Este sanjuanino hizo una gran fortuna en Buenos Aires y donó una importante cantidad de dinero que sirvió para construir una escuela que aún funciona en Desamparados.
El legado de Matías Zavalla a la educación sanjuanina ha perdurado por más de 140 años. En julio de 1865, Desamparados tuvo su primera escuela gracias a una importante donación de Zavalla. El edificio sufrió un duro incendio, se mudó de lugar, aunque siguió en la zona, hoy funciona frente a la plaza y en horario nocturno lleva el nombre de Matías Zavalla.
El edificio que funcionó primero donde hoy está ubicada la Parroquia de Desamparados se construyó por el aporte de la herencia que había dejado Zavalla al morir en Buenos Aires en 1860.
El apellido Zavalla fue uno de los más importantes en San Juan en el siglo XIX (los primeros Zavalla llegaron en 1700). Matías nació en 1788, en el seno de una reconocida familia. Su padre fue el alférez real Don Estanislao de Zavalla y su madre, Borja Toranzo de Zavalla, una mujer que quedó en la historia provincial por su aporte al Ejercito de los Andes.
Patricio de la primera hora, Matías no tuvo la participación política de su hermano Pedro José (diputado de la primera Legislatura Provincial) o de su medio hermano Isidro (hijo del matrimonio anterior de Zavalla) quien fue vocal de la junta sub alterna del primer gobierno patrio. Matías se dedicó al comercio.
Siendo poco más que un niño, Don Estanislao lo envió a Buenos Aires para que manejara parte de los negocios familiares. Matías recibió una educación firme en su hogar donde forjó su espíritu noble y luchador.
En Buenos Aires consiguió una importante posición económica, de acuerdo a datos biográficos aportados por el profesor Guillermo Collado Madcur. Construyó su fortuna en la explotación de grasas y aceites, pero además su reputación creció notablemente y a su fortuna agregó bienes raíces. Ese crecimiento hizo que se estableciera en Buenos Aires donde vivió hasta el día de su fallecimiento.
Matías nunca se casó y su fortuna fue heredada por por tres sobrinas: Cesarea Lledos de Capdevila, Clara y Lucía Lledos, quienes vivían en San Juan. Parte de ese dinero fue destinado a la escuela que en la inauguración se denominó Fiscal N°8 y en 1894 pasó a llamarse Matías Zavalla.
"Las obras buenas y generosas reclaman necesariamente la apoteosis de los hombres que la realizaron (...). Esas obras siempre significan un ejemplo profundo", escribió en 1913 la directora Mercedes Robledo en una nota dirigida a Juan Zavalla cuando ésta donó a la escuela un cuadro de Zavalla. Esa imagen se ha perdido, pero aún perdura el espíritu bondadoso de Matías Zavalla que aunque vivió mucho tiempo lejos de San Juan, dejó un legado que educó a miles de sus comprovincianos.
En la actualidad
Rosa Elena Valentino Zavalla y Alicia Valentino Zavalla de Villamayor son dos sanjuaninas descendientes de Matías Zavalla. Estas mujeres son hijas de Doña Valentino Zavalla (se casó con Pedro Nolasco) que fue sobrina tataranieta de Matías. Alicia y Nelita mantienen viva la memoria de los Zavalla y siempre recuerdan la importante imagen de Matías.
Fuente: Diario de Cuyo. 13 de Junio de 2007