El extraño asesinato de un usurero en los años treinta

El asesinato de un conocido prestamista que vivía en Rawson conmovió a San Juan a fines de la década del 30. Se llamaba Pablo Pósleman y era dueño de varias propiedades céntricas. Una mañana, apareció muerto de un tiro, la caja fuerte que tenía en su casa estaba abierta y habían desaparecido varios pagarés.

En la década del 30, la fama de Pablo Pósleman había crecido tanto como su fortuna. Era hijo de un inmigrante que había llegado a fines del siglo 19 y que se dedicó a la industria.Pero Pablo prefirió el comercio y más que el comercio el dinero. Junto a su hermano Emilio, abrieron una casa de préstamos, que funcionó legalmente entre 1927 y 1931.

Todo indica que a Pósleman le redituaba más el dinero prestado a los “ahorcados” que comprometían propiedades a cambio y eran capaces de aceptar intereses usurarios. En la caja fuerte del chalecito que el hombre había construido en Villa Krause  comenzaron a acumularse documentos, pagarés y escrituras dejadas a cambio de dinero que no podía ser devuelto a tiempo.

El 2 de enero de 1931, los hermanos decidieron deshacer la sociedad y la llamada “Casa de Préstamos Giros y Descuentos Pósleman” cerró sus puertas. El cierre no significó que la actividad del prestamista termine. Al contrario, el cierre le permitió trabajar todo el dinero “en negro” lo que le permitió que la fortuna personal de “don Pablo”, como le llamaba la gente, crezca de manera exponencial. El hombre, soltero aún, compró propiedades en el centro, dicen que una parte de la cuadra de Rivadavia entre Sarmiento y Entre Ríos le pertenecía.

La justicia le impuso una multa “ejemplar”
A mediados de la década del 30, una clienta llamada Analía de De León, denunció haber recibido dinero a cambio de intereses usurarios y la justicia sanjuanina comenzó a investigarlo. Se comprobó que si bien la casa de préstamos había sido cerrada en 1931, los hermanos Pablo y Emilio siguieron prestando dinero hasta por lo menos 1933.

Después, al parecer sólo Pablo continuó con el negocio. La evasión de impuestos fue lo que determinó que la Justicia decida aplicar una sentencia “ejemplificadora” que fue aplaudida por la gente y la prensa de entonces. Pablo Pósleman fue condenado a pagar una multa de 255.000 pesos por infracción a la ley de patentes y sellos, vigentes en 1937.

Para tener una idea de cuánto representaba la sanción, basta decir que un automóvil 0 km por entonces valía 5.000 pesos y que ese mismo año, al máximo goleador del fútbol argentino, el jugador de Independiente nacido en Paraguay Arsenio Erico, le ofrecieron 200.000 pesos para que se nacionalice argentino y pueda integrar la Selección Nacional. Aunque la oferta fue rechazada por Erico, todavía se comenta que la suma representaba “una pequeña fortuna”.

El enamorado de una conocida cantante
En San Juan algunos recuerdan que  “don Pablo” era un hombre muy elegante que tenía uno de los pocos autos descapotables que circulaban por la ciudad. Todavía soltero, dicen que estaba enamorado de la cantante Maricruz, nombre artístico de Pilar Reches. La mujer actuaba frecuentemente en Radio Colón y allá iba don Pablo a esperarla, a llevarle flores o simplemente para darse el gusto de llevarla a pasear en el descapotable amarillo. El romance, de todos modos, nunca prosperó y Maricruz se casó poco después con otra persona.

Hacia 1939, Pósleman seguía soltero y viviría solo en su chalecito cercano a la plaza de Villa Krause. Para ese entonces, sus conocidos dicen que “había comenzado a cambiar” y quería dejar de acumular fortuna a costa de “aprietes” o de quitarles cosas a sus deudores. Esa idea no era compartida por sus colaboradores más inmediatos y aparentemente fue motivo de varias discusiones con el abogado que trabajaba para él.

Un crímen que pudo ser por encargo
No hay testigos de cómo fue realmente el hecho pero se presume que Pósleman debió escuchar ruidos o que alguien intentaba entrar en su casa. Parece que se escondió debajo de la cama pero igual fue descubierto por sus captores. Desde allí habría sido arrastrado hasta la habitación donde se encontraba la caja fuerte. Los policías comentaron que había marcas de que había sido arrastrado desde el dormitorio, probablemente todavía estaba vivo. Pósleman fue obligado a abrir la caja y tras hacerlo recibió los balazos que le dieron muerte.

Cuando Pósleman fue encontrado la caja estaba abierta y faltaban carpetas y dinero. Por las características del muerto y por la forma en que fue encontrado no había mucho más de dos posibilidades sobre los motivos de su muerte. Fue asesinado por ladrones que sabían que en su casa guardaba dinero y lo mataron para que no los reconozca.

Fue un crimen por encargo de algúnos deudores que podrían haber querido zafar de alguna deuda importante. Pero nadie pudo ser detectado y aunque el abogado que se peleaba con él cuando quería perdonar deudas estuvo sospechado también de ser un posible instigador del crimen, tampoco hubo pruebas para comprometerlo.

El nacimiento de un refrán
El reparto de la cuantiosa herencia fue todo un capítulo dentro de la familia porque el muerto era soltero y no se le conocían hijos. Los hermanos ya casi no tenían relación con el prestamista y sus sobrinos vivían en Mendoza. Ellos son los que finalmente heredaron la mayor parte de las propiedades. La mayoría de los Pósleman que luego trascendieron en la vía pública no provienen de la rama del hombre asesinado. Su herencia se diluyó en diferentes apellidos a medida que sus sobrinos se casaron y ya no quedan Pósleman a cargo de la que fueron sus propiedades.

La policía nunca pudo aprehender a los asesinos del prestamista. Eso hizo que  la gente comenzara a repetir un refrán que decía “nunca se supo de la muerte del turco”. Algunos de los consultados para la reconstrucción de este relato recuerdan haber escuchado el refrán de boca de sus padres. Cuando preguntaba a qué se referían, les explicaban que era porque el famoso crimen de Pablo Pósleman jamás fue esclarecido.

Esta nota fue publicada en el año 2.009 como parte de una serie de notas policiales escritas por el destacado periodista fallecido.

Publicado el 9 de octubre de 2009 – El Nuevo Diario – Edición 1410

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