El turismo y las aguas termales a mediados del siglo XX. En noviembre de 1950 abrió sus puertas el Hotel Pismanta. En manos de la Sociedad Mixta de Aguas Minerales y Termales de San Juan, la inauguración mereció la atención de los medios de comunicación de la época. En este caso, se reproduce aquí de manera textual un artículo publicado en la edición Nº 23 - Año VI - de la Revista "Sarmiento", cuyo director era César H. Guerrero. El texto, publicado en enero de 1951, destaca la bondad de San Juan como destino turístico y los beneficios de sus aguas termales.
Ha dicho un entendido en turismo, de fama mundial que “el viaje, la ruta de lo desconocido, el anhelo de impresiones siempre nuevas han seducido en todo tiempo al inquieto espíritu humano”. Y es que la nostalgia de horizontes nuevos late, como natural y permanente inquietud, en el hombre impulsándolo a gustar, maravillado la emoción de nuevos y siempre deslumbrantes paisajes.
Indudablemente, el turismo no sólo importa como actividad recreativa del hombre sino que hoy se lo aprovecha como un medio firme definitivo de estrechar la amistad entre los pueblos acrecentando su bienestar y vigorizando su economía, constituyendo una importante fuente de ingresos. De esta manera hoy el turismo representa una nueva y poderosa industria, una nueva actividad comercial que todos los países civilizados consideran deferentemente y explotan con atención, en beneficio de la colectividad. Nuestra provincia, que prácticamente estaba en mora con referencia al problema del turismo, hoy se ha entregado con entusiasmo a su racional explotación.
San Juan es un escenario maravillosamente adecuado al turismo por sus paisajes de ensueño; sorprendente y emocionante en sus fantásticas y multicolores montañas; sereno y arrobador en la frescura de sus luminosos valles.
Por fin, pues, ya ha comenzado en nuestro medio a ocupar el turismo el lugar que se merece, habiéndose constituido recientemente la “Sociedad Mixta de Aguas Minerales y Termales de San Juan”, que centraliza todo el movimiento turístico. A pesar del poco tiempo transcurrido desde su formación, ya lleva realizada la misma una tarea de gran envergadura. Para mencionar una sola obra, hasta ahora la más importante, inaugurada por la sociedad mencionaremos el Hotel Pismanta, librado al servicio público el 12 de noviembre del corriente año, y que es –como dijo el presidente de dicha sociedad en su discurso inaugural- “sólo un punto de partida, un modesto comienzo”.
El hotel, de modernas líneas arquitectónicas, es un exponente de progreso digno de ser señalado por lo que el mismo importa para el resurgimiento de San Juan.
Enclavado en medio de un valle rodeado por la belleza imponente de sus nevadas montañas y favorecido por la fama de sus aguas termales, constituye hoy la feliz materialización de un viejo anhelo nuestro.
“Durante decenas de años –ha dicho el señor José Carroll, presidente de la sociedad- en otro párrafo de su discurso-, Pismanta fue un sueño para los sanjuaninos. Estas fuentes termales contienen la salud para los enfermos que las toman en baños y la prolongación de la salud para los sanos que beben de sus aguas en la mesa”.
“Todo el mundo sabe esto en San Juan y muchísimos lo saben fuera de la provincia. Sin embargo, salvo muy raras excepciones, los enfermos no pueden venir a Pismanta, y el agua de Pismanta no puede ir a la mesa de los centenares de miles de hogares que la necesitan.
Esta agua maravillosas salen de sus fuentes y se pierden en la esterilidad del páramo, sin que se las aproveche apenas en una ínfima parte.
No es que no se hayan hecho algunas tentativas en el pasado para dotar a Pismanta de un hotel conveniente, y para industrializar sus aguas de modo que puedan llegar a la mesa de los hogares argentinos. Pero, hasta hace poco tiempo, la turbulencia política y la inestabilidad de los gobiernos malograron los mejores propósitos, aún contra la fuerte voluntad de los buenos ciudadanos que lucharon para realizarlos.
Entre los que fueron nuestros precursores, un deber de justicia y de gratitud nos obliga a recordar la memoria ilustre de don Bernardo Eguiguren, que en las aguas de Pismanta y El Salado tuvo una confianza tan ilimitada como fue sin límites su amor a San Juan.
Como presidente de la Sociedad Mixta de Aguas Minerales y Termales de San Juan, declaro aquí públicamente que a don Bernardo Eguiguren le debemos el homenaje que se debe a los grandes servidores de la colectividad”.
Por fin, hoy existe un importante hotel para los que necesitan llegar hasta las fuentes y la sociedad industrializa ya las aguas de “El Salado” de manera que llegan, hasta miles de hogares, convenientemente envasadas y a un precio económico favoreciéndose así a personas que siguen tratamientos curativos con el agua de referencia, por ser la misma de gran eficacia para las afecciones del hígado.
Así pues, los sanjuaninos y los turistas tienen en San Juan la posibilidad de gozar de sus incomparables paisajes, de su delicioso clima y del beneficio de sus famosísimas aguas termales dentro de un marco de comodidades que día a día van aumentando.
Los caminos, por otra parte, invitan al turista a internarse en el misterio de las entrañas mismas de nuestra tierra pudiendo, cómodamente, llegar a los distintos y más bellos puntos de nuestra provincia. En efecto, partiendo de San Juan, se llega a Jáchal y bordeando nuestro bravío río, corriendo al margen de fantásticas montañas llegamos a Huaco. Huaco con su hermosa hostería, ubicada en un lugar de singular belleza panorámica ofrece también la bondad de sus incomparables aguas minerales. De ahí se pasa a Pismanta por el camino de Jáchal a Rodeo bordeando el río por un camino montañoso, hasta llegar al departamento de iglesia y luego Calingasta, lográndose con ello recorrer zonas de incomparable belleza, para volver otra vez nuevamente al punto de partida, es decir la ciudad de San Juan.
Las termas se encuentran en Iglesia a 193 kilómetros en dirección noroeste de la ciudad de San Juan, se llega hasta ella por el camino carretero que parte de San Juan y pasa por Talacasto (futura ruta internacional a Chile).
Por sus constantes físico químicas se clasifican entre las sulfatadas perteneciendo al subgrupo de las alcalinas bicarbonatadas – silicatadas. Son meso termales, oscilando su temperatura entre los 49.9º - 45,1º C. De mineralización débil, hipotónicas, ubicadas a 1720 metros sobre el nivel del mar. Sus aguas proporcionan, tomadas en baños, un extraordinario alivio y a veces la curación definitiva a las personas que padecen trastornos reumáticos: Reumatismo sub agudo y crónicos, álgicos, artritis, reumatoidea, colimatérica, fibrositis, musculares (tortícolis, lumbago, etc.), neuríticas (con frecuencia ciática), gota con manifestaciones alérgicas, sedromas espasmódicos, arteriales, coreicos, etc. Las aguas de Pismanta usadas en cura de bebida son de gran valor curativo. Los silicatos, bicarbonatos y sulfatos contenidos en dichas aguas las caracterizan fisiológicamente como: diuréticas, sedantes, disolvente y rectora del ácido úrico. Usadas como agua de bebida, limpian los tejidos y arterias, depuran el organismo, mejoran la nutrición general, la diatésis heredada y adquirida y la fisiología renal.
Los baños del Salado se encuentran en el departamento Albardón a 23 kms de la ciudad de San Juan. Sus aguas se clasifican entre las clorosulfatadas, perteneciendo al subgrupo de las alcalinas bicarbonatadas fuertes hipotérmica, de mineralización fuerte, hipotermal surgiendo con una temperatura de 32º C. Está ubicada esta vertiente a 698 metros sobre el nivel del mar. El efecto terapéutico de sus aguas se hace sentir benéficamente en los trastornos del aparato digestivo: dispepsias, gastroenteritis, enterocolitis, colitis, etc. En las afecciones del hígado: hepatitis y dishepatitis. Para el riñón en las albuminarias discrásicas y constitucionales, pudiéndose generalizar sus cualidades curativas a todas las enfermedades del metabolismo.