Karina Palacio: "Amo quien soy"

Carismática, transgresora, libre, dueña de un físico privilegiado. Cuando se acerca a los 50 años y está por ser abuela por segunda vez, Karina Palacio hace un repaso de su vida. Habla de sus padres, de sus hijos, de su relación con los hombres, del amor por su profesión. Una mujer que nunca pasa desapercibida.

-¿Cómo fue tu infancia con un padre que estuvo muy ligado al mundo artístico desde el folklore y la fotografía, y también con mucha exposición pública porque tenía una vida política?
-Era difícil porque en ese momento no era como ahora, donde los políticos se manejan solos o con sus esposas. Somos cuatros hermanas y participábamos en peñas, o cuando él hacía presentaciones en el Club Los Andes del cual fue presidente. Esa época es la que más recuerdo porque acompañaba a mi papá a todos lados y me encantaba ver como se manejaba con la gente, su carisma y su forma de ser, él era muy querido. Yo anhelaba ser querida como él y tener su carisma, además era "varonera" (risas), si él iba a la cancha, yo quería ir a la cancha, si armaba carreras de motos, yo quería estar ahí. Me gustaba toda esa parte que tiene un hijo varón y yo la tenía con él.

-Quizá buscabas un hermano varón...
- Siempre a mi papá le quedó la cuota pendiente de haber tenido un hijo. Como dije, fui la más "varonera" de las cuatro hermanas y siempre asistí a esas cosas. Mis hermanas son más femeninas, más cuidadas, no son tan provocadoras como yo, además no tiene exposición, siendo que una es fotógrafa de televisión y cortometrajes. Le digo "has estado con tal famoso, ¿te acercaste?" y no, es una persona muy cuidada. Yo vengo a ser la ovejita negra (risas).

-Destaquemos que tu papá es Orlando "Pato" Palacio. Cuando asumió su rol político, siendo candidato a gobernador, ¿cómo lo viviste?
-Eh…me daba miedo, porque eran momentos políticos jodidos, estar metido en eso…

-Estamos hablando de la década del ''''''''''''''''60.
-Claro, estaba en un partido político armado por él mismo llamado Nueva Fuerza. Era la primera vez que estaba en algo así y me costaba ver tanta exposición. Por ahí nos daba miedo el tema de golpes militares y que le fuera a pasar algo estando él en el medio. Ese era el miedo en realidad, lo que podía llegar a pasar.

-¿Vos entendías lo que pasaba a tu alrededor?
-Si, porque él siempre nos explicaba y hemos sido una familia muy unida. Adónde iba él, íbamos todos. Además, siempre fui alcahueta, me encantaba investigar, preguntarle cosas, si él iba al comité, yo lo acompañaba. Me quedaba horas escuchándolos discutir. Hoy soy una persona apolítica, no me pongo camisetas, pero no porque no distinga lo que me gusta de lo que no, sino porque no entiendo. Creo que para estar metida en algo, tenés que entender qué es, haber andado, haber mamado. Mi papá después trabajó en cargos importantes como funcionario, como gerente de Osse, en el Ministerio de Economía de la Nación y todo sin bandera política. Yo he hecho lo mismo, he trabajado para distintos partidos, en municipios y en la, en su momento, Subsecretaría de Deportes cuando Gioja fue gobernador. Le agradezco mi planta permanente, mi casa, que la logré de grande y estando separada. Igual, yo hacía notar que iba por mi trabajo, no por un partido político. Pude trabajar y cerrar una colonia de vacaciones ante 9.000 chicos, embarazada de 8 meses y enseñar coreografía a gente de la tercera edad.

-¿Trabajaste todo el embarazo?
-Esa época de embarazo fue explosiva porque nadie lo hacía y no estaba bien visto. En el programa en el que trabajaba –A media mañana- los comentarios eran "¡pero cómo hacés eso si estás embarazada!". A ver, ¡es saludable! Mi hija está embarazada y está por recibirse de profe de educación física. No estás discapacitada, llevás una vida. Entonces si es vida, más vida llevo yo para moverme. Eso me permitió trabajar y cumplir mi sueño de tener 9.000 personas en un estadio abierto. A mi papá le costaba ver un personaje tan distinto al suyo, pero yo no quería ser "la hija de", yo quería ser tal, soy tal, más allá de ser la hija.

-Dijiste que "volviste" a San Juan tras vivir muchos años en Buenos Aires.
-14 años.

-¿Cómo fue tu vida en Buenos Aires?
- Fue la más importante etapa a nivel profesional, porque lo que crecí o lo que soy profesionalmente se lo debo a Buenos Aires. Es lo que dicen, Dios está en todos lados pero atiende allá y el reconocimiento a mi carrera, a nivel nacional me lo dio Buenos Aires. Me permitió estar entre los mejores profes del país, hace 13 años o más que estoy convocada en fitness como los mejores en la disciplina y ese reconocimiento no llegó a otra profesora en San Juan. Fui la imagen de una marca deportiva y estuve en un programa de fitness en TyC Sports. Ellos me buscaron a mí, tengo la idea de que si las cosas tienen que llegar o te tienen que tocar, van a tocarte. No creo que si las buscás se te dan. Pienso que basta con que lo deseés con el corazón, y llega.

-¿Por qué volviste?
-Porque mis padres se volvieron, pero mis hermanas siguen allá. Con mis hijas era difícil, estar alejados de todo…Yo siempre estuve ligada a mi familia y me costaba.

-¿Te costó volver?
-Me costó entender que volvía a una mentalidad diferente a la de Buenos Aires. Chocó mucho eso, chocó mi imagen con la gente de acá porque era distinta a la que se había ido. Por ahí me junto con amigas del colegio Santa Rosa y me dicen "seguís siendo terrible", como que esa parte no la maduré y tampoco me canso. Me dicen "como puede ser que tengas casi 50 años y sigas con la misma energía, haciendo chistes, esto, lo otro…", y bueno, es mi personalidad. Amo quien soy y si no gusta…no me importa (risas).

-¿En qué momento te empezó a agarrar el gustito por la actividad física?
-Creo que mi mamá fue la causante de todo esto, o sea… pobre, no la cargo con la responsabilidad de quien soy (risas). Mi mamá hacía danza contemporánea, iba a la Violeta Pérez Lobos, y a otros lugares. Yo entré con 4 o 5 años al Instituto de Danza y estudié toda mi carrera ahí. La música y la danza nacieron conmigo, porque vi a mis padres cantar y bailar, entonces la vida era eso para mí.

-Lo mamaste desde chica.
-Siempre. Canté con mi papá en eventos y radio, por eso tengo esa veta que fusiono con lo artístico y me pongo un personaje. Porque es lo que la gente compra también, sino, no estaría donde estoy.

-¿Tuviste apoyo familiar para buscar una carrera en el mundo de la gimnasia?
-Eso fue un dilema. Mi papá decía que no podía vivir del baile y la gimnasia. El soñaba con una profesión médica. Por algo tengo hecho hasta tercer año de kinesiología. Quería ser psiquiatra en su momento, pero era tan larga la carrera que me ligué más a lo relativo al deporte. Seguí haciendo hockey sobre césped en la UBA, fui entrenadora, hice natación y danza. Acá corrí para el Banco Hispano, mis profesores eran Guillermo Quevedo y Gustavo Álvarez, referentes de la educación física. Después, mirá la casualidad, mi director de Deportes fue Álvarez. Siento que mezclé muchas cosas y las volqué.

-¿Creés que esta personalidad fuerte, desprejuiciada, de estar siempre con la energía al tope como profesora, te sirve para contagiar al resto?
-Siempre digo que el éxito de una clase, de convocar gente y de ser aceptada, va en tu actitud y en la energía que pongas. Yo, lamentablemente, he pasado situaciones muy difíciles a nivel personal y las he combatido gracias a mi actividad. Nunca mezclé mis problemas con mi trabajo, y si alguna vez estuve muy mal, lo canalicé durante la clase y terminamos todos llorando pero con la energía allá arriba. Creo que para tener éxito, si no ponés adrenalina, como dice Ricky Martin…olvidate.

-¿Alguna vez te ves fuera de ese mundo?
-Yo elegí eso y voy a morir con eso, no me veo debajo de una tarima. Me encanta mirar a la gente, ver que viene con una necesidad y se va llena de energía. Capaz en la clase conocen a alguien y se hacen amigos, capaz cambian de pensamiento… y eso me trae problemas (risas). Traigo ciertos cambios a nivel cabeza. Yo no mido las cosas que pienso o hago, soy esto y puedo pecar de frontal, pero prefiero eso y no ser un gris.

-¿Cómo ves a San Juan en infraestructura deportiva?
-Creo que se han producido grandes cambios. Yo trabajo en la Secretaría de Deportes y veo que hay un apoyo grande, con mucho más protagonismo que otros años. Ser deportista exige sacrificios grandes y hoy te brindan oportunidades para serlo, sea con subsidios o becas. Algo que, en mi época, no existía. Era muy sacrificado mantener ésta profesión.

-¿Desde cuándo das clases gratuitas en el Aldo Cantoni y cómo surgió la iniciativa?
-Desde que llegué, hace casi 9 años. Empecé con colonias de vacaciones en El Pinar y después, a los profes se nos dio un reconocimiento por el trabajo y una beca para dar clases en alguna unión vecinal, centro de salud o lo que fuera. A mí me premiaron con la cárcel.

-¿La cárcel?
-Recuerdo que cuando me dieron el papel, decía "penitenciaría" y yo me decía "che, que nombre raro para una unión vecinal". Estaba alejada de la realidad totalmente respecto a caer en un lugar así y, sinceramente, marcó un antes y un después en mí.

-¿Por qué?
-Amo ese lugar, amo la gente de ese lugar, tanto las internas como las guardiacárceles. Me hizo madurar…

-¿Cómo es eso…?
-Porque fue en un momento en el que no quería estar acá. A nivel profesional no era lo que buscaba, el crecimiento estaba en Buenos Aires. Acá noto que están todos muy enganchados con los "sistemas", todo está formateado. En tres horas te dicen que sos profesora de esto, de lo otro…Yo quiero la libertad de hacer lo que quiero y ser un modelo de lo que hago. Quiero que la gente diga que las clases de Karina son buenas por tal cosa, no por ser una imitación de lo que hace el resto. Y la puerta principal me la abrió la penitenciaría.

-¿Qué te cambió?
-A partir de ahí tuve en claro que no quería estar sentada en la parte técnica. Colaboré con los juegos Evita y cosas así, pero quería dar clases. Entonces propuse las clases gratuitas. Ya había otro profesor que las daba para personas mayores en el parque. Pero nunca pensaron en la convocatoria que iba a tener y eso molestó un poco a los gimnasios, por eso no trabajo en lugares así. Prefiero trabajar así, donde viene gente de todas las clases sociales, de gimnasios también y se les da el mismo nivel sin que me condicione ser gratis. No por ser gratis te voy a dar la mitad, yo doy todo.

-¿Tenés alguna anécdota de tu experiencia en la penitenciaría?
-Si, para un mundial. Yo había llevado algo para comer, porque mi trabajo era de 10 a 11 u 11:30. Mi compañera, Zulma Yanadel, se fue a la hora de siempre y yo me quedé a almorzar en el pabellón de las sentenciadas. Me dice una de las internas "vamos a ver el partido, que está por empezar", ya era un horario después de almuerzo. Me meto en su celda y cada una la tiene arreglada de la forma que quiera. De repente…¡pum! se cierra la puerta (risas). No me dio tiempo a salir, me quedé encerrada mirando el partido con ella. Estaba incomunicada, porque el celular lo dejás en la requisa. En mi casa me andaban buscando por todos lados, aparecí a las 17. Hasta el día de hoy no creen que estuve ahí. Cuando salí me dice una guardiacárcel "¿¿¿Qué hacés acá???". Yo ya soy parte de esa familia, para mi es gente muy especial, donde he encontrado amigas, donde he canalizado mis penas…

-Dónde habrás tenido tus discordancias también con algunas cuestiones.
-Oh… más vale, tenía también las que me defendían. Me encantó, hasta la jerga que usan ellas se te mezcla. Eso hizo que se separara el estrato social al cual pertenezco por mi papá y cosas así, también permitió que se me mire de otra manera.

-¿Qué sentiste cuando se cerró la celda?
-Sentí lo que sienten ellas, esa soledad, ese aislamiento, sentir que perdés libertad. Esas pequeñas cuatro paredes te hacen pensar tantas cosas…pueden tanto que, la verdad, es doloroso.

-Volviendo al tema de las clases, ¿cuántos hombres van? ¿Qué porcentaje de la clase son hombres?
-Los que se animan. Hay un porcentaje mayor de mujeres, pero como son en el gimnasio a veces se complementa, porque compartimos con gente de futsal, fútbol o hockey. Muchas veces los profes me han preguntado si molesta que los chicos se prendan. Obvio que no, hemos hecho muchas clases masivas entre mis mujeres y los equipos de fútbol. Nos acomodamos y hay onda. Además, las chicas… creo que se motivan más (risas).

-¡Y viceversa seguro!
- Si, ellos para no quedar en ridículo eh…

-¿Qué parte del cuerpo pide trabajar más una mujer y cuál pide el hombre? ¿Te piden trabajar zonas que pueden ser "polémicas" para un hombre como los glúteos?
-Mmm…nunca me pidieron eso. Sí quieren estar definidos, tonificados, abdominales marcados, esas cosas. En realidad, el único problema del hombre es el abdomen (risas). El que lo tiene, lo cuida y el que no, lo lleva con tanta altura y dignidad que, a mi realmente, me atrae esa actitud. En cambio, la mujer es mucho más exigente. Quiere tener la cola parada, la panza…es todo un tema, porque muchas han tenido familia o están embarazadas y el cuerpo no vuelve a ser como antes, entonces a la mujer le cuesta hasta psicológicamente aceptarse en la diferencia con lo que tenía antes.

-¿Das apoyo psicológico en esos casos?
-He llevado un par de clases a psicólogos y nutricionistas. Trabaje en la municipalidad de Chimbas con un grupo del Dr. Paredes en un centro de salud, donde hay apoyo psicológico, nutricionista, el mismo médico y yo dando clases. Creo que es lo ideal que tendría que haber en un gimnasio. Porque todo afecta, una cosa está atada a la otra, es imposible separar el cuerpo de la cabeza.

-¿Hay problemas que no son físicos solamente?
-Cuando no podés bajar de peso con la gimnasia es porque hay otros factores que superan lo que puedo hacer como profesora… Ya te tiene que ver un nutricionista o un médico, porque puede haber problemas de salud, tiroides, diabetes o hipertensión. Antes eso le pasaba a personas grandes, hoy lo sufren jóvenes y niños, así que pienso que todo tiene que tener una conexión.

-Pero siempre manteniendo la mente abierta para hacer ejercicio y siendo desprejuiciados.
-En mis clases olvidate que vas a tener prejuicios. Si hasta tengo chicos con capacidades especiales. Están incluidos en las clases, es más, hago ejercicios que sean de a dos para generar esa inclusión. Me encanta generar inclusión.

La seducción de Karina

-La mentalidad liberal que llevás al ejercicio me has contado que la aplicás a la vida misma. Voy a dar por sentado que hay hombres que se te han insinuado como mujer, como persona y como profesora. ¿Hay mujeres que se te han insinuado también?
-¡Sí! (risas) Tengo amigas que tienen otro gusto, son gay, y eso no las condiciona como personas. Tengo muchas amigas así y creo que son mi personalidad y actitud lo que las atrae y, a veces, puede llegar a confundir.

-Generás una confianza muy fuerte…
-Demasiado, y gusta por ahí. Tuve situaciones pero no voy a dar nombres, tranquilos (risas). Por ejemplo, en Rawson, el marido le hacía unas escenas de celos a una alumna… es que ella me sacaba fotos, me traía regalos, cosas así. Me decía "vos generás cosas. Amo los hombres, estoy casada, tengo hijos, pero me ratoneás".

-¿Cómo lo tomás?
-¡Me cago de risa! No lo hago con esa intención, porque capaz que en el juego de querer estar en un lugar, donde te ven como inalcanzable, como esas profesoras que se miran a ellas mismas nada más, yo siempre quiero unir, tanto pensamiento como energía. Lo hago para que vean que no soy una rival, sino que soy del mismo palo. Entonces trasciendo eso y…ya no manejo lo que piensa cada uno. Si querés hacer un estofado o una torta, es cosa tuya (risas).

-Y si, si vos das la mano y se agarran del codo… no es problema tuyo.
-Pero lo he sabido manejar, nunca tuve un problema, salvo maridos que me han hecho reclamos. ¡Incluso hay alumnas que superaron a la profesora porque se separaron antes que yo!

-¿Creés en la monogamia y en la fidelidad?
-Hoy en día es difícil. Yo cuando amo, soy re fiel. Pero cuando hablamos de infidelidad, es una infidelidad pensar en otra persona, no solamente en los hechos, sino el deseo que está adentro. Yo apuesto totalmente a la fidelidad.

-¿El compañero elegido es para toda la vida?
-Y…yo sueño. Mi mamá me dice que no se estar sola. ¡Mirá quién habla! La que lleva 50 años con mi papá (risas). Le digo que no puede hablarme desde ese lugar porque siempre ha estado acompañada. Entonces mi pelea es que ella lo ve así porque estuvo con alguien toda la vida. Yo aposté siempre a tener un compañero de la vida, no me fue bien al principio, pero lo busqué.

-¿Y hoy?
-Hoy en día tengo una relación que empezó mal, pero terminó bien. Hablando de infidelidad, la relación que tengo con mi pareja la iniciamos siendo amantes, y no me avergüenza decirlo. San Juan es chico y la mayoría lo sabe. Eso nos trajo problemas, yo estaba sola, pero él no. Trajo muchos más problemas por su lado cuando se enteraron. De mi lado nunca hubo una mentira porque en mi familia todos sabían, aunque a mis padres les molestaba, porque son personas muy estructuradas…

-Son de una época con otros valores respecto a lo que vivimos hoy.
-Si, costó mucho. Él se sentó con mis viejos y dijo "ésta es mi realidad, quiero tiempo".

-¿Cuánto fue ese tiempo?
-Estuvimos 8 años, es mucho y hoy estamos viviendo juntos, afrontando esta situación que cuesta horrores porque la iniciamos mal. Estamos apostando a una familia, porque hubo amor, no fueron sólo momentos. Un momento no dura 8 años, como mucho dura un mes. Acá nos involucramos. También quiero rescatar como nos descubrimos, en un lugar público. El estaba con su familia y yo con la mía. Yo no sabía quién era y él tampoco quien era yo. Nos vimos en el pelotero con los niños, en un lugar de comida y…

-Fue el famoso "flechazo".
-¡Fue flechazo mal! El estaba con su hijo, yo con el mío, nos miramos y yo tiré algo como "mira che, nos toman de boludos a los dos cuidando a los chicos" y…hasta el día de hoy, que nos contamos esto, nos preguntamos "¿cómo pudo ser? ¿dónde estaba esto? Qué lindo, que tierno".

-¿Y cómo siguió?
-Mirá las casualidades de la vida, a los tres meses nos encontramos en la Secretaría de Deportes. Yo dije "Já, ¿otra vez?", y ahí nos empezamos a conocer. Hoy, después de tanto tiempo, luchas e idas y venidas, estamos juntos. El es muy representativo de su área porque jugó al rugby y es árbitro, así que estamos ligados deportivamente.

-Imagino que tu gran exposición habrá hecho difícil la relación pública.
-Por ahí cuesta, eso jugó mal en la relación que teníamos anteriormente. Yo estaba muy expuesta y no pasaba desapercibido con quien estaba. Él me acompañó mucho en eso, por ahí nadie se bancó cuando salí en el carnaval, las plumas y el body painting con la edad que tenía. Son cosas que ni a él ni a mi familia les gustaron. Él decía "no es lo que más me gusta, pero bueno…si te hace feliz". Eso es lo que rescato de él, apoya 100% lo que hago, porque dice que también se enamoró de eso. Él soñaba con una rubia gringa (risas), pero nunca se pensó con un personaje tan desorbitado como éste.

-¿Tantos choques con tu papá te trajeron la exposición y el body painting?
-Mi papá…pobre, no entendía lo que era un body painting. En el primero, como usé pollera, creyó que era todo un vestido y compró los diarios, se los llevó a mis hermanas y les decía "miren a la kari, vestida de mujer". Mis hermanas le decían que estaba desnuda y pintada, fue muy gracioso. En el segundo, que salió escrachado en el diario…mi papá ya colgó los guantes.

-Se rindió (risas).
-Si, (risas) dice "esto es lo que tengo de hija, ya nada me sorprende". A las que más les cuesta es a mis hijas. La que peor lo tomó fue Macarena, la integrante del grupo Pijama Party. Ella es la que más lidió con mi exposición desde chica. No le gustaba que la gente se me acercara. Íbamos al centro y me decía que si me iba a poner a saludar a todo el mundo y a hablar, se iba. ¡Odiaba eso! y hoy le cuesta su protagonismo, es una persona que lucha con eso.

-¿Preferís pareja o amante?
-Viniendo de un amante y haber sufrido lo que sufrí, apuesto ciento por ciento a la pareja, por eso hoy estoy en pareja.

-¿Recomendarías eso a tus hijos, llegado el caso?
-Si, porque se sufre. Uno cree que el amante la pasa bien todo el tiempo y no es así. No es feliz ser segunda, aunque el dicho dice "no es segunda la amante, segunda es la otra porque pasó a elegir a otra persona". En nuestro caso no separamos la frialdad del amante, que sólo va a los hechos, del estar enamorados. Nos enamoramos y sufrimos porque queríamos más. Ahí me di cuenta que amante no era. Él siempre dice nunca me tomó como amante. Se sufre en el amor, me parece que si no se sufre…no es amor.

-Tu hija Macarena sigue tus pasos como profesora de gimnasia, te va a convertir en abuela dentro de poco tiempo y también tiene esta vida de exposición. ¿Le haces recomendaciones?
-Una gran exposición es difícil porque no podés volver atrás. Encima a ella le cuesta el contacto. Hasta noviembre del 2015 tocaban en casamientos, cumpleaños de 15 o boliches. Cuando les tocó estar expuestos en un lugar público a fin de año en un patio de comidas, se dieron cuenta de que hasta los niños los escuchaban. Tienen mucha convocatoria de niños de 7 a 14 años que se vuelven locos.

-¿Y qué le decís?
-Ahí hago hincapié yo, le recuerdo cuando no le gustaba que a mí me pidieran saludos. Le digo que tiene que retribuir el cariño y el reconocimiento que le da la gente. Nunca hay que olvidarse de donde saliste, como llegaste y quién te hizo llegar, que es la gente.

-¿Sos de criticarla?
-Le hago una crítica, ¡le digo que muestre la panza! (risas), anda con unos remerones…ojalá mi mamá me hubiese abierto las puertas como se las abro yo, además, tiene una pancita hermosa. Es tan tierno ver a una persona así, es natural, es salud, es vida, así que la niñita debe ir cantando dentro de la panza porque es muy inquieta.

-¿Cómo te ves como abuela? ¿Pesa la etiqueta?
-Yo ya soy abuela de Santino. Sol, mi hija de 21 años, me hizo abuela hace un año y fue impactante. ¡Que no me digan abuela! (risas) Mis hijos me dicen Karina, Kari o vieja, sus amigos también, entonces como que…"la vieja", viste, no me molesta. Es más, me ha cambiado los afectos, se sumó un volcán de amor. Lo que provoca Santino es una ternura y cosa descontrolada, que es diferente a los hijos. Una le tiene la paciencia y la consideración que no le tiene a los hijos. Creo que se aprende a ser padre cuando se es abuelo.

-Lo digo como afirmación, no como pregunta: Te gusta ser abuela.
-Amo ¿y sabés por qué? porque quiero que ellos vean lo que hago, quién es su abuela. Quiero sentarme con ellos y mostrarles cosas que hice cuando ellos no estaban. ¡Van a tener una abuela con tatuajes, con rastas! Una abuela fuera de lo común (risas).

-¡Con body painting! (risas)
-¡Sí! body painting, carnaval con plumas... tener historias para contar, eso es lo que me enriquece como abuela, todo lo que tengo para contarles y mostrarles.

-Se nota que cuando hablas de tu nieto y la futura nieta se te ilumina todo.
-Si, y amaría hacer con ellos presentaciones en espectáculos, como hice con mis hijos. Me faltaría hacer algo con Santino, capaz para el día del niño. Siempre tengo ideas raras y me gusta hacerlos participar de lo que hago, que vean que ésta es la familia que tienen.

-¿Cómo ves el futuro? No quiero hacer una pregunta que te tire para abajo pero, ¿cómo te ves cuando la naturaleza y el paso de los años no le permitan a tu cuerpo hacer lo que hace hoy?
-¿Vos has estado hablando viejos? (risas) Es la misma pregunta que me hace mi mamá todo el tiempo, "¿qué vas a hacer cuando eso se caiga?".

-Es que es una cuestión que los deportistas se deben plantear mucho.
-En mi caso, no me veo sin esto. Cada clase que hago, me entreno. Cuando estoy con hombres me preguntan cómo hago para no cansarme, me dicen que no les responden las piernas y que tengo el doble de edad y voy más allá. Creo que nací con esta genética que me ayuda a llegar a casi 50 años sin lesiones, salvo unas hernias abdominales que me operaron hace 3 años. Un mes y medio después ya estaba fajada dando clases, lo mismo con mis hijos, di clases embarazada hasta lo último y volví antes de tiempo. Creo que en el futuro algo ligado a la actividad tendré que hacer. Inventaré la aeróbica de la tercera edad o seré la vieja que ande con calzas y shorts (risas).

-Otra solución sería ir a un psicólogo…
-El psicólogo que atendía a mi hija me lo preguntó y le dije que me veía viviendo en Zonda, donde viven mis viejos, sentada en la tranquera, tomando mate, camuflada, con un rifle en la mano y el que se acerque y no me quiera…¡bum, bum! (risas). Creo que voy a seguir siendo esto. El personaje, el espíritu está dentro, no lo perdés por más que lo otro envejezca. Veo amigas que se hacen cirugías y las respeto. Yo tengo cirugía en las lolas pero me la hice hace más de 20 años por una malformación.

-Te tocarías la cara?
-No me tocaría la cara porque es parte de lo que anduve, parte de lo vivido. Hay pena, gloria, felicidad, llanto, risa, carcajadas, tristeza, alegría… es como cuando llegás a un departamento, Albardón por ejemplo. Ves lo hermoso que está, y te das cuenta que tiene muchos años, entonces está en vos que lo mantengas y que tu espíritu después diga "alguien pasó por acá y dejó un montón de cosas". Esa quiero ser yo.

-¿Preferís una vida longeva o una buena vida mientras el cuerpo te responda?
-Una buena vida mientras me responda. Pienso que hay que vivir el hoy, hay que poner todo en la parrilla hoy. Eso de guardarse cosas o plata…"guardemos plata para el futuro" no va, si guardo plata es porque hoy a la tarde me quiero comprar algo. No voy a estar privándome de cosas para que después un accidente del destino te cambie todo de golpe. Entonces, ¿para qué guardaste tanto? Ni guardo recuerdos de cosas, me separé y no guardé nada. Mis recuerdos son mis hijos, jamás les reclamaría algo, y eso que tienen un carácter…y bueno, con la madre que tienen…ni "ah" puedo decir, que ya me cuestionan la autoridad, "¿vos vas a venir a decir esto? Caradura". (risas)

-¿Qué consejo das a tus alumnos?
-Y...yo siempre hablo de la vida. Tuve mis tragos amargos y no niego lo que me pasó hace unos años, cuando una, estúpidamente, se deja avasallar por la tristeza, los problemas y las cosas que no salen. Se toman decisiones tontas como la que tomé y el que está arriba…quiérase o no, maneja todo. Me dijo "No, tenés que pagar muchas boletas vos todavía ahí abajo", yo le decía "dejame, dejame ir". La vida es una y hay que vivirla. Hay que saber superar los problemas y ponerles la cara. Yo peco de frontal pero lo que no me gusta, lo digo y hago bandera de lo que me provoca una victoria. Si a la gente no le gusta, si critican una nota de un diario porque hice esto o aquello, quizás sea porque les gustaría hacerlo y no pueden. En la vida no vas a lograr que todos estén de acuerdo, yo no hago nada para molestar, hago lo que hago porque me gusta ser quien soy. Soy lo que soy, la Karina. Nada más, vivir la vida.


NOTA PUBLICADA EN EL NUEVO DIARIO EL 1 DE ABRIL DE 2016

GALERIA MULTIMEDIA
Karina Palacio en el jardín de El Nuevo Diario
Karina Palacio y su papá Orlando Palacio en el Estadio Aldo Cantoni.
Karina Palacio
Karina en la bicicleta junto a sus hermanas Vanesa, Ivana y Susana, su primo Martin Guardia y Nana María Videla.
Payo Muñoz, Orlando "Pato" Palacio y su hija Karina, de 9 años, cantando en una peña.
Karina Palacio