El Gato

 En Cuyo es tradicional  la costumbre de bailar el gato a continuación de la cueca. “No hay cueca sin gato” es una exclamación popular. Si los re­franes son fórmulas sociales que la costumbre consa­gra, a éste la tradición lo conserva y la costumbre res­peta. En las fiestas cuyanas puede afirmarse categóricamente que no hay cueca sin gato.

Si hemos dicho que la cueca es una danza simbólica que representa la iniciación e invitación al amor, creemos que las actitudes más resueltas, dinámicas y es­pontáneas del gato, pueden interpretarse como una respuesta afirmativa a esa incitación amorosa. Prueba de ello es que no hay poder humano que haga bailar a las cuyanas un gato cuando el compañero no ha sido de su agrado, ni le ha satisfecho en el baile inicial, la cueca. En esos casos pretexta estar agitada, rendida. Re­sueltamente se sienta.
Algunos consideran este acto como un grosero desaire y son frecuentes las grescas que estas actitudes determinan en las farras o chinganas populares donde no siempre hay suficiente control y resignación para aceptarlo.

Las parejas mantienen la posición de la última vuelta dee la cueca; mientras los músicos empiezan la intro­ducción guardan sus pañuelos y quedan listos para ini­ciar el baile que se anuncia con el rasguido de las bor­donas y la voz de los cantores.


Detalle del baile


El gato consta como la cueca de dos pies. Cada uno se compone de 5 figuras o momentos.


1er figura

Comprende una vuelta redonda de 16 compases, donde se canta:

 

El árbol del cariño
mi vida,                  bis
tiene dos ramas.

Una da fruta dulce
mi vida,                   bis
l''''''''''''''''otra d''''''''''''''''amarga.

 

Bailan una o más parejas, independientes, en rueda o encadenado. Se inicia la danza por la derecha, mar­chando los bailarines al compás de la música; se acom­pañan con castañeteos hechos con los dedos, los varo­nes, y las mujeres cuando no saben hacer castañetas o son ancianas, lo hacen al compás de palmaditas de las manos.

Marchan hacia el frente, cruzándose las parejas ocu­pan cada uno el lugar de su compañero en el que reali­zan un molinete para volver al lugar de partida donde se efectúan dos nuevos molinetes, girando el 2o en sen­tido inverso al 1o y pasa a la


2a figura

que consta de 8 compases de zapateo. Es punteado y generalmente sin canto.

Las mujeres acompañan las diferentes mudanzas del zapateo de los varones, con graciosos pasos y elegantes cambios de los pies. A veces después de haberse alzado discretamente la falda, realizan ágiles escobilleos, que celebran con entusiasmo y exclamaciones diversas los animadores.

 

3a figura

Media vuelta de 4 compases, donde se canta:

 

Arbolito, arbolito

mi vida,

de verde rama


Las parejas salen del punto de partida y cambian sus respectivos lugares, de donde se pasa a la

4a figura

que consta de otro zapateo de 8 compases. Los bailari­nes de acuerdo con sus condiciones y posibilidades, realizan los más variados zapateos y las compañeras les corresponden coronando las iniciativas con elegantes juegos de pies, y se pasa a la

5 a figura

que consta de 4 compases, donde se canta:

Que en lugar de ampararme
mi vida,

me desamparas


Esta última figura, generalmente termina con un giro sobre el mismo sitio en que están los bailarines. En otros casos, el giro lo realizan únicamente las muje­res y los varones terminan el pie con un redoblado, agilísimo y vigoroso zapateo, quedando así las parejas en el sentido opuesto de la partida inicial.

También se producen los aros con sus consabidos refranes, dichos, invites y obligos.


2° PIE

1a figura

Vuelta redonda. Se canta:


Ayer te vi, arbolito;

mi vida, bis
verde y coposo.

Ahora vengo y te hallo,

mi vida. bis
triste y penoso, (bis).


2 a figura

(Zapateo)


Nuevamente los hombres realizan, con o sin espue­las, complicados zapateos consistentes en muy varia­das figuras, que ejecutan con el ritmo de la música, combinándola con admirable limpieza. En la llanura el cuyano es más sobrio en sus zapateos; en cambio, en las regiones serranas es más movido, y los varones suelen acompañarlo de una serie de acrobáticas y grotescas figuras, que recorren toda la escala de la seriedad a la licencia. Las mujeres durante el zapateo van y vienen describiendo en la misma posición graciosas curvas de nudo; mientras apoyan la mano izquierda en la cadera y con la derecha levantan moderadamente la falda. Algunas suelen alzar las polleras a media canilla y acompañar con escobilladas mudanzas, hechas con gracia y limpieza, todos los variados cambios de los zapateos, y entonces se escuchan las más diversas exclamaciones de los animadores, que gritan desaforadamente, entusiasmados por la espiritualidad chispeante de la danza.

3a figura

Es una media vuelta, donde se canta:

A la sombra de un árbol
mi vida
se allegan muchos.

Las parejas cambian sus respectivos lugares, de donde se pasa a la

4a figura
Comprende otro zapateo para seguirle la
5 a figura
Que consiste en un giro o molinete, en el mismo sitio en que están colocados los bailarines, donde se canta:


Unos gozan las flores
mi vida,
otros los frutos.

Fin de la danza.

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