El apellido D´Anna es muy conocido en el ámbito comercial. La empresa que lleva ese mismo nombre fue la primera en la provincia en vender soda en botella. Muchos saben lo que hoy es la firma pero pocos conocen su historia y cómo los D´Anna llegaron a construirla.
Los orígenes de la familia se remontan a Sicilia, Italia. Allí vivían Antonio D´Anna y sus cuatro hermanos: Ángel, Josefina, Salvador y Rosario, hijos de José y María. Él era el segundo y cuando comenzó la Primera Guerra Mundial fue a pelear a la frontera sur del país. Estuvo cuarenta y cuatro meses en batalla y fue herido en la pierna izquierda.
El conflicto y la pobreza que siguió a la guerra los obligaron a buscar nuevas oportunidades. Los primeros D´anna que dejaron Italia fueron Ángel, que se casó con una compatriota y se instaló en Santiago del Estero y Josefina, que se radicó en La Rioja. Antonio llegó después que ellos, en 1924. Tenía veintitrés años y se embarcó junto a su esposa, María Oliva Russo y su pequeña hija de un año y unos meses, María. Más tarde llegó Salvador y en 1950 Rosario junto a su madre, que tenía noventa y seis años.
El matrimonio se instaló en San Juan al igual que muchos de sus paisanos. Los primeros años alquilaron una casa sobre la calle General Acha, frente a la Plaza Hipólito Yrigoyen. En esa zona vivían varios italianos, entre ellos los Mentesana y los Torcivia. La esquina de calle Brasil y General Acha era de los gringos, allí los grandes se juntaban a jugar a las cartas y los niños a la pelota pero solo los domingos en la tarde, el resto del tiempo trabajaban.
Desde que llegó a Argentina Antonio se las rebuscó de todas las formas para mantener a su familia. Era agricultor pero lo primero que hizo en San Juan fue lustrar zapatos. También trabajó como albañil, lechero y después como injertador y podador, oficio con el que se hizo muy conocido. En su casa hizo una planta que daba tres frutos: ciruela, pera y durazno. En una oportunidad, Federico Cantoni lo llevó a su finca de Calingasta para que hiciera injertos de manzano y olivo, incluso le ofreció un puesto en su vivero pero él lo rechazó y siguió trabajando en forma independiente.
En San Juan nacieron los otros seis hijos del matrimonio D´Anna Russo: Josefina, José, Ángel, Salvador, Rosario y Mariana. Años más tarde, el terremoto de 1944 cambió los rumbos de la familia por un tiempo.
Meses después de la catástrofe los hijos más chicos, Ángel, Salvador, Rosario y Mariana se fueron junto a Antonio y María a La Rioja, donde vivían dos de los hermanos del italiano. Allá el inmigrante trabajó como zapatero y atendiendo las 134 colmenas que tenía el obispado de esa provincia, en Las Higuerillas.
En 1953 los hijos de Antonio lo convencieron de volver a San Juan, en especial José, que se había recibido de contador en Córdoba. Él le dijo que no iba a vivir en La Rioja porque allí la actividad comercial era muy reducida.
De vuelta en la provincia, el siciliano se dedicó exclusivamente a la agricultura, trabajó la hectárea que compró sobre avenida Libertador antes de llegar a calle Colón.
Antonio falleció en 1994 y su esposa María unos meses después, en 1995. Tuvieron siete hijos y dieciocho nietos.
» María, la única de los hermanos que nació en Italia, se casó con Sebastián Ballato, que ya falleció. El matrimonio tuvo tres hijos: Miguel Antonio, que falleció; Juan José y Mario, que son ingenieros electrónicos.
» Josefina se casó con Cayetano Prividera, que murió. Tuvieron tres hijos: José Antonio, que es comerciante; Josefina Cayetana, que es ama de casa y María Dominga, que es docente jubilada.
» José es el único de los hermanos que falleció. Era contador y se casó con Olga Yacante. El matrimonio tuvo un hijo, Rubén, que trabaja en Telefónica.
» El cuarto de los hermanos Ángel, fue uno de los fundadores de la fábrica de soda. Se casó con Trinidad Serna y tuvieron dos hijos. Miriam Edith, que es profesora de Geografía y Daniel Ángel, que trabaja en la empresa familiar.
» Salvador, que es otro de los iniciadores de la firma de la familia, sigue trabajando allí. Se casó con Lola Bustos y tuvieron tres hijos: Jorge Salvador, que es Ingeniero Civil; Liliana María, profesor de Inglés y Fernando José, Ingeniero Civil.
» Rosario, que trabaja en la empresa familiar, se casó con Carmen Editha Ginestar y tiene dos hijos: Eduardo, que es Licenciado en Marketing y trabaja en la firma y Adriana, que es psicóloga.
» La menor de los hermanos, Mariana, se casó con Sebastián Sanguedolce (que ya falleció) y tuvieron cuatro hijos: Sara, que es psicóloga; Roberto, comerciante y los mellizos Antonio y Sebastián.
El emprendimiento de la soda llegó varios años después de que Antonio se instalara en la provincia, en 1956. La iniciativa comenzó con su hijo Ángel. Un amigo cordobés de su hermano José, Alberto Gutiérrez, le preguntó si quería trabajar su producto. En Capilla del Monte, Gutiérrez y su padre tenían una fábrica de jugos y gaseosas. Le prometió que no iba a poner ni cinco centavos hasta que comenzara a vender.
Así fueron los comienzos. Ángel hacía los repartos en un triciclo y luego se le sumó Salvador. Dos años después se independizaron y comenzaron a vender su propia marca de jugo y gaseosa de naranja “Dorbal”.
Los hermanos tenían un amigo mendocino, don Roque Méndez, a quien consideraban su segundo padre. Roque tenía siete representaciones de primer nivel en Mendoza, visitaba San Juan para abastecer las principales confiterías. Él los guío en el negocio y fue quien les recomendó hacer soda en botella, les dijo que eso se iba imponer en todo el mundo. Así se convirtieron en los primeros en la provincia en vender esa bebida en envase de vidrio.
La empresa fue creciendo y a los fundadores se sumó Rosario. Los hermanos instalaron su negocio en el terreno que era de su padre y donde todavía trabajan, en avenida Libertador. “Lo difícil se hace, lo imposible se intenta” ese siempre fue el lema de los hermanos que hasta hoy siguen trabajando en el negocio junto a las nuevas generaciones, que se sumaron en la década del noventa. En esa época se incorporaron el hijo de Rosario, Eduardo; el hijo de Ángel, Daniel Ángel y su yerno, Roberto Villafañe.