Gente de San Juan
Monseñor Jorge Lozano
Monseñor Jorge Lozano asumió el viernes 4 de noviembre de 2016, en horas de la tarde, su cargo de obispo coadjutor de San Juan. Acompañará en su tarea apostólica a Monseñor Alfonso Delgado, quien es el arzobispo de San Juan de Cuyo, hasta el año 2017 donde esperará la aceptación de su retiro por tener la edad para jubilarse. Luego de eso, monseñor Jorge Lozano será el nuevo arzobispo de San Juan.
Monseñor Jorge Lozano nació en Buenos Aires el 10 de febrero de 1955.
Se recibió de electrotécnico en la Escuela Industrial Nº 1 “Ingeniero Otto Krause”.
Fue ordenado sacerdote el 3 de diciembre de 1982 en el Estadio Obras Sanitarias de la ciudad de Buenos Aires por el cardenal Juan Carlos Aramburu, arzobispo de Buenos Aires.
Elegido obispo auxiliar de Buenos Aires por Juan Pablo II; fue ordenado obispo el 25 de marzo de 2000 en la catedral de Buenos Aires por el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio, actual papa Francisco.
Fue designado obispo de Gualeguaychú por el Papa Benedicto XVI el 22 de diciembre de 2005; tomó posesión de esta diócesis e inició su ministerio pastoral el 11 de marzo de 2006.
En el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) fue responsable de la Sección Laicos Constructores de la Sociedad en el período 2003-2007, y de la Sección Pastoral Social del 2007 al 2011.
Durante la V Conferencia General del Episcopado de América Latina y El Caribe de 2007 en Aparecida, Brasil, fue responsable de la Oficina de Prensa de la Asamblea.
En la Conferencia Episcopal Argentina es presidente de la Comisión de Pastoral Social. Es Bachiller en Teología por la Universidad Católica Argentina.
Fue uno de los cuatro obispos argentinos que participaron del Sínodo sobre la Nueva Evangelización en Roma en Octubre 2012.
El 17 de junio de 2017 asume como arzobispo de San Juan de Cuyo, durante la celebración de Corpus Christi, donde recibió el báculo de manos del ahora arzobispo emérito, Alfonso Delgado.
La siguiente es la nota publicada por El Nuevo Diario, edición 1745 del 4 de noviembre de 2016, día en que asumía como obispo coadjutor Monseñor Jorge Lozano
Monseñor Jorge Lozano: “Mis padres se resistían a mi decisión de ser sacerdote”
Sus días de niñez. La adolescencia. Su pasión por la electrónica. Su vocación sacerdotal. Monseñor Jorge Lozano, íntimo.
Este viernes monseñor Jorge Lozano inicia su tarea pastoral en San Juan como obispo coadjutor, para acompañar a monseñor Alfonso Delgado hasta que se jubile, lo que sucederá a mediados del año próximo. Horas antes de asumir, Lozano contó detalles de su vida, cómo fue su infancia, a qué jugaba, sus días de la adolescencia, su pasión por la electrónica, el momento en que descubrió su vocación sacerdotal y lo difícil que fue la relación con su familia durante los primeros años de su estadía en el seminario.
—¿Cómo fue su niñez?
—Con mi familia, mi papá y mi mamá se casaron y vivieron en el barrio de Barracas. Mi papá era de Coronel Pringles y mi mamá de Buenos Aires. Mis abuelos eran españoles. Hasta que tuve doce años vivimos con mis abuelos, una casa de inquilinato que compartían varias familias, cinco en total. Era un barrio muy tranquilo en ese momento. Jugábamos mucho en la calle al fútbol, no había mucho para inventar. Yo iba a la escuela parroquial, fui monaguillo en la parroquia y participaba de Acción Católica. Después nos mudamos al barrio de la Boca, mis padres compraron un departamento en un barrio nuevo que se había hecho. Nos criamos en esa parte con mi hermano, que es dos años menor que yo. Terminamos la escuela primaria y fui a la escuela Industrial ingeniero Otto Krause.
—¿A qué edad se despierta su vocación sacerdotal?
—A los 19 años. Cursaba el primer año en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Tecnológica Nacional, me apasionaba y me apasiona lo que tiene que ver con electricidad, electrónica y equipos audio. Un domingo participaba con otros amigos de una charla que daba un diácono sobre Doctrina Social de la Iglesia y de cómo evangelizar en la universidad y estando ahí sentí que Jesús me pedía que hiciera eso mismo. Me llevó un tiempo de lucha porque yo estaba muy contento con mi proyecto de ingeniería, pero después de varios meses de pelearle al no, me ganó el sí y aquí estoy.
—Después de eso, ¿qué cambios hubo en su vida, le acompañó la familia?
—Fue muy difícil en casa, con mi papá éramos muy compinches porque trabajábamos en la misma fábrica, tomábamos mate a las cinco y veinte de la mañana y después nos íbamos a la fábrica juntos., entrábamos a las seis de la mañana y trabajábamos relativamente cerca, en lugares distintos, pero después nos encontrábamos a almorzar a las dos de la tarde, volvíamos juntos a casa y luego me iba a la facultad. La noticia le cayó como un baldazo de agua fría, a mí también me había caído igual y a mi mamá también le costó mucho. Los primeros tres o cuatro años fueron de una resistencia importante en casa, no digo que me hacían la vida imposible pero me hacían notar su desagrado por esta decisión. Después empezaron de poquito a cambiar y cuando llegó el momento de mi ordenación como diácono primero, y como sacerdote después, me acompañaron con mucha alegría. Fue un camino de siete años que se fue dando de una manera progresiva y muy buena y mi hermano también me acompañó mucho.
—¿La familia le va a acompañar en esta nueva etapa?
—Sí, viene mi hermano y una tía que es hermana de mi mamá, mis padres ya fallecieron. También vienen unos primos.
—¿Es un símbolo para usted que hoy lo acompañe la familia, la misma que hace muchos años resistía la decisión suya de ser sacerdote?
—Sí, fueron los primeros años bastante conflictivos pero después se fue dando, gracias a Dios. Empezó a cambiar cuando ellos fueron a conocer el seminario, se despejaron algunos fantasmas que tenían y ver que mis compañeros eran muchachos comunes y sus familias también. Fue un cambio gradual y nos ayudó a vivir con mucha alegría estos acontecimientos.
—¿Cuál fue la congregación que eligió para seguir?
—Yo entré para el clero diocesano de la Arquidiócesis de Buenos Aires ni con los salesianos ni franciscanos sino para servir dentro de la ciudad de Buenos Aires, hice el seminario dentro del barrio de Villa Devoto, donde está uno de los primeros que se creó en el país.
—¿Esta nueva etapa viene a atada a la esperanza de la renovación?
—Es una etapa de renovación en la alegría de la fe, es una ocasión de asumir nuevos desafíos. Todo cambio tiene una doble dimensión, por un lado cuesta dejar las tareas que venía realizando y por otro el desafío de lo nuevo.
La ceremonia de bienvenida
Los jóvenes de la Pastoral Juvenil Arquidiocesana recibirán a Lozano en la Iglesia de la Merced, lugar de inicio de la ceremonia.
Luego los jóvenes caminarán junto a Lozano por avenida Central hasta la Catedral.
En el cruce con avenida Rioja, lo recibirán alumnos de las 35 escuelas católicas y también alrededor de 50 movimientos arquidiocesanos.
En Plaza 25 será recibido como nuevo ciudadano por el intendente Franco Aranda.
En la catedral será recibido por el gobernador Sergio Uñac.
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