Daniela Mattar: “En la identidad de género falta el diagnóstico profesional”

La siguiente es una entrevista realizada por Juan Carlos Bataller a fines de 2017 a Daniela Mattar en el ciclo "Qué hiciste con tu vida"

VER VIDEO DE LA ENTREVISTA

 —Daniela Mattar podría comenzar esta entrevista con una foto. Te veo un niño al lado de una actriz y conductora famosa en su tiempo y en otra foto aparece tu padre, director de cine. ¿Cómo fue tu infancia al lado de estas dos personas que fueron importantísimas para San Juan?
—Maravillosa, teníamos la casa llena de libros. Eran bibliotecas enormes y teníamos de todo. En esa época ojeaba los libros, el llamado “Lo sé todo” fue el primero que empecé a leer. Después algunos eran muy pesados por ejemplo “La guerra de Churchill” me gustaba ver las fotos de los barcos y submarinos de esa época de la guerra.

—¿Cómo era Lucy Campbell como mamá?
—Era excéntrica, tenía mucha energía y superioridad, luego eso lo perdió de grande. 

—¿Reynaldo, tu padre era la contracara? Era un hombre formal, serio, había traído una formación de Chile. 
 —Claro, mi padre fue de clase media alta de Chile. De chiquito en la casa que tenían en Valparaíso, mi padre y su hermano pusieron un cine. Me contaba mi papá que pasaban películas, una de ellas el llanero solitario, y andaban con los rollos...

—Y un día tu papá se vino a vivir a San Juan
—Se vinieron todos, mi abuelo vendió la casa en Valparaíso y compró 20 mil hectáreas en Cochagual. Mi abuelo sabía que Argentina tenía más chances de prosperar que Chile. En esa época Chile estaba muy pobre y Argentina pasó a ser el décimo quinto del mundo. 

—A Lucy, tu madre, yo la recuerdo en dos etapas: una de gran fama y otra más politizada, con un peronismo de izquierda
—Era contradictoria, porque ella era peronista y a veces estaba con los de izquierda y  a veces con la derecha. Cuando fue a entrevistar a Perón, mi mamá siempre cuenta que estaban los que custodiaban a Perón que eran de la triple A, y le decían “ah, es usted compañera” y la recibieron con revólveres porque la situación ya estaba tensa con los de izquierda.

—¿A qué escuela fuiste?
—A Santo Domingo

—¿Fue feliz tu infancia?
 —Sí, tenía algunos problemas porque no ponía atención en las clases. Mis padres me mandaron a un psicólogo y después a un profesor particular. Luego el psicólogo recomendó que debía ir a una escuela nocturna de adultos. 

—¿Cuál era el problema?
—No prestaba atención. Me ponía a dibujar, me aburría en las clases. En cambio en la escuela de adultos si funcioné. La gente que iba a la escuela de adultos era de carácter vocacional, no los obligaban a ir sino que querían aprender. Ese cambio de ambiente de pasar de la escuela de niños a la de adultos fue una maravilla, me ayudó muchísimo. 

—¿Te quedaron amigos de esa época?
—Sí, algunos amigos de la escuela primaria. 

 —¿Hasta qué año estuviste en San Juan?
 —En 1984 nos fuimos a Los Ángeles, allí estuve nueve meses. Luego fui a España a estudiar, después conseguí una beca y estuve en Inglaterra hasta 1990. En Estados Unidos e Inglaterra desarrollé el bilingüismo. 

—¿Qué estudiaste después de estos viajes?
—Hice el profesorado de Música, después un master en Martillero y estudié filosofía política.

—¿De qué trabajaste?
—En España trabajé siempre en inmobiliarias.   Aprovechaba el idioma y se ganaba buena plata. Cuando entró el euro se igualó el dinero y murió el negocio inmobiliario en España.


La reasignación de sexo

—En algún tiempo vos decidiste cambiar de sexo
—Siempre estuvo la idea. En algún momento yo pase por la única forma de curar (aunque no suena políticamente correcto),  la disforia de género que es la reasignación. Yo tengo conocimiento que se hizo un estudio con adolescentes que tienen disforia de género y cuando más los convertían en niñas más bajaba el nivel de estrés y niveles de suicidios. 

—¿Vos sufriste todo esto?
—En cierta forma sí, pero siempre fui una persona muy positiva. 

—¿A qué edad notaste que querías cambiar de género?
—Desde los 8 años. La reasignación recién la hice pasados los 20 años. No se explica muy bien, hay algo en la mente, una serie de cuestiones que se cree que son cromosómicas.

—Disculpá si te molesta alguna pregunta, pero creo que la única forma de conocer y entender en lugar de juzgar es preguntando. Hay gente que se puede sentir molesta, gente que lo oculta toda la vida y gente que quiere aclarar bien para que todos sepan.
—Exacto, creo que ahora hay algunos cambios. Cuando en un principio se estigmatizaba demasiado, ahora es como una moda, tampoco eso es bueno. No deja de ser disforia de género, no deja de ser un conflicto de la personalidad, no es una fiesta. 

—¿Vendría  a ser una cuestión patológica?
—Sí, no se le podría llamar enfermedad mental pero si es un conflicto de la personalidad. No es decir “ahora vamos a hacer todo lo que queramos”.

Por ejemplo, la ley de identidad de género está mal. Tiene que haber un profesional que diagnostique, porque sino cualquiera puede ir y realizarse el cambio. Creo que debe existir un cierto orden desde el punto de vista clínico, sino la gente cambia de idea, “me voy a hacer mujer para que me den un trabajo o cobrar cualquier programa”. Tengo muchos que me van a querer matar por pensar así, pero creo que en esta situación así se presta para la chantada.

—¿Cómo se presenta la disforia? ¿Es una cuestión sexual?
—No, no es una cuestión de identidad sexual, es otra cosa. 

—¿Cuándo empezaste a notar cambios en vos, la atracción la tenías hacia un varoncito o una nena?
—No, en esa época no pensaba. Quería cambiar el cuerpo, la forma, pero no había sexualidad. Surge con la identidad, no con el deseo sexual.

Cuando empezás a asumirlo, me imagino que en tu propia familia hubo alguna reacción. ¿A partir de ahí como fue tu vida?
—A mi mamá no le gustaba nada y tardó mucho en aceptarlo. En cambio mi abuela no tuvo ningún problema, cosa curiosa, porque suele ser al revés, se piensa que la gente adulta mayor suele poner más límites a ese tipo de cosas. 

Desde la primera vez que te llevamos al programa “La Ventana” me causaste impresión porque sos una persona con una cultura muy amplia. Sin prejuicios para abordar temas que son muy difíciles para otra gente.
—Es que hay mucho estigma, la sociedad es cruel a veces.  También observó que se ha pasado de un extremo a otro, una represión casi arcaica y una falta de comprensión de lo que es un problema como la disforia de género a hacerlo una moda, una fiesta. No hubo nunca un término medio equilibrado. 

—En la medida que fuiste evolucionando con el paso de los años, ¿cuáles fueron los síntomas de esa disforia de género?
—En realidad ninguna, una vez que acepté que la reasignación era con lo que me iba a sentir bien, el cambiar con el tratamiento de hormonas y lo que viene después, fue un proceso que salió todo bien, viví una vida normal como cualquier otra persona.


Autodiscriminación

—¿Sufriste discriminación?
 —Está todo en la mente de cada uno. Muchas veces cuando se habla de discriminación se debería hablar de “autodiscriminación”, del individuo hacia afuera no de afuera al individuo. Por eso hablamos de la victimización, que eso es malo, disminuye al individuo. En lugar de decir, voy a trabajar, salir adelante o armar un proyecto, dicen “me voy a quedar en mi casa, me tienen que ayudar o me voy a prostituir”, cualquier cosa que no tiene relación con el desarrollo individual. 

—Pareciera que si vos hablas de un transexual, el único destino fuera prostituirse en alguna esquina.
—Claro, viene por este tema de la autodiscriminación y la victimización social en parte. Se deben ellos mismos decir “yo me quiero reasignar y quiero llevar una vida normal”

—¿Recurriste a cirugías para sentirte mejor? 
—Pocas. Me hice algunas cositas y ahora me gustaría hacerme algunos retoques más.

—¿Tu vuelta a San Juan cuando se produjo?
—En el 2007.

—¿El matrimonio igualitario recién empezaba?
 —En realidad lo hice por una cuestión de herencias. Soy contraria a la idea del matrimonio, no en sí de la pareja sino de la institucionalización del matrimonio. ¿Porque tiene que ser el Estado el que te casa? Si yo me quiero casar por la iglesia de los santos de los últimos días, debería ser esta iglesia la que realice la unión civil. Creo que hay mucha monopolización del Estado en cuanto a las cosas vitales en el individuo. 

—En los últimos tiempos cambió todo este concepto y Argentina avanzó, pero también hay otros países que están siguiendo el mismo camino.
—Hay mucha manipulación política en este tema. Se trata de utilizar a la minoría victimizada como una herramienta política y eso es malo para la víctima. Si te dicen “sos una víctima de esta sociedad”, indudablemente te hacen una víctima y debería ser al revés.

—¿Cómo debería ser?
—Deberían decir usted no es una víctima, usted está bien, tiene por último una enfermedad mental, pero no decir “usted es trans vamos a hacer un monumento a los trans, vamos a darle el poder político”, porque de esa forma sigue el estigma. Es lo que le llaman discriminación positiva, que es discriminar pero para el otro lado, no deja de ser discriminación.


La sociedad sanjuanina

—Cuándo regresaste ¿cómo encontraste a la sociedad sanjuanina?
 —No había cambiado en nada. Caminaba por la calle y estaba todo igual. La mentalidad de la gente lo mismo. 

—¿Regresaste a San Juan como Daniela?
—Sí. En la década de los 90 me hice la cirugía de reasignación de género en España. Ese país estaba muy avanzado en todo sentido, mucho más que América Latina. 

—Al poco tiempo de regresar a San Juan, te casaste con un inglés. Fuiste la primera persona en contraer matrimonio igualitario en la provincia, fue todo un acontecimiento.
—A mi marido ya lo conocía desde antes, fuimos amigos durante un breve tiempo. Luego, a los 6 meses de conocernos, hicimos una relación de pareja. También mi pareja siento que es muy frio en muchas cosas comparándolo con la forma latina.

—Llegó un momento en que se separan pero él se queda a vivir acá...
—Sí, nos separamos y luego volvimos. 

—¿Tu vida no pasa por la pareja?
—No, y creo que la de mi pareja tampoco (risas)


Argentina y el mundo

—¿Qué somos los argentinos?
 —Una cosa rara, muy difícil poder decir europeos o latinoamericanos. Ni siquiera somos latinoamericanos típicos, no hay forma de encasillarlo. Estamos muy fuera de todo. Borges escribió mucho de forma directa o metafórica describiendo las rarezas de los argentinos, el sentido de retroceder. Entiendo que es el único país que ha involucionado en el mundo. De hecho, Borges habla sobre esto en una metáfora que se llama “El evangelio según San Mateo”, trata de una familia que vino de Escocia, se perdieron en La Pampa y tuvieron tres generaciones perdidas e iban cada vez más tonto. De pronto, cuenta Borges, que llego un intelectual de Buenos Aires, le empezó a leer la biblia y la familia escocesa se lo tomó tan en serio que al final lo crucifican al muchacho. Esa es la idea del argentino de retroceder, de no avanzar. 

—¿Cómo ves la clase política hoy en el mundo?
—Cada vez más centralista, globalizada. Trump se les escapó, fue como un fallo técnico, salió lo que no tenía que salir. El mundo va encaminado hacia un poder centralizado y será manejado por las grandes corporaciones. La idea es atar un negocio político, bancario en todos los sentidos a nivel mundial. 

—¿Lo asumís a ese mundo que viene o lo rechazás?
—Creo que no va a funcionar, está empezando a no funcionar. La gente no quiere que lo gobierne uno que está más arriba y más arriba. Pretende que lo gobierne su amigo, vecino, el intendente, no el presidente del mundo. Se está viendo como una rebeldía hacia ese nuevo orden mundial. 

—¿Algún libro favorito?
—La rebelión de atlas es el libro que más me marcó en el sentido de filosofía política.

—¿Te afianzó en tus ideas anarquistas?
 —En realidad minarquista, que es aquello que reconoce que una forma mínima de gobierno es necesaria, alguien tiene que dar justicia, seguridad y lo básico. Con respecto a la intervención del gobierno en la economía, la corriente minarquista sigue siendo la misma y coincide con el anarquismo, porque hay que dejar que la gente comercialice libremente entre ellos y no tiene por qué haber una persona que lo regule. 

—Somos una cosa rara: queremos que el Estado no se meta pero después pedimos todo al Estado, la casa, la jubilación, que nos administre todo.
—Argentina es de los peores casos, casi la mitad de la población vive del estado. 

—¿Has sido feliz en tu vida?
 —La felicidad son momentos. En general puedo hacer un balance y decir “sí, no me puedo quejar”. Me fue bien económicamente y en todos los sentidos, pero también hubo momentos tristes.

—¿Que cambiarías de tu vida?
—Muy poco, a esta altura sólo cambiaría la nariz judía por una nariz más refinada (risas).

—¿Cuáles son las cosas que te interesan, el deporte, la política, etc.?
—La lectura, la política, la filosofía política.

—¿Qué película te marcó o te gustó?
—La primera que se me viene a la cabeza es Dr. Zhivago, porque es una historia de amor muy bonita, una historia de vida. Otra película es Matrix, un film que se ha vuelto emblemático sobre la realidad del individuo, muy interesante.

—Para cerrar, ¿cuál es la canción que te acompaña en esta etapa de tu vida?
—Diría que “I feel fine”, de The Beatles. Volver a la infancia, que es lo que me pasa cuando estoy con vos, vuelvo un poco a la infancia.


DANIELA MATTAR
»»
Tiene 50 años y es hija de la actriz Lucy Campbell y el director de cine Hugo Reynaldo  Mattar
»» Comenzó su carrera en agosto de 1997. Obtuvo mención especial en el festival de Cosquín en 1998. 
»» Se fue a los 14 años de San Juan, vivió en diferentes países del mundo y regresó a la  Argentina para acompañar a su madre en sus últimos días.
»» Dice no encajar en la sociedad sanjuanina, aunque nació en esta provincia y creció en una casa de Concepción junto a su hermano Alí y sus padres.
»» Daniela se casó con el inglés Matthew Jockel, en 2010. Aunque tiempo después la pareja se separó.
»» Daniela construyó una carrera en el mundo del marketing y los negocios, que hoy desarrolla desde su empresa en Las Chacritas. Mientras su expareja se encarga de la parte técnica como ingeniero.
»» Estudió música y filosofía y se recibió como agente de la propiedad inmobiliaria, en España.


Cómo la ví

 Uno la escucha hablar y olvida que Daniela nació Daniel. Tampoco recuerda que es hija de dos figuras emblemáticas del cine y la televisión sanjuaninas. O que es nieta de un minero inglés.
Daniela tiene una virtud: puede verse en su interior o con la imagen que proyecta. Y en ambos casos lo hace con sinceridad, algo no común en un mundo donde las convenciones aun reinan.
Y habla con naturalidad de economía, de literatura, de psicología, de historia, de transformaciones, de su esposo inglés, de su percepción de San Juan, el sitio donde cada tanto vuelve aunque no sienta la pertenencia.

JCB



El perfil psicografológico
Por: Elizabeth Martínez Grafoanalista

 »» Se trata de una persona que posiblemente ha sido afectada por situaciones de su pasado o personas pertenecientes al mismo, con las cuales estaría aferrada en cierta medida.

»» Se detectan rasgos de un pensamiento libre, que no se encontraría rígidamente fijado a las reglas que se deben observar y guardar de acuerdo a las pautas sociales. Si bien respeta los marcos sociales, no se dejaría esclavizar por ellas, Siendo libre y creadora de su propio estilo de vida. Viviría la libertad personal dentro de un orden adaptado pero personalizado.

»» Se observan marcadores de buen nivel de autoestima, siendo consciente tanto de sus posibilidades como de sus limitaciones. Habría expansión equilibrada, espontaneidad.

»» El grado de intro y extroversión, dependerá de las circunstancias emergentes disponiendo de ambos recursos, de ser necesario.

»» Se observa posible actitud de control que favorece el individualismo, la desconfianza, la prudencia defensiva y la cautela.

»» Se detecta una creatividad muy marcada.


Entrevistas y textos: Juan Carlos Bataller
Edición para TV: Mariano Eiben
Mixer: Luciano Bataller
Diseño: Miguel Camporro
Cámaras: Nicolás Mercado
Grafología: Elisabeth Martinez
Caricaturas: Lucho Velazquez
Desgrabación textos: Joana Icazatti
Maquillaje: Charly Ramos

VER VIDEO DE LA ENTREVISTA

 

GALERIA MULTIMEDIA
Daniela Mattar durante la entrevista realizada por Juan Carlos Bataller para el ciclo Qué hiciste con tu vida. Fines de 2017
Daniela Mattar con 2 años
Daniela Mattar y su madre Lucy Campbell en Plaza de Mayo, Buenos Aires
Hugo Reynaldo Mattar y Lucy Campbel, los padres de Daniela Mattar
Daniela se casó con el inglés Matthew Jockel, en 2010. Aunque tiempo después la pareja se separó.
Daniela Mattar dice no encajar en la sociedad sanjuanina, aunque nació en esta provincia y creció en una casa de Concepción junto a su hermano Alí y sus padres.
Daniela Mattar también cuida caballos
Daniela Mattar en el backstage de la entrevista en el ciclo Que hiciste con tu vida. Maquilla Charly Ramos.
Manuscrito de Daniela Mattar, en la que la grafoanalista Elizabeth Martínez hizo su diagnóstico
Daniela Mattar en una caricatura de Lucho Velázquez
Daniela Mattar en una caricatura de Lucho Velázquez
Daniela Mattar en su casa en Las Chacritas
Danieal Mattar recorrió muchos lugares del mundo. En la foto está en Elmina Castle, Ghana.