Apellidos de la letra C
Carmona Font. El uruguayo que fundó una familia de reconocidos profesionales y comerciantes
Son varias y diferentes las familias Carmona que viven en San Juan. La historia de esta rama tiene sus raíces en Uruguay, a fines del siglo XIX y mucho antes en Cadiz, España. El primero que llegó a la provincia fue el comerciante Rodolfo Carmona. Él fue uno de los impulsores de la institución que dio origen a la Federación Económica de San Juan. Uno de sus hijos, César Augusto, fue secretario de la gobernación de Américo García, y su nieto Julio César Carmona es quien hoy preside el Centro de Ingenieros de San Juan.
El hallazgo en Uruguay
Muchos años pasaron desde que los Carmona dejaron Cádiz, España, alrededor de 1870, hasta que se instalaron en San Juan, aproximadamente en 1931. Julio César Carmona, uno de los descendientes de esta familia, nieto de Rodolfo Carmona, se ocupó de hilar el recorrido que sus antepasados hicieron a lo largo de más de medio siglo. En un viaje que hizo a Uruguay, acompañado por su esposa, luego de una intensa búsqueda, pudo conocer a algunos parientes que aún viven allá. El hallazgo fue posible gracias a un libro de poemas que le mostró su tía Stella “Pocha” Carmona, y que fue escrito por Ovidio Fernández, un poeta y político que se casó con una de sus tías abuelas en Uruguay. El hombre fue secretario privado de José Batlle y Ordóñez, que fue presidente de ese país. Gracias a esa figura, logró dar con dos primos segundos y pudo reconstruir la historia familiar.
De Cádiz a Montevideo
Fue la tatarabuela de Julio, Belén Bigonés viuda de Carmona, la que dejó Cádiz, acompañada por su segundo esposo y sus hijos, para instalarse en Montevideo, Uruguay. La mujer era cantante de zarzuela y actriz. Uno de sus hijos heredó esa vocación artística, también dicen que la legó su nieto, Rodolfo Carmona Aragón, con quien continúa la historia. Él tenía ocho hermanos: Carlos, Arturo, Federico, Maruja, Elvira, Adela y las mellizas Elena y Ofelia.
Entre 1905 y 1908 Rodolfo, junto a algunos de sus hermanos, dejaron Montevideo, que por esa época era una ciudad muy pequeña, para irse a la prometedora Buenos Aires. Un centenario después de la Revolución de Mayo, la capital argentina atraía a muchos inmigrantes, por su pujanza y perspectivas de desarrollo. Comenzó a trabajar en una casa de fotografías pero estuvo poco tiempo. No tenía mucha afinidad con los porteños, sobre todo porque los veía un poco presumidos y después de seis meses se fue a Córdoba, solo.
La crisis del 30 y un cambio de rumbo
En el centro del país Rodolfo conoció a quien se convertiría en su esposa, Haydeé Font y, junto a dos socios, llegó a tener una casa de venta de cereales que vendía sus productos dentro y fuera de Córdoba. Además, 
tuvo cinco hijos. El primero, Alberto, nació en 1917 y después llegaron César Augusto, Stella Filomena, Haydeé y Ana María.
Con mucho esfuerzo, acompañado por el talento que tenía para el comercio, Rodolfo logró consolidar su negocio. Sin embargo, la crisis de 1930 puso en aprietos a la firma que compartía con sus socios. Entre los tres decidieron que él se fuera a San Juan, donde la empresa tenía varios clientes. Así fue que, entre 1931 y 1932, se instaló en el oeste, junto a su mujer y sus cinco hijos.
En San Juan no había un clima de calma. En 1932 llegó al gobierno Federico Cantoni y uno de los rasgos de su gestión fue la puja con los empresarios y bodegueros. Entre ellos estaba Rodolfo. Empapado de su experiencia comercial en Córdoba, acá fue uno de los fundadores y el primer presidente del Centro Comercial de San Juan, que luego dio origen a la Federación Económica de San Juan.
Unos años después de instalarse acá, Rodolfo, junto a otros empresarios, participó del mitin que reclamo al gobierno de Maurín, en 1927, la supresión de los impuestos que habían sido fijados unos años antes, por el gobierno cantonista. El uruguayo estuvo presente en la protesta como representante del Centro Comercial.
Los hermanos Carmona Font
En 1951 Rodolfo falleció. No era muy grande, pero tras muchos años de trabajo, logró dejarles a sus hijos un legado para que pudieran seguir creciendo y trabajando. Alberto se recibió de odontólogo, más tarde sus hijos también seguirían esa profesión. El segundo de sus hijos, César Augusto, se dedicó a la política. Fue un acérrimo defensor de los ideales radicales, cuando se produjo la revolución de 1955 era presidente de la Convención Radical y fue comando civil en la revolución y secretario general de la Gobernación durante el gobierno de Américo García. Además, las tres hijas de Rodolfo fueron madres y esposas de destacados profesionales. La menor, Ana María, se casó con Federico Bravo, hermano de Leopoldo e hijo natural de Federico Cantoni. Fue algo inusual para la época, más considerando los anteriores enfrenamientos que había tenido su familia con los líderes del bloquismo.
Rodolfo y Haydeé tuvieron diecisiete nietos y su descendencia hoy llega hasta bisnietos y tataranietos. Sus hijos fallecieron pero aún viven dos de sus nueras: la esposa de Alberto, Yolanda Victoria y la esposa de César, Nelli Cáliz.
» Alberto “El nene” se casó con Yolanda Victoria y tuvo dos hijos: Gustavo y Guillermo, ambos odontólogos, el primero está radicado en Barcelona.
» César Augusto “El chichi” contrajo matrimonio con Nelly Cáliz y tuvieron seis hijos: Julio César, ingeniero electromecánico, presidente del Centro de Ingenieros de San Juan; María Alejandra, maestra radicada en Mendoza; Adriana, comerciante y vive en Mendoza; Rodolfo, médico Cardiólogo, Arturo, fallecido y María Gabriela.
» Stella “Pocha” se casó con Carlos Mini y tuvo dos hijos: Jorge, ingeniero electromecánico y Laura.
» Haydeé “Chula” contrajo matrimonio con Haroldo Tonelli y tuvieron a: Esthela, jueza de Cámara de Paz; Inés, arquitecta; Mónica, vive en Córdoba y Marcela, fallecida.
» Ana María “Maruja” se casó con Federico Bravo y tuvo a: Federico Raúl, fallecido, fue asesor en la Legislatura Provincial y secretario de Acción Social y Ana María.
