Aumentan los geriátricos “truchos”

Salud Pública ya clausuró varios hogares clandestinos pero estima que muchos siguen funcionando sin habilitación. Los especialistas advierten sobre los peligros de estos lugares, que aumentan ante la demanda de este servicio.

Aunque el promedio de vida sigue extendiéndose conforme a los avances de la medicina, esa prolongación no se da siempre bajo las mejores condiciones. Mientras muchos pasan sus últimos años con salud y vitalidad, un alto porcentaje debe afrontar las pérdidas y dificultades del envejecimiento. La muerte de los coetáneos, el deterioro físico y mental y la dependencia de los hijos para realizar actividades básicas generan frustraciones en los ancianos y en quienes los rodean. Cuando la situación se torna crítica, muchas familias deciden recurrir a un geriátrico en busca de una solución.

En San Juan existen distintos centros que ofrecen este servicio de manera segura y eficiente. Pero en los últimos tiempos también aumentó el número de hogares que no cumplen con los requisitos básicos que la exige ley. Sin una supervisión médica adecuada, con un número insuficiente de camas y sin las salidas correspondientes para evitar una tragedia, estos lugares funcionan de manera clandestina hasta que algún vecino realiza la denuncia.

“Cada vez hay más lugares informales porque los sitios habilitados no pueden recibir a todo lo que está demandando la sociedad” dice Federico Ozollo, Jefe de Saneamiento y miembro de la Dirección de Regulación que supervisa a estas instituciones. Según explican los responsables del control, los geriátricos “truchos” funcionan en casas de familia que albergan a grupos pequeños de ancianos, los cuales son atendidos por personas que no poseen la formación adecuada.

El desconocimiento de las condiciones que debe tener un geriátrico y el bajo costo que ofrecen estos lugares termina por decidir a muchas familias a contratar el servicio. Otras veces, los ancianos acuden por su cuenta y aunque conocen las características del lugar, no quieren abandonarlo porque se sienten contenidos en un ambiente más familiar. “Recurren a esto porque no tienen para pagar un geriátrico, en el que además de la cobertura del PAMI se suele cobrar un adicional” dice Ozollo.

Un problema nacional
La situación de irregularidad en los geriátricos es una realidad que se extiende en todo el país y ya se cobró varias víctimas. En los últimos años, la noticia se repitió muchas veces: incendios en hogares de Córdoba, Mendoza, Entre Ríos y otras provincias terminaron con la muerte de los ancianos. En junio pasado, el episodio ocurrió en un asilo de Floresta y el defensor del Pueblo de la Tercera Edad, Eduardo Semino, denunció los numerosos “cromañones” de los geriátricos y la indiferencia social a este problema.

Este escenario fue también observado por la Unión Argentina de Prestadores de Servicios Gerontológicos, que hace unos meses informó que en la Argentina existen alrededor de 6000 geriátricos, de los cuales cerca del 25% no cuenta con habilitación.

Fuera de control
Según la Dirección de Regulación de Salud Pública, hoy existen 14 centros habilitados en el Gran San Juan, además de la Residencia “Eva Perón”, que depende del Estado. El problema radica en detectar los asilos clandestinos, ya que si bien el equipo de control clausuró provisoriamente a cuatro, sus miembros estiman que existen otros que aún no pueden localizar.

En nuestra provincia, los geriátricos deben cumplir con los requisitos que marca la Ley 7819, que establece desde el número de camas y la conformación del equipo médico hasta las normas de sanidad y las instalaciones físicas. Este permiso se renueva cada 2 años y se realizan visitas de supervisión cada 4 o 5 meses, a menos que alguna denuncia determine una inspección previa.

En los hogares no autorizados, las principales irregularidades suelen ser el hacinamiento, la falta de barandas y de pisos antideslizantes, baños pequeños y sin protección y las deficiencias del personal de atención.

Una difícil decisión
La determinación de llevar a un familiar a un geriátrico nunca es fácil de tomar. Mientras algunos lo conciben como un acto de abandono, otros lo defienden por la solución que representa en relación al desgaste familiar y a los cuidados permanentes que necesita el anciano.

Quienes se inclinan por la primera posición advierten sobre el riesgo de depresión y profundización de las enfermedades. Esta postura es sostenida por el gerontólogo francés Henri Pequignot, quien brinda una estadística alarmante. Según este profesional, el 8% de los ancianos que ingresan en un asilo muere en los ocho primeros días; el 28,7% fallece en el primer mes; el 45% lo hace en los seis primeros meses; el 54,4% en el primer año y el 5,4 % en los dos primeros años. Estos datos son desmentidos por las instituciones locales, en donde afirman que si estas cifras fueran reales “los geriátricos estarían vacíos”.

De todas formas, el impacto del cambio es reconocido por casi todos. Según la enfermera Marcela Torres, existe un período de adaptación de aproximadamente 3 meses en el que muchos se enferman. “Se deprimen porque ya saben que cuando los llevan ahí, es porque se van a morir” dice Torres, quien trabaja en un geriátrico local. “Es una realidad muy cruel porque las enfermedades seniles se acentúan debido al alejamiento de la familia” asegura la enfermera, que advierte una mejoría cuando los familiares acuden a visitarlos. Por este motivo, aconseja tratar de mantenerlos en la casa o realizar internaciones de día o temporales para las vacaciones.

Entre los defensores de los geriátricos se encuentra el médico geriatra José Claros, que asegura que la atención que proporciona una buena institución resulta más saludable que el abandono que a veces se hace en el propio hogar. “Cuando en una casa todos trabajan o estudian, no se le da importancia al anciano… éste queda relegado y no se le da lugar ni en la conversación familiar” afirma.

El área pública: la Residencia Eva Perón
En San Juan, los ancianos que no tienen familia, casa ni cobertura social son alojados en la Residencia de Adultos Mayores “Eva Perón”. Ubicado en Marquesado, este lugar funcionó históricamente como Hogar de Ancianos hasta que la gestión de José Luis Gioja lo transformó en un centro dedicado a aquellas personas que no poseen recursos para vivir en otros sitios. Según dice la directora de la institución Nilda Agüero, actualmente viven allí 150 personas mayores de 65 años, de las cuales 40 son hombres y 110 son mujeres.

En este lugar no sólo reciben atención médica sino que también son contenidos a nivel espiritual, con estímulos grupales e individuales para mantener su salud. “Tratamos que estén cada día mejor e incluso hoy tenemos personal que le enseña a leer y escribir a los que no están alfabetizados” cuenta la directora.


FEDERICO OZOLLO, JEFE DE SANEAMIENTO
“En muchas casas albergan ancianos sin habilitación”
Federico Ozollo integra el equipo técnico de Regulación que otorga las habilitaciones a los geriátricos. Este licenciado en Alimentos asegura que mientras el área pública ha mejorado la atención, en muchos centros privados ha bajado la calidad por los costos que implica la actividad.

-¿Han registrado un aumento en el número de residencias para ancianos?
-Ha habido un incremento pero sobre todo de los lugares informales. Hay muchas casas de familia que están albergando a los ancianos pero no tienen la habilitación. Ante la desesperación, la gente recurre a estos lugares que tienen costos muy inferiores. Hemos recibido denuncias y cuando constatamos que no tienen el permiso, hacemos un acta de infracción.

-¿Qué pasa con los ancianos cuando cierran estos lugares?
-Los jueces están haciendo clausuras preventivas, con lo cual se avisa a los familiares de los que están alojados para que los retiren hasta que se cumpla con la reglamentación. Se hace de forma provisoria porque con la clausura definitiva no se sabía dónde ubicar a los ancianos, que quedaban en la calle. Además a veces los ancianos no se quieren ir y defienden ese lugar como si fuera su casa porque pero no podemos dejarlos funcionar porque no tienen las condiciones necesarias y esto implica varios peligros.

-¿Reciben denuncias por maltrato en estos lugares?
-Algunas veces hay denuncias de maltrato pero eso ya corre a cargo de la Justicia. En los departamentos alejados también están surgiendo otros geriátricos pero nadie los controla a menos que recibamos una denuncia. La otra forma sería sacar una reglamentación especial para estos lugares.

JOSÉ CLAROS, MÉDICO GERONTÓLOGO
“En los lugares no autorizados pueden hacer aberraciones”
Médico geriatra, José “Nino” Claros fue el fundador de la Sociedad de Geriatría de Cuyo y durante 17 años fue subdirector del Hogar de Ancianos. Actualmente dirige el centro Miraflores, que cuenta con 70 camas y está a punto de expandirse con un nuevo centro con capacidad para 100 personas.

-¿Qué experimenta una persona al pasar de la casa familiar al geriátrico?
-El paciente que llega al geriátrico generalmente no es el que está con toda su lucidez y por eso no es tan conciente para sentirse mal por no estar con su familia. Por otro lado los que están mejor se sienten más útiles porque están más atendidos. En el geriátrico los movilizan, hacen laborterapia y festejan los cumpleaños. Cuando se deprimen es cuando son internados en terapia intensiva porque sufren un shock racional y emocional.

-Muchos dicen que la llegada al geriátrico agrava las enfermedades preexistentes.
-Se requiere un cierto tiempo de adaptación pero cuando pasa un mes ya se sienten como en su casa. Después de ese período, los familiares los buscan el fin de semana y el domingo a la tarde ya quieren volver porque lo sienten como su casa. Lo que pasa es que son personas mayores que vienen con numerosas patologías, que siguen presentándose, pero no es culpa del geriátrico. Hay que hacer honor a las instituciones que trabajan con esta problemática.

-¿Qué diferencia hay entre la atención pública y la privada?
-Puede ser buena tanto el ámbito público como en el privado. La población geriátrica sigue aumentando y eso hace que suba el número de estas instituciones. El problema es que hay muchos lugares que no tienen habilitación y a veces se pueden hacer aberraciones con los adultos mayores porque ni siquiera saben qué medicamentos darles. La diferencia se nota en el costo pero termina saliendo más caro por el peligro que representa.

NILDA AGÜERO, DIRECTORA DE LA RESIDENCIA DE ADULTOS MAYORES
“Cada vez más hijos abandonan a sus padres”

La directora de la Residencia de Adultos Mayores “Eva Perón” y miembro del Consejo Federal de Adultos Mayores, Nilda Agüero, asegura que hoy muchas familias se desentienden de los ancianos.

-¿Por qué está aumentando el número de geriátricos?
-Por un lado hay una tendencia a dejar de lado a los ancianos y por otro también está la necesidad de atenderlos en un lugar indicado. Antes el abuelo era algo sublime en el hogar y siempre había un lugar para su cama. Pero ahora no se le da el mismo lugar y por comodidad o por otras causas se lo deja de lado. Ingresarlos en estas instituciones puede ser una solución pero hay muchos hijos que abandonan a sus padres y este abandono cada vez es mayor.

-¿Cómo se hace para ingresar a la Residencia Eva Perón?
-Sólo pueden entrar quienes no tienen familia ni casa. Sin embargo mucha gente sigue pidiéndonos que dejemos entrar a sus familiares. Llegan desesperados porque no los pueden tener en su casa pero no los podemos recibir. Nosotros buscamos a los ancianos que están en las calles pero algunos no quieren ir o se van a los pocos días porque se sienten parte de ese otro mundo.

-¿Cuáles son las patologías más comunes en la Residencia?
-Algunos tienen Alzheimer pero lo más frecuente es la demencia senil. Hemos reducido la mortalidad de los ancianos por el tipo de atención que estamos brindando. Pero lo más importante es que sigan estando en contacto con la familia. Se sienten muy débiles cuando no los visitan y por más que el personal trate de brindarles todo, no puede cubrir esos vacíos.

Claves para elegir una residencia de calidad
Además de revisar las habilitaciones municipales, de Bomberos y de Salud Pública, las familias deberían prestar atención a las siguientes pautas a la hora de elegir un geriátrico:

-Personal
-Debe incluir a un médico presencial; enfermeras de acuerdo al número de residentes; trabajador social; psicólogo; fisioterapeuta y animador sociocultural.

-Normas internas
-Es necesario solicitar el reglamento de régimen interno del lugar y revisar las normas para la sujeción del paciente y las salidas al exterior.
-Preguntar por el sistema de seguridad, especialmente para aquellas personas con demencia.
-Las visitas deberían ser libres dentro de un horario adecuado según la alimentación y descanso.

-Instalaciones
-Los espacios deben ser accesibles, con rampas de acceso y sin barreras arquitectónicas.
-No deben percibirse malos olores en ningún lugar.

-Dormitorios
-La cama ha de ser articulada y los muebles deberían tener las esquinas cubiertas para evitar golpes.
-No debería haber cables por el suelo ni alfombras por peligro de caída.
-La habitación debe ser espaciosa para permitir el paso de una silla de ruedas.



NOTA PUBLICADA EN EL NUEVO DIARIO EL 10 DE AGOSTO DE 2012.

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