Carlos Coria: "Dios no me va a castigar por ayudar a crear vida"

Es uno de los especialistas de mayor trayectoria en fertilidad en la provincia y responsable de muchas de las nuevas tecnologías que se aplicaron desde hace años. Siendo católico, cuenta que cuando comenzó a trabajar en esto, habló con un sacerdote, quien le dijo que “Dios no te va a castigar por ayudar a crear vida”.

Es responsable del nacimiento de los primeros cuatrillizos en San Juan, hace 22 años, a través de una ovulación inducida y también de la primera bebé in vitro y los primeros mellizos in vitro. Las fotos sobre el escritorio de su consultorio demuestran el amor que estos 7 jóvenes le profesan. Se nota que para ellos, como para muchos más, es como un abuelo. Aparece bailando el vals en la fiesta de los 15 años o compartiendo actividades cotidianas con las familias. Desde que se recibió de médico ginecólogo, el sueño del doctor Carlos Coria fue que la medicina en San Juan estuviera a la altura de los principales centros desarrollados y por ello trabajó. No sólo desde la parte privada, donde dirige un centro de fertilización asistida, sino también desde la función pública pues organizó y dirigió el primer Servicio de Ginecología y Obstetricia en el Hospital Marcial Quiroga. Sincero, reconoce que su decisión de trabajar en fertilidad le trajo aparejado serios cuestionamientos éticos porque es católico y su religión no acepta estas técnicas.

-¿Con qué tiene que ver que la cantidad de cesáreas sea cada vez mayor que los partos naturales?
- Con la llegada de nuevas tecnologías, las cesáreas aumentaron. Primero, porque podíamos detectar alteraciones del bebé en base a estudios que teníamos de antes, luego para impedir que bebés nacieran con la cabeza deformada por ventosas o fórceps y porque comenzaron a embarazarse pacientes que no podían tener hijos. Consecuencia de uno de estos ejemplos fue el nacimiento hace 22 años de los cuatrillizos Barbarán. Fueron los primeros vivos porque en San Juan no hay registros anteriores. Fue por inducción. Todo lo que era tratamiento de reproducción iba a cesárea. No se podía arriesgar a un chico que había costado una fortuna en plata, en sufrimiento, en tratamientos y en años de trabajo. Aumentó la incidencia de cesáreas en San Juan, pero en EEUU también porque entró la parte legal, porque alguna complicación de ventosa o fórceps terminó en juicio.

-¿Cuánto influye la estética o el miedo al dolor?
- Mucha gente la pide por eso. Hay una cuestión muy importante: la locación geográfica. Si Ud. vive en Beverly Hills, hay 100% de cesáreas; si vive en una zona rural de California, será de un 50%. En San Juan hay más mujeres que piden cesáreas que parto vaginal: por miedo al dolor, miedo a la deformación por la cicatriz que puede quedar; miedo a que le vaya a pasar algo al bebé, sobre todo si es el primero.

-El registro de muertes de madres y bebés en partos naturales debe hacer sido alto en una época en que no había tanta tecnología.
-En este país tenemos muchos problemas y uno de ellos es la falta de estadísticas confiables. Si le digo que en San Juan la incidencia de cesáreas es del 80%, posiblemente esté en la verdad, pero no tengo un récord y nadie se preocupa por sacarlo. No hablo sólo de San Juan, sino del país. Si uno quiere referirse a estadísticas debe tomarlas de países desarrollados. Es un tema importante y la cantidad de muertes por abortos también. Cuando trabajaba en el año 60 y pico en el hospital Rawson, teníamos 10 abortos por día, provocados. No hay registros de cuantas mujeres se mueren por abortos provocados. Cuando estuvimos en el hospital Rawson con el doctor Robert Nicholson (NdelaR: pionero en fertilidad asistida en la Argentina) tratamos de poner un consultorio de planificación familiar. Duró dos semanas y nos lo cerraron. Nicholson se indignó mucho, quiso venir a hablar con el obispo, pero le dije: “Mirá, Robert, no se puede”.

-¿Cuánto influye la idiosincrasia del sanjuanino en esta falta de prevención? ¿Cuántos jóvenes van a los hospitales a pedir profilácticos? -No sólo es planificación familiar, es HIV, hepatitis, HPV, todo. Es una cuestión de educación. No tenemos campañas de educación fuertes. Somos muy light, aunque noto un cambio en la juventud. Ojo,
que lo sepan no quieren decir que luego lo usen y la prueba está en las embarazadas de 13, 14 o 15 años que atiendo, pero las campañas tienen que estar, y tienen que ser a todo nivel. Hay mucha gente que vino a verme por la campaña de Araceli González y su hija por el HPV (Virus del Papiloma Humano), que es el produce mayor incidencia de cáncer de útero. Tenemos que volver a las campañas primitivas.

-¿En San Juan la mujer pospone su maternidad como en otras partes del mundo?
-Sí, se ve mucho, por eso crece la congelación de óvulos. La vitrificación es una técnica nueva mediante la que se somete al óvulo a un procedimiento especial de congelación que impida la formación de cristales en su interior, y que ya se hace en Buenos Aires. Otro cambio cultural que noté es que hoy el marido no se resiste a acompañar a la mujer ni a hacerse los estudios. El machismo estúpido les hacía decir: ”Ella no puede tener bebés”, no “yo no puedo tener bebés”, como que perdía su masculinidad. El tema se superó con información y luego los bancos de esperma.

-Cada vez hay más avances en las técnicas de fertilidad
- Si, hasta un hombre que no eyacula puede ser padre, porque se extraen espermatozoides por punción testicular.. Esa técnica se llama Inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI) y consiste en la inyección del espermatozoide directamente dentro del citoplasma del óvulo. Hay varias técnicas de baja complejidad pero cuando apareció la fertilización in vitro cambió todo. En Argentina fue Roberto Nicholson quien comenzó. Era un católico ferviente y tuvo alguna oposición de la Iglesia , pero fue sólido que lo hiciera él. Hicimos aquí un centro parecido, hace 17 o 18 años, y 2 años después tuvimos los primeros mellicitos in Vitro de Cuyo.

-¿Qué lleva a una pareja a insistir en tratamientos en lugar de adoptar?
-Dos motivos: Creo que no hay felicidad mayor que tener un hijo. Y en segundo lugar, el proceso de adoptar un bebé es tan complejo que la gente no puede adoptar. Se ha empezado a entender la idea de adoptar embriones congelados. Esos bebés no tienen uso para familias que ya tienen 3 o 4 chicos y tienen que pagar una cuota de mantenimiento, que a veces no pagan y los centros no los descongelan porque son seres humanos, chiquititos pero seres vivos. El tema de la embriodonación me parece muy generoso. Cuando adopta un embrión es una lotería. No sabe si será un bebé o dos. Cuando tenga el parto, le va a doler como si fuera la verdadera madre. Cuesta incorporar esta idea en nuestra cultura, pero con los años va a cambiar

¿Sirve guardar el cordón umbilical por las células madres o es una moda más?
- Creo que conservar las células madres, que son las primeras que se originan con la fertilización y crean los 210 tejidos del cuerpo, es bueno para solucionar posibles enfermedades. Tenerlo guardadito es una caja de ahorro. ¿Que hay un negocio? Seguro. El que hace la colección y almacenamiento por años gana dinero, sin dudas, pero desde el punto de vista práctico, si yo naciera hoy, pediría que me guarden células madres. No creo que sea una explotación de un quizás, eso se está desarrollando ya.

Usted es católico, ¿cuántos cuestionamientos éticos se hizo en su carrera mientras iba avanzando en estos pasos de manipulación genética?
-Muchos. Creo que cuando uno es joven siente que puede hacer cualquier cosa; con los años aprende a ser humilde. Como uno está envuelto con la vida, se cree que los niños me deben la vida a mí y no es así. Tengo una muletilla que digo siempre: Soy un intermediario, no manejo la vida. La decisión final depende de alguien superior: Dios, Ala, Buda. Cuando hablé con Nicholson para comenzar a hacer fertilización acá dije: “Wow, ¿en qué me estoy metiendo? ¿Es ético o no es ético?. Desde el punto de vista de mi religión esto no está aceptado. ¿Qué me va a significar?”. No tenía respuestas. Entonces fui a hablar con mi amigo el padre Jorge Quiroga Germano, y le dije: “Hay posibilidad de hacer esto. Hay mucha gente que atiendo que no va a tener chicos si no es por estas técnicas. Estoy en la duda si hacerlo o no”. “No creo que Dios te vaya a castigar por ayudar a crear vida”, me dijo textualmente. Y ese consejo se lo tengo que agradecer. La humildad vino con los años. Si uno acepta que no maneja la vida, acepta la muerte.

Nota publicada el 20 de marzo de 2009 en El Nuevo Diario.

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"El machismo estúpido les hacía decir: ”Ella no puede tener bebés”, no “yo no puedo tener bebés”, como que perdía su masculinidad. El tema se superó con información y luego los bancos de esperma.", afirmó Carlos Coria.