La instructora que ratonea por la tele

Conocida como instructora de gimnasia, participa en el programa A Media Mañana, que se emite diariamente por Canal 8. Desde la pantalla ratonea a miles de sanjuaninos que admiran su belleza y sensualidad.

Karina Palacio es instructora de fitness y profesora de danza. Trabajó desde 2005 en varios programas de televisión. Hoy, a sus 44 años, despierta fantasías en hombres y mujeres desde A Media Mañana, el programa que conducen Nina Galván y Mariano Bataller por Canal 8.

Nacida en San Juan, ha vivido en Buenos Aires, Chile y Mendoza. Trabaja en la Subsecretaría de Deportes y da clases de gimnasia en Rawson, Rivadavia y San Martín. Audaz, provocativa y sin prejuicios, responde a las preguntas de El Nuevo Diario en un reportaje sin prejuicios.

—¿Sos consciente de que ratoneás a miles de sanjuaninos cada vez que salís en la tele?
—No lo pensé hasta que empecé a salir a los departamentos de San Juan. Me di cuenta la cantidad de admiradores que tenía y la popularidad que había alcanzado. No te das una idea los miles de fans hombres que hay y las propuestas que recibo.

—¿Mujeres te escriben?
—Sí, hay mujeres me mandan mensajes diciéndome que son casadas pero que las ratoneo terriblemente. También me envían mensajes desde la penitenciaría.

—¿Qué les gusta de vos a los hombres?
—Creo que les gusta que sea tan frontal y desinhibida. Pero ojo, es de lejos, al momento de encarar casi nadie se anima.

—¿Me estás diciendo que arrugan al momento de encararte?
—Me ven avasallante. Es como que avanzo como un camión con acoplado, pero puede que sea mi personaje.

—¿Sos la Karina de la televisión o has construido un personaje?
—Soy un personaje. Soy la mujer más sensible que puede haber. Soy simple y me gusta el hombre como era antes.

—¿Te dicen cosas por la calle?
—Sí, sobre todo los que ven el programa. Y los que más me dicen cosas son los chicos de los colegios. También gente que trabaja en los comercios, entro, me paran y me dicen cosas relindas.

—¿Qué és lo primero que mirás de un hombre?
—Lo que más me gusta es la simpleza, lo sencillo. No me gusta para nada la cosa extravagante. Si hay un hombre que haga un personaje más grande que yo, no. Necesito alguien que me baje los decibeles.

—¿Y en lo físico qué te atrae?
—En lo físico no te vayás a creer. Siempre digo, si uno de los dos está bien, para qué queremos dos (risas). Dejalo que tenga su pancita. Sí me gusta que un tipo sea lindo.

—¿A qué edad tuviste tu primera relación?
—Re grande, casi a los 20 años. Me arrepiento. Creo que la estructura de mis viejos me marcó este tema de llegar virgen al matrimonio y todo eso. Hoy veo que los chicos, a los 12 o 13 años ya tienen relaciones.

—¿Y fue buena o mala experiencia?
—Desastre porque yo sentía que estaba traicionando a mis viejos. No sabía cómo los iba a mirar a la cara cuando llegara a mi casa porque había dejado de ser la nena virgen.

—¿Qué es lo que más te excita en una relación sexual?
—Por mi experiencia personal y por lo que converso con las mujeres, somos mucho más lentas. El hombre es más carnal, va directamente a los bifes. Encima terminan, se levantan y se van al baño. Lo que más te tira para atrás es ver la frialdad de un hombre al terminar la relación. Pero lo que más excita en una relación es la previa. Para mí es la parte clave. Es la entrada antes del plato principal.

—¿Qué te hace sentir mejor en el sexo, la cantidad o la intensidad?
—No… intensidad. La cantidad no hace al producto. De que te puede valer tanta cantidad si como mujer no te sentís completa.

—¿Alguna vez recibiste quejas de insatisfacción por parte de un hombre?
—Las quejas que podrían haber sido no pertenecen a mi presente y en ese caso prefiero no decirlo. Pero una queja que a veces me suelen hacer, es que yo soy muy avasalladora. Por ahí no dejo espacio para que el otro intervenga. Si me tuviera que caracterizar por una época, yo te diría que soy una geisha. Me encanta que el otro se sienta complacido. Disfruto viendo al otro disfrutar.

—¿La mujer sanjuanina es conservadora o es audaz?
—Las que son de mí época, yo diría que son más bien conservadoras. Las que se separan, a veces se vuelven audaces. La chica que hoy es adolescente, no es que sea audaz, es caradura. Está la caradura, la audaz y la estructurada. Hay algunas que hoy avanzan y no tienen escala de valores.

—Las mujeres que hoy rondan los 40 años, ¿son jugadas?
—Si tenemos que dejar el matrimonio, una pareja, si tenemos que avanzar a un tipo o jugarnos por alguien, sí, somos audaces. En mí pareja dejé yo y puse los huevos para decir “me voy”. Y si alguna vez tuve que encarar a un tipo para decirle “me parecés hermoso”, lo hice y lo sigo haciendo. Y se quedaron sin palabras.

—En los últimos tiempos, ¿viste mujeres lanzadas que avanzan a un hombre o prefieren contenerse y esperar que las avancen?
—Está el porcentaje de la audaz, que es en la que yo me incluyo. Si yo tengo que hacerle entender al otro que acá estoy, lo voy a hacer. Pero hay otro porcentaje de mujeres que quedaron muy lastimadas de la relación anterior. A veces esas terminan por desbocarse y quieren ser de nuevo pendejas. Yo mantengo un estilo propio, no me importa si se usa o no se usa. Caigo muy bien, más en los jóvenes que en la gente de mi edad.

—Cuando te mirás al espejo, o cuando ves un programa donde salís vos, ¿te ves diosa, normal o fea?
—Soy tan exigente conmigo que nunca estoy conforme. Por ahí me comparo con videos del año pasado y digo: “miércale, ya se empieza a ver la pata de gallo, la arruguita” (risas).

—¿Qué consejo le darías a una mujer que quiere satisfacer plenamente a su pareja?
—Muchas me llaman por esa consulta. Lo que pasa es que mis clases son muy sensuales. Yo le diría que hoy por hoy, para conservar a su pareja, tiene que romper con las estructuras. Tiene que abrirse a jugarse y a ser auténtica. A la hora de la intimidad, vale todo. Cuando vos escuchás a las mujeres casadas, que mantienen relaciones extramatrimoniales, hacen con los amantes lo que no hacen con los maridos. Hay que jugar a la seducción y sorprender al otro.

—¿Tenés algún secreto a la hora de pasar un buen momento con alguien?
—Sí, hay secreto, pero si los digo me van a quitar el éxito. Quizá puedo decirte un secreto, nada más. Si para una noche especial, no hay nada que vuelva más loco a un hombre que el hecho de que una le entregue la ropa interior que usó con él esa noche. Al final le decís “tomá, este es mi regalo por una buena batalla ganada”. Ese obsequio se hace inolvidable.

—¿Alguna vez tuviste una relación erótica o sexual con otra mujer?
—¿Por qué me matás así? No contesto. Pero te reitero, a la hora de estar con la pareja, es importante satisfacer las fantasías y deseos de la persona que uno ama.

—¿Alguna vez te avanzó otra mujer?
—Muchas. No sé si será por mis características, o qué, pero son más las mujeres que se me acercan que los hombres. Aclaro bien: me encantan los hombres.

—¿Qué cosa te corta el climax con un hombre?
—Una de las cosas que me irrita es el mal olor. Si siento que un tipo no se ha bañado, no puedo. Yo me preocupo mucho por el perfume y el detalle.

—¿Qué detestás de un hombre?
—El engaño y la hipocresía. Odio eso.

—Un hombre que se cuida mucho, para vos ¿es un metrosexual o es más bien un tipo femenino?
—Un histérico. Una cosa es el tipo que se cuida. Pero cuando pasan los extremos, está escondiendo un perfil gay, que no te quepa la menor duda.

—¿Te gustan delicados o más bien rudos?
—Yo soy rústica, entonces prefiero el tipo rústico. Prefiero comer en una casa de campo y no un restaurante. Un tipo delicado me aburre.

—¿El tamaño importa?
—No, no, volvemos atrás, a la cantidad. El volumen no importa. El tipo con actitud no necesita tener el mejor tamaño para satisfacer a una persona. Conozco mujeres que llegan a un orgasmo sin haber tenido penetración. El tamaño es lo de menos, depende de quién lo aplique y cómo lo aplique.


Nota publicada el 28 de septiembre de 2012 en El Nuevo Diario.

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"Si me tuviera que caracterizar por una época, yo te diría que soy una geisha", afirmó.