Labor de investigación

 Cuyo es un verdadero cofre de tradiciones. Un pedazo de su área, Mendoza, es la fragua donde se forjó el ejército de la libertad; y por algo más que su proximidad al Andes, la eligió San Martín para tamaña empresa.

Las virtudes del pueblo; su vida familiar y hogareña, el trabajo agrícola y artesanal, las actividades espirituales puestas al servicio de las artes, la religión y la solidaridad humana, es legado patrimonial que nos perte­nece y que tenemos el derecho de defender y conservar y fueron cualida­des éstas que no pasaron inadvertidas para el ilustre guerrero.


6.1. Historia y folklore
Cuyo tiene un pasado que registra la historia escrita referida a su evolución política, social y económica. La veracidad de esos hechos des­cansa en la autenticidad de los documentos que la certifican. Sin docu­mentos escritos no hay historia; pero, Cuyo tiene otra historia que no está registrada en textos bibliográficos, está grabada en el alma misma del pueblo.

La historia escrita es fácil de conocer y de conservar; la segunda, la no escrita, consustanciada con el hombre y la tierra, puede desaparecer con él si no hay quien se preocupe de investigar, recoger y conservar todo cuanto a ella se refiera

Esta forma de historia y su contenido, constituye el patrimonio cul­tural del pueblo y se define con una palabra de sentido universal: FOLKLORE.

La República Argentina está dividida en siete áreas folklóricas bien diferenciadas. Sus límites, que no son los políticos, no están precisamente determinados; en los lindes de las áreas folklóricas, los hechos de este género, de una y otra, se confunden y se funden. Cada región folklórica tiene matices propios y diferenciados: la tonada del habla popular de las provincias, la música, las danzas, las prácticas artesanales, las comidas, la vivienda, los juegos y el trabajo, cobran carácter distinto en cada una. Las modalidades propias no han sido impuestas por ningún ente institu­cionalizado; son productos genuinos del pueblo iletrado al que se ha dado en llamar gente folk o estrato folk.
El trabajo de asimilación, elaboración y transformación de hechos y fenómenos culturales que configuran nuestro haber popular cultural, se debe a nuestro pueblo. El nos da sentido, nos identifica como sociedad humana libre y distinta, nos signa con caracteres propios y nos da el color que habla de pueblo y no de masa.

6.2. Importancia asignada al folklore
En loss países más civilizados, el folklore, que es el patrimonio tradi­cional, popular, se maneja y digita con el mayor respeto. Por él llegan a través de las generaciones, corrientes telúricas que vienen de muy lejos y de muy hondo, ya que el folklore regional enraíza y se nutre del folklore universal.


COSTUMBRES
Cada día crece la preocupación de los pueblos del mundo entero por conservar y divulgar su folklore. Los artistas de lodos los géneros, cuando aspiran a diferenciar su arte del de sus congéneres de las distintas lati­tudes, signan sus obras con los efluvios folklóricos de su pueblo, guar­dados en el alma para marcar las obras de su creación.

¿Por qué el oído entendido distingue la música rusa de la española y ésta de la húngara, por ejemplo?

Es, porque, en cada una de ellas está vibrando, como alma de la composición, el sentir y el sufrir del pueblo a que pertenece.

Hemos dicho que todas las naciones civilizadas respetan su folklore y se enorgullecen de él; prueba de ello nos dan las delegaciones artísticas que de todos los continentes viajan como embajadoras de su folklore artístico; la infinidad de museos tradicionales en donde se conserva toda obra de creación y uso popular que pueda servir para conocer y diferen­ciar a ese pueblo. Actualmente, se va más lejos en materia de conserva­ción de materiales folklóricos, con la creación de museos vivos, en mu­chos países de Europa. Es que tienen la seguridad de que la diferencia no debilita, fortifica la hermandad.

Nosotros aspiramos a esa hermandad con todos I0s países, pero conservando nuestra propia identidad, característica, enraizada en nuestro folklore.

No queremos que se diluya, en un mar agitado y convulsionado, lo que es nuestra herencia, producto del trabajo y del espíritu de nuestros antepasados. Queremos conservar todo lo que aún se puede salvar, de un quehacer que nos honra y enaltece. No nos debe desteñir la patina de la indiferencia y el menosprecio, por algo que es sagrado, obra de los hombres, haciéndolos amorfos. Tenemos que luchar contra el menos­precio de quienes desconocen la fuerza moral que engendra el amor a las tradiciones, que es en síntesis el amor a la patria. Tenemos que pro­teger nuestro acervo, seguros de que en época de prueba será el baluarte poderoso donde afianzarnos y fortalecernos para la lucha.

El folklore es una ciencia nueva, rama de la antropología cultural, por eso, estudiosos y científicos investigan en las manifestaciones folkló­ricas de los pueblos por considerarlas valioso elemento para hacer el estudio integral del hombre, considerado no sólo ser físico, moral e inte­lectual, sino también social.


6.3. Folklore vigente. Investigación
Con el propósito de conocer el folklore vigente en comunidades folk, un equipo integrado por los autores de esta obra y la señora Nelly Rodrí­guez de Carrera, en febrero de 1971, visitó los departamentos de Valle Fértil, Calingasta, Jáchal y Caucete, de la provincia de San Juan.


6.4. Valle Fértil
Es una comunidad folk donde se conservan como en ninguna parte de la provincia, y quizá de la región, costumbres y modos de vida de prin­cipios de siglo que parecen resistir el paso del tiempo. Limita en toda su extensión con La Rioja. Presenta un aspecto tropical de extraordinaria fecundidad y belleza. San Agustín es la cabecera. Tiene cada casa su huerta típica donde se mezclan frutales con arbustos, plantas medicinales y flores. En los alrededores serranos hay minas en explotación. Buena parte de la población se dedica a industrias manuales o artesanales. Se practica la pesca deportiva y la caza mayor: león americano y guanaco, en las sierras próximas. Estas sierras presentan SUs laderas occidentales desérticas y las orientales vegetadas por flora subtropical, propia de la región: algarrobo, retama, chañar, tala, molles, etc., salpicada de grandes cardones y poblada de caza mayor y menor. Un empleado municipal, el Sr. Luciano Barros, hijo de Valle Fértil, muy conocedor de la zona, fue nuestro cicerone.


Viviendas
Con excepción de algunos edificios nuevos, el total de viviendas es de adobes y adobones, y apenas se sale del radio urbano predomina el rancho de quincha. Hay luz eléctrica y agua corriente en la villa, pero a I0s pueblitos aledaños no ha llegado aún esta forma del progreso.

Personas visitadas
Juan Tomás Rojas: Artesano, guitarrista y cantor. Con sus dos herma­nos, Bernardo y Gumersindo, forman un conjunto que interpreta con bas­tante sabor regional nuestro cancionero folklórico. Recordó viejas tona­das, recogidas en anteriores giras del mismo equipo. Se le confeccionó ficha de artesano: hace monturas, igual que su padre, y trabajo por encargo, para distintas provincias.

Martin Villafañe: En Balde del Rosario, a cincuenta kilómetros apro­ximadamente de la villa, hay una comunidad folk integrada por doscientas ochentas personas. Oyendo hablar a las entrevistadas, comprendemos estar ante una organización social en la que rige un auténtico sentido co­munitario de la vida. Todo lo que hay que hacer en beneficio de todos, lo realizan todos y cada uno, sin mezquindad ni retaceos: (ayudar en la siembra o cosecha, abrir caminos, cuidar animales, levantar cercas y hasta en las rogativas, para pedirle a la "Patrona”, que les mande una lluvia, se unen todos).

La tarde del 18 de febrero se hacía allí una procesión, a las 15, para pedir agua del cielo. Era tanta la fe de aquella gente, que nosotros sen­timos una gran alegría cuando aquella misma noche cayó un buen chaparrón.

Hay que considerar que la vida de aquellas doscientas ochenta almas depende de dos o tres lluvias al año. Aprovechan el remojón para ente­rrar semillas, y es tan feraz la tierra y saben cultivarla tan bien, que cose­chan pimientos, tomates, melones, sandias, choclos, zapallos, etc. Pero si no llueve tienen que conformarse con el asado y el mate, más lo que pueden conseguir de proveedores que pasan de tarde en tarde. Allí no se desperdicia nada. Lo que sobra después de comer, se seca para el in­vierno, que es largo y penoso.

Hay en todos una conformidad santa con su destino y creemos que ninguno se sentiría feliz en ningún otro lugar de la tierra. Las viviendas son de lo más precarias; la mayoría, ranchos de quincha con enramadas, fogón en el suelo, horno de barro y en algunas, modestísimo moblaje: catres con mantas tejidas en telar, sillas de totora o con asientos refor­zados con cuero crudo.

Martin Villafañe trabajó en minas de mica, y después en la policía; actualmente es jubilado. Todos sus trabajos los alternó con su artesanía: curtiduría de cueros Emplea en su quehacer elementos rudimentarios y obtiene el mejor de los resultados. Con los cueros curtidos confecciona prendas de abrigo que vende a los turistas, y hace por encargo.

Ramona Vega de Villafañe: Esposa del anterior, 61 años, tiene tres hijas y éstas y la madre tejen e hilan a la perfección. No producen más por escasez de materia prima y falta de un buen telar.

Lindauro Soria: Es minero; hace más de treinta años que realiza esta tarea. Se interna en la sierra durante muchos días para volver después con las mulas cargadas de mica, que le rinde muy poco.

Victorino Herrera: Tiene cincuenta y cinco años, es minero y artesano, además guía a los turistas que visitan Ischigualasto (Valle de la Luna), región de gran valor arqueológico. Se dedica además a tallar en madera aprovechando formas naturales que presentan ramas y raíces, para expre­sar motivos de la fauna regional con mucho acierto. Además talla objetos de adorno, utensilios y muebles. También trabaja en herrería. Colaboran con él sus hijos.

Margarita Ortiz de Herrera: Artesana. Hila y teje lana. Colaboran con ella sus dos hijas.

Ramona Ontiveros: Centenaria; trabajó siempre en telar e hilandería.

Margarita Ontiveros: Hija de la anterior, artesana. Hila y teje, tiene sesenta años.

Adelaida Carpió de Pedernera: Ochenta y nueve años, nueve hijos, hábil hilandera y tejedora. Rica vida espiritual. Tiene dichos y ocurrencias propias.

Rosario Bustos Vda. de Flores: Cien años y medio de edad. Hilandera y tejedera. Recuerda el temblor del 94, y relata escenas del mismo. Tiene agilidad mental y fuerza física para el trabajo. Recuerda que en sus tiem­pos jóvenes se cantaban tonadas, cuecas, triunfos, gatos, mariquitas y vidalitas, estas, acompañadas con caja. Entre los principales cantores citó a Marcos Pizarro y Patrocinio Pereyra, que hacían dúo y tocaban la guitarra.

Ambrosia de Acosta: Hilandera y tejedora.

Elvira Burgoa: conocida por todos como la mejor bailarina del lugar. Tiene buena estampa y de­rrocha simpatía; es dicharachera, desenvuelta, chispeante; relata hechos y retiene en la memoria versos, adivinanzas, cuentos y refranes que ano­tamos. Tiene 70 años.

OTROS PERSONAJES VISITADOS: Emiliano Gómez, 66 años. (Le re- huía al micrófono con recelo). Recordó fiestas y costumbres lugareñas. Eva Ouiroga de Gómez, de 73 años, cuenta la aparición de la Virgen en el Valle y recuerda también costumbres, fiestas y actos religiosos. Enrique Avenamar Cuenca, es cantor y guitarrista. Recordó su actuación en el Festival Folklórico de San Juan, año 1936; Monico Fernández, versador, y Atencio Freiles, que sigue cultivando el folklore regional. Ramón Mar­tínez, es platero. Hace mates, enchapa monturas, rastras y taleros. Alejo Chaves, es también platero y cuchillero. Ángela Alcaraz de Carrizo: arte- sana. Talla en madera obras que se refieren a la vida histórica de Valle Fértil. Juan Bautista Capdevila, conocedor de la historia y vida de Valle Fértil. Es maestro, poeta y compositor de obras de inspiración Folklórica. Néstor Elizondo, joven cultor del canto y la guitarra. Compone canciones de inspiración regional referidas al terruño. Su hermana, Nilda Elizondo, de 18 años, interpreta canciones de inspiración, compuestas por el maes­tro antes citado y por su hermano.


6.3. Calingasta
Calingasta es uno de los departamentos visitados en nuestra gira. El nombre significa “Pueblo de los colorados o de Calín". Valle de extraor­dinaria belleza, regado por el rio de Los Patos. Su principal riqueza es la agricultura. Tiene extensos allanares y grandes plantíos de frutales, sobre todo de manzanas que dan origen a la industria sidrera. Tiene también minas en explotación, las principales, de alumbre, de excelente calidad.

Visitamos a Doña Adela López Montilla de Tinto, esposa del inten­dente, maestra de escuela, enamorada del lugar y muy conocedora del mismo. Habla con calor de la belleza del paisaje, del "Alcázar" y de sus leyendas: "es un castillo hecho en el aire”. (Cerros que afectan esta forma arquitectónica).

Considera que hay poco folklore en Calingasta, por la gran influencia chilena. Los industriales y dueños de grandes extensiones han sido chile­nos y se puede asegurar que casi la mitad de la población lo es. Los chicos, a pesar de ser calingastinos, en la escuela dicen “soy chileno", porque el padre es chileno Aseguran que Barreal es de Chile porque todos allí son chilenos. Conocen la historia de este país como no conocen la nuestra. El obrero minero es en un ochenta por ciento chileno.

Dos fiestas religiosas con caracteres semejantes, son la de la Virgen del Carmen y la de Andacollo. En Barreales, esta última cobra las mismas características que en Chile. La realizan para el 24 de diciembre en Ba­rreal, Uchuzun, Villanueva, El Castaño, Alto Verde y Tambería.

Las fiestas de la Virgen del Carmen perdieron sabor con la llegada de un sacerdote que quiso depurar la liturgia sacando de la misma todo lo folklórico que el pueblo había acumulado a través de muchos años de rendir culto a aquella imagen. El sacerdote consideró una profanación lo que el pueblo por su parte creía expresión auténtica de su fe. Los bailes en honor de la Virgen estaban rodeados de cierta pompa dentro de la sencillez de aquella población. Ser bailadores de la Virgen era un honor y casi un titulo que se esgrimía para subestimar a otros no poseídos.

Nos dijo la Sra. de Tinto, que en cierta ocasión sus alumnos conver­saban sobre lo que sus padres poseían: un caballo, buen corredor, un sulky, una gran extensión de manzanos, una mina, etc. Cuando todos habían terminado, el más pequeño, no sabiendo qué decir sobre las pose­siones de su padre, orgulloso exclamó: “mi padre es bailador de la Vir­gen". Los demás, desde ese momento lo miraron con admiración y r espeto.


Personajes típicos de la región
Doña Juana Castro, ha sido la mujer que mejor personificó a la criolla de Calingasta. Excelente artesana, hilandera y tejedora, tocaba además la guitarra y cantaba maravillosamente. Ella capitaneaba toda la artesanía regional. Desaparecida hace tres años, cuando contaba cien, aún se re­cuerda, y al hablar de ponchos finos, se lamenta el que no esté doña Juana. Con el producto de su industria manual sostenía la familia. Tenía la estampa de una efigie indígena. Quedan dos hijas que viven en Tambería, y una de ellas principalmente, ha heredado la habilidad de su madre para hilar y tejer. Las prendas que se quiere obsequiar a destacadas persona­lidades tienen que salir de las manos de Evangelina Castro, “La Negra Castro”, hija de Doña Juana.

Hay todavía entre nosotros —nos dijo doña Adela— un personaje típico que es un verdadero símbolo, don Pancho Cortés: arriero, baqueano, acompañante de exploradores, hábil boleador y mejor baleador.

Lo visitamos en su casa, y supimos de su habilidad como guía en la cordillera, de la que conocía todos sus pasos. Habló de los cambios su­fridos en la época: "ya no se come el cocho de trigo que era un gran alimento". “Antes se tocaba la vihuela y la acordeona y solo se cantaban tonadas, cuecas y gatos, pero ya no quedan cantores”. Recordó a Fermín Castilla y a Claudio Navarro, muy buenos cantores; a don Segundo Fer­nández, verseador y cuentista muy buscado para los "velorios" para evitar, con sus charlas amenas, que se durmiera la gente. Trajo también al re­cuerdo los nombres de don Policarpio Pereyra y Moisés Díaz, eximio cantor el primero y bailarín el segundo.

Visitamos los más viejos de la comunidad: don Romualdo Rojas y doña Greqoria López de Rojas, 115 y 110 años respectivamente. Con toda luci­dez mental, don Romualdo nos hizo una síntesis de su vida: “He nacido y me’y criado aquí, en El Castaño. Soy hijo de calingastinos, de los funda­dores...los Rojas. Siempre le’i hecho a todo: arriero, agricultor, gana­dero, lo que venga... Toqué la guitarra y canté hasta hace algunos años, pero nada más que cuecas y tonadas que me acompañaba con la vihuela". Hizo memoria y recordó a los Poblete, como fundadores criollos, además a Jacinto González y a su padre don Romualdo. Doña Gregoria dijo, quo Jacinto González y Juan Bernal, desaparecidos, ya muy viejos, eran muy mentados como cantores y guitarristas. "Yo también bailaba, pero ya no me ayudan las tabas". Ha sido una excelente tejedora. Relató algunas "curas" maravillosas hechas con puros yuyos. "El Tola, planta para coci­miento, era lo mejor para tomar cuando se estaba enfermo, pero ahora todo lo traen de la botica y la gente se muere nomás"... (Se muere nomás, y ella tiene 110 años).

Fuimos también a ver a don León Antonio Parra, 85 años. Artesano famoso, acompañados por el señor Aballay, casado con la hija de don Aldo Cantoni, industriales sidreros de Calingasta. Parra trabaja el cuero con habilidad. hace lazos, maneas, taleros, riendas, etc. Está postrado en la cama por una fractura de fémur, pero allí sigue sus tareas. Sólo quiere que le compren sus trabajos (dignidad criolla). Tiene mil recuerdos de sus cacerías, boleando guanacos y avestruces. “Antes se cantaba mucho" nos dijo. Tonadas, cuecas, gatos, pero con guitarra, nada de bombo. “Eso lo trajeron las comparsas".

En Barreal entrevistamos a don Agapito Floreal Robledo, muy criollo, conservador de costumbres tradicionales heredadas de su padre, don Floridor Robledo, cultor de tradiciones, dicharachero, refranero, animador espontáneo de gran humor, improvisador, verseador; no ha dejado nada escrito; tendría en la actualidad 85 años.


6.6. Jáchal
Durante los cinco días que estuvimos en Jáchal, recogimos informa­ción suficiente para poder asegurar que este departamento de San Juan es un reducto de tradiciones, y que aún se conservan formas de vida y costumbres semejantes a las de principios de siglo. Jáchal, que etimológi­camente quiere decir "Piedra acarreada", fue fundada en 1751. Presenta, al pie de los cerros, abundante vegetación de viñedos y olivares sobre todo. Desde el alto camino de cornisa que conduce a Huaco, “maíz y agua", se va un hermoso valle lleno de la magia y el misterio que encie­rran los pueblos rodeados de montañas y protegidos del avance del progreso, por el amor de sus hijos al pasado y a sus tradiciones. En Já­chal visitamos al intendente. Sr. Soar Marinero, descendiente de viejos jachalleros que nos suministró información sobre historia y folklore de la región y nos acompañó en visitas a personas de la villa de Huaco, Pampa del Chañar, Rincón y el Fical. Nos presentó a personas y recordó a otras que tienen mucho que ver con el folklore; mencionó a Dionisio Rojas, im­provisador, cantor y dicharachero ocurrente; vivía el pasado a través de sus décimas y canciones; a don Carolino Figueroa, Ramón Luis Yáñez y a los Bruno, todos narradores y cantores. Se detuvo en uno, don Juan Bau­tista Echegaray, tronco de una familia numerosa, pionero de la cultura y el progreso jachallero, hombre de gran solvencia económica, conserva­dor de costumbres tradicionales y muy generoso. En su casa de "El Rin­cón", se realizaron las fiestas más grandes y de más sabor folklórico. En esa misma casa vive hoy en la mayor pobreza, sin sombras siquiera del antiguo esplendor, Armando Echegaray, nieto de aquél, 70 años; “El palen­que humano", le llaman; pialador, enlazador, domador de fuerzas sobre­humanas. Participó en el año 1936, en el primer Festival Folklórico sanjuanino, exponiendo las destrezas señaladas y haciendo de palenque hu­mano sin más elementos que sus brazos. Tiene una memoria privilegiada. Recuerda tonadas, cuecas, versos, dichos, refranes y canciones viejísimas que oyó cantar a sus mayores. Cuando lo visitamos conocimos a su es­posa, Argentina Carrizo de Echegaray, de memoria aún más feliz que su marido, que narró hechos, recitó versos y entonó melodías oídas en su niñez.

Visitamos a personas jóvenes y viejas, letradas e »letradas y en todas advertimos la tristeza por ver debilitarse el amor a las costumbres tradicionales: la señora Adela de Varas, presidenta del Centro Buena­ventura Luna; Ernestina Alcayaga de Figueroa, directora de escuela primaria y profesora secundaria, jubilada en ambos cargos, es secre­taria del Centro citado; está emparentada con gente de viejo arraigo y es conocedora del folklore del área, capaz de narrar con lujo de detalles hechos vividos hace muchos años por personas cultoras del folklore y la cultura de Jáchal. La señora María Teresa Castro de Puig Domenech, realiza gran obra de extensión de nuestra cultura folk desde la dirección de la escuela nacional N° 42, “Provincia de La Pampa",

Carlos Manrique, otro docente conocido en el medio; criollo au­téntico: poeta, recitador y escenógrafo de los grandes espectáculos realizados en adhesión al Día de la Tradición, en fa Cuesta de Huaco. Es joven y mantiene en alto la antorcha viva del pasado tradicional.

Otras figuras que no pueden faltar, son las de don Leonardo Al­cayaga, de 94 años, vive en "El Fical", y es la figura representativa del hombre que se va. Poeta, verseador, cuentista, dicharachero, cantor y narrador de anécdotas muy sabrosas. Vicenta Vda. de Dojorti, 80 años vive en Huaco, en la casa paterna de los Dojorti Es un caserón más que centenario. En él se conserva el “Viejo Molino", que no funciona desde hace sólo seis años por falta de agua Eusebio Ferra y Eusebia Tobares de Ferra, 79 y 71 años respectivamente. Nacidos y criados en Huaco. Lamentan fa escasez de agua y la pérdida de nuestras tradiciones. —"La música de ahora no sirve ni pa oyirla". Tienen la tristeza de una raza que se va —“Nos himos venido cerca del cementerio para no dar mucho trabajo..." “El agua, se l''''''''an ’dao a unos cebolleros... y nuestra viña y membrillos, se secan…”

Una joven artesana, de 35 años, Reina Tejada de Hernández, que vive en Villa Mercedes, a 16 kilómetros, al Norte de Jáchal, es una verdadera artesana en hilado, tejido y bordado. Fue enviada como dele­gada de Jáchal a la Feria de las Américas, realizada en Mendoza en el año 1954. Allí instaló su taller primitivo y a la vista de todos, hiló la lana y con ella tejió un poncho de vicuña. Una persona que no puede faltar al hablar de folklore en Jáchal, es don Otto Chawerkamp, 70 años, figura consular de los folkloristas jachalleros, al que podemos considerar el intelectual de los mismos. Es un archivo viviente de hechos, costumbres y música folklórica. Posee una discoteca de este género, la más valiosa y mejor organizada que conocemos. Su ascendencia germánica y el hecho de haber nacido en Buenos Aires no le impiden amar a esta tierra y estar en ella como en su propio Solar.


6.7. Caucete
Caucete, etimológicamente quiere decir “Dos suelos”. Próximo a la Capital. San Juan, es uno de los departamentos más importantes por su floreciente industria vitivinícola. Aunque el modernismo y sus formas de vida han llegado a Caucete, como a cualquier pueblo civilizado, hay allí muchas familias que hacen un culto de las tradiciones folklóricas y jóvenes que se inspiran en ellas, y por medio de la poesía, la música y el canto, mantienen vivo el fuego del amor a la tierra.

Personas visitadas: Eliseo Leyes, hijo de un caudillo local. Don Juan Benito Leyes, verdadero gaucho que murió a los 68 años, en 1396. Siempre vistió atuendo típico: bombacha, botas, rastra, pañuelo al cuello, corralera y poncho, y montó magnifico caballo enjaezado con apero encha­pado en plata, que los hijos conservan como una reliquia. Se formó al lado de su abuelo y legó a sus hijos y nietos un patrimonio valioso de objetos folklóricos, espirituales y materiales. Caucete lo recuerda como un símbolo. Hombre ocurrente, dicharachero y famoso cantor de tonadas.

Elíseo, su hijo, sigue la trayectoria de su padre; tiene dos hijos que han heredado de sus ascendientes el amor a la tierra y a sus cosas.

Salvador Velázquez, 77 años. Mente ágil y memoria fresca. Refranero jovial y alegre, pese a estar postrado por una hemiplejía. Le recogimos dichos y refranes de sabor regional.

Hace 36 años que murió su esposa, y al preguntarle: ¿y no se casó más?

—Esta enfermedad, nomás, nos contestó.

—Todas las mujeres son buenas antes de echarse a perder, y todos les perros son galgos si no les dan de comer...

Curandero, castrador, domador y tronzador de cuero. Compañero de Benito Leyes y Rosario Talquenca, lagunero el último; lo recordó como el mejor refranero de su tiempo. Citó también a don Pancho Coria y a Lucio Alba, hombres entre los hombres, amantes cultores de costumbres, música y canciones folklóricas. Como Salvador Velázquez, cura animales, trajo a colación el nombre de viejos más viejos que el, que realizaban a la perfección la tarea de componer huesos rotos: Pastor Oviedo, Tomás Rus y Cayetano Ferreyra. Recogimos información sobre sus formas y medios de curar personas y animales, y de castrar a los últimos.
Heriberto Coria (“el Chato Coria”). Cantor y guitarrista de renombre. Los sorprendimos esquilando una oveja. Recordó sus triunfos en el Primer Festival Folklórico de San Juan, en 1936, donde ganó e! segundo premio con la tonada “No te dejaré de amar”, que nos hizo escuchar:

Cuando a todo corazón,
se le acabe su latido,

cuando no se oiga canción

de las aves que se han ido.

Si, a ya yay

no te dejaré de amar.

 

Pueda ser que con el tiempo

mi corazón cante alegre
y mantenga una esperanza
si la desgracia no vuelve.

Si, a ya yay

no te dejaré de amar
.

Pregunto al cielo porqué
la suerte tan mal me trata
si es que tengo yo la culpa
 o un sentimiento me mata.

Si, a ya yay

no te dejaré de amar.

El primer premio, agregó, lo ganó el dúo "Chicaguala Zaldívar”, de Albardón, con la Tonada la "Albardonera”. A raíz de ese triunfo y da su amor a la Tonada, el jefe de Policía de San Juan. Alejandro Cambas, otro hincha de la Tonada, nombró a Coria, comisario en Pie de Palo.

Florencio Zapiaín Ferreyra: Cantor y guitarrista de música folklórica Reconocido como tal en su pueblo. Intervino con Coria en el Festival Folklórico del año 1936, citado anteriormente; recordó como integrantes de la delegación caucetina, de destacada actuación, al Dr. Benicio Bustos, a Juan Carrizo, Dalmiro Cabaña, Jacinto Barros, Hernán Andino, todos excelentes guitarristas, cantores de tonadas y bailarines de todas nues­tras danzas regionales.

Es además de cantor y guitarrista, autor de música y letras de can­ciones de inspiración folklórica. Le hemos lomado material.

José Antonio de los Santos: 82 años, buen cantor y guitarrista. No se apartó nunca del cancionero cuyano., del que es feliz intérprete.
Autor inspirado de poesías descriptivas de Caucete, obras de ins­piración folklórica que tienen la belleza de la espontaneidad simple. Le hemos recogido algunas obras de su creación, entre otras, las que mayor sabor regional y sentido didáctico tienen, son dos cuecas, una titulada “Para los niños, dijo el abuelo" y ‘‘Recuerdos de tradición".
De ambas ha compuesto también la música, tomando temas de melodías tradicionales ajustadas a la métrica y el ritmo cuyano. En la letra de la primera, hecha según su propia declaración, para grabar tres discos y regalarlos a las tres escuelitas de su pueblo, nombra todos los árboles frutales de la región, los personifica, los hace dialogar y clamar que los saquen a la orilla del camino para que los niños pueden comer su fruta. La estrofa primera, recitada 83 una sextilla octosilábica, en la que ofrece la composición:

Planten un duraznero

y un guindo junto al camino,
para cuando den fruto

de paso coman los niños.

Coman los n¡ños, si,
gritó el abuelo,
planten una damasca
un manzano y un ciruelo.

Un níspero y un granado,

 

le decían a un membrillo:
aquí estamos esperando
que nos saquen al camino

y así poder escuchar
 cuando se ríen los niños.

Qué lindo sería plantar
a la orilla del camino

un durazno abolla’o blanco

y otro abolla’o amarillo,

San José bocao de dama

 y un prisco de los antiguos.

Una higuera y un peral
discutían de continuo:
por qué no nos plantarán
a la orilla del camino?
Así cuando demos frutos
tengan qué comer los niños.

Ay, los niños, si...
yo plantaré un limonero

a la par de una lima,
un naranjo y un pomelo.

Andando entre los frutales
esto lo escribió el abuelo,

con letras de oro decía:
yo tengo mi duraznero,

que vaya para los niños
esta cueca de recuerdo.

El anciano, músico y poeta intuitivo, lamenta el no haber podido hacer lo que quería porque el comercio al que solicitó ayuda para grabar los discos no se la dio. La otra composición "Recuerdos de tradición", es una evocación de lo que vio y vivió en su infancia lejana. Una estrofa que recita entre ambos pies de la Cueca dice:

Los campos se han puesto tristes
las huellas visten de negro,
ya no se ve al capataz,

con su tropa y sus carreros,
tampoco se ve al marucho
la madrina y el cencerro...

 

Y dicen que por la noche,

por la huella llora un perro,

pobre perro maruchero...

 

Tiene una gran cantidad de versos que no puede publicar y canciones que sólo él canta; entre otras, “El carrerito sanjuanino" y “Chacarera de los pájaros”.

Carrerito sanjuanino
yo te quiero preguntar,

de las rutas de la patria

y sus carros, dónde están?

 

De las aves de rapiña

yo les diré cuáles son:

el cóndor con la golilla

el águila y el halcón.

Blas Andrade (“ El pilo Andrade"). Hombre joven, 32 años; escasa cultura, pero inspirado poeta: recitador de garra, dicharachero, ameno, bailarín y muy querido en el pueblo. Dirige la peña “El Algarrobo" en la localidad de "Pozo de los Algarrobos". Ha heredado de su padre, Blas Andrade, gaucho amante de las tradiciones y conservador de costumbres de la región, el amor y el calor en la difusión y conservación de nuestro patrimonio folklórico. En su quehacer de la Peña, padre e hijo ocupan sus horas libres y le restan muchas al descanso para dedicarse a enseñar a la juventud de su pueblo nuestras danzas y canciones. Dirigen un conjunto de bailarines que participa desinteresadamente en todas las fiestas de beneficio en pro de entidades de bien público: la iglesia, el club, la escuela, etc.


6.8. Artesana mendocina
Tomasa Zeballos: Vivió en La Puntilla (Luján, Mendoza), a fines del siglo pasado y a principios de éste. Ningún ambiente más propicio para su quehacer: silencio de aldea, patios de tierra sombreados por árboles frutales; huerta familiar donde había todo lo necesario para no tener que comprar nada más que carne, yerba, azúcar, harina. A la sombra de una higuera, un sauce y una arabia, el taller de Tomasa era una playa exótica a la que habían arribado barcos caprichosos con sus cuatro palos mayores y el velamen arriado y extendido sobre el vacío de cascos inexistentes. Dos timoneles hábiles movían rústicos pedales para que nunca faltara tela a las alas soñadoras.

Tomasa hilaba, teñía y tejía rastras multicolores, con dibujos y com­binaciones cromáticas de su invención; ponchos de vicuña, alpaca, llama, guanaco y lana merina; telas de hilo fino, comparadas a las importadas, de fabricación europea. Tomasa hacia más, criaba gusanos de seda; hilaba el capullo y empleaba la fibra en labores preciosas. Obra maestra de esta industria, es la bandera papal que regaló a la parroquia histórica de Nuestra Señora de La Carrodilla. El blanco y gualda los logró sin teñido.

La bandera era según su propia expresión, "toda natural". El color, decía, depende del alimento que coma el gusano. Se obtiene también por esa vía un rosado pálido y un verde nilo muy suave. Cuando en las escuelas industriales de niñas se implantó el taller de tejido en telar, Tomasa la criolla, que era un hada manejando la pala, fue llamada para enseñar. Nadie podría hacerlo con más méritos que ella; pero no tenía título. Se había graduado en una universidad que no extiende diplomas. No pudo figurar en la planilla; tuvo que volver a sus telares rústicos y allí siguió tejiendo y filosofando:

— ¿Qué harán las mujeres que no saben tejer…?

Yo visité a esta mujer, y a mí dirigió la pregunta con que terminó mí visita: ¿qué harán las mujeres que no saben tejer?

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1929 - De guitarreada / La foto no es nítida, pero tiene gran valor histórico. Fue tomada en la finca de Aldo Cantoni en Calingasta. Entre otros, aparece Rosalina Plaza, esposa del ex gobernador, mientras escuchan atentamente las interpretaciones del folklorista Carlos Montbrun Ocampo (a la izquierda con guitarra). (Foto publicada en el libro “El San Juan que Ud. no conoció” de Juan Carlos Bataller; proporcionada por Aldo Graffigna Cantoni)