Virginia Rodríguez: "La seguridad sísmica no pasa sólo por los edificios"

Especialista en Gestión y Manejo de Desastres, la investigadora y docente de la facultad de Arquitectura analiza la situación de San Juan y afirma que no comparte que se haga pasar la tranquilidad ante el tema sísmico sólo por la seguridad de los edificios. Dice que el manejo de un desastre debe planificarse a largo plazo en todos sus aspectos para que los gobiernos no terminen derivando a atender la emergencia los fondos que debieran usarse el desarrollo de una provincia o país.

—¿Qué ha cambiado en la concepción de quién es responsable de la  seguridad sísmica?
—Hasta los 80, se consideraba que la estructura era responsable por la seguridad sísmica y por lo tanto era un campo casi exclusivo de la ingeniería y el esfuerzo se dirigía entonces a reducir la vulnerabilidad física de la sociedad  a través de la construcción de infraestructura más segura. Después se visualizó más claramente que la propensión  a sufrir daños no es una cuestión sólo física sino que la vulnerabilidad tiene dos dimensiones: la física y la humana. Priorizar las actividades del "antes", pasa a ser una opción clave para evitar desastres.

—¿Cómo se denomina a la disciplina que se ocupa de ese "antes" del que habla?
—Es lo que se denomina "Gestión, Administración o Manejo Integral de Riesgo de Desastres" y se entiende como una secuencia de fases interrelacionadas que deben ser tratadas coherente y específicamente, desde la planificación.
El "antes" implican actividades de prevención, mitigación, preparación de la respuesta a la emergencia y alerta. El "después" comprende las actividades de respuestas; evacuación, búsqueda y rescate, asistencia y atención de la población afectada, además de la evaluación de daños y necesidades.

—¿En qué se diferencia de la respuesta que actualmente se da ante un desastre?
—Históricamente el énfasis se ha puesto en la fase de respuesta y por eso se han privilegiado las acciones que puedan enfrentar los desastres una vez ocurridos, por ejemplo la afectación de las Fuerzas Armadas,  Gendarmería, Bomberos, Policías, Medios. En orden decreciente, se consideraba después la fase de la rehabilitación y reconstrucción de la zona afectada.

—La idea es trabajar mejor la fase previa, entonces.
—Desde nuestro enfoque,"es mejor prevenir o mitigar que curar".   La reducción de la vulnerabilidad frente a amenazas naturales evita la necesidad de utilizar recursos destinados al desarrollo social, para atender emergencias. Se debe entender que aunque la mayoría de los peligros naturales son inevitables, sus efectos se pueden mitigar. Si se conoce la exposición de una región a amenazas naturales, como es el caso de San Juan en relación a la amenaza sísmica, no incluir en la planificación la reducción de la vulnerabilidad y el control de los niveles de riesgo, representa un serio mal manejo de los recursos.

—¿Cómo cambia la dimensión del concepto de vulnerabilidad?
—El concepto de vulnerabilidad se analiza ahora en la complejidad de sus dimensiones físicas, socio—económicas y culturales. Esto lleva a valorar la importancia fundamental de incrementar la capacidad de la comunidad en su conjunto para enfrentar, resistir y recuperarse del impacto de la ocurrencia de un fenómeno.

—¿Y quién tiene la responsabilidad de esa fase?
—La gestión, administración o manejo de los riesgos para evitar los desastres es una responsabilidad que compete al Estado y a la sociedad civil.

—En ese caso se requerirá de una preparación previa de la sociedad.
—Diría que requiere un cambio de actitud, de comportamiento social, que hay que promoverlo sistemáticamente, de manera de poder lograr que en vez de construir vulnerabilidades, se participe comprometidamente en la construcción de condiciones de vida  más segura para todos.

—Tras el terremoto de Chile, mucha gente se preguntó qué tan segura es nuestra ciudad. ¿Qué opina usted al respecto?
—Lo que pasa es que en San Juan se salió a dar tranquilidad sobre la seguridad de nuestros edificios. No comparto esa tranquilidad porque si bien no se trata de salir a alarmar, tampoco podemos quedarnos tan tranquilos en lo que se refiere a nuestra preparación ante una emergencia. La gente debe aprender a estudiar los riesgos, observar el equipamiento de sus casas, sus barrios y edificios. ¿De qué sirve que un hospital no se caiga si se caen las estanterías y se destruyen los remedios o caen frascos con sustancias capaces de provocar un incendio?.

—¿Hay que hacer más simulacros?
—Los simulacros no son suficientes. Hay que tener un plan en que se identifique todas las cosas que pueden fallar, qué se puede mejorar, por dónde evacuar y dónde hay que dirigirse después de la evacuación. Si se instruye a un grupo de gente que se dirija a la plaza del barrio y allí hay un transformador que puede caerse, estaríamos cometiendo un error. Creo que los ciudadanos debemos aprender incluso primeros auxilios para no depender de que llegue la ambulancia, que en un caso de desastre puede demorar demasiado. Aprender todo puede sonar utópico pero hay que comenzar por elaborar un plan de largo plazo que incluya la capacitación e incluso el mejoramiento gradual de los edificios que fueron construidos con normas sismorresistentes anteriores a las actuales.

—¿Que papel cumple la Universidad en esta propuesta?
—En este marco que explico se inserta el proyecto Plan de Gestión de Mitigación Sísmica en la UNSJ, que tiene como objetivo general proponer un Plan de Gestión de Mitigación  Sísmica. Como experiencia piloto se tomó la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes. El plan propone acciones de reducción de la vulnerabilidad y de preparativos para la respuesta de emergencia.

—¿Cómo se puede aprovechar lo que investiga la Universidad?
—La Universidad tiene la obligación de transmitir a la sociedad todos los conocimientos que se generen en este sentido, para lo cual no basta con que me inviten a dar una charla a una escuela. El programa debe ser integral y abarcativo de todo lo que hay en esta materia.

—¿Y qué papel debiera cumplir Defensa Civil?
—Yo me pregunto si alguna vez se formó a la gente de Defensa Civil en el manejo de desastres. Son cuatro o cinco personas y la dirección es un cargo político. En otros países existe un plan nacional de respuesta a las emergencias. Aquí hay que empezar por capacitar entendiendo que "Defensa Civil" somos todos y que desde el Estado se debe articular a todos los sectores.


Nota publicada en El Nuevo Diario el 28 de mayo de 2010.

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"La Defensa Civil nos incluye a todos y eso implica que debemos saber de primeros auxilios conocer cómo evacuar y los lugares con menos riesgos de la casa y el barrio", explica la arquitecta Virginia Rodríguez, docente e investigadora de la Facultad de Arquitectura.