El boom del vino

Ni siquiera las querellas políticas impidieron que la provincia siguiese creciendo económicamente. El vino siguió imponiéndose como el producto de San Juan por excelencia, eclipsando a todos los otros. Muy pronto fuimos prácticamente una región de monocultivo. El vino se transformó en la moneda de cambio sanjuanina. Era más ventajoso producir únicamente vino y con el resultado de su venta adquirir la gama de productos que necesitábamos y que antes se elaboraban en nuestro suelo. Varias causas explican esta situación, una, el hecho de poseer condiciones naturales de excelencia para el cultivo de la vid. Otra, la mano de obra inmigrante, que seguía llegando profusamente y era altamente capacitada para lograr buenas cosechas. También algo muy importante, se lograron notables avances tanto en la elaboración como en la conservación del vino. Los procesos de pasteurización mejoraron las condiciones de traslado.

En esta década comenzó a declinar el cultivo de cereales, la fabricación de aguardiente y todo lo relacionado con la producción de diferentes bienes que se hacían en las casas de familia. Se alzaron algunas voces previniendo sobre este proceso. Como las ganancias que producía la vitivinicultura eran tan ventajosas, pronto hubo que llamarse a silencio.
La producción de uva y elaboración del vino adquirieron particularidades propias. Se diferenciaron estas tareas, cosa que no ocurrió en Europa. La causa estuvo en que se privilegió la producción de un vino común, de mesa, de baja calidad y muy barato. Entonces fue conveniente que el agricultor obtuviese grandes rindes en sus tierras. Se lograron 50.000 kilogramos de uva por hectárea y más. Uvas criollas que se enviaban a la bodega, donde el vino era elaborado por personas diferentes. En las bodegas se mezclaban las uvas de los diferentes productores sin prestar mayor atención pues importó la cantidad de vino producida y no su calidad.

En Francia, en Italia, el trabajo era distinto. El agricultor era también el encargado de elaborar el vino. Se producía en cantidades relativamente pequeñas pero de excelente calidad y los vinos obtenían elevados precios. Frente a esta situación, hubo productores que alertaron sobre la particularidad de la producción sanjuanina. Graffigna y el francés Langlois, entre otros, así lo hicieron. No fueron escuchados. Se impuso el modelo del monocultivo y, sobre éste, la producción en enormes cantidades. Vino barato ante todo. A pesar de las excelentes condiciones reinantes para producirlo, el vino de calidad representó un pequeño porcentaje del total. Mucho lamentaríamos luego, los sanjuaninos, este modelo de producción.
Esta primera etapa del modelo vitivinícola fue exitosa y produjo excedentes financieros que en parte fueron destinados a consolidar el accionar de diversos bancos provinciales, como el Banco Popular de San Juan, el Banco Provincial y el Banco del Obrero y Caja de Ahorro de San Juan.

La construcción de nuevas líneas férreas contribuyó al crecimiento vitivinícola. En agosto de 1910 se inauguró el servicio ferroviario entre la ciudad de San Juan y Córdoba pasando por Serrezuela. Era una vía realizada por el Estado nacional y de trocha muy angosta, medía sólo 1 metro. La línea contaba con 8 estaciones en la provincia. En un primer momento se pusieron muchas ilusiones en ella pues se rompía el monopolio de la empresa ferroviaria inglesa, la B.A.P., que nos comunicaba con Mendoza. Sin embargo, el hecho de atravesar los llanos riojanos, región poco poblada y sin mayores producciones que ofrecer, implicó que no se obtuviesen los resultados que se esperaban.
Los ingleses realizaron nuevas inversiones férreas. En noviembre de 1911, la B.A.P. inauguró el ramal San Juan – Marquesado de 9,25 kilómetros de largo y 3 estaciones. En julio de 1913 se abrió al servicio el ramal San Juan – Santa Lucía y finalmente para julio de 1914 se habilitó el servicio Caucete – Albardón.

Estas construcciones recibieron el nombre de Ferrocarriles Industriales y una de sus funciones era transportar vino desde las bodegas aledañas hasta la estación San Juan y desde allí distribuirlas al conjunto del país. Cumplieron un importante rol social pues brindaron a la población un servicio urbano de transporte. Hasta entonces el único medio para desplazarse de un lugar a otro de la ciudad era el transporte impulsado por tracción animal. Estos ferrocarriles tuvieron en éxito inmediato, por ejemplo en 1913 la estación Marquesado despachó 42.011 pasajeros y recibió 48.636.
En realidad, los ingleses prácticamente siguieron manteniendo el monopolio del transporte ferroviario. Su privilegio lo hicieron pagar muy caro pues las tarifas que aplicaron, tanto para el transporte de cargas como de pasajeros fueron elevadísimas. A raíz de esto terminaron apropiándose de una parte muy importante de las ganancias que producía el vino. Se debió esperar todavía más de 20 años para que el tráfico automotor empezase a significar una pequeña competencia para el ferrocarril.

La presencia cada vez más importante de la vid, un cultivo permanente, nos hacía más dependientes del agua del río que, por otra parte, en esta década fue muy caprichoso. En enero de 1915 se aforaron 805 metros cúbicos; en 1917, gran sequía y en el verano de 1919, 1.012 metros cúbicos.
Cuando en la primavera se sabía que el río traería poca agua se reducía la siembra de cereales (cultivo anual), pero esto no se podía hacer con la vid y se necesitó de un volumen de agua estable al margen de los caprichos del río. Esto llevó a comenzar a pensar seriamente en la construcción de diques de embalse a fin de contar con una provisión estable de agua.




Fuente: Libro “El Siglo XX en San Juan”. Autores Juan Carlos Bataller y Edgardo Mendoza. Impreso en el mes de octubre de 1999

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Un banco sanjuanino. Este era el directorio del Banco Italo Argentino, que abrió sus puertas el 20 de setiembre de 1919 y que un año más tarde ya guardaba en sus cajas 3 millones de pesos fuertes. Los más importantes empresarios de origen italiano se nuclearon en esta entidad. El gerente y “alma mater” fue Antonio Zunino y su primer presidente don Juan Meglioli, que en 1921 fuera asesinado junto al gobernador Amable Jones. En la foto aparecen Carlos Guimaraes, Alberto Garrone, Alarico Ambrosi, León Ottolenghi, Pedro Gattoni, Antonio Ruffa, Antonio Zunino y Carlos Varese. Sentados, de derecha a izquierda: José P. Rodriguez, Bartolomé Del Bono, Juan Meglioli, Juan A. Graffigna, Aquiles Galletti y Luis Luraschi.