Juan Carlos Turón: "Los reglamentos policiales son perversos"

El comisario retirado Juan Carlos Turón pide darle mayor poder a la policía con mayor control. Se asombra de la irracionalidad con la que actúan los delincuentes.


Juan Carlos Turón es policía retirado y también es abogado. Es de los integrantes de la fuerza más respetado por sus pares y es de los pocos que se anima a hablar a fondo del tema seguridad. Crítico de cómo se trata el problema, pide mayor capacitación. En esta entrevista habla a solas con El Nuevo Diario.

-¿Llegó la hora de la capacitación a nivel universitario?
-Ese es un anhelo muy viejo. Escuché que se está buscando la licenciatura en seguridad y eso hace más de diez años que se viene trabajando donde el problema en la universidad es el reparto de cargos docentes, esa es la absoluta verdad. Es posible que quien esté en actividad no lo puede decir, pero yo no tengo problema en hacerlo. Y es como le digo que hay una contradicción porque de quienes han logrado ser profesionales dentro de la policía son los que menores perspectivas de ascenso tienen y además no hay ningún incentivo.

-¿De qué le sirvió ser abogado?
-Me sirvió para de alguna manera ganarme el respeto de mis camaradas, de mis subalternos. Pero en la carrera propiamente dicha nunca cumplí funciones inherentes al título. Excepto en que en un período de mi carrera estuve en el área de planeamiento donde sí trabajamos en modificaciones de leyes, donde salieron muchos proyectos interesantes que posiblemente podrían articularse con esta nueva filosofía.

-¿Qué proyectos?
-Nosotros planteábamos que los cargos a oficial, a comisario general se hagan por concurso, que participara un diputado de las deliberaciones de las juntas de calificaciones. Planteábamos que una persona de aquí a diez años en adelante para llegar al último grado tenía que tener un título universitario de cualquier rama, sea inherente o no a la función policial porque lo que se busca es la cultura y como le decimos, el roce.

-Dicen que ya no quedan los policías de calle, los que se meten por todos lados para investigar, e incluso muchas veces andan en los mismos ambientes de los delincuentes buscando datos. ¿Es así?
-Creo que el sistema los va eliminando. La policía tiene una tarea de investigación muy limitada y va de la mano de las atribuciones que en el caso concreto les dé el juez. Antes el investigador tenía una cierta autonomía que le permitía investigar hechos que no estuvieran denunciados. En cambio ahora, el Código de Procedimiento establece que funcionan las facultades cuando hay un hecho consumado.

-Hay otro tema que se dice que si está ocurriendo algo, al policía le conviene llegar cinco minutos después. ¿Es así?
-Los reglamentos policiales son, a esta altura de la civilización, perversos. En un procedimiento, el policía tiene siempre la posibilidad de tener un inconveniente. Y esto le paraliza la carrera al policía.

-Incluso en un enfrentamiento, donde no puede sacar el arma antes..
-En el uso del arma hay un mito que el policía por ser policía. El policía tiene las facultades de cualquier civil que se defiende. Pero nosotros hemos tenido sentencias donde un juez de la provincia procesó a un policía porque el calibre del arma del policía era mayor que el calibre del arma del delincuente.

-La cuestión es cómo se llega a un término medio entre darle más facultades a la policía pero que también haya cierto control porque todavía queda en el pensamiento colectivo lo que fue la maldita policía bonaerense.
-Eso es fácil. Usted tiene que pensar que no son facultades de la policía. Usted tiene que decir que el Estado tiene que munirse de los elementos para defender a sus ciudadanos honestos. Si no confías en la policía, creá otra o hacé algo. Pero está la policía, tenemos que darle facultades. Correlativamente con esas facultades hay que hacer un organismo de control que sería una superintendencia de asuntos internos, pero con verdaderas facultades de investigación preventiva. Ahora, Asuntos internos lo que hace es hacer las investigaciones sobre hechos consumados.

-Hay dos teorías, una muy fuerte que dice que endurecer las penas, la otra que dice que hay que hacer penas mucho más corta, pero que sean mucho más efectivas, ¿Cuál cree que es la correcta?
-El endurecimiento de las penas en sí mismo no tienen ningún resultado. ¿Qué diferencia hay que una persona esté 3 años o 5 en la cárcel? Si la cárcel sigue siendo una Universidad o un postgrado del delito. Si no hay una verdadera política de reinserción, va a salir o a los 3 o a los 5 siendo más delincuente de lo que entró.

-Lo importante es simplificar los procesos también
-Eso sí es muy importante, no solo pensando en el delincuente, sino pensando en aquella persona que por unas situación X se ve involucrado en un proceso penal sin ser culpable.

-¿Los problemas de la cárcel se arreglan con plata, invirtiendo más?
-Es difícil que un político diga tiene que ampliar la cárcel o hacer otra. Es como aceptar que algo no está funcionando en su sociedad pero no se puede tapar el sol con una mano.

-Otro tema es que los jueces tendrían que ir a la cárcel y no trasladar a los presos…
-Con las video conferencias, podría solucionarse porque tampoco sería muy bueno sacarlo al juez, que esté permanentemente en la cárcel porque se desvirtuaría el sistema. El juez tiene que atender en su despacho, tiene un cúmulo de trabajo y creo que sería peor el remedio que la enfermedad.

-Tienen otros códigos hoy los delincuentes…
-Por supuesto…

-Con más violencia…
-Con más irracionalidad, te matan porque tenés, te matan porque no tenés, ese es el problema. Los cerebros quemados por la droga, resentimientos propios de los servicios penitenciarios, hace que la delincuencia haya perdidos los códigos que tenía como ser a los niños no, a las mujeres no, a las empleados no.

-¿Hay ventas de datos en San Juan?
-Más que venta de datos, hay participación. El que realiza un robo elaborado, se provee de información que le permita realizar un hecho más redituable. El mayor problema es que somos bocones, no estamos preparados para actuar en estas épocas y se dicen datos que puede tomar cualquiera.

-De aquí a unos años más ¿qué puede pasar?
-Creo que todavía no tocamos fondo, en San Juan me refiero. La lógica sería que llegue acá lo mismo que pasa en Buenos Aires,  porque la historia así lo indica. Lo que pasaba en Colombia terminó pasando en México, después Río de Janeiro y el conurbano bonaerense, porque los fenómenos sociales son similares, entonces las consecuencias difícilmente sean distintas.

-¿Se puede hablar de policía científica en San Juan?
-Me gustaría creer que sí, pero la institución tiene impedimentos legales. Enla Constitución del 86 se dividió las funciones de Policía Seguridad y Policía Judicial. La Criminalística, la Policía Científica iba a depender de la Policía Judicial y cuando se comenzaron a jubilar los técnicos y los científicos de la policía  se buscó capacitar nuevos, encontrándonos que no era una actividad inherente. En este momento no hay licenciados en criminalística justo cuando las ciencias forenses se han multiplicado, se han hecho mucho más rigurosas, la informática forense, todo el tema de rastro, medicina forense, química forense, genética forense, requiere un staff multidisciplinario de profesionales en procura del esclarecimiento del delito.

-¿Quién lo hace hoy?
-Nadie, el último licenciado en criminalística que tuvo la policía se jubiló por el año 2002.




Una vida con el uniforme
-¿Desde cuándo es policía?
-Desde 1974 a 2003 cuando pasé a retiro obligatorio porque el gobierno actual designó a un subjefe que era de menor jerarquía que seis comisarios generales y nosotros, por imperio de la Ley de Retiro, dejamos el trabajo con prácticamente 30 años de servicio y 48 de edad.

-Cuándo ingresó en 1974, ¿cómo se entraba a ser policía? ¿Cuál era la motivación?
-Había una campaña muy agresiva hacia los jóvenes que terminaban su secundario, porque en esa época se ingresaba a la institución con sexto grado del ciclo primario cumplido. Muchos entraban porque no había otras posibilidades, se entraba buscando una salida laboral y la mayoría de nosotros, a raíz de una muy buena educación que dieron queridos y viejos profesores e instructores, fuimos amando la función.

-¿Se siente todavía policía?
-Después de ocho años todavía sigo viviendo como si estuviera en actividad. Es una cosa rara, nosotros seguimos siendo policías para siempre.

-¿Qué diferencia ve con los policías que ingresan ahora?
-En realidad el elemento humano tiene las mismas características que la evolución que ha tenido la sociedad. Nosotros veíamos que antes había mayor respeto, mayor orden. Había gente que tenía tercer grado que eran los viejos jefes pero eran personas muy respetadas porque eran respetuosas, personas muy sabias y conocían muy bien su trabajo. Los jóvenes están mejor instruidos, mejor ilustrados pero por ahí cuesta un poco encuadrar en las normas que son propias de la función, que son muy rigurosas y creo, a mi entender, bastante arcaicas a esta altura. Nosotros tenemos reglamentos vigentes que tienen cuarenta años.

-¿En qué sentido hay que cambiarlos?
-Da la impresión que cuesta más que germine la semilla de la vocación. Eso tiene que ver con los tiempos que corren, que no es patrimonio de nadie en particular pero de todos en general. Había una educación y una instrucción y una palabra que con el tiempo ha caído casi en desuso y que ha pasado a ser mala palabra, había doctrina. Y digo mala palabra porque con el advenimiento de la democracia se consideraba lo que era doctrina y disciplina como la formación de represores.

-¿Qué tipo de doctrina?
-Había doctrina en el sentido que el policía no es solamente un hombre de seguridad sino que es un agente social y en otras épocas participaba en cuestiones vecinales, en cuestiones sociales, muchas más activamente porque la ley se lo permitía. Era quien instruía las causas contravencionales, quien aplicaba las sanciones, las cobraba y las remitía a la central de policía porque en esa época todavía no había ni juzgados de faltas y también lo hacía en el área de contravenciones de tránsito.

-¿Había más respeto de la gente hacia el policía?
-Sí, con absoluta seguridad se lo digo.

-¿Por qué se ha perdido?
-No creo que sea un problema solamente de la policía, tiene que ver mucho con las dificultades que tiene la sociedad para actuar ordenadamente. La ruptura de los códigos o de los cánones del orden  no se ve solamente en la interrelación con las fuerzas policiales, sino que se ven en las aulas, en los clubes, en los vestuarios, en las piletas, es una cuestión social a la cual la relación con el policía no es ajena.

-Pero también quizás el policía frente a la sociedad tenía otra postura, otra forma de ser. Por ejemplo muchas veces se lo ve con el teléfono celular mandando mensajitos, no da la imagen de policía.
-La llave de todo esto es la autoestima. El policía se sentía una persona importante dentro de la sociedad. Ahora el policía es una gente de seguridad vacío de otros contenidos. Antes no era así.

-Hace unos años tuvo una denuncia penal, ¿cómo terminó eso?
-En nada porque se comprobó incluso que no había estado en el lugar del hecho. Pero el tema me marcó mucho.

-¿Por qué?
-Porque tuvo gran repercusión mediática y me afectó mucho. Alguna vez me gustaría saber por qué pasó. Ya pasó pero uno no se olvida más.

Perfil
Profesión: Desde 1974 a 2003, policía y en 1991 me recibí de abogado. Ejerzo la profesión y tengo una empresa que brinda seguridad.
Estado Civil: Está casado y tiene un hijo de 29 años que trabaja con él y una hija de 26 que es instrumentadora quirúrgica.
Comida favorita: asado y me considero un buen asador.
Bebida: gaseosa, no tomo alcohol.
Hobby: Me gusta el tiro.
Programas de TV que ve: documentales, principalmente sobre el origen del universo.
Una frase para que lo recuerden: Que fui una persona valiente.



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Turón dice:Si no confías en la policía, creá otra o hacé algo. Pero está la policía, tenemos que darle facultades. Correlativamente con esas facultades hay que hacer un organismo de control con verdaderas facultades de investigación preventiva.
Juan Carlos Turón es partidario de recuperar la doctrina vinculada a la vocación, sin que esto signifique formar represores.