“Hace cien años un Guillemain fue a hacer “la América” a Argentina. Cien años después un Guillemain viene a hacer la Francia”. El francés Patrick Birocheau Guillemain fue quien dijo esa frase hace algunos años cuando Juan Cruz Guillemain, el hijo de uno de sus primos argentinos, Alejandro Guillemain, se instaló en Paris para comenzar una importante carrera como rugbier.
Patrick hablaba con certeza. Su tío bisabuelo Jean Pierre Guillemain, que nació en 1856 en Bordeau, Francia, llegó a San Juan en 1887. Vino acompañado por su mujer, Madelaine Ruodier y acá le cambiaron su nombre por Pedro. Aunque contaba con poco capital, rápidamente logró consolidarse en la industria vitivinícola y convertirse en un destacado productor, uno de los que forjaron los inicios de la actividad en la provincia.
Pedro comenzó arrendando tierras hasta que ganó capital suficiente para adquirir bordelesas y otros materiales para comenzar a fabricar vino a pequeña escala. En 1893 compró tierras en Angaco Sur, actual San Martín, y las cultivó de acuerdo a sus planes para vinificación. Llegó a tener 150 hectáreas, con 40 cultivadas, e instaló una bodega, con la maquinaria más moderna de la época y generación propia de energía.
Las nuevas generaciones en la bodega
En San Juan, Pedro y Madelaine tuvieron dos hijos: Maximiliano y Gustavo, que con el tiempo se sumaron a la actividad de su padre. Para 1920, padre e hijos trabajaban con los varietales Cabernet, Malbec, Torrontés y Moscatel. Con la marca “El aeroplano” los vinos de los Guillemain estaban acreditados y tenían su lugar en los mercados de Buenos Aires y Santa Fe.
El inmigrante francés no sólo fue un destacado empresario, sino que además se comprometió con el progreso de la actividad vitivinícola. Aunque nunca militó en política fue concejal de Angaco Sur en más de una oportunidad. Desde ese lugar, fue uno de los propulsores de la construcción de boca tomas de Angaco Sur y Norte para mejorar la distribución equitativa del agua para riego y así ampliar el área agrícola.
A pesar de que en San Juan había construido una próspera empresa, en 1922 regresó a Francia con su esposa para morir en esas tierras. Mientras que acá sus dos hijos sostuvieron lo que con tanto esfuerzo él había logrado construir.
El último contacto
La historia continúa con uno de los dos hijos de Pedro, Maximiliano, que se casó con María Ernestina Defazio. Gustavo contrajo matrimonio con Olga Soldati pero no tuvieron hijos. A fines de la década de 1920, Maximiliano visitó a su padre en Francia y cuando regresó de ese viaje, sus descendientes desconocen los motivos, perdió el contacto con la familia que quedó en Europa. Allá vivían las hijas y los nietos de un hermano de Pedro Guillemain.
La vida para los Guillemain continuó en San Juan, en gran parte, vinculada a la actividad vitivinícola. Maximiliano y Ernestina tuvieron cuatro hijos: Pedro Segundo, Olga, Gustavo y Hugo, cuyos hijos, nietos y bisnietos son los que viven en la provincia.
La familia de Pedro
Pedro Segundo, con quien continúa el relato familiar, se casó con María Zulema Atienza y tuvieron cinco hijos:
» María Cristina, que es madre de Carla Sambrizzi, vive en Santiago de Chile; Leandro Sambrizzi, abogado y María Pía Sambrizzi, comerciante.
» Alicia Eugenia es madre de Rogelio López, médico y reside en Córdoba; María Fernanda López, fonoaudióloga y vive en Mendoza; y Gerónimo López, contador.
» Pedro Alberto es contador y padre de Pedro Luis Guillemain, empresario e ingeniero industrial; Juan Pablo Guillemain, empresario y contador y María Dolores Guillemain, psicopedagoga.
» Maximiliano Augusto, fallecido, tuvo tres hijos: Maximiliano Guillemain, licenciado en Comercio Exterior; María José Guillemain, licenciada en Biología y Andrea Guillemain, instrumentista dental.
» Alejandro Eduardo es arquitecto, padre de Juan Cruz Guillemain, rugbier; Juan Bautista Guillemain, Juan Augusto Guillemain, María Paz Guillemain y Juana María Guillemain, los cuatro estudiantes.
Fue en el siglo XXI, después de décadas, prácticamente tras ochenta años sin tener noticias de la familia francesa, cuando se produjo el reencuentro. Una mujer amiga de los Guillemain en Francia viajó a Bariloche y, por pedido de sus amigos, buscó ese apellido en la guía de San Juan. Lo encontró, se contactó con los sanjuaninos y les avisó a los franceses.
La noticia no quedó ahí. En 2007, el sobrino bisnieto de Jean Pierre, Patrick Birocheau junto a su esposa Dany Marroc, quien hizo un gran esfuerzo por ayudar al reencuentro con la familia argentina y por buscar datos de los Guillemain en Francia; y a su hijo Lilian, vinieron a la provincia a conocer a sus familiares. En 2010 fueron los sanjuaninos los que visitaron a la familia en Francia y, como si el silencio de años nunca hubiera existido, los vínculos se restablecieron.
El Guillemain que llegó a los Pumas
Alejandro Guillemain, el hijo menor de Pedro y Zulema, siempre intentó transmitirles a sus hijos Juan Cruz, Juan Bautista y Juan Augusto su pasión por el deporte, en especial por el automovilismo. Competían en karting pero ninguno de los tres se prendió con esa práctica deportiva. Entonces, los empezó a llevar a rugby al Jockey Club y los tres comenzaron a tener un muy buen rendimiento.
A Juan Cruz, el rugby le tenía preparado un camino que él nunca imaginó. En marzo de 2011 lo citaron a jugar un partido amistoso con los Pumitas. En esa época él tenía 17 años y ya integraba la selección sanjuanina de rugby. Allí se mostró y lo convocaron para jugar el mundial que fue tres meses después en Italia. El primer juego en el que entró fue contra los All Blacks y él fue quien marcó el primer try. Con su actuación ese día se ganó la titularidad.
El año siguiente volvió a participar en el mundial de rugby con los Pumitas, esta vez en Sudáfrica y en ese contexto le ofrecieron un contrato para jugar seis meses en el Stade Francais. En ese momento no aceptó la propuesta, pero la invitación para integrar ese equipo se repitió en 2013 y esta vez le ofrecieron jugar durante dos años. Así que allá partió el sanjuanino, no sólo a jugar al rugby, sino también a reencontrarse con la familia de su tatarabuelo Jean Pierre Guillemain, que lo acompañó desde cerca en su estadía en ese país. Así, “cien años después de que un Guillemain fue a hacer la América a Argentina, un Guillemain fue a Europa a hacer la Francia”. En 2015 Juan Cruz regresó a Argentina, convocado para jugar en la Selección Argentina de Rugby, convirtiéndose en el primer sanjuanino que juega con los Pumas.
Ver Guillemain, historia de Jean Pierre el francés que vino de Burdeos a San Juan y terminó en la Costa Azul