Su vida fue muy particular: Se casó y tuvo 9 hijos, pero también fue gobernador, sacerdote, legislador y funcionario en varios poderes. Tuvo una pelea con Sarmiento que se hizo famosa cuando éste la publicó en un libro.
Timoteo Maradona nació en el seno de una familia tradicional de notable actuación política en San Juan y el destino le tenía fijadas dos ocupaciones vinculadas a eso: Político, como su padre -José Ignacio Maradona fue diputado por San Juan ante la Primera Junta- y sacerdote, como era costumbre en aquellos años para alguno de los varones de las familias acomodadas.
Así, el joven Maradona comenzó muy chico los estudios eclesiásticos. Y los terminó a los 19 años, pero no recibió las órdenes sacerdotales porque no tenía edad canónica.
Un año después, y con verdadera vocación de padre, contrajo matrimonio con Antonia Videla, con quien tuvo 9 hijos.
Para ese momento ya había comenzado a transitar el camino de una agitada vida pública: Fue firmante del Acta de Independencia de San Juan en 1820, juez de Paz, de Comercio, y juez Supremo de Alzada; miembro varias veces de la Asamblea Legislativa, gobernador interino en los años 1828, 1829, 1837, y 1843, y ministro general de Nazario Benavídez.
En 1844, cuando falleció su esposa, tomó una decisión importante: volver al seminario. Quería terminar lo que había iniciado siendo muy joven y no salió hasta ordenarse como sacerdote.
Esto no menguó su actividad política. Ya como cura, fue elegido diputado, tarea que alternaba con las misas y confesiones. Su vida eclesiástica también fue destacada: Llegó al cargo de gobernador eclesiástico del Obispado de Cuyo. Sus restos descansan en la cripta de la Iglesia Catedral.
Horacio Videla lo reseña como un federal declarado. "Persona de manso carácter y escasa disposición de moverse entre caldeadas pasiones", dice de él.
Sin embargo Sarmiento tenía otra opinión. En Recuerdos de Provincia hizo pública una deuda que Maradona y Benavídez mantenían con el. Se trataba de 26 pesos que en aquellos tiempos era una pequeña fortuna.
Así escribió el prócer de su contemporáneo Maradona: "¡Don Timoteo Maradona, hoy presbítero! Usted que se confesaba cada ocho días, y que hoy perdona a los otros sus pecados, interrogue su conciencia, y si no le dice que ha robado, arrancado por la violencia veintiséis pesos, que debe usted a todas horas, si no pesan éstos sobre su conciencia, le diré yo que usted, señor presbítero, es un corrompido malvado".
Pero a la muerte de Maradona, en 1863, Sarmiento intentó un perdón póstumo escribiendo en el diario que dirigía algunas palabras de reconocimiento a la figura del fallecido: "En el matrimonio fue eminentemente moral y religioso, imprimiendo en sus hijos sentimientos dignos de un virtuoso y verdadero padre. La capacidad de su índole... lo hizo acreedor a las judicaturas de Paz, de Comercio y de Alzada... Como sacerdote fue solícito en la salvación de las almas".
Gobernaciones
Maradona asumió la primera gobernación en 1828, cuando dimitió el gobernador Manuel Gregorio Quiroga Carril. Terminó ese mandato y se convirtió en el segundo gobernador federal de San Juan. En 1829 volvió a asumir dos veces la gobernación y luego en 1836.
Fuente: Diario de Cuyo. 13 de Junio de 2007