Padres después de los 50

A una edad en que la mayoría de las personas sólo quiere disfrutar de sus nietos, y se está más cerca de la jubilación que de nuevos desafíos, muchos sanjuaninos decidieron volver a tener hijos. Cómo es ser padre después de los 50, cuáles son las ventajas gracias a la experiencia y las desventajas de los años. Tres hombres cuentan cómo se las arreglan para ensamblar familias desparejas y sortear los miedos a la vejez y la muerte.

Son hombres que pasaron los 50. Pasaron también por un matrimonio que terminó y encontraron otra pareja. Hoy están casados o viven con mujeres 20 años más jóvenes que ellos, y tienen hijos de la misma edad que sus nietos. Son los padres después de los 50, una condición tan gratificante como difícil de llevar.
¿Por qué tomaron la decisión de cambiar pañales, pasar noches de insomnio y preocuparse por la libreta de la escuela primaria... otra vez? ¿Cómo se imaginan a sí mismos cuando sus chicos tengan 20 años?
Tres sanjuaninos se animaron a contar su experiencia, motivos y hasta sus inseguridades. En algo coincidieron: ahora tienen más tiempo para disfrutar de la familia. Claro que también cuentan 30 años más sobre sus espaldas, viven en una sociedad que cambia aceleradamente y deben ser malabaristas para armonizar relaciones entre sus ex esposas y las actuales, y entre hijos, nietos...y más hijos.


Patriarcas en vilo
Cual modernos patriarcas, los padres que superaron el medio siglo de edad aseguran que tienen polenta para rato. Juegan al fútbol con sus hijos, los llevan y traen de todo tipo de actividades. No dudan que podrán seguir brindando a su prole todo lo necesario por largos años. Pero si se los apura, confiesan que siempre está presente el miedo a morir y dejar sin su apoyo a los vástagos más pequeños. Un temor común a todos los hombres y mujeres más allá de las edades y situación económica.
Para estos papás incansables, también ocupan lugares en el podio de los temores la inseguridad que se vive en las calles, la publicidad y el consumo que espolea la conciencia de los chicos desde que nacen. Como moneda de cambio, ofrecen más tiempo en familia y mucho más diálogo. “Es una edad en que uno tiene más tiempo para la familia”, coinciden. Eso, sí: siempre que logran separar a los chicos de las pantallas de sus computadoras.

JULIO CÉSAR CONCA.  CONTADOR Y POLÍTICO
“Hay más tiempo para el diálogo”

No por tener 62 años, ser padre de tres jóvenes y abuelo de 6 niños, Julio César Conca quiere tener la imagen de un abuelo “regalón” ante Mariano, su cuarto hijo, de 8 años. Sin embargo una cosa concede el ex diputado, ex integrante del Tribunal de Cuentas y ex director del Banco San Juan y ex ministro de Hacienda. Eso si a esta edad le dedica más tiempo a la familia.

—¿Qué ventajas tiene ser padre a esta edad respecto a cuando tenía 30 años?
— A esta edad hay más tiempo para el diálogo con los hijos. Cuando nacieron los más grandes yo viajaba permanentemente a Buenos Aires, trabajaba mucho, porque siempre estuve ligado a la función pública. Ahora, con Mariano puedo hablar mucho más, involucrarme en sus actividades, llevarlo a natación, a rugby, ver cómo juega en la computadora, cómo dibuja y escribe.

—¿Los cambios en la sociedad hicieron más difícil la crianza?
— Sin duda hay cosas propias de estos tiempos que no me gustan tanto como la cantidad de horas que pasan los chicos frente a la computadora. Pero nunca he sido un padre permisivo. Hoy existe esta tendencia en los padres de pensar que al chico no hay que retarlo o pegarle un chirlo para evitarle traumas. Yo pienso que hay que formarlos desde chicos, enseñarles la diferencia entre lo bueno y lo malo. A mis hijos mayores: María Alejandra, Julio César y Natalia Silvana, que hoy tienen 37, 31 y 26 años, nunca les faltó nada. Hoy todos son profesionales. Pero los eduqué con límites claros. Lo mismo hago con Mariano y todos tenemos buena relación.

JUAN CARLOS SIRERA. CARDIOCIRUJANO
“Los niños renuevan las expectativas”

Juan Carlos Sirera abre las puertas de su fundación cardiológica rodeado de sus 6 hijos y 7 nietos. Los hijos mayores, Maximiliano, Elisa, Paulo y Carlos Eduardo, sonríen desde las fotos en las paredes del consultorio. Los menores, Theo, de 5 años y Valentina, de 11, se suben en la falda del médico de 61 años, bajan de un salto para chatear en la computadora, y vuelven a acercarse. Valentina precisa que su papá se casó con su mamá, la kinesióloga María Eugenia Rossini, en 1996. Y que es 20 años más joven que su papá. Mientras tanto, Juan Carlos explica que aunque sus hijos mayores son fruto de su anterior matrimonio con Silvia Olmos, siempre se llevaron muy bien con los más chicos.

— ¿Cómo tomaron sus hijos más grandes su decisión de volver a ser padre?
—Desde el principio se ofrecieron para ayudarme en todo. Sólo les preocupaba que yo no pudiera descansar. Cuando ellos eran chicos yo trabajaba mucho e incluso hubo tiempos en que pasamos dificultades económicas. Sin embargo, los mayores no me reclaman nada porque siempre fui muy compinche con ellos. Lo que ayudó fue el deporte. Porque vivíamos cerca del club Olimpia y los chicos se criaron sobre patines.

—¿Qué se gana y pierde cuando se cría a un niño a esta edad?
— Yo siempre apuesto a la vida. La preocupación es ganarle al tiempo, sí. Pero pienso que Dios sabrá porque hace las cosas. Hoy me siento bien físicamente. Los niños renuevan las expectativas, las ganas de hacer cosas, de querer brindarles lo mejor.


CARLOS VILA. PRESIDENTE DEL FORO DE ABOGADOS
“El miedo a dejarlos desamparados, siempre está”
A los 65 años, Carlos Vila, el actual presidente del Foro de Abogados de San Juan, se enorgullece de tener nietos de la misma edad que sus hijos. Francisco Agustín, de 10 años; y Carla Martina, de 9, son fruto del segundo matrimonio del abogado con una colega más joven que él, Stella Maris Pereyra. Pero además, Vila tiene 4  hijos de su primer matrimonio con Rosa Alicia Garro; y es abuelo de 4 chicos. En su casa, comenta cómo decidió seguir ampliando la familia.

- ¿Qué significó volver a ser padre a los 55 años?
Carlos: Fue una decisión muy racional. Lo pensé mucho.
Stella Maris: ¡Se tomó nada más que cinco meses! (risas)
Carlos: Evalué que mis hijos mayores no se sintieran heridos. Debo aclarar que recién seis años después de divorciarme, conocí a Stella Maris. Eso, y que les brindé y seguiré brindando todo el apoyo a todos mis hijos. Eso es fundamental para que hoy tengamos una excelente relación.

- Esa era su preocupación...
- La más importante. Porque el miedo a tener niños chicos y dejarlos desamparados algún día, siempre está. En cambio, no temo a que me falten fuerzas para la crianza. Al contrario, uno rejuvenece. Yo volví a asumir una función participativa. Y converso mucho más con los chicos que con sus hermanos cuando eran niños. Porque ahora tengo más tiempo para disfrutar de la familia.

¿Qué le hizo superar los miedos?
- El egoísmo se supera por amor. Entendí que Stella Maris no tenía ningún hijo y yo en cambio, tengo cuatro. Y me convenció algo que ella me dijo: que su padre murió a los 52 años, cuando ella tenía 22, y que sin embargo salió adelante.


Nota publicada el 27 de febrero de 2009 en El Nuevo Diario.

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Carlos Vila junto a su esposa Stella Maris Pereyra y a sus dos hijos Francisco y Carla.