Justo Hilario Irazábal: "No cumplí con el celibato"

Es conocido en Córdoba como “El Cura Vasco”. El trabajo en las villas y particularmente en su “Ciudad Angelelli”, lo hizo popular entre la gente y molesto para la dictadura. Con

El 28 de mayo de 2010, en su programa “Viva la Radio ” por Cadena 3, Rony Vargas realizó una entrevista a Justo Hilario Irazábal, a quien popularmente llaman “el Cura Vasco”. Irazábal cumplió 83 años el 26 de mayo y se hizo conocido por su trabajo en las villas más conflictivas de la ciudad de Córdoba. Perteneció al grupo de sacerdotes tercermundistas que lideró el obispo Enrique Angelelli y se convirtió en abanderado de la villa que lleva el nombre del sacerdote asesinado.
Durante la entrevista que a continuación se transcribe, el cura realizó polémicas declaraciones sobre el celibato y la Iglesia.

-Padre, buenas tardes.
-No me digas padre, decime cura nomás. Así me dice todo el mundo.

-¿Cómo andás Vasco?
-Muy bien.

-Nosotros estamos muy felices porque cumples un añito más acompañado por muchísima gente en el lugar donde resides. Contame cómo son tus días.
-Me levanto muy temprano, como siempre ha sido en mi costumbre de campesino. Mis primeros 22 años los pasé en plena pampa de la provincia de Buenos Aires. Allí, como todo vasco, teníamos tambo.

-¿Cuándo ingresaste al seminario?
-Primero estuve en medicina casi hasta el final. Después ingresé al seminario por el ‘55 más o menos. Estuve 8 años y ahí me ordené de cura. Así empecé mi historia.

-¿Cómo surge ese llamado, Vasco?
-Yo ni sé, porque no sé cómo son estas cosas. Yo no oí ninguna voz ni tuve ninguna señal ni nada. Yo siempre me he buscado una explicación y tal vez es porque nosotros fuimos educados en una preocupación por los más pobres, por los necesitados. Mi casa siempre se abría para cualquiera que pedía. Se lo hacía pasar a la mesa. Y de ahí tuve ese afán de hacer algo por los más pobres.

-¿Cuántos años tenías cuando tomaste la decisión?
-Tenía 28 años, ya sabía lo que hacía, creo. A los 36 me ordené de cura. Mi primer destino fue Barrio Comercial, Libertador y Mirizzi. Esos tres barrios formaban una sola unidad. Yo me ofrecí para ir ahí porque fui a atender un enfermo. Vi tanta miseria, pobreza, desolación y dije “yo me voy a venir acá”. Hablé con Angelelli, que era obispo auxiliar en Córdoba, para mi fue un gran hombre, y ahí me enganché. Fue en enero de 1965 y estuve hasta que terminó la dictadura, que fue lo más difícil.

-Hoy esos barrios tienen aproximadamente 100 mil habitantes. Me imagino cómo habrán sido en ese entonces. ¿Cómo la pasaste en la dictadura?
-Ah!! la dictadura me costó mucho. He sufrido mucho por todos los amigos con los que he compartido muchas cosas. Yo trabajaba en un taller. Todos los días nos íbamos a la mañana muy temprano al trabajo y me dejaban en un lugar dos amigos que yo había casado. A ellos los llevaron en la época de la dictadura y hoy son desaparecidos, grandes hombres que lucharon por los pobres.

-¿Personalmente tuviste problemas?
-Y.. me tuve que cuidar. No sé cómo me salvé. Nos sacaban a la calle, nos detenían por unas horas y todas esas cosas. No tuve problemas grandes.

- Con el cura vasco tuvimos la suerte de viajar a Israel y tener unos días maravillosos con nuestro amigo Juan Fridman que, siendo judío, lo ayudó a vestirse y dar una misa.
-Si escribiera alguna cosa escribiría un capítulo que se llamaría “Tres judíos en mi vida”. Uno fue un profesor que tuve y que también me enseñó lo de los pobres, que fue Julio Shedman. Eso en la escuela secundaria. Otro judío que conocí es Jesús de Nazaret y el tercer judío que he conocido es el fundador de una obra importante que hubo en Córdoba que es Julio Lisenberg, que me ha visitado varias veces acá.

-El cura vasco está en una residencia para ancianos, cumpliendo sus 83 años. ¿Cuánto tiempo hace que te has retirado?
-No me he retirado. Todos los domingos a las siete de la mañana me voy a barrio Mirizzi y celebro misa, bautismos, tenemos charla con la gente, estoy todo el día. Sobre todo con los temas bíblicos que es lo que le interesa a la gente.

-Sos un gran admirador de San Jerónimo, el traductor de la Biblia. Actualmente en el mundo entero se discute mucho la situación de una gran cantidad de sacerdotes que cometieron abusos sexuales…
-Es un problema muy importante. Estoy tratando de escribir algo sobre eso porque es un problema muy grave. Hay que afrontarlo ya. Tendrían que haberlo abordado antes, como otros problemas que tiene la Iglesia Católica, de lo contrario esto se funde. Yo tengo fe y tengo esperanza que las cosas saldrán adelante. Pero hay que cambiar mucho.

-¿Cómo has vivido el celibato?
-Ja, ja, ja. Bueno. Je, je, je. ¿Me entendés? No creo que el celibato sea una virtud, hoy menos que nunca. Creo que Dios hizo al hombre y a la mujer para que fueran uno ayuda del otro. Eso una cosa que yo lamento.

-Durante todos estos años de sacerdote ¿cumpliste al pie de la letra con el celibato?
-A vos Rony no te puedo mentir. No, no. Pero concientemente yo sabía que no estaba en contra de una ley puesta por Jesús. Y lo que no fue puesto por Jesús es solamente pensamiento de humanos, de hombres que tuvieron una idea y que se equivocaron y por eso el mal que tiene la iglesia en este momento. Es muy serio.


Un cura de barricada

El autor de la entrevista, Rony Vargas, definió al cura vasco como un sacerdote que siempre buscó a los más humildes.

-Donde no había absolutamente nada, allí estaba la palabra del Cura Vasco conviviendo con ellos. No era el hecho que tuviera residencia en el mismo Córdoba, no. Vivía en el mismo rancho, compartía las mismas necesidades- le contó Rony a su audiencia.

El sacerdote también se hizo famoso por sus declaraciones.  En febrero del 2007, La Voz del Interior publicó una entrevista en la que Irazábal manifiesta que los curas debieran casarse. El diario cordobés publicó lo siguiente:

–¿Qué cambios espera que se produzcan en la Iglesia?
–Yo creo que la revolución va a llegar primero... (risas). Hace rato que la Iglesia tendría que haber introducido cambios sustanciales: la opción del casamiento para los curas; el sacerdocio para las monjas; más participación a los laicos. Además, el sacerdote tiene que trabajar en un oficio, cerca de la gente.

–¿El grueso de la feligresía católica aceptaría un sacerdote tan “humano”?
–A muchos les va a costar, porque están cómodos yendo a rezar una vez por semana y esquivando el compromiso. Hace 20 años, un grupo de familias muy humildes quiso instalarse en terrenos próximos a (barrio) Inaudi. Los habitantes de ese barrio, no digo todos, opusieron gran resistencia porque no querían “villeros” cerca. Fui a la misa que iban ellos, le pedí permiso al cura para hablar cinco minutos y hablé media hora sin parar. Les pregunté si no les daba vergüenza. Qué clase de cristianos se creían que eran. Les dije que a mí no fueran a buscarme para pedirme la extremaunción, o asistir a un enfermo.

–¿Un sacerdote tiene que orientar sobre sexo?
–El sacerdote, no. El médico, sí. Por eso el sacerdote, en este caso yo, se busca un profesional que esté de acuerdo con la planificación familiar. Es lo que hacíamos. Jamás tuvimos problemas, salvo las esporádicas dificultades en el suministro de anticonceptivos. Un profesor de ginecología de la Católica nos asesoraba, proveía, etcétera.


Nota publicada en el 4 de junio de 2010 en El Nuevo Diario.

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“No creo que el celibato sea una virtud. Dios hizo al hombre y la mujer para que fueran uno ayuda del otro”