Construyeron su primer hotel cuando el microcentro aún se estaba armando. Siguieron creando edificios en el centro después del terremoto de 1944, cuando se hablaba de cambiar de lugar la Capital. Incluso participaron en el asfaltado de las calles céntricas.
Los González Aubone hicieron muchas obras apuntando al crecimiento y desarrollo de la ciudad. Hoy, los hijos y nietos de los precursores mantienen los bienes familiares y siguen trabajando en distintos ámbitos de San Juan.
Nydia Aubone Luraschi nació con una gran responsabilidad, fue la única hija de Saúl Aubone y María Luisa Luraschi y tuvo que seguir con el legado de sus padres. Ella se casó con Francisco González, con quien no sólo mantuvo la empresa familiar sino que, además, incrementó las obras.
Los 6.000 litros de vino que elaboró en su bodega de Santa Lucía, fueron el inicio de la labor de don Saúl. A partir de ahí su producción creció y construyó 3 bodegas más. Después, incursionó en el ámbito inmobiliario. Creó el City Hotel, que fue el más moderno de Cuyo y estaba ubicado en calle Rivadavia, entre Mendoza y Entre Ríos. Tanto ese edificio como el chalet familiar de Trinidad eran antisísmicos. Por eso, después del terremoto pudieron dar alojamiento a muchas personas que quedaron en la calle. Tras la catástrofe, a pesar de que se hablaba de cambiar la ciudad de lugar, don Saúl y su yerno siguieron apostando y levantaron el Hotel Selby, que aún funciona en manos de la familia en Rivadavia y Rioja.
Cuando don Saúl murió, Nydia, Francisco y sus siete hijos: Saúl, Armando, Juan Carlos, Horacio, María Luisa, María Nydia y María Verónica, quedaron a cargo de la herencia familiar. Además de seguir con los negocios, la pareja continuó ayudando a la comunidad con obras benéficas. Entre otras cosas, donó el terreno para el colegio María Auxiliadora. Durante su vida, Francisco fue también concejal de la Capital ad honorem y participó de la obra de asfaltado, un gran avance para la ciudad.
Sus hijos se destacaron en distintos rubros, como la agricultura y la ganadería, el arte, el deporte y diversas profesiones. Pero, lo que tienen en común es que mantienen y cuidan celosamente las obras de la familia, que quedarán en manos de sus hijos y nietos.
Fuente: Diario de Cuyo