El encuentro Bravo - Stalin en Rusia

La siguiente nota fue publicada por Diario de Cuyo el 7 de febrero de 2013 al cumplirse 60 años del encuentro entre el bloquista y el jerarca soviético.

 Al atravesar los amplios salones del Kremlin, la Casa de Gobierno de Rusia, Leopoldo Bravo sentía que estaba por escribir una página de la historia, según le contó a su hijo Alejandro. Con 33 años, el embajador argentino enviado por Juan Domingo Perón se iba a reunir en Moscú con el todopoderoso jerarca soviético Josef Stalin. El encuentro se produjo hace exactamente 60 años y efectivamente fue una noticia mundial que desencadenó especulaciones en el contexto internacional. Es que Stalin no era habitué de recibir a cuerpos diplomáticos y la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) era el faro del comunismo, por lo que la cumbre fue vista como un acercamiento de Argentina hacia ese régimen, lo que representaba una señal de alerta para Estados Unidos, según la visión de las cancillerías occidentales.
Los diarios de países como Inglaterra, Francia, Italia, Norteamérica y Latinoamérica, incluyendo la de nuestro país, se hicieron eco y analizaron la histórica reunión. Sin embargo, Bravo aclaró que la visita se debió a que Perón le encomendó que impulsara las relaciones comerciales entre ambos países. La entrevista permaneció guardada como documento de Estado y fue desclasificado en 2003, al cumplirse los 50 años del encuentro. Su contenido terminó corroborando las palabras del entonces embajador.

Bravo llegó a Rusia en 1947, de la mano de Federico Cantoni, el fundador del bloquismo y quien estaba a cargo de la embajada. Tras el alejamiento del caudillo bloquista, fue designado por Perón en ese puesto y el 16 de enero de 1953 presentó sus cartas credenciales en el Kremlin. La primera misión que le encargó el presidente argentino fue la de reunirse con el "Generalísimo" Stalin y Bravo sorprendió al mundo cuando el 7 de febrero de ese año fue convocado a las oficinas del Kremlin. Y el embajador no sólo sería consultado por la cumbre, sino también por cómo vio al líder ruso, ya que éste fallecería el 5 de marzo de ese año, lo que lo convirtió en el último político foráneo en conversar con él.

A partir del encuentro, arreciaron las versiones sobre una posible cercanía argentina debido a las críticas que Perón alguna vez había esbozado contra el "imperialismo norteamericano". Pese a las especulaciones, la visita se centró en las intenciones argentinas de estrechar sus vínculos comerciales con Rusia, tal cual lo manifestó Bravo y quedó al descubierto en la desclasificación de los archivos, al cual accedió la familia después de 50 años de esa cumbre. Es más, el acuerdo comercial se firmó en marzo de 1953.

La charla se desarrolló en un clima cordial y frente al planteo de un intercambio comercial, el líder soviético preguntó qué podría comprar y venderle nuestro país a la URSS, a lo que Bravo respondió que "Argentina quisiera comprar equipos para perforación petrolera y maquinaria para la agricultura. Por nuestro lado, podría ofrecer cuero, lana, aceites y una gran cantidad de productos agrícolas". El diálogo derivó hacia la arena política cuando el embajador remarcó que "Perón empezó el movimiento por la independencia del país". Ante el comentario, Stalin preguntó si no era un país independiente. Bravo, contundente, remarcó que sí lo era, pero que "había muchos monopolios que dominaban en las esferas importantes de la economía argentina. Perón realizó su campaña por la nacionalización de las empresas extranjeras y ya lo hizo con algunas, en particular los ferrocarriles, los puertos, la industria eléctrica, los frigoríficos de carne. Sin la independencia económica no hay soberanía política". El soviético compartió el pensamiento y agregó que "para ser independientes es necesario tener su propia industria". Además, resaltó que "cada nación, aunque sea muy pequeña, quiere vivir su propia vida+ y sugirió que "los países latinoamericanos tienen que unirse... para conseguir los objetivos positivos, para la construcción económica y no solamente para organizar la oposición", frente a lo cual le preguntó a su interlocutor si existe ese deseo. El embajador respondió que "parece que los países latinoamericanos tienen este deseo, pero en cuanto algún país empieza a luchar por la independencia económica de los Estados Unidos, abren una campaña hostil en la prensa, acusándolo de apego al comunismo y en la dependencia de la Unión Soviética".

Bravo elogió a la URSS al manifestar que "desde niño estuve interesado en la Unión Soviética. Admiro la forma en que se está construyendo y los éxitos extraordinarios que está logrando en la modernización de su industria". Además, recalcó que "el pueblo argentino mira con mucha simpatía hacia la URSS, viendo en ésta la vanguardia en la lucha por la independencia de los pueblos".

Fuente: Diario de Cuyo

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El 16 de enero de 1953 Leopoldo Bravo presentó sus cartas credenciales en el Kremlin y el 7 de febrero de ese año fue convocado a las oficinas del Kremlin para entrevistarse con Stalin. (Fuente: Diario de Cuyo)