Rodolfo Terragno: "Si yo era el presidente en 1999, la Alianza no fracasaba"

Es de los políticos que tiene un proyecto de país y de desarrollo nacional. En 1.999 perdió la interna con De la Rúa y no pudo ser presidente. Ahora está decidido a lograr consensos con un plan para la Argentina de los próximos años.

 Es difícil definir a Rodolfo Terragno.

Es político y tuvo importantes cargos durante los gobiernos de Alfonsín y De la Rúa. Es profesor en universidades de Inglaterra, es abogado, es periodista, es escritor y es historiador. Pero quizás en el aspecto que más se destaca es en el de pensador. Es uno de los pocos estadistas del país y que tiene ideas claras respecto a lo que hay que hacer.

Estuvo en San Juan hablando de su actual proyecto, Plan 10/16, donde propone medidas que tendrían que salir con el consenso de todos los dirigentes y de la sociedad. El Nuevo Diario habló a solas con el dirigente radical.

-Durante el gobierno de De la Rúa, usted fue uno de los funcionarios más importantes ¿por qué no llevó adelante sus propuestas?

-En primer lugar, no fui presidente. Los candidatos éramos dos De la Rúa y yo y la UCR se pronunció por De la Rúa. Y desde mi posición traté de convencer al presidente que el 1 a1 nos llevaba a una hecatombe y él se dejó convencer por los economistas que erróneamente le decían “hay que seguir con el 1 a 1” y vino la hecatombe…


-¿De la Rúa era esa imagen que se nos transmite ahora, que es poco menos que la de un hombre opa o era un hombre al que le hicieron un golpe de estado ante el abandono de su partido…

-No, no hubo abandono y yo dije, y escribí dos años antes, qué era lo que iba a pasar y cuando, y lo publiqué, si seguíamos con el 1 a 1.

Es difícil definir a Rodolfo Terragno.

Es político y tuvo importantes cargos durante los gobiernos de Alfonsín y De la Rúa. Es profesor en universidades de Inglaterra, es abogado, es periodista, es escritor y es historiador. Pero quizás en el aspecto que más se destaca es en el de pensador. Es uno de los pocos estadistas del país y que tiene ideas claras respecto a lo que hay que hacer.

Estuvo en San Juan hablando de su actual proyecto, Plan 10/16, donde propone medidas que tendrían que salir con el consenso de todos los dirigentes y de la sociedad. El Nuevo Diario habló a solas con el dirigente radical.

 

 

-Durante el gobierno de De la Rúa, usted fue uno de los funcionarios más importantes ¿por qué no llevó adelante sus propuestas?

-En primer lugar, no fui presidente. Los candidatos éramos dos De la Rúa y yo y la UCR se pronunció por De la Rúa. Y desde mi posición traté de convencer al presidente que el 1 a1 nos llevaba a una hecatombe y él se dejó convencer por los economistas que erróneamente le decían “hay que seguir con el 1 a 1” y vino la hecatombe…

 

-¿De la Rúa era esa imagen que se nos transmite ahora, que es poco menos que la de un hombre opa o era un hombre al que le hicieron un golpe de estado ante el abandono de su partido…

-No, no hubo abandono y yo dije, y escribí dos años antes, qué era lo que iba a pasar y cuando, y lo publiqué, si seguíamos con el 1 a 1.

 

-La gente quería que el dólar valiera 1 peso y viajar al exterior…

-Eso llevaba inevitablemente a la crisis que terminó en el 2001, no había ninguna posibilidad. Entonces un estadista, sobre todo en el momento en el cual tiene el mayor poder, debe saber que debe guiar a su pueblo, no lo que la opinión pública en determinado momento quiere.

 

-Hay un partido que todos piensan que es casi el arquetipo de la democracia, el gran defensor, pero cuyo internismo es feroz ¿conoce ese partido?

-¿El peronismo dice usted…?

 

-La Unión Cívica Radical…

-El internismo es feroz siempre. Lo que es realmente lamentable es cuando el internismo se traduce en fracturas. La gran tragedia del radicalismo comenzó en el teatro Alberdi de Tucumán el día que se dividió la Unión Cívica Radical y la Unión Cívica Radical del Pueblo. Sufro cada vez que hay un desmembramiento, porque la base es una sola.

 

-Hay ideas en la gente como que en los momentos de crisis se piensa en el radicalismo y en los momentos de gobierno se piensa en el peronismo ya que gobernar sin el aparato peronista es muy difícil.

-No, no es así…

 

-Por ejemplo, ustedes tuvieron enfrente a los sindicatos y no es la misma actitud la de Moyano cuando hay un peronista o un radical en el poder…

-En primer lugar, gobernar es cabalgar el tigre y nadie puede decir “no puedo gobernar porque no me deja Moyano”. “Ah bueno señor, una de sus responsabilidades es saber cómo se maneja Moyano y si no, no gobierne, no se postule. Pero además creo que hay un gran mito en la Argentina, eso que sólo el peronismo puede gobernar. A Perón lo echaron, a Isabel Perón la echaron, Rodríguez Saa, duró una semana, Duhalde se fue 6 meses antes ¿de donde sale eso que el peronismo siempre puede gobernar?

 

 -Están muy frescos en la memoria de la gente que Alfonsín y De la Rúa debieron dejar el gobierno…

-Yo esto lo digo con un absoluto despojo de cualquier vanidad, no en función de calidades personales, sino de proyectos, si yo era presidente en 1999, la Alianza no fracasaba. No porque yo fuera más inteligente, sino porque tenía el proyecto.

 

-Según se dice, esta nueva ley electoral, esta reforma política que se habla tiene como objetivo el bipartidismo, ¿es bueno o malo para el país?

-Soy un firme defensor del bipartidismo, pero no el bipartidismo impuesto por ley. Para gobernar un país hace falta una gran fuerza y para que haya un control hace falta una fuerza pareja, sino usted no tiene democracia. Si tiene una atomización lo que tiene es anarquía y si tiene una gran fuerza capaz de gobernar y al lado una constelación de partiditos, lo que tiene es hegemonía. No hay una ley en Estados Unidos que obligue a ser Republicano o Demócrata, en Inglaterra que obligue a ser Laborista o Conservador o en España ser del PSOE o PP. Sólo terminan dándose esas opciones.

 

-¿Por qué tenemos un país bipolar, que pasa tan rápido de la euforia a la depresión?

-Somos un  país que si uno lo mira estadísticamente, es bastante constante. Lo digo con pesar ya que creo que si uno mide parámetros como el ingreso por habitante, el desarrollo humano, los índices educativos, estamos desde hace mucho tiempo muy abajo, pero muy debajo de muchos países.

 

-¿Tan abajo estamos? Porque hay mediciones que no son fáciles de comprender…

-Nos cuesta imaginar que medida por producto bruto, la Argentina es el quincuagésimo quinto país del mundo, que tiene la mitad del ingreso que tiene per cápita Croacia, un octavo del ingreso per cápita de España, que tenemos más mortalidad infantil, más muertes de parturientas en el acto de parir, mayor cantidad de homicidios dolosos que países que nosotros imaginamos que están muy por debajo de la Argentina., nos cuesta imaginar que en educación somos el quincuagésimo segundo entre 57 países, medido por el conocimiento de chicos de 15 años que tienen de lenguaje, matemática, ciencia y creo que no tomar conciencia de donde estamos parado nos lleva a discutir siempre cosas coyunturales y no buscar acuerdos para una estrategia de desarrollo económico, social y cultural sostenido en el tiempo.

 

-No podemos echar culpa a la naturaleza, tenemos un país con recursos ¿influye el factor humano?

-No quiero hacer sociología porque a mi me da cierta mala impresión el político que se dedica a describir la situación o hacer un análisis sociológico y no tiene idea como aportar a la solución del problema. Hay que tener una visión respecto a lo que tenemos que hacer para cambiar.

 

-Yo le pregunté una vez a mi padre si le gustaría ser presidente de este país y me contestó, de este país no se puede ser presidente, hay que ser dictador. Es una opción, las otras son buscar loa consensos, y esto significa meterse en las quintitas que ya están armadas desde hace muchos años por lo que pasarán décadas para que cambien las cosas.

-No, no, no lo creo, los consensos se logran. Ahora que yo estoy buscando consenso, la gente me pregunta si esto se parece al pacto de la Moncloa, creo que es muy distinto.

 

-¿En qué se diferencia?

-Las condiciones son muy diferentes ya que lo que era bueno para España, no sería bueno para la Argentina de hoy. Lo mismo, en España lograron consensos en temas que parecía imposible ponerse de acuerdo, hemos visto en octubre al canciller turco dándose la mano con el canciller armenio lo que hasta hace poco era inimaginable, como fue en su momento un shock ver a Nixon en China, restableciendo relaciones. Lo que es imprevisible un día, puede ser previsible otro.

 

-Está bien, pero hay que construirlo, espontáneamente no surge, como tampoco se hace el desarrollo espontáneamente…

-Así es, si no hay proyecto…

 

-Y para eso debemos entender qué es lo que tenemos que hacer y entender cómo lo tenemos que lograr…

-Por eso yo estoy empeñado en esto, no estoy escribiendo artículos para postular entendimientos, estoy hablando con Juan, Pedro, María y un día con Cobos, otro con Duhalde, otro con toda la plana mayor de la UCR, otro con Margarita Stolbizer, otro con Patricia Bullrich, otro con el ministro Randazzo, estoy tratando de buscar esos mínimos comunes denominadores.

 

-¿Entienden sus interlocutores la situación del país, donde la burbuja puede estallar en cualquier momento…?

-Creo que sí, eso no significa que vamos a llegar a acuerdos. Hasta ahora no he encontrado a nadie que se negara al diálogo, nadie que rechazara la idea de una serie de acuerdos mínimos y nadie que no entendiera que la Argentina no tolera una nueva frustración. Uno no puede verlo en la actuación cotidiana, en las cosas que se dicen por televisión, pero noto que en el diálogo íntimo está muy presente el que se vayan todos y muy presente que la próxima vez no va a ser con cacerolas.

 

-Hubo un dato que se me quedó acá, somos 52 entre 57 países en educación y es ahí donde yo veo las principales quintitas en este país. Modificar esto  no es fácil…

-Claro que no es fácil…

 

-No es fácil y este es un tema clave…

-Que requiere acuerdos no solo entre políticos sino con la comunidad educativa. Hay que entender que hay que elevar los niveles de exigencia y de disciplina, sino no hay mayor calidad…

 

-El país de D’elía no tiene futuro, por dar un nombre…

-No, sin llegar a eso, la idea de que la escuela tiene que contener, evitar la competencia, que no debe crear strees, los exámenes no deben ser con notas numéricas, que la promoción en muchos casos debe ser automática, que es admisible que un alumno pase de año con tres materias previas, que no debe haber amonestaciones, es una idea que mucha gente defiende ya que cree que eso evita la deserción escolar, limita la delincuencia infantil, permite controlar las drogas.

 

-¿Usted qué cree?

-Esa no es la manera de controlar estos efectos y si nosotros no elevamos los niveles de exigencia y disciplina, lo que vamos a tener es un boomerang. Persuadir sobre esto no es una tarea fácil, pero que no sea fácil no es una razón para no intentarla…

 

-¿Qué otro tema es urgente para abordar por la dirigencia política?

-Los niveles de desigualdad sociales en la Argentina son extraordinarios. Que el 10% más rico, gane 30 veces más que el 10% más pobre, tiene efectos múltiples y esto exige una reforma tributaria muy importante, en un país donde si usted trabaja paga impuestos al trabajo, si es un especulador financiero, no paga impuestos a la renta financiera. Si usted vende acciones no paga impuestos a la venta de acciones, si hereda no paga impuestos a la herencia, donde no hay estímulos como en otros países, por ejemplo en Alemania si usted es un empresario y tiene utilidades debe pagar un fuerte impuesto a las ganancias, pero si las reinvierte, no. Tenemos un estado que hoy día espera al contribuyente en la caja del supermercado y le cobra el mismo IVA a un multimillonario que a un villero, un Estado queespera al contribuyente en el banco…

 

-Hace la fácil…

-Claro, le gusta cazar en el zoológico. El IVA, el impuesto al cheque, las retenciones, son impuestos indirectos, independientes de la capacidad contributiva y esto es muy injusta. Por eso es que hay que sustituirlo, gradualmente, con un amplio consenso, por un sistema de impuestos directos, vinculados a la capacidad contributiva de los distintos contribuyentes.

 

-¿Hay una integración del país o cada día más hay distintas realidades?

- Buenos Aires tiene un hotel 5 estrellas al lado de una villa miseria. Obviamente el grado de concentración de riqueza y de poderío en Buenos Aires no tiene parangón, pero hoy día se mezcla todo, pero no se puede ser una isla de riqueza en un país pobre y la desigualdad territorial termina afectando al conjunto de la economía. Antes las transferencias automáticas eran el 50%, hoy son 25%, la integración no es una palabra, tiene que ser un proyecto y la Argentina se ha convertido en un país unitario. Los dirigentes tenemos que hacer que sea un país federal, de verdad…

 

-Determinados temas que se han ido tocando en este país despiertan reacción: la distribución de la riqueza tiene que ver con la ley que afectó al sector agrícola, el desarrollo minero de San Juan despierta polémicas y muchos opinan que es tan legítimo el interés del ecologista como del que quiere producir…

-No, yo creo que no…

 

-Yo tampoco pero hay un gran debate…

-Vamos a plantearlos en estos términos, el ecologista racional, el que entiende que no se puede afectar la salud humana y el medio ambiente, con el afán de obtener lucro, ese ecologista creo que tiene razón, si se funda en un criterio científico, en razones comprobadas. Ahora si es una cuestión de fetichismo ecológico, alguien que dice no a la minería, no a la celulosa, no al petróleo, su principal preocupación no es ecologista, es política.

 

-¿Cómo piensa lograr consensos en su proyecto cuando hay pensamientos tan diferentes entre los dirigentes opositores?

-Cuando uno plantea proyectos de largo plazo, tiene la ventaja que es muy difícil saber a la larga quien va a ser el beneficiario o perjudicado. En discusión de corto plazo, como por ejemplo la reciente reforma política, la gente sabía a quien favorecía y a quien perjudicaba.

 

-Le hago una última pregunta respecto a su proyecto de crear una base para gobernar al país ¿no tiene miedo que la idea termine matando al político?

-Peor sería que el político termine matando a la idea. Si tiene consenso lo que propongo, poco importa si estoy al frente de esto o no.


-La gente quería que el dólar valiera 1 peso y viajar al exterior…

-Eso llevaba inevitablemente a la crisis que terminó en el 2001, no había ninguna posibilidad. Entonces un estadista, sobre todo en el momento en el cual tiene el mayor poder, debe saber que debe guiar a su pueblo, no lo que la opinión pública en determinado momento quiere.

-Hay un partido que todos piensan que es casi el arquetipo de la democracia, el gran defensor, pero cuyo internismo es feroz ¿conoce ese partido?

-¿El peronismo dice usted…?

-La Unión Cívica Radical…

-El internismo es feroz siempre. Lo que es realmente lamentable es cuando el internismo se traduce en fracturas. La gran tragedia del radicalismo comenzó en el teatro Alberdi de Tucumán el día que se dividió la Unión Cívica Radical y la Unión Cívica Radical del Pueblo. Sufro cada vez que hay un desmembramiento, porque la base es una sola.

-Hay ideas en la gente como que en los momentos de crisis se piensa en el radicalismo y en los momentos de gobierno se piensa en el peronismo ya que gobernar sin el aparato peronista es muy difícil.

-No, no es así…

-Por ejemplo, ustedes tuvieron enfrente a los sindicatos y no es la misma actitud la de Moyano cuando hay un peronista o un radical en el poder…

-En primer lugar, gobernar es cabalgar el tigre y nadie puede decir “no puedo gobernar porque no me deja Moyano”. “Ah bueno señor, una de sus responsabilidades es saber cómo se maneja Moyano y si no, no gobierne, no se postule. Pero además creo que hay un gran mito en la Argentina, eso que sólo el peronismo puede gobernar. A Perón lo echaron, a Isabel Perón la echaron, Rodríguez Saa, duró una semana, Duhalde se fue 6 meses antes ¿de donde sale eso que el peronismo siempre puede gobernar?

-Están muy frescos en la memoria de la gente que Alfonsín y De la Rúa debieron dejar el gobierno…

-Yo esto lo digo con un absoluto despojo de cualquier vanidad, no en función de calidades personales, sino de proyectos, si yo era presidente en 1999, la Alianza no fracasaba. No porque yo fuera más inteligente, sino porque tenía el proyecto.

-Según se dice, esta nueva ley electoral, esta reforma política que se habla tiene como objetivo el bipartidismo, ¿es bueno o malo para el país?

-Soy un firme defensor del bipartidismo, pero no el bipartidismo impuesto por ley. Para gobernar un país hace falta una gran fuerza y para que haya un control hace falta una fuerza pareja, sino usted no tiene democracia. Si tiene una atomización lo que tiene es anarquía y si tiene una gran fuerza capaz de gobernar y al lado una constelación de partiditos, lo que tiene es hegemonía. No hay una ley en Estados Unidos que obligue a ser Republicano o Demócrata, en Inglaterra que obligue a ser Laborista o Conservador o en España ser del PSOE o PP. Sólo terminan dándose esas opciones.

-¿Por qué tenemos un país bipolar, que pasa tan rápido de la euforia a la depresión?

-Somos un  país que si uno lo mira estadísticamente, es bastante constante. Lo digo con pesar ya que creo que si uno mide parámetros como el ingreso por habitante, el desarrollo humano, los índices educativos, estamos desde hace mucho tiempo muy abajo, pero muy debajo de muchos países.

-¿Tan abajo estamos? Porque hay mediciones que no son fáciles de comprender…

-Nos cuesta imaginar que medida por producto bruto, la Argentina es el quincuagésimo quinto país del mundo, que tiene la mitad del ingreso que tiene per cápita Croacia, un octavo del ingreso per cápita de España, que tenemos más mortalidad infantil, más muertes de parturientas en el acto de parir, mayor cantidad de homicidios dolosos que países que nosotros imaginamos que están muy por debajo de la Argentina., nos cuesta imaginar que en educación somos el quincuagésimo segundo entre 57 países, medido por el conocimiento de chicos de 15 años que tienen de lenguaje, matemática, ciencia y creo que no tomar conciencia de donde estamos parado nos lleva a discutir siempre cosas coyunturales y no buscar acuerdos para una estrategia de desarrollo económico, social y cultural sostenido en el tiempo.

-No podemos echar culpa a la naturaleza, tenemos un país con recursos ¿influye el factor humano?

-No quiero hacer sociología porque a mi me da cierta mala impresión el político que se dedica a describir la situación o hacer un análisis sociológico y no tiene idea como aportar a la solución del problema. Hay que tener una visión respecto a lo que tenemos que hacer para cambiar.

-Yo le pregunté una vez a mi padre si le gustaría ser presidente de este país y me contestó, de este país no se puede ser presidente, hay que ser dictador. Es una opción, las otras son buscar loa consensos, y esto significa meterse en las quintitas que ya están armadas desde hace muchos años por lo que pasarán décadas para que cambien las cosas.

-No, no, no lo creo, los consensos se logran. Ahora que yo estoy buscando consenso, la gente me pregunta si esto se parece al pacto de la Moncloa, creo que es muy distinto.

-¿En qué se diferencia?

-Las condiciones son muy diferentes ya que lo que era bueno para España, no sería bueno para la Argentina de hoy. Lo mismo, en España lograron consensos en temas que parecía imposible ponerse de acuerdo, hemos visto en octubre al canciller turco dándose la mano con el canciller armenio lo que hasta hace poco era inimaginable, como fue en su momento un shock ver a Nixon en China, restableciendo relaciones. Lo que es imprevisible un día, puede ser previsible otro.

-Está bien, pero hay que construirlo, espontáneamente no surge, como tampoco se hace el desarrollo espontáneamente…

-Así es, si no hay proyecto…

-Y para eso debemos entender qué es lo que tenemos que hacer y entender cómo lo tenemos que lograr…

-Por eso yo estoy empeñado en esto, no estoy escribiendo artículos para postular entendimientos, estoy hablando con Juan, Pedro, María y un día con Cobos, otro con Duhalde, otro con toda la plana mayor de la UCR, otro con Margarita Stolbizer, otro con Patricia Bullrich, otro con el ministro Randazzo, estoy tratando de buscar esos mínimos comunes denominadores.

-¿Entienden sus interlocutores la situación del país, donde la burbuja puede estallar en cualquier momento…?

-Creo que sí, eso no significa que vamos a llegar a acuerdos. Hasta ahora no he encontrado a nadie que se negara al diálogo, nadie que rechazara la idea de una serie de acuerdos mínimos y nadie que no entendiera que la Argentina no tolera una nueva frustración. Uno no puede verlo en la actuación cotidiana, en las cosas que se dicen por televisión, pero noto que en el diálogo íntimo está muy presente el que se vayan todos y muy presente que la próxima vez no va a ser con cacerolas.

-Hubo un dato que se me quedó acá, somos 52 entre 57 países en educación y es ahí donde yo veo las principales quintitas en este país. Modificar esto  no es fácil…

-Claro que no es fácil…

-No es fácil y este es un tema clave…

-Que requiere acuerdos no solo entre políticos sino con la comunidad educativa. Hay que entender que hay que elevar los niveles de exigencia y de disciplina, sino no hay mayor calidad…

-El país de D’elía no tiene futuro, por dar un nombre…

-No, sin llegar a eso, la idea de que la escuela tiene que contener, evitar la competencia, que no debe crear strees, los exámenes no deben ser con notas numéricas, que la promoción en muchos casos debe ser automática, que es admisible que un alumno pase de año con tres materias previas, que no debe haber amonestaciones, es una idea que mucha gente defiende ya que cree que eso evita la deserción escolar, limita la delincuencia infantil, permite controlar las drogas.

-¿Usted qué cree?

-Esa no es la manera de controlar estos efectos y si nosotros no elevamos los niveles de exigencia y disciplina, lo que vamos a tener es un boomerang. Persuadir sobre esto no es una tarea fácil, pero que no sea fácil no es una razón para no intentarla…

-¿Qué otro tema es urgente para abordar por la dirigencia política?

-Los niveles de desigualdad sociales en la Argentina son extraordinarios. Que el 10% más rico, gane 30 veces más que el 10% más pobre, tiene efectos múltiples y esto exige una reforma tributaria muy importante, en un país donde si usted trabaja paga impuestos al trabajo, si es un especulador financiero, no paga impuestos a la renta financiera. Si usted vende acciones no paga impuestos a la venta de acciones, si hereda no paga impuestos a la herencia, donde no hay estímulos como en otros países, por ejemplo en Alemania si usted es un empresario y tiene utilidades debe pagar un fuerte impuesto a las ganancias, pero si las reinvierte, no. Tenemos un estado que hoy día espera al contribuyente en la caja del supermercado y le cobra el mismo IVA a un multimillonario que a un villero, un Estado queespera al contribuyente en el banco…

-Hace la fácil…

-Claro, le gusta cazar en el zoológico. El IVA, el impuesto al cheque, las retenciones, son impuestos indirectos, independientes de la capacidad contributiva y esto es muy injusta. Por eso es que hay que sustituirlo, gradualmente, con un amplio consenso, por un sistema de impuestos directos, vinculados a la capacidad contributiva de los distintos contribuyentes.

-¿Hay una integración del país o cada día más hay distintas realidades?

- Buenos Aires tiene un hotel 5 estrellas al lado de una villa miseria. Obviamente el grado de concentración de riqueza y de poderío en Buenos Aires no tiene parangón, pero hoy día se mezcla todo, pero no se puede ser una isla de riqueza en un país pobre y la desigualdad territorial termina afectando al conjunto de la economía. Antes las transferencias automáticas eran el 50%, hoy son 25%, la integración no es una palabra, tiene que ser un proyecto y la Argentina se ha convertido en un país unitario. Los dirigentes tenemos que hacer que sea un país federal, de verdad…

-Determinados temas que se han ido tocando en este país despiertan reacción: la distribución de la riqueza tiene que ver con la ley que afectó al sector agrícola, el desarrollo minero de San Juan despierta polémicas y muchos opinan que es tan legítimo el interés del ecologista como del que quiere producir…

-No, yo creo que no…

-Yo tampoco pero hay un gran debate…

-Vamos a plantearlos en estos términos, el ecologista racional, el que entiende que no se puede afectar la salud humana y el medio ambiente, con el afán de obtener lucro, ese ecologista creo que tiene razón, si se funda en un criterio científico, en razones comprobadas. Ahora si es una cuestión de fetichismo ecológico, alguien que dice no a la minería, no a la celulosa, no al petróleo, su principal preocupación no es ecologista, es política.

-¿Cómo piensa lograr consensos en su proyecto cuando hay pensamientos tan diferentes entre los dirigentes opositores?

-Cuando uno plantea proyectos de largo plazo, tiene la ventaja que es muy difícil saber a la larga quien va a ser el beneficiario o perjudicado. En discusión de corto plazo, como por ejemplo la reciente reforma política, la gente sabía a quien favorecía y a quien perjudicaba.

-Le hago una última pregunta respecto a su proyecto de crear una base para gobernar al país ¿no tiene miedo que la idea termine matando al político?

-Peor sería que el político termine matando a la idea. Si tiene consenso lo que propongo, poco importa si estoy al frente de esto o no.


Nota publicada el 4 de diciembre de 2009.

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Rodolfo Terragno
2009- Rodolfo Terragno en El Nuevo Diario / Rodolfo Terragno, político, ex funcionario de los gobiernos de Alfonsín y De la Rúa, docente universitario en Inglaterra, abogado, periodista, escritor e historiador, visitó San Juan en noviembre de 2009. Estuvo en la provincia con el fin de exponer sobre su Plan 10/16. Acompañado por el vicepresidente de la UCR de San Juan, Antonio Falcón, visitó el semanario sanjuanino El Nuevo Diario, donde fue recibido por Juan Carlos, Juanca y Mariano Bataller
Rodolgo Terragno.
Rodolgo Terragno.