en la Argentina, el consumo de drogas se ha duplicado entre 2000 y 2004, y que la edad de inicio bajó dramáticamente a 12 años. En el caso de los inhalantes, a 8 años. Y según explicó Granero, la tercera parte de los accidentes fatales, varias enfermedades graves, miles de horas de trabajo perdidas, por lo menos la mitad de los delitos con armas, buena parte de la violencia familiar y un enorme costo sanitario son sólo algunos indicadores de su mortífera cualidad. También constituyen la principal causa de muerte en adolescentes.
El secretario de Estado estuvo en El Nuevo Diario y habló a fondo de un problema que no hace distinción de clases sociales ni de países de primer o tercer mundo.

—Que temita el de la droga
—Sí es un tema complicado como todos los tipos de adicción. No solamente la droga, también el alcohol es un tema serio.

—A la hora de analizar lo que sucede, no se puede hablar solamente de adicciones. Hay muchos problemas antes, desde chicos que trabajan y no estudian, comunidades educativas rotas con padres que dejan toda la responsabilidad a los docentes, hay un 33% de familias disgregadas en la Argentina…
—La realidad que nos toca vivir, no a nosotros, al mundo en general, es que hoy la familia, no es la familia patriarcal, tradicional. Pasamos de los Campanelli a los Roldán en donde a veces la madre tiene que hacer de madre y padre. De alguna manera hay que trabajar desde ahí porque la escuela no puede recibir toda la carga, la responsabilidad, más allá que tenga falencias.

—¿Cuánto incide que haya chicos que terminan sin referentes en la familia, en la escuela, en su entorno.
—Hay muchas falencias en todo: en nuestro sistema educativo, en el gubernamental pero creo que volver a reconstruir toda esta línea de valores es parte del problema que hoy estamos solucionando. Ahora hay que trabajar con ese chico, hay que contenerlo, hay que orientarlo.

—Hay cosas que han cambiado y ayudan a todo esto. Por ejemplo, cuando yo era chico, si le decía a mi mamá que la maestra me había retado en la escuela, me agarraba de la oreja y me decía que tenía razón la docente. Hoy, no sólo van a pedirle explicaciones a la maestra, llegan a agredirla.
—Este no es un problema solamente de la escuela, es de la sociedad. Y en la adolescencia, la misma palabra lo dice, se adolece de un sinnúmero de elementos: el momento donde se decide si estudia o trabaja, qué carrera sigue, qué proyecto de vida tiene. Es decir cuando está en el medio de ese cúmulo de decisiones aparece una carencia, cualquiera sea, de inserción social, laboral, afectiva. Por esa carencia es la fisura donde se nos mete la droga.

—Usted se refería al alcoholismo entre las adicciones. Hay lugares en el interior del país donde es un problema grave.
—En todo el país el mayor consumo es del alcohol. Pero atrás está el negocio y el negocio lo hacen los grandes… Esto se soluciona solamente con aumentar, mejorar y perfeccionar los controles, no hay otra manera.

—Desde hace un año se habla mucho de la droga, quizás por los casos de efedrina y del paco. Pero desde hace décadas escribimos sobre lo que iba a pasar. ¿Esta gente puede actuar porque hay ciertacomplicidad, de esferas policiales, organismos de seguridad, determinados sectores políticos?
—Que en alguna etapa de todo este proceso haya habido algún tipo de complicidad u omisión, no lo descarto pero también le digo que no creo que esto sea el denominador común. El Estado debe enfrentar a un enemigo lo suficientemente poderoso como para comprar voluntades y tiene los elementos para hacerlo. Seguramente tendrá que poner muchos más para enfrentar a esto con la ley en la mano, que es lo que corresponde hacer. Cuando uno trata con los organismos de seguridad en las reuniones internacionales uno de los temas que se analiza precisamente es la infiltración del narcotráfico en las esferas de seguridad y control.

—El mismo Estados Unidos le pide al tercer mundo que le solucione sus problemas con la droga.
—Precisamente ellos son el mercado de consumo más grande del mundo y aunque no lo crea, siguen siendo los primeros productores de marihuana del mundo

—¿Productores?
—La marihuana la producen en las casas, no como en Paraguay que uno va a las grandes haciendas y hay plantaciones de marihuana.

—Se dice que donde hay paco hay cocina y donde hay cocina hay industrialización de la droga. De pronto Argentina ¿es un productor de droga?
—Argentina es un importante productor de precursores químicos, que se consiguen con mayor facilidad y al menudeo. Y esto se da porque no son fáciles de trasladar a los tres países mayores productores de hojas de coca, Colombia, Perú y Bolivia, en ese orden. Uno de ellos, Bolivia, tiene una frontera muy extensa con Argentina, entonces la estrategia del narcotráfico es traer el primer procesamiento de la coca que es la pasta base, que son unos ladrillos blancos que se ven en las incautaciones, y terminar de procesarlos en los laboratorios o cocinas clandestinas dentro del territorio argentino.

—¿Por qué Argentina?
—Argentina tiene una industria química importante que no fue destruida ni siquiera incluso en las etapas de las políticas neoliberales. Además tiene mano de obra ocupada y sub ocupada de suma importancia. Esto es lo que vio el narcotráfico y se instaló con cocinas o laboratorios clandestinos para producir el clorhidrato de cocaína, que es el procesamiento de la pasta base, hasta convertirla por un sistema de procesamiento en la droga de máxima pureza.

—No sólo se produce cocaína…
—Lo que queda de residuo en este proceso de laboratorio se denomina Paco. Tiene restos mínimos de pasta base a los que le agregan hidrocarburos. Hasta hemos encontrado en los análisis que se han hecho en los laboratorios que tiene la fuerza policial en la provincia de Buenos Aires, restos de plaguicidas e hidrocarburos como el kerosén. Imagínese que eso fumado por los chicos, en 6 meses destruye las células cerebrales, además los hace adelgazar de tal manera que en un mes puede perder 20 kilos.

—¿Ya estamos en un estado tal que haya zonas ya ocupadas, villas donde sea muy difícil entrar, donde la ley es el narcotráfico?
—No, no como son las favelas en Brasil. Todavía estamos a tiempo que no nos pase. Hay sí en algunas villas de emergencia como son la uno once catorce o Ciudad Oculta, donde si se vende droga es porque hay alguien instalado, que la está vendiendo. Esto da a pensar que no se puede ser tan iluso que esto sucede por casualidad.

—¿Por qué tiene mejor publicidad social el alcohol que el paco?
—Hoy los avances científicos nos permiten demostrarle a los jóvenes lo que les pasa en su organismo, en su psiquis, como afecta el lóbulo frontal de su cerebro el consumo de algunas drogas aceleradamente y otras en forma crónica. Al alcohol no le prestamos tanta importancia como al Paco, cuando este es la séptima droga de consumo y el alcohol la primera, pero el alcohol afecta a largo plazo, el Paco afecta en 30 a 60 días, reaccionamos ante la emergencia, ante lo agudo.

—¿Hay mensajes contradictorios de cierto sector del periodismo?
—Hay periodistas que ponderan el consumo, hay revistas especializadas que hablan de lo beneficioso que es consumir. La droga no es un tema de hoy, encontraron marihuana en la tumba del rey Salomón, los egipcios ya la cultivaban. La droga acompañó el desarrollo de la humanidad y se aceptó más o menos en las diferentes épocas. Está en la comunidad cómo se organiza, cómo quiere vivir y cómo quiere morir.

—También está las drogas “legales”. Hay drogas sintéticas, pastillas para poder dormir, ansiolíticos que se mezclan con alcohol.
—Cuando una persona consuma accidentalmente no es un adicto, hay un proceso y lamentablemente es muy común la frase “yo lo controlo”. Esto es parte de realidad que nos toca vivir. Afortunadamente en un porcentaje mínimo de la población.

—¿Hay alguna posibilidad todavía de ganarle la guerra a la droga?
—Cada cual elije la trinchera que quiere estar y tengo en claro que las comunidades no se suicidan. En Argentina estamos en condiciones de enfrentar este problema. Y países centrales de Europa con mayor consumo que en nuestro país, están revirtiendo su política. Están viendo la necesidad de empezar a poner límites. Incluso sectores progresistas están viendo que un alto porcentaje de lo que está sucediendo es por esta falta de límites.

—Un hecho realmente importante para concienciar lo que sucede es la aparición de las madres del paco…
—Y reaccionan porque se les está muriendo sus hijos. Las realidades que ven todos los días son demasiado crudas por lo que deben rescatar sus hijos de los lugares donde los tienen hacinados para consumir, les sacan los documentos para tenerlos controlados. Y esto es una lucha de todos los días.

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