Oriundo de Uruguay, el artista adoptó San Juan como su lugar para vivir, trabajar y formar su familia. Un autodidacta con un gran legado para el patrimonio cultural de la provincia.
Miguel Angel Sugo nació el 14 de marzo de 1912 en Santo Domingo Soriano, Uruguay. Hijo de una familia humilde sólo pudo llegar hasta segundo grado de la educación formal. En esa instancia abandonó la escuela para trabajar como peón de su padre, que era carrero.
Recién a los 24 años, luego de emigrar de su ciudad natal, llegó a Montevideo para aprender a leer, escribir y realizar los primeros talleres de escultura. Más tarde partió a Buenos Aires y poco después a Mendoza, donde quedó sorprendido por la carrera de Bellas Artes que dictaba la Universidad Nacional de Cuyo.
Mientras estaba en la provincia vecina, en la década de 1940, fue convocado por el gobierno provincial para hacer el monumento a Juan Jufré en la Plaza de Concepción. Así llegó a San Juan. No tenía donde vivir, tampoco encontró una vivienda para alquilar, por eso se instaló en la misma plaza.
Cuando terminó la obra nadie le pagó por su trabajo y pasó casi una semana sin comer. En esas circunstancias un amigo lo alojó en su casa y allí conoció a quien sería su esposa, la joven yugoslava Gabriela Yiuk.
La obra dedicada a Juan Jufré fue inaugurada el 13 de junio de 1951, un día después del nacimiento su hijo mayor, que lleva su mismo nombre. Después llegaron sus otras dos hijas: Selva y Graciela. Los tres heredaron la afición por el arte de Sugo, aunque en una rama diferente, la música.
En la década de 1990 el curador de arte de la Recoleta, Alberto Petrina, describió el monumento al fundador de San Juan como el más importante de Argentina de los años cincuenta.
Con el sello "M.A.S." dejó su impronta en varias obras, como los frisos de la iglesia de Desamparados, el monumento al padre salesiano Antonio Garbini, la estatua de Federico Cantoni, el medallón tallado ubicado al lado de la frase “Las ideas no se matan” en Zonda, los monumentos a San Martín en Luján de Cuyo y al Indio en Angualasto; los sapos de bronce de la Plaza 25 de Mayo, los bustos de Paula Albarracín de Sarmiento en el Colegio Nacional y los relieves del ex hotel Sussex (actual Legislatura), donde volcó más de 500 años de la historia sanjuanina.
Miguel Angel Sugo falleció a los 90 años, en el 2003. Por su trayectoria como escultor y retratista es recordado por su vocación a la cultura.
Fuente: Diario de Cuyo
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