Nora, la gaseosa sanjuanina que se vendía más que la Coca Cola

Una nota de Giselle Covarrubias para Fundación Bataller

 Hablar de la gaseosa Nora es hablar de la familia Puerto. Esta es la historia, contada para la Fundación Bataller por Carmen, la hija de un visionario llamado Antonio Puerto.

La familia Puerto llegó a Buenos Aires desde Jaén provincia española situada al noreste de la comunidad autónoma de Andalucía en 1951.Estaba compuesta por Antonio Puerto Gordo de 18 años, nacido el 30 de junio de 1933, su padre Juan Puerto Romero, nacido en 1907, en ese entonces tenía 44 años, su madre Victoria Gordo nacida 1912 de 39 años y sus hermanos Esmeralda y Faustino de 6 y 2 años.

Escapando de su España natal por la guerra civil llegaron al puerto de Buenos Aires y desde allí a la provincia de San Juan con una carta poder de uno de sus tíos, Manolo Puerto Romero, quien estaba casado con Isabel Olivares y eran los encargados de recibir en su hogar a la familia Puerto Gordo.

No pasaron muchos días hasta que Antonio Puerto Gordo fue empleado en la finca “El cortijo” de Manuel Marques Romero como podador de olivos, actividad que realizaba en España. No tardó mucho en ganarse la confianza de su empleador debido a su personalidad y voluntad de trabajo. Don Manuel también era propietario de la Cervecería San Juan y en 1955 lleva a su empleado favorito a trabajar allí.

Antonio terminaba su turno de ocho horas y cubría los francos de sus compañeros los días sábados y domingos. Cuenta su hija que 1957, al momento de contraer matrimonio con Carmen Navarro, había acumulado 81 días entre vacaciones y francos compensatorios.

Antonio y Carmen tuvieron tres hijos, el mayor Juan Puerto, contador público, se radicó en la provincia de San Luis.

Carmen Puerto también contadora y Beatriz, profesora de música, viven y trabajan en la provincia de San Juan.

 uan Puerto Romero, padre de Antonio, en esos días era propietario de un mercadito. Ambos decidieron comprar un camión Ford 1939 para emprender un nuevo desafío, el reparto de la soda Herculina. Antonio terminaba su turno en la cervecería y luego realizaba el reparto de los sifones.

El depósito lo tenía en su casa y por las noches toda la familia ayudaba en la carga del camión que, a primera hora de la mañana, tenía que estar listo para el reparto. Terminado éste debía seguir cumpliendo con el horario de la cervecería.


Antonio tenía una forma de relacionarse y trabajar muy particular para la época. Uno de sus clientes, Miguel Huerta, le presenta a los señores Boyochi y Oliva, gerentes zonales de Seven up, quienes ya tenían muy buenas referencias sobre Antonio Puerto, por su reparto, ventas y sobre todo su cartera de clientes. Eso a Seven up le interesaba.

La oferta laboral de esta empresa no tardó en llegar y Antonio agregó a su reparto los productos de la firma.

El hombre tenía que viajar todos los días a la provincia de Mendoza para traer la mercadería. Los tiempos que necesitaba para ocuparse del reparto no le permitieron continuar con su empleo en la Cervecería San Juan. Renunció y  trabajó tiempo completo para Seven up.

Antonio fue capacitado bajo las normas de la firma, mejorando sus ventas y prestigio comercial, por lo que decidió comprar otro camión para agregar a su creciente emprendimiento. Pero Seven up no reconoció económicamente el cambio y fue necesario buscar alternativas para afrontar la inversión que había realizado con la compra de un nuevo vehículo. 

 Buscando soluciones, Antonio se puso en contacto con una de sus clientes, de apellido Guarnido, quién trabajaba la marca Gaseosas Nora en la provincia de San Juan y le recomienda tener una entrevista con Alfonso Carta, propietario de jugos Carta, porque quizá él le podía ayudar.

Antonio consigue una entrevista con don Alfonso, quien para su sorpresa le propone que distribuya la gaseosa Nora (la marca era oriunda de Santa Fe y toma su nombre de la hija de su creador). Aceptando la propuesta, inician relaciones comerciales.

Ambos trabajaban muy bien. Alfonso Carta por ese entonces tenía máquinas a pedal para embotellar gaseosas y Antonio Puerto Gordo, los clientes y dos camiones; Alfonso le propone una sociedad, Antonio acepta y nace la firma AL PU KE SRL. Las siglas significan Alfonso Puerta y Keler, quien era hermanastro de Carta.

Esta nueva sociedad comienza a funcionar en calle Belgrano y Santiago del Estero. La empresa comenzó a tomar dimensiones impensadas con sus productos naturales de naranja y pomelo. Era furor por la pulpa de la fruta que se conservaba en la botella.

Más tarde salieron al mercado nuevos productos lima limón; Nora o cola Nora y manzana (el champán de la gaseosa)

El producto fue un gran éxito. Su difusión se replicaba en todos los medios de comunicación existentes de la época.

En Radio Colón, un programa que se trasmitía desde las piletas de San Juan con la conducción de Rony Vargas y Mario Pereyra, tenía como slogan “Nora, el sabor del verano”. La marca acompañaba también al ciclismo en la Vuelta a San Juan y la Doble Calingasta; programas de televisión en Canal 8 cuando trasmitía los carnavales, sobre todo los fabulosos bailes en los distintos clubes, como el Club Los Andes de Trinidad, auspiciando la presentación de artistas famosos de esa época como Palito Ortega, Juan “Corazón” Ramón, Sandro y Roberto Carlos.

Cuando se inaugura el Autódromo El Zonda el 8 de octubre de 1967 y el auto que inició el recorrido lucía la publicidad de Gaseosas NORA en su carrocería. Era un Torino propiedad de Guillermo Grau, quien por ese entonces era un locutor reconocido.

Los carteles de Nora y sus colores se instalaron en todos los kioscos de Rivadavia, incluido el autódromo, el Estero de Zonda, Estadio Parque de Mayo y canchas de fútbol.

Nora llegó a vender en la zona de influencia comercial un millón de botellas en una temporada, hito que solo estaba a la altura de Coca Cola. Fue la gaseosa regional más vendida, compitiendo con las multinacionales a fuerza de mucho trabajo y pasión.

La cartera de clientes se ampliaba cada vez más. La necesidad de adquirir una flota más importante de camiones para su distribución no podía esperar. Adquirieron cinco camiones más. Eran tan conocidos y prestigiosos que solo bastaba un llamado telefónico para hacer grandes compras.

Nora llegó a tener 70 camiones propios para la distribución.

Antonio Puerto, en uno de sus tantos viajes a Buenos Aires en el año 1972, estaba visitando a un proveedor en el hotel y por casualidad conoció al gerente de Molinos Ríos de la Plata. Entre charla y charla se enteró de la actividad comercial de don Antonio y no tardó en ofrecerle el local comercial de la firma que funcionaba en la calle Aristóbulo del Valle detrás del frigorífico, en Santa Lucia.

Su entusiasmo no tenía límites, el predio le permitiría llevar a cabo lo que tanto soñó. Señó la operación y canceló con recursos de la empresa. Puso en marcha la obra y estaba listo para dar el gran salto a su nuevo edificio. Instaló su propia fábrica de esqueletos de hierro y madera, el llenado de damajuanas, taller propio para sus vehículos y más líneas para el embotellado automático, instalando llenadoras de bebidas carbonadas de la marca Valmarco.

La familia Puerto, además, contaba con un depósito en Mendoza que solo se utilizaba como centro de distribución. Años más tarde decidieron adquirir otra propiedad en la provincia de San Luis para ampliar su zona de ventas. Allí se dedicarían a la distribución y producción del producto.

Nora era una gran familia, que se ampliaba y organizaba asados, partidos de fútbol entre las sucursales y viajaban a la provincia de Santa Fe en los camiones de la empresa para compartir con la gente de la marca.

La familia Puerto fue partícipe en todas las etapas de esa gran pasión que fue Nora. Antonio Puerto también era el encargado de armar los kioscos de venta en la Fiesta del Sol donde los colegios participaban de esa iniciativa.

Todos los días a las 7 dejaba a sus hijas en el colegio y acompañaba a cuanto evento o cumpleaños tenía, su hija Carmen cuenta que Antonio fue, sobre todo, un padre amoroso, solidario y de buen corazón.

 En el año 1975, la empresa AL PU KE SRL sufrió el impacto económico que generó el “Rodrigazo”. Debido a esto vendió el depósito en la provincia de Mendoza, poco tiempo después la devaluación dañó considerablemente las finanzas.

En 1980 decidió separarse de la sociedad que había constituido con Alfonso Carta, debido a visiones diferentes de como continuar con el negocio. Don Alfonso no tenía herederos y ya era una persona mayor, que no le encontraba el sentido de continuar con la actividad.

Antonio Puerto continuó con la fábrica ubicada en la provincia de San Luis y el depósito en Villa Mercedes. Atraído por la Ley de Promoción Industrial, creó los jugos y nació la marca Mónaco y con ella una nueva empresa, se llamó Victoria SRL, en honor a su madre.

Cuando comienza con la aventura de esta nueva marca en la provincia de San Luis, sienta las bases de su trabajo en la calidad del producto y la excelencia del servicio.

Gracias a Carmelo Aiello, quien en los años 80 era uno de los supermercadistas más reconocidos en San Luis cuando aún no llegaban las grandes cadenas de supermercados, los productos Nora pudieron ingresar a San Luis en todos sus negocios, brindándole todo el apoyo a la producción local de la línea de su producción.

Cabe destacar que un ícono importante en la vida de Nora fue la promoción industrial, vale la aclaración, dado que la marca Mónaco y su real sentido de creación fue la posibilidad de aprovechar los beneficios impositivos y solo era posible creando una nueva marca, Nora no cumplía con tales requisitos. Mónaco comenzó a crecer y acaparó otros mercados periféricos tales como Mendoza, San Juan y el sur de La Rioja.

 Por los avatares de la economía y la gran competencia que sufría de la mano de marcas líderes, Antonio Puerto tuvo que buscar alternativas al consumo, un producto sustitutivo a la gaseosa y es donde nacen los jugos.

Su hija Carmen recuerda que se llegó a generar una arista más de producción y fue la construcción de una fábrica para molienda de cítricos, teniendo así una gran provisión de cremogenados, que es la molienda de la materia prima, base en la elaboración de jugos. Lo más importante es que eran de su producción.

Otro de los proyectos que Antonio tenía en mente era el resurgimiento de la zona productiva de San Juan, Candelaria y zona de influencia, productora de cítricos de gran calidad y excelente rendimiento. La intención era generar mano de obra y prescindir de la búsqueda de cítricos en el litoral argentino. 

 Las cosas se complicaban cada vez más, la competencia era muy fuerte, las multinacionales que compraban góndolas en supermercados para vender más, pedían exclusividad de ventas a través de promociones inalcanzables para una PyME.

Antonio o el “Gordo” como le decían cariñosamente en la familia, nuevamente tuvo que agudizar su ingenio cambiando el vidrio por el PET, solucionando así medio problema, dado que debía transformar la máquina llenadora de envases de vidrio a plástico. Consiguió transformarla, pero aún quedaba un tercer paso que era producir los envases de jugo, incursionando en otra área de producción, “la de soplado”.

Esto le permitió aumentar su producción y conseguir nuevos mercados, la expansión fue en progresión en los mercados locales y abarcando otras provincias dado que muchos productores de gaseosas tuvieron que buscar sustitutos para poder afrontar la competencia.

Carmen recuerda que llegó un momento en el que debieron parar y dar un golpe de timón en la fijación de políticas comerciales. La caída de importantísimos clientes provocó un efecto dominó, como el caso Metro Supermercados en Mendoza y José González y DILBAS.

Todo esto generó iliquidez en la empresa y su posterior cierre.

Antonio Puerto falleció el 21 de junio de 2014.

 Dice Carmen: “Nuestro padre fue una gran persona, un luchador en la vida, un ejemplo a imitar, incansable, visionario, corajudo, pero por sobre todo incondicional. A pesar de que pasaron muchos años del cierre de la fábrica y de su desaparición física, la gente lo recuerda con mucho cariño como ‘El gringo Puerto’. Siempre nos preguntan por él”.

Fue la persona que soñó una gran empresa sanjuanina y la hizo realidad. Y por eso llevaba a su marca, “Nora”, grabada como si fuera el nombre de un hijo más.

Nota pulblicada en La Pericana, edición 189 que integra la edición de El Nuevo Diario del 7 de febrero de 2020

GALERIA MULTIMEDIA
Nora llegó a tener 70 camiones propios para la distribución.
Ilustración de Miguel Camporro
Ilustración de Miguel Camporro
2007 - Cumpleaños de la nieta de Antonio Puerto Gordo (1933-2014), Luis Zungri, Rocío Zungri, Carmen Puerto, Luis y Daniel Zungri.
Tanto este cajón de botellas Nora, como el porta bebidas y botellas, se ofrecen por internet como objetos de colección
Tanto este cajón de botellas Nora, como el porta bebidas y botellas, se ofrecen por internet como objetos de colección
Tanto la Spur Cola, Bidu Cola, Crush, Canada Dry, la cordobesa PRITTY, y la santafesina Nora, eran las gaseosas preferidas de la época. Bromatología de la ciudad de Santa Fe, recién permitió la venta de Coca Cola a fines de 1962 y principios de 1963.
Antigua propaganda para almacenes.
2008 – Antonio Puerto (1933-2014), el hombre que hizo de Nora un producto nacional, posa junto a su nieto Daniel Zungri, hijo de Carmen Puerto y Luis Zungri.