Monseñor fray Marcolino del Carmelo Benavente, quinto obispo de San Juan

El siguiente texto fue extraído de la publicación “Cuarte centenario de San Juan 1562- 1962, cuyo autoría es de Julia Ottolenghi

 Para ser enviada al Poder Ejecutivo y el Honorable Senado de la Nación, el 3 de julio de 1898 formuló la terna para elevar a la santa Sede, y proveer la vacante de la diócesis de San Juan de Cuyo por el fallecimiento del Obispo Achával.

Primero: fray Marcolino del Carmelo Benavente, segundo: presbítero Federico Rassore; tercero: canónigo Salvador I. Giles.

El presidente de la república, doctor José Evaristo Uriburu, firmó el decreto de presentación ante la Santa Sede, de fray Marcolino del Carmelo Benavente para obispo de San Juan de Cuyo.

Por "breve apostólico" el Santo Padre lo nombró y la consagración la recibió de manos del arzobispo monseñor Ulasdilao Castellano, en la Iglesia de Santo Domingo, el 19 de marzo 1899.

Monseñor fray Marcolino del Carmelo Benavente nació en San Antonio de Areco, provincia de Buenos Aires, el 17 de agosto de 1845. Ingresó en la orden de Santo Domingo en el Convento de Buenos Aires, en 1862.
Celebró la primera misa en 1868, en el mismo convento. Predicó el primer sermón antes de ser sacerdote; su elocuencia se desbordaba en los temas sociales y sus dotes oratorias se admiraron en el país, Uruguay, Paraguay, Roma y España. En Madrid predicó ante la Reina Regente, Da. María Cristina de la que recibió elogiosos plácemes.

En el viaje a Europa en 1888, consiguió la instalación del colegio "Lacordaire", en Buenos Aires, que se fundó en marzo de 1889, desempeñando él, la rectoría desde 1893 hasta 1898.

Concibió la magnífica idea de erigir una estatua al Cristo Redentor en Los Andes, idea materializada en la hermosa obra de arte del escultor Mateo Alonso, que se alza en el límite de Argentina y Chile, a cuatro mil metros sobre el nivel del mar. No fue ese el lu­gar que personalmente el obispo Benavente señalara marcándolo con una cruz, con esta inscripción: "Regi immortali saeculurum" (Al Rey inmortal de los siglos), sino frente al Puente del Inca.

Se inauguró ceremoniosamente el 13 de marzo de 1904, en presencia de las autorida­des civiles, eclesiásticas y militares de Argentina y Chile, y de numerosa concurrencia de argentinos y chilenos.

 Monseñor Benavente se preocupó por la reconstrucción y edificación de iglesias y parroquias. Con luchas y sacrificios pudo levantar el edificio destinado Palacio Episcopal, que inauguró el 19 de marzo de 1910.

Fundó la revista diocesana "El Porvenir" el 29 de abril de 1899, convertida en diario, el 1 de junio de 1906.


Falleció en Buenos Aires el 28 de septiembre de 1910. En la basílica de Santo Domingo fue expuesto su féretro durante dos días y visitado por lo más distinguido de la sociedad bonaerense. El día 29 se celebraron honras fúnebres.

Se trasladó el féretro a la estación Retiro para conducirlo a San Juan, escoltado por el Escuadrón de Granaderos. Al llegar, el Regimiento 15 de Infantería le rindió honores. Un enorme gentío llenaba la estación ferroviaria y las calles de la ciudad. Un grupo de sacerdotes condujo el féretro hasta la estatua del Dr. Salvador María Del carril, donde pronunciaron oraciones varios oradores, después de hacerlo el doctor Juan Tierney.

A las cinco de la tarde fue sepultado en la Iglesia Catedral, en el sepulcro de los obispos.

Anunciada oficialmente la muerte del ilustre obispo Benavente, el Cabildo por unanimidad eligió a monseñor Juan Marco Zapata, que había sido vicario general del obispado, para gobernar la diócesis durante la sede vacante.

Ver artículo:
El viejo Palacio episcopal. Por Juan Carlos Bataller
 

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1920 – Calle Mendoza y el Palacio Episcopal / Esta es una vista de la calle Mendoza, en la ciudad de San Juan anterior al terremoto de 1944. Se aprecia frente a la plaza principal, el imponente edificio del Palacio Episcopal, que estaba emplazado al lado de la Catedral. De líneas románticas-bizantinas, fue inaugurado en el Centenario de la patria por el obispo, monseñor fray Marcolino del Carmelo Benavente. Era uno de los 19 edificios construidos con cemento que existían en 1910. Este hermoso palacio, lamentablemente, tuvo vida efímera pues aunque soportó el sismo de 1944 fue demolido para abrir la avenida José Ignacio de la Roza. (Foto publicada en el libro “El San Juan que Ud. no conoció”, de Juan Carlos Bataller; proporcionada por Ricardo Prieto)
Monseñor fray Marcolino del Carmelo Benavente
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