El trabajo de los luthiers en San Juan

Un grupo de sanjuaninos se dedica a la fabricación de contrabajos y, desafiando las reglas de la luthería, investigan cómo utilizar maderas de la zona. También, en San Juan, vive uno de los luthiers reconocido en el país por su milagroso trabajo en la restauración de instrumentos.

La luthería es una ciencia y un arte que tiene cientos de años pero son pocos los que se han animado a develar sus secretos de lujo. San Juan no es extraño a este trabajo artesanal. En la provincia se han desenvuelto algunos luthiers llegados desde Europa que encontraron aquí un lugar para explotar sus conocimientos. Además, por primera vez, comenzó a desarrollarse un proyecto en manos de sanjuaninos destinado a la construcción de contrabajos con maderas de la zona, algo que siempre pareció utópico.

Alexander Zuzuk, luthier
“En Argentina me conocen por salvar instrumentos”
Además de luthier, Alexander es violinista y toca en la Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de San Juan. Hace violines, violas y chelos, pero por sobre todo es reconocido por devolverle la vida a instrumentos rotos. Es oriundo de Ucrania y hace más de trece años que se instaló en la provincia junto a familia.

-¿Cómo empezó su trabajo en la luthería?
-Cuando tenía alrededor de cuarenta años se me rompió mi violín, lo arreglé y me di cuenta de que podía hacer un instrumento con mis propias manos. Tomé clases con luthiers italianos y he hecho instrumentos para músicos de Israel, Estados Unidos, Rusia, España, Australia y Alemania.

-¿Qué diferencia hay entre el trabajo que hace en Argentina y el que hacía en Europa?
-La primera es el vivir en otra cultura, pero Argentina me gusta. Aparte de eso, no hay diferencia, si tenés trabajo cualquier lugar del mundo sirve para vivir. Además, allá hay pocos luthiers como acá.

-¿Qué trabajo le lleva hacer un violín?
-Alrededor de medio año; depende de si tengo los materiales, los tiempos para secar el barniz, las ganas y las ocupaciones que tenga, porque toco en la orquesta y doy clases en un instituto de San Luis una vez por semana.

-¿Qué materiales utiliza?
-Arce para el fondo, abeto para la tapa, los traía de Europa pero ahora no los puedo comprar por los frenos a las importaciones, así que uso madera que me quedó o compro de a poco en una tienda de Buenos Aires. Ahora es mucho más caro, hace cinco años la madera para violín salía 500 pesos y ahora 2000.

-¿Cuántos instrumentos está haciendo?
-Ahora solo estoy haciendo arreglos para alumnos de la Escuela de Música, de la Orquesta o de otras provincias. Estoy arreglando instrumentos totalmente rotos para volver a darles vida, por eso me conocen en Argentina, por salvarlos.

-¿Cómo es la relación entre los Luthiers?
-No hay mucha amistad porque cada persona tiene sus propios secretos de trabajo, cada uno tiene su experiencia y lleva mucho tiempo aprender. No podés saber todo en un mes o un año, es algo de toda la vida, siempre estoy leyendo e investigando.

Nelson Videla
“El clima de San Juan favorece a la madera”

Nelson es contrabajista y uno de los organizadores de los Encuentros de Contrabajo que cada año tiene sede en la provincia. Junto a él trabajan Leticia Naput, Raúl Apaldetti, Mauricio Videla, Hugo Arrin y Alfredo Segura, entre todos integran el Taller de Contrabajos de San Juan.

-¿Cómo empezaron a construir contrabajos?
-Leticia y yo somos contrabajistas y siempre ha sido una gran frustración tener un instrumento de buena calidad, realmente es algo muy caro, puede costar unos 30.000 dólares. Como siempre hemos tenido instrumentos de una calidad muy menor uno le metía mano; por ahí lo llevabas a un luthier pero después vos veías que lo podías hacer.

-¿A dónde encargaban sus contrabajos?
-Era complicado. En Buenos Aires hacían pero la calidad no era demasiado buena, para empezar los podías usar; pero cuando necesitabas uno mejor tenías que pedirlo a Europa.

-¿Cuándo empiezan  a ir más allá de los simples arreglos?
-Hace ya más de un año nos encontramos con el ministro de producción, Raúl Benítez, le contamos lo que hacíamos y él me dijo: “¿Por qué no te ponés una fábrica?. Recibimos un subsidio de “San Juan emprende” y empezamos a ver de qué manera podíamos hacer algo con materiales de acá.

-¿Lograron utilizar alguna madera de la provincia?
-Tomamos la madera del álamo, desprestigiada en todos lados. Cuando terminamos el primer instrumento, el 8 de marzo de 2012, estaba muy lindo para la foto pero lo único que importa es que suene y cuando sonó fue, un hallazgo, encima con una madera en contra de lo que dicen todos los libros.

-¿Qué ventaja tiene la madera de San Juan?
-Hay una amplitud térmica tan drástica que lo único que hace es beneficiar a la madera. El álamo, que según los libros nunca se podría utilizar para hacer un mango porque se quebraba por ser corchosa, nosotros lo usamos y nunca pasó gracias al clima.

-¿Ahora para quienes están haciendo instrumentos?
-Estamos en la etapa en la que los instrumentos se están conociendo entre contrabajistas muy importantes, ahora estamos haciendo dos que se van a Brasil.

Pioneros
Este año, los fabricantes realizarán una nueva edición del Encuentro Internacional de Contrabajistas, ahora con una novedad. Por primera vez, en toda Latinoamérica, organizarán una competencia de contrabajos que llevará el nombre “Romeo Mallo – Salvador Amato”, en homenaje a dos músicos fallecidos que han dejado varios discípulos en Cuyo.

 


Nota publicada en El Nuevo Diario el viernes 5 de abril de 2013 - Edición 1570.

GALERIA MULTIMEDIA
Luthier Alexander Zuzuk.
Nelsón Videla y Raúl Apaldetti, integrantes del Taller de Contrabajo San Juan.