La casona del ferrocarril

En algún tiempo fue un símbolo del progreso. La estación del ferrocarril ubicada al comienzo de la calle Mitre, era conocida como "La Casona" y con sus dos plantas era un imponente edificio que hablabla del poderío del medio de transporte que revolucionó la economìa sanjuanina.

Cuando mencionamos “La Casona” hacemos referencia a la Estación del tren San Martín, llamada vulgarmente “Los Altos del Ferrocarril”, ubicada en el mismo lugar que se edificó, sólo que ahora existe únicamente la planta baja. Se halla en la plazoleta que antiguamente se llamó de La Pirámide y que ahora se la nombra Plazoleta del Ferrocarril.
A fines del siglo pasado (década octava) San Juan que ya era zona terminal, esperaba el tren con ansiedad e impaciencia. Chile ya había inaugurado su primer camino de hierro entre Copiapó y Caldera, el 25 de diciembre de 1851.
En Cuyo, San Luis lo conquistó en 1876 y Mendoza en 1884.
Todas las actividades ferroviarias del mundo nacieron tras la invención del motor de vapor inventado por Jacobo Watt, mecánico inglés que vivió entre 1736 y 1819 y también, por el invento de la locomotora atribuido a Jorge Stephenson (1780-1848).
Ciertamente, el ferrocarril llegó a San Juan el 12 de abril de 1885 librándose al servicio público el 6 de mayo del mismo año. Asistió el presidente de la Nación general Julio A. Roca acompañado por una comitiva tan selecta como numerosa. Nuestro anfitrión fue el gobernador, doctor Carlos Doncel.

Uno de los más altos


La “Casona del Ferrocarril” o “Estación” apareció como un enorme edificio para la época, casi totalmente terminado, la terminación se logró recién en 1887. Lucía como uno de los edificios más altos de San Juan, planta baja y primer piso.
Nuestra incipiente industria de la construcción nos brindó en la segunda mitad del siglo pasado, varios edificios de planta baja y primer piso, que fue la mayor altura aceptada. Con anterioridad, había en las casas de gran “copete”, los llamados altillos que se ubicaban a la derecha de la entrada y eran habitualmente utilizados como escritorio o biblioteca. Fueron muy conocidos y se llegaba a ellos por una escalera de madera; es interesante destacar que han sido inmortalizados por el gran pintor sanjuanino don Santiago Paredes en su llamada “Gran Colección” y muchos otros cuadros muy conocidos, que muestran el caserío provinciano antes de los terremotos de 1894 y 1944.

Una construcción distinta


Toda la construcción de la época se hacía en base de barro crudo, arena y cal, empleándose también, ladrillos de barro cocido, mucho más duros, algunas horneadas los brindaban de hermoso color amarillo-rojizo; empero, estas construcciones fueron las menos, pues, el barro, la paja y a veces el estiércol imperaron aún para las viviendas de dos plantas.
Todas estas construcciones se llamaban vulgarmente “altos”: los altos de Cortínez, los altos del ferrocarril, los altos de la Casa de Gobierno, etc.
Advertimos que la “Casona del Ferrocarril” gozó de una construcción distinta a las comunes.
Alguna vez hemos dicho que los sanjuaninos tuvieron más temor a las inundaciones que a los temblores, hasta que se produjo el terremoto de 1894; este terremoto fue uno de los más fuertes de América Latina produciéndose el 27 de octubre de 1894 a las 17,25; pero, no nos afectó más intensamente debido a nuestra lejanía del epicentro que, según se mencionó, fue en el límite con La Rioja. Además Influyó, que la ciudad de San Juan tenía en ese entonces, sólo 10.000 habitante. El pánico fue muy grande y se vivió esperando los remezones de que otras veces nos hemos ocupado, in extenso.

Casi mil metros

Pero, volvamos a la construcción de la “Casona” que se llevó a cabo bajo la técnica y dirección de los ingleses, que tanta influencia han tenido en la vigencia de nuestros ferrocarriles; de ahí el origen de familias sanjuaninas de apellidos ingleses como Alexander, Clark, Day, Hudson, etc.
La edificación de la “Casona” ocupó un total de 934,30 metros cuadrados, empleándose muchos rieles en desuso, ladrillos cocidos únicamente, y mucha madera de algarrobo.
Recordemos que los rieles abundaban e igualmente los algarrobos, pues, estos últimos crecían a espaldas del edificio, donde vegetaba la llamada “Pampa de los Algarrobos” que poco después desapareció avasallada por los viñedos y bodegas; ahora es planta urbana. Además, no siendo el algarrobo una planta autóctona de América los constructores la conocían desde Europa. En efecto, todos los marcos y muchas puertas fueron construidas con esa rica madera que nosotros, muchas veces, hemos desperdiciado utilizando otras foráneas de menor calidad. Todavía se advierte el uso, constante del algarrobo en los trabajos realizados por los ingleses.
La técnica empleada era la siguiente: se hacía casi una jaula con los rieles unidos, soldados entre sí, que después se cubría con tablones u otros materiales livianos, dejando un espacio interior que se rellenaba con escoria del ferrocarril que hacía como moderador de las bajas y altas temperaturas. No olvidemos que los constructores venían de Inglaterra, país nuboso y frío, no acostumbrándose fácilmente, a los calores subtropicales de nuestra provincia. Todas las cerraduras, llaves y artefactos se traían de Londres, menos los bidés que comenzaron a usarse con bastante posterioridad.

La distribución


La distribución del edificio era la siguiente: en la planta baja se hallaban las oficinas; en la planta alta a la izquierda se encontraba una sección destinada a los asuntos económico-financieros de la empresa; a la derecha estaba ubicado un lujoso departamento con amplias comodidades, que habitaba el jefe de la estación (los ingleses escribían jefe con g); mirando al este, hasta hoy existe un gran alero o chaperón que servía de reparo para los pasajeros; estaba también la campana y un reloj que marcaba la oportunidad de partida o llegada de los trenes.
El edificio a que venimos refiriéndonos resistió sin inconvenientes el terremoto de 1894, pero, el sismo de 1944 le afectó los revoques y algunas paredes del piso alto.

La estatua de Del Carril

El frente que quedaba al este de la “Casona” estaba presidido por la gran estatua del prócer sanjuanino doctor Salvador María del Carril, posiblemente el más joven de nuestros gobernadores. Los ingleses se empeñaron para que se colocara allí esa estatua inaugurada el 25 de mayo de 1899. Fue la segunda de San Juan y se debe al artista Camilo Romairone. Posteriormente por razones inopinables, fue trasladada a la entrada del Parque de Mayo y, luego, llevada a la Plaza de Desamparados, donde ha sido menoscabada robándole todas las placas de bronce que la honraban.

La farola

Muchos años después (tal vez 15) de haberse retirado la estatua de Del Carril, se colocó la farola que está actualmente. Mientras tanto, la plazoleta fue iluminada por dos grandes focos adheridos a las paredes de la derecha e izquierda.
La farola es un bonito artefacto eléctrico que en la parte superior tiene cinco lamparones, fue obsequio de la municipalidad de la Capital Federal a la municipalidad de San Juan, es iguala las que adornan la Avenida de Mayo en la Capital.
Los empresarios repararon de inmediato la estación y para mayor seguridad, desmantelaron la primera planta dejando el edificio tal cual se encuentra actualmente; dicho inmueble no sufrió absolutamente nada con la acción devastadora de los terremotos del 10 de junio de 1952 y 23 de noviembre de 1977.

Igual que un juez

Agregamos, que la “Casona de Ferrocarril” era particularmente rangosa y los empresarios no se preocupaban tanto porque los jefes fueran ingleses o no, sólo reclamaban jerarquía a la par del Juez Federal, del Gerente del Banco de la Nación y Rector del Colegio Nacional, cuyos sueldos eran casi iguales; así hubo jefes que, socialmente, fueron verdaderas personalidades. Ahora, este aspecto de la cuestión ha desaparecido, a veces, peyorativamente.
La empresa construyó además, en la tercera década de este siglo, tres casas lujosas para altos jefes y seis casillas para personal subalterno.
La casa de uno de los jefes superiores tenían un hermoso lago artificial que casi la rodeaba, con un pequeño muelle y una pasarela con glorieta de estilo japonés; el lago era transitado por botes a remos.

Un accidente

Cabe recordar que en oportunidad que ejercía la más alta jefatura el ingeniero Walter Kirby, se ahogó un niño, hijo del segundo matrimonio de éste, que en un descuido cayó al lago.
Ante esta situación los empresarios del ferrocarril hicieron desecar el lago y luego lo rellenaron con tierra, desapareciendo así un hermoso atractivo de la casa ferrocarrilera.
Los ingleses exigían a sus jefes capacidad, eficiencia y rango social; conocí uno de ellos llamado Noé Escudero que fundó en San Juan, una familia muy prestigiosa.

Otras casas bellas

A título informativo diremos que en nuestra ciudad hubo otras casonas muy conocidas por su belleza constructiva y riqueza mobiliaria como la ubicada en calle General Acha 545 (antigua numeración) donde se hospedó el general Julio A. Roca con parte de su numerosa comitiva cuando inauguró la llegada del ferrocarril; la casa de la calle Sarmiento esquina Laprida donde se hospedó el ex presidente Miguel Juárez Celman; la de Laprida esquina Gral. Acha que ocupó el doctor Bernardo de Irigoyen, Ministro del Interior, etc.
Todos estos inmuebles eran de planta baja únicamente, y han desaparecido con el andar del tiempo y los adelantos edilicios.
También, existió la linda casa de don Domingo Morón (ex gobernador) donde se hospedó el general Bartolomé Mitre en oportunidad de visitar la provincia.
En estas casas particulares se ubicaban los huéspedes ilustres pues, en nuestro modesto San Juan no había ningún hotel ni pensión que estuviera a la altura social de los grandes personajes que nos visitaban.



Dr. Fernando Mó: Abogado, escritor, historiador, el doctor Fernando Mó se destacó como un importante y polifacético hombre público. Esta nota forma parte de su libro Cosas de San Juan – Tomo V



Volver al índice de trabajos de Fernando Mó

Ver La historia del ferrocarril en San Juan


Ver Los tranvías de San Juan

Ver El último tren

Ver Centro Cultural Estación San Martín

GALERIA MULTIMEDIA
Esta es una de las fotos más antiguas de la estación. Fue tomada en el Siglo XIX.
Esta foto debe ser de la misma época de la anterior. Obsérvese la ausencia de cables de electricidad y automotores.
Esta fotografía fue tomada desde la calle Mitre, también a finales del Siglo XIX. Delante de La Casona que conserva los dos pisos se observa la estatua de Salvador María del Carril.
Esta ya es una foto moderna. La Casona conserva una sola planta y la estatua desapareció. Sólo queda la gran farola que aparece en primer plano.
El andén de la estación del Ferrocarril San Martín en una foto tomada poco antes de que se interrumpiera el servicio de trenes de pasajeros.