Samuel Garbarsky. El hombre que se salvó de la cámara de gas

Samuel llegó a la Argentina en 1930 escapando de la persecución religiosa contra los judíos en Polonia. En este país trabajó en diferentes rubros hasta conseguir que su hijo tuviera un lugar dentro del mundo de la construcción.

Eran tiempos difíciles y muy duros. Comer era un privilegio y vivir en paz, un gran sueño. Samuel Garbarsky tenía 21 años cuando decidió escapar de su Polonia natal y venir a la Argentina. Su objetivo no era hacerse la América como miles de inmigrantes que tomaron ese rumbo por aquellos tiempos. Su fin era encontrar aquella seguridad que en su tierra natal no hallaba.
Ya dos de sus hermanos habían tomado ese camino: Jaime y Fany. El primero lo había hecho en 1928 gracias al apoyo de su madre que le dio la posibilidad de viajar con la promesa de recaudar en la Argentina el suficiente dinero para trasladar de a poco a toda su familia. El trabajo en esta tierra Sudamericana fue muy arduo y el ahorro fue a cuesta de mucho sacrificio (que incluso le valió no comer en varias oportunidades). Pero la meta de unión familiar y la fe se convertían en los pilares que fortalecían a Jaime para seguir adelante en este país desconocido.

No pasó mucho tiempo para que la promesa comenzara a cumplirse. En 1928 el hombre consiguió traer a Fany a la Argentina pagándole el pasaporte y el pasaje en barco. El sueño comenzaba a levantarse pero no sería pleno hasta que todos pudieran estar juntos.

En Polonia la situación cada vez se complicaba más. La persecución religiosa se afianzaba contra los judíos y la pobreza avanzaba sobre los campesinos. La familia Garbarsky no tenía posibilidades de crecimiento y solo verían la luz si se abría una puerta para salir de Europa.
Jaime y Fany, conocedores de eso, intensificaron los trabajos para traer a un nuevo hermano a estas tierras y acortar los plazos para que su madre y los dos hijos restantes salieran de "ese infierno". A fines de 1929 ya estaba el dinero para los gastos de traslado de un consanguíneo. Esta vez sería el turno de Samuel, el del medio de los cinco hermanos. El hombre nunca olvidaría el estrecho abrazo con su familia en el viejo continente al momento de subir al barco y la renovación de la promesa que alguna vez había hecho Jaime.

Con el dolor de dejar a su madre y hermanos pero con la ilusión de la llegada de tiempos mejores, el joven arribó a la Argentina en 1930. En Buenos Aires se unió con quienes lo esperaban y empezó el proyecto para cumplir con el juramento hecho en su tierra natal.

Sin embargo la vida le jugaría una mala pasada. Al poco tiempo de llegar recibió una triste noticia: el velo antisemita se había profundizado en Europa y su familia no había podido escapar de la persecución. Su madre y dos hermanos habían muerto en la cámara de gas. Ya no podían hacer nada para revertir el destino de aquellos, solo restaba trabajar para mejorar el presente de ellos mismos, quienes habían logrado salir del peor final.

Un nuevo comienzo
La miseria fue la sombra de los Garbarsky en Europa y en Argentina era la meta a superar. ¿La forma? trabajar de sol a sol. Al principio no fue fácil porque no compartían el idioma propio de Argentina y el dolor parecía ser un aliado.
Los relatos familiares recuerdan que cuando llegó Samuel a estas tierras pasaba mucha hambre y lo único que hacía era llorar y pedir a Dios que le abriera una nueva puertita para ser feliz. No tenía dinero y la forma de conseguirlo era vendiendo lo que le daban en consignación a manera de confianza. Con eso se iba manejando al principio pero no bastaba. Hasta que le dieron la posibilidad de ser vendedor ambulante, ofertando cosas, casa por casa.

Con espíritu nómade, Samuel viajó en 1931 a San Juan para probar suerte. En esta provincia no tuvo mejor ventura laboral (al menos en su primera etapa) pero conoció a Sara Koss, el amor de su vida y con quien se casó en 1932. La vida de a dos iba a ser más dura todavía por eso ambos viajaron a Buenos Aires para afrontar los nuevos desafíos económicos que se les presentaba. Allí, el 1 de mayo de 1934 nació su primer y único hijo: Marcos, quien con el tiempo se convertiría en un apoyo económico a la familia.

Por aquel entonces Samuel decidió cambiar su ciudadanía. Al momento de iniciar los trámites en el Registro Civil, alguien le preguntó ¿Por qué quería renunciar a la ciudadanía polaca? Y él contestó "Mil veces prefiero porque acá hay libertad de trabajo, de culto. Es un país libre en todos los aspectos". En Polonia sufrió la persecución y para él Argentina era un vergel, más allá de que en ese momento la situación económica no fuera la mejor.

Según la historia familiar, fueron tiempos de limitaciones monetarias pero que se afrontaron con amor y fe. Para salir adelante, Samuel eligió Salta como otro destino para vivir con su mujer y su hijo. Allí el pequeño Marcos hizo un par de años de la escuela primaria pero la escasez hizo que Buenos Aires los volviera a recibir a mediados de los ’40. En La Plata se asentaron por un tiempo hasta que el niño terminó la primaria.

Las vueltas de la vida, hicieron que a fines de 1948 decidieran emprender nuevamente viaje rumbo a San Juan en busca de mejoras laborales. El 15 de enero de 1949, a cinco años del terremoto que había azotado a la provincia y con toda la ciudad en plena reconstrucción, Samuel, Marcos y Sara llegaron a estas tierras, esta vez para quedarse a vivir para siempre.

En el colegio Industrial Domingo Faustino Sarmiento, Marcos inició la secundaria mientras su padre Samuel incursionaba en su propio negocio: una zapatería. Las complicaciones económicas hicieron que el joven abandonara la escuela a los 17 años para poder trabajar. Primero lo hizo como empleado de su padre y después se lanzó solo a probar suerte. Como estaba en edad para ingresar en el servicio militar obligatorio, las posibilidades laborales eran muy pocas. Se dedicaba a arreglar jardines, colocar inyecciones y trabajó como empleado para La Favorita, Zapatería Roldán y la droguería El Hogar.

Padre e hijo juntos
En 1955, Samuel y su hijo Marcos empezaron a levantar lo que con los años se convertiría en una de las empresas más prestigiosas de la provincia. Una cama, un colchón y un ropero fueron los elementos que conformaron la primera mueblería de los Garbarsky. Su nombre fue El Coloso y estuvo ubicado sobre calle Tucumán entre Mitre y Santa Fe. Para ese entonces, Marcos contaba con una bicicleta para entregar la mercadería y cumplía los roles, bajo el amparo de su padre, de gerente, cadete y contador.

La diversificación estratégica fue la característica que impulsó al éxito a esta firma que con los años llegó a ser la más importante de la ciudad de San Juan. A fines de los años ’70, ya sin Samuel en el mando (quien luego murió en 1982), Marcos incluyó el rubro construcción y abrió la empresa Inmobiliaria del Plata SA. En 1989 adquirió el know how específico como desarrollador de proyectos inmobiliario, dando origen a ECIPSA de la mano del hijo de Marcos, Jaime Garbarsky quien cumpliría el rol de presidente.

La empresa creció tanto que como proceso natural vino la expansión, la cual se llevó a cabo inicialmente hacia la provincia de Córdoba y luego el sur del país, para Río Negro y Neuquén. Actualmente el Grupo ECIPSA  cuenta con varios productos inmobiliarios en desarrollo, siendo actualmente el principal NATANIA y ALTO PLAN, los cuales son desarrollados en las provincias de San Juan, Mendoza, Córdoba, Tucumán y próximamente Salta.


Vida familiar

Samuel Garbarsky se casó con Sara Koss, a quien conoció en San Juan. Con ella tuvieron a Marcos, el único hijo. Marcos se casó en 1956 con Aida Fukman, él con 22 años recién cumplidos y ella con 21 (sus padres tuvieron que firmar un permiso para que se casaran). De la relación nacieron Raquel Beatriz en 1957 y Jaime José en 1960.
La primera se casó con Enrique Miodowsky y tuvo tres hijos: Andrea (casada con Leonardo Winer), Ruthy (casada con Ricardo Hodara) y Maor.
El segundo, Jaime, contrajo matrimonio con Silvana Berelejis y tuvo cuatro hijos, Daniela, Karina, Ariel y Martin. Jaime se recibió de abogado pero nunca ejerció la profesión sino que se dedicó dirigir la empresa familia.


Marcos Garbarsky
“Mi padre llegó sin saber hablar castellano”
Marcos Garbarsky conoció a la sanjuanina Aida Fukman en 1951 y cinco años después, el 19 de mayo de 1956, contrajeron matrimonio en la Sociedad Israelita, él con 22 años recién cumplidos y ella con 21 (sus padres tuvieron que firmar un permiso para que se casaran). De la relación nacieron Raquel Beatriz en 1957 y Jaime José en 1960.
La primera se casó con Enrique Miodowsky y tuvo tres hijos: Andrea (casada con Leonardo Winer), Ruthy (casada con Ricardo Hodara) y Maor. El segundo, Jaime, contrajo matrimonio con Silvana Berelejis y tuvo cuatro hijos, Daniela, Karina, Ariel y Martin. Jaime se recibió de abogado pero nunca ejerció la profesión sino que se dedicó dirigir la empresa familia.

- ¿Cómo definiría la vida de Samuel?
- Una vida difícil y de mucha lucha. Mi padre logró salir de su país y así poder vivir, los otros hermanos quedaron en el camino. No hubo épocas felices, todo fue muy triste y muy duro para él. Siempre decía que éste es el país más hermoso del mundo y estamos plenamente agradecidos por todo lo que nos dio. Recibió a mi padre siendo un inmigrante que no sabía hablar castellano y acá pudo desarrollar su vida, su religión y recibir la cultura que pudo y empezó a trabajar.
- ¿Por qué dice “es el país más hermoso”?
- Porque pocos países dieron las posibilidades de crecimiento a su gente, como hizo la Argentina. Acá todos tienen educación y tienen tierras. Es un país maravilloso, un vergel. El cariño más grande que tenía mi padre era el que nacía por el hecho de que lo hayan recibido y le hayan dado libertad, el bien más preciado. En Polonia corría con la persecución, con el hambre y la miseria. Y en Argentina supo ver la vida, éste es un país privilegiado al que hay que besarle la tierra.


NOTA PUBLICADA EN EL NUEVO DIARIO EL 22 DE MARZO DE 2013

 

GALERIA MULTIMEDIA
Marcos y su esposa Aida Fukman.
Samuel Garbarsky y su esposa Sara Koss junto a sus consuegros, los padres de Aida Fukman.
Marcos Garbarsky en la celebración de los 25 años de egreso de la escuela militar.
Jaime Garbarsky, el nieto de Samuel, lideró la expansión del grupo empresario fundado por su padre Marcos. Actualmente reside en Córdoba.
Samuel, la foto fue sacada en 1982, poco tiempo antes de su muerte.