Fue uno de los gobernantes que más hizo por el progreso local, pieza clave en la campaña libertadora. Sin embargo murió lejos de San Juan, olvidado y pobre. Con los años se hizo justicia a su memoria: Su nombre está en una avenida principal.
Fue uno de los pilares en San Juan para la gesta libertadora de San Martín porque era un profundo amante de la patria y un convencido de los derechos americanos por sobre el inmenso poder español del siglo XIX. Bajo su gobierno, la provincia se transformó en un cuartel militar en beneficio del la cruzada sanmartiniana.
Nació el 1 de agosto de 1788 y a los 30 años fue elegido teniente gobernador de San Juan, el cargo más importante que ocupó en su carrera política. Desde que asumió al frente de la provincia, en 1815, comenzó una leal y permanente ayuda a los preparativos militares de San Marín en Cuyo para conformar el histórico Ejército de los Andes.
Su principal aporte fue a través de la minería. De la mano de De la Roza, se notó una gran reactivación a partir de la necesidad del ejército sanmartiniano de contar con plomo y azufre para su arsenal. Las minas cordilleranas nutrieron de insumos a las tropas libertadoras y en su gobierno se preparó un plan de fomento minero en el que se reglamentó el plazo para denunciar minas vacantes.
Pero su obra fue más allá. La principal fuente de sustento y recursos de los sanjuaninos era la agricultura y De la Roza no la descuidó. Por el contrario, construyó el canal de Pocito, obra que le encomendó por 5.200 pesos al chileno José Herrera.
Su preocupación por la industria y la ejecución de obras públicas le valieron el reconocimiento de ser el promotor del progreso sanjuanino. Entre otras cosas, dispuso la apertura de calles, urbanizó la cuidad , mejoró los servicios hospitalarios y policiales y fundó la Escuela de la Patria, destinada a las primeras letras, que lo puso en la consideración del interior del país.
Tuvo un final que no merecía. Su intención reeleccionista tropezó con la oposición conservadora, que se agudizó por las diferencias con el Cabildo y el descontento gremial. Fue derrocado a inicios de 1820 por el militar Mariano Mendizabal, esposo de su hermana Juana De la Roza, y fue condenado a muerte. Pena que luego quedó postergada a cambio de su destierro.
Vivió sus últimos años en Lima, Perú, mientras que el golpista Mendizabal sufrió en carne propia la sentencia a muerte que dispuso en un consejo de guerra dirigido por San Martín. De la Roza falleció en la extrema pobreza el 9 de octubre de 1834, no si antes saber que su San Juan querido se había declarado autónomo de Mendoza como él mismo lo promovió al poco tiempo de asumir.
Con los años, su nombre llegó no sólo a la estratégica avenida central, sino también al dique ubicado aguas abajo del dique de Ullum.
Escuela emblema.
La Escuela de la Patria, inaugurada bajo el gobierno de De la Roza, fue una bisagra en el despegue educacional de San Juan. El edificio tenía tres salones y estaba ubicado frente a la plaza de armas. Albergaba a 300 alumnos, que para egresar tenían que rendir un examen oral y público en la Iglesia Matriz al que asistían las autoridades provinciales y los vecinos.
Fuente: Diario de Cuyo. 13 de junio de 2007