El Hospital San Juan de Dios y los betlemitas. (Segunda nota)

“Oh mi viejo Hospital tener quisiera / Elocuente la voz y más vehemente / Para dejar que el futuro enalteciera / Lo que anhelo exaltar en el presente”
Norma Acerbi

1810, 1814, 1816 son fechas claves para la historia. Nuevas situaciones políticas que nos llevarían a lo que conocemos como las “Guerras de la Independencia”. No podían escapar a esto las institución hospitalarias, donde la Orden de los Betlemitas con proyecciones americanas tendrá su desempeño especialmente en Cuyo. La Orden fue creada en Guatemala en 1660 por Pedro Betancourt, descendiente del Virrey de Canarias. A los treinta y un año abandonó Tenerife su tierra natal y pasó a Guatemala, allí estuvo con los jesuitas, luego abrió una escuela para niños pobres, luchó contra la miseria. Su casa se convirtió en: escuela, iglesia, hospicio y hospital. Orden eminentemente hospitalaria Fr- Rodrigo de la Cruz fue quien escribió las Constituciones de la Hermandad Betlemítica o compañía de Jesús como se le quiso llamar.

Después del desastre de Rancagua donde cae la llamada Patria Vieja en Chile. Para tomar contacto con la nueva realidad José San Martín vino dos veces a San Juan en 1815 acompañado por: dos compañeros, un ordenanza y tres sirvientes. El mayor gasto según los Libros del Convento de Santo Domingo fue en arroz, cebollas y velas.

Al ver la falta de personal especializado en curar heridas de guerra San Martín hizo venir de Mendoza a los betlemitas que habían fundado una veintena de hospitales en Perú y Méjico. Fundaron el célebre Hospital San Roque de Córdoba y en 1726 se hicieron cargo del Hospital San Martín de Buenos Aires.
En Mendoza estaban a cargo del Hospital, expertos en curar heridas de guerra. San Martín les pidió organizar en el San Juan de Dios una parte de “hospital de sangre”. Entre ellos estaban Antonio de San Alberto, José M de Jesús, Agustín de la torre, Pedro del Carmen y Torivio Luque.

Ya venían con experiencia no solo en curar enfermos, así los encontramos con la responsabilidad de organizar el cuerpo de médicos y enfermeros del Ejército de los Andes. La mayoría acompañó al libertador en batallas como Chacabuco, Ayacucho y en el Sitio del Callao. Torivio Luque era especialista en curar heridas de huesos, por lo que sería el primer traumatólogo que tuvo San Juan.

El betlemita Agustín de la Torre era ayudante de enfermeros y Pedro del Carmen fue ayudante de cirujano ambos en el Ejército Libertador, los dos colaboraron activamente con la colocación de la vacuna antivariólica en Cuyo. San Juan los ha ignorado totalmente, ni siquiera se sabe que estuvieron acá, ayudando y organizando mejor el primer Hospital que tuvo San Juan, no así Mendoza quien los recuerda con una placa en el atrio de la iglesia de San Francisco. Los betlemitas eran médicos y enfermeros, sacerdotes según las necesidades, acompañaron no solo al pueblo con la ayuda espiritual y material sino a los soldados del Ejército de los Andes, compartiendo privaciones y sufrimientos como el cruzar la Cordillera de los Andes e intervenir en las principales batallas, sin tener ni una cama donde descansar sus atribulados cuerpos. La contribución de ellos no se ha valorado como corresponde porque no solo en los hospitales sino que con su actuación en Cuyo, fueron ayudas fundamentales en la preparación, organización y auxilio de los que participaron en la Gesta Libertadora, no porque si el general Mitre dijo: De las viñas de Cuyo salió la Independencia Americana.

Volver al índice de Artìculos de Leonor Paredes de Scarso

GALERIA MULTIMEDIA