Rafael Iglesias, sanjuanino por adopción y medalla de oro olímpica

 Argentino Rafael Iglesias nació un 25 de mayo de 1924 en Avellaneda, provincia de Buenos Aires. Y murió el 1 de enero de 1999 en la ciudad de San Juan, donde vivía desde hacía cuarenta años.
Había ido a pasar el año nuevo a la casa de una de sus hijas y se sintió mal. Fue trasladado de urgencia y después falleció de un paro cardio respiratorio en un sanatorio de San Juan.

Tenía setenta y cuatro años. Y la comunidad del boxeo nunca se olvidó de él. ¡Cómo se va a olvidar si es la última medalla de oro del boxeo argentino! Los que revisan la historia se encuentran con su nombre y su logro más temprano que tarde… «El Rafa» es un ineludible.

Rafael Iglesias fue un boxeador aficionado muy celebrado en su época. Una carrera amateur llena de gloria. Entrenaba en el Royal Boxing Club.  El boxeo crecía quizás como ningún otro deporte en el país. El 15 de noviembre de 1944 Iglesias ganó el torneo Guantes de Oro en la categoría pesados superando a Ernesto Tosello en la final. Y fue campeón nacional. Era un pesado con movilidad, poder y velocidad. No un gigante aparatoso y robótico. Un tipo movedizo y ágil para la categoría.

El 17 de noviembre de 1945 se consagra Campeón Nacional Argentino de peso pesados ganándole a Mauro Cia y a Luis Pacheco. Y luego obtuvo el Latinoamericano. Todos los encuentros los resolvió por nocaut. Nacía un fenómeno. Era un tanque pegador y rompedor. Un noqueador que entretenía a la gente. El KO es al boxeo lo que el gol es al fútbol, el try al rugby. O el orgasmo al amor. Es el momento cumbre.

Eran tiempos gloriosos del boxeo argentino. Y probablemente mundial. La generación dorada del pugilato.
Ese año debutaba en el Luna Park, nada más y nada menos, que Jose María «El Mono» Gatica. El boxeador del pueblo.


El 4 de febrero de 1947 volvió a descollar en el Guantes de Oro noqueando en la final a Amílcar Oreste Brusa. Luego famoso mundialmente por ser el técnico de Carlos Monzón. Y de una quincena de campeones mundiales más.
Los nombres van sonando y las historias entrelazando. Como una centenaria cadena de hechos asombrosos. Tipos como los nombrados hicieron muy grande al boxeo argentino de todos los tiempos. Leyendas de oro. Tipos pesados. Que están en la galería de los elegidos.

Argentino Rafael Iglesias era pupilo de Diego Franco. El glorioso Diego Franco, quien había guiado a otro campeón olímpico, Víctor Avendaño, a que obtuviera la presea máxima en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928.  Iglesias fue el mejor pesado aficionado argentino durante la segunda mitad de la década del 40. Sus duelos con Amílcar Brusa y Mauricio Cia despertaban la pasión de los amantes del boxeo.

Rafael Iglesias gana el torneo Pre Olímpico un 9 de julio de 1948 frente a Argentino Bini. En el campeonato supero a Eduardo Romero, a Juan Trappe, triunfó sobre Amílcar Brusa, en semifinal doblegó a Nicolás Carme. Y en la final se impuso a Bini por decisión. Ahora se venían «las grandes ligas».

En esos Juegos casi debuta en la categoría el que luego fuera un famoso campeón mundial Pesado: «Rocky» Marciano. Pero el norteamericano se lesiona antes de que arranquen las actividades. ¡Así que nunca se cruzaron! «Rocky» era un petizo «rompe huesos».

En tierras inglesas se lleva sus tres primeros combates por decisión dividida. Le ganó al español José Rubio Fernández, al italiano Uber Baccilieri, y en semi al sudafricano John Arthur.
Eran fallos disparatados (eso dijeron los corresponsales de la época). Cuentan que las había ganado y muy bien. Los fallos localistas siempre existieron. La inexplicable «Ley del Local y Visitante». Se dice que la gente fue sumamente hostil. Por lo menos así se sintieron tratados ellos.

La final fue contra el sueco Gunnar Nilsson. Y todos sabían que la victoria del argentino debería ser categórica para convencer a los jueces. Sale a pelear con el párpado derecho muy inflamado lo que le dificultaba la visión.
Sin embargo, con un terrible derechazo envía al sueco a la lona por toda la cuenta… Y a «dormir la siesta». «Chau tu ficha». Anoten bien la fecha: El 13 de agosto de 1948 Rafael Argentino Iglesias conquista la medalla de oro para el país en peso Pesado. Fue el último Oro olímpico argentino en el boxeo. Gloria eterna. Gloria vieja…


El desembarco en la Dársena Norte del puerto de Buenos Aires fue multitudinario. Délfor Cabrera en maratón y Pascual Pérez en boxeo también regresaron con la medalla de oro desde Inglaterra. Medio país los esperó para darles su amor.
No podían ni caminar de tanto borbollón que había. Una locura de locos. Fueron paseados por todo Buenos Aires. Algo se quebró ahí. Luego nunca dio el gran salto…

El 24 de enero de 1952 debuta como profesional en San Francisco, California. Pierde en el round 3 por KO frente a Bob Dunlap y se retira para siempre. Nunca más. Tenía todo el tiempo y el crédito del mundo para recuperarse pero no quiso.
Quizás se cansó del aire de los gimnasios y el olor a humedad y a encierro.
Quizás al sacrificio de ser boxeador que es tremendamente difícil de tolerar. Quizás de los dirigentes. Quizás quiso conocer otros «vivires y decires». Quizás un poco de todo.

La verdad es que «colgó los guantes» como se dice siempre… El mundo del boxeo profesional es duro y muchas veces ingrato. Aseguró la bocha laburando y muy bien en Luz y Fuerza.

Finalmente se fue a vivir su vida manso y tranquilo a San Juan. Y allá vivió casi toda su vida. Tranqui.
Hizo una amable familia y se instaló en el desierto para siempre. Mitad un muchacho de Avellaneda y mitad un sanjuanino. Pero por sobre todo un argentino.

Fuente: www.laleydelboxeo.com – Publicado el 15 de julio de 2019

GALERIA MULTIMEDIA
Londres 1948. Rafael Iglesias recibe la medalla de oro en el podio olímpico. (foto: elgrafico.com.ar)
Imagen del combate donde Rafael Iglesias derrota al sueco Gunnar Nilsson y logra la Medalla de Oro en los Juegos Olímpicos de Inglaterra en 1948 (Fuente: @juegosolimpicos - Twitter)
Imagen del combate donde Rafael Iglesias derrota al sueco Gunnar Nilsson y logra la Medalla de Oro en los Juegos Olímpicos de Inglaterra en 1948 (Fuente: @juegosolimpicos - Twitter)