Carlos Parra: "La droga ya se instaló en San Juan"

Según el presidente del Tribunal Federal que entiende en las causas por tenencia o comercialización de drogas, la provincia se ha transformado en un gran centro de consumo.

-¿Cómo se refleja en el Tribunal la situación del consumo y tráfico de drogas en San Juan?
-Los números pueden darnos una pauta. En 1995, cuando comenzó a funcionar este Tribunal, las causas por drogas, eran el 505 del total. Actualmente estamos en el 85%. Lo que se percibe es un aumento en el consumo y la circulación de las drogas. Los últimos hallazgos realizados por la son cantidades sorprendentes e indican que San Juan se ha transformado en un centro de consumo importante de marihuana y cocaína. Afortunadamente no hay casos de drogas de las llamadas duras ni de paco.

-¿Se puede dar un rango de edades?
-Esa es una de las cosas que también está cambiando. Los procesados son cada vez más jóvenes. Creo que esto está ligado a la irresponsabilidad en la venta de alcohol, porque está probado que el consumo de bebidas los hace más vulnerables y el paso a la droga es más rápido.

-¿Los imputados en causas por drogas son de diferentes sectores sociales?
-Entre la gente que consume hay de todos los sectores, lo que sí he advertido que los agentes que hacen circular la droga pertenecen al sector de menores recursos. Son personas utilizadas para traficar por necesidad económica y lo hacen porque resulta menos riesgoso que salir a robar un estéreo. Vender “porros” o “ravioles” una manera más fácil de tener un ingreso.

-¿Cree que las herramientas para luchar contra la droga son suficientes?
En este tema lo fundamental es la prevención de consumo, a través de una política educativa más profunda que advierta sobre los efectos nocivos actuales y futuros de entrar en la droga. Esto debe darse sobre todo en los niveles que integran los jóvenes y por supuesto esa política educativa no será suficiente si no incluye a las familias, que son el primer dique de contención para los chicos. Sin las familias ninguna herramienta va a ser eficaz. Fíjese que una cosa que nos llama la atención es que cuando juzgamos a jóvenes muy pocas veces vienen los padres a acompañar a sus hijos, no sé si es por alguna imposibilidad o por desinterés.

-La gente tiene la sensación que los atrapados siempre son los “perejiles”. Cuesta creer que en una ciudad chica no se detecte quiénes son los grandes traficantes. ¿Usted percibe lo mismo?
-Estoy seguro que es así, que quienes caen son gente de escasos o nulos recursos económicos y que muchos son “perejiles”, como usted dice. Eso se refleja en que no son muchos los imputados de tenencia para comercialización. No conozco en detalle la labor de los investigadores pero supongo que no es fácil detectar a los grandes traficantes. Es común que los jóvenes a quienes juzgamos manifiesten su temor a individualizar a quienes les proveen las sustancias. Puedo asegurar que ninguno ha denunciado a sus proveedores.

-Es decir que las investigaciones no son lo efectivas que debieran.
-Sin lugar a dudas en algún punto el sistema falla. Además, en un medio chico como el nuestro debe ser más fácil detectar a los investigadores, cualquier persona extraña es inmediatamente detectada y eso debe dificultar las tareas de inteligencia. Aparte los que están en la droga saben quiénes son los policías Federales o de la provincia que trabajan en el tema.

-¿Cree que la despenalización del consumo va a contribuir a luchar contra este flagelo?
-Más allá del pronunciamiento dela Justicia, el tema es responsabilidad de otros poderes del Estado. La despenalización debe responder a una política criminal del Estado y no hay dejar el tema en manos de los jueces, cuya responsabilidad es aplicar las leyes.

-¿De todos modos puede evaluar si la ley actual sirvió para combatir el flagelo de la droga?
-Evidentemente no, algo falló porque el consumo y el tráfico siguen creciendo y tal vez sea contenida un poco pero lamentablemente no se va a terminar. Este es un flagelo que afecta no sólo a la Argentina y la respuesta de los países ha sido diferente.  En Holanda tienen centros que proveen drogas y garantizan la asepsia y la pureza de la sustancia. Para ellos es una manera de controlar la salud de los consumidores y evitan que caigan en manos de los traficantes. Otros países destinan muchísimos recursos a combatir la droga, como Estados Unidos y sin embargo son los mayores consumidores del mundo. Por eso quienes deben pronunciarse son los representantes del pueblo y decidir qué política de Estado se va a seguir en este tema.

-¿Ustedes ordenan medidas adicionales a la condena de prisión?
-Me preocupa la situación de las personas privadas de su libertad porque están en una situación muy vulnerable y si lamentablemente no tienen los medios para el tratamiento de rehabilitación el apoyo que puedan darle en el Servicio Penitenciario no es suficiente. En ese sentido quiero destacar la preocupación de este gobierno al habilitar centros como el proyecto Juan o el hogar María del Carmen, que son una posibilidad que antes los jóvenes adictos no tenían para resocializarse.


Nota publicada el 28 de agosto de 2009 en El Nuevo Diario.

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Carlos Parra.