Expresiones Artísticas
Mínguez Barboza. Veinte años sin cantar y la gente lo sigue prefiriendo
Un día de 1994, hace veinte años, Manuel Minguez juntó valor y le dijo a su amigo y compañero de canto Américo “Pelufo” Barboza: -No se cómo decírtelo, pero le he perdido el gusto a esto. He decidido dejar de cantar.
Terminaba así una historia que comenzó 30 años antes cuando estos dos pocitanos decidieron conformar “el dúo más mentao de muchas leguas a la redonda”, al decir del aparcero Jorge Darío Bence.
Ambos ya eran cantores cuando se conocieron. Manuel integraba un cuarteto y Pelufo cantaba con el Bebe Flores en el grupo Tres voces y tres guitarras.
Manuel y Pelufo se habían criado en sus casas de las calles 13 y 14 y se veían en las farras.
Minguez nunca aceptó una entrevista con el periodismo pero sí lo hizo Pelufo, quien contó que “un día vino de Buenos Aires un señor a buscar un cantante y se contactó con Manuel, quien comenzó una exitosa carrera en Buenos Aires. Pero necesitaban otra voz y me buscaron a mí. Así se integra el trío Los Cóndores que se dedicó a tocar ritmos latinoamericanos por cerca de un año. Todo terminó cuando llegó la Navidad de 1965 y los sanjuaninos volvieron a San Juan.
De esta forma quedó integrado el dúo Minguez Barboza que durante tres décadas marcaría uno de los puntos más altos de la música cuyana.
El dúo grabaría seis discos y se consagraría Revelación de Cosquín en 1969 junto al célebre ballet Brandsen, con el que fueron contratados en Neuquén y Río Negro durante varios meses.
En Chile llegaron a ser tan conocidos como en San Juan.
Comenzaron cantando en Temuco, de ahí pasaron a Concepción y finalmente tuvieron como centro de actividad a la capital, Santiago, donde popularizaron temas como Angélica, la zamba de Roberto Cambaré que llegó a ser éxito en toda América.
Un año permanecieron en Chile, actuando en los mejores espectáculos de Santiago, Viña y Valparaíso. De regreso en San Juan cantaron en festivales hasta que en 1983 viajaron a los Estados Unidos donde cantaron durante seis meses.
-Nos fue bien, tocamos en restoranes de Manhattan, Washington y Miami. No sabíamos nada de inglés, pero nos dábamos maña. Por suerte el público que nos iba a ver era prácticamente todo latinoamericano, recordó Pelufo.
De vuelta en San Juan deciden poner en marcha El horcón, un mítico restaurante, reunión obligada de turistas y sanjuaninos amantes del folklore, a la vez que viajaban a distintos festivales del país.
Hasta que un día Manuel Miguez dijo basta y sin dar mayores explicaciones se bajó de los escenarios para siempre.
Rony Vargas nos contaba hace poco:
-Es increíble pero si uno le pregunta a un cordobés qué saben de la música cuyana, inmediatamente nombran a Minguez - Barboza. Y hace veinte años que no cantan juntos…
Pelufo siguió relacionado con el folklore. Formó un dúo con el gordo Paez Oro que quedó trunco al morir éste. Hizo dúos con casi todos los cantantes de San Juan en encuentros espontáneos. Fue jurado de los concursos de La Ventana y desde el 2003 es el propietario de un restaurante que ha sido el digno sucesor de El Horcón: El rancho de Pelufo. En ese local de la Avenida de Circunvalación, Pelufo, con sus 70 años, sigue cantando con sus amigos que aún sueñan con que alguna vez vuelvan a reunirse con Minguez y reactualicen “el dúo más mentao”.
