Medina de Rioseco. El lugar donde nació Juan Jufré

Han pasado algunos años pero la nota merece reactualizarse. Por primera vez un medio sanjuanino mostró Ríoseco, la ciudad de Castilla y León donde nació Juan Jufré. Un lugar que era de los más importantes hace 500 años y que se quedó en el tiempo. El autor de la nota fue Juan Carlos Bataller Plana –hoy director periodístico de El Nuevo Diario y conductor televisivo- quién recorrió las mismas calles que Jufré, visitó el monumento que lo recuerda y paseó por la calle que lleva su nombre. Esta nota fue publicada el 10 de junio de 2005 en El Nuevo Diario.


BREVE HISTORIA DE MEDINA DE RIOSECO

 

La Ciudad de los Almirantes

 

Ciudad de los Almirantes, Conjunto histórico artístico, India Chica, muy noble y muy leal Ciudad, Capital de la Tierra de Campos... Muchos son los nombres con los que se conoce a Medina de Rioseco.

Según los orgullosos vecinos, al pisar sus calles y plazas, aquellas que pisaron los Almirantes de Castilla, se puede sentir la historia, el arte y la tradición que la ciudad atesora. Y al preguntar por lo que se puede ver, hablarán con admiración de los templos, ejemplos magníficos del gótico y del barroco español. En todo momento dejarán en claro que los riosecanos sienten un gran orgullo en salvaguardar las tradiciones que legaron de sus antepasados aunque hoy en día la ciudad sea cada vez más pueblo. También aseguran que no hay lugar en España para vivir la Semana Santa.

Medina de Rioseco es una ciudad ubicada en plena meseta castellana, a doscientos kilómetros del mar más cercano. Es la capital natural de la vieja Tierra de Campos occidental, está situada cuarenta y cinco kilómetros al norte de Valladolid capital, a 98 kilómetros de León y a 240 de Madrid, a 735 metros sobre el nivel del mar. El río Sequillo, unas veces paridos de inundaciones y otras -las más- apenas un hilo de agua, atraviesa parte de la ciudad más moderna. Ei censo de habitantes supera las cinco mil personas. Basa su economía en la agricultura de secano y regadío, el turismo y la industria agroalimentaria de transformación. Es un importante centro agrícola, que conserva importantes tesoros artísticos, los más importantes de Ia provincia después de la capital.

 EI nombre de Medina le queda de sus tiempos árabes, significa Ia ciudad, y el de Rioseco, por su rio, el Sequillo.

En el neolítico ya estaban poblados estos pagos que no eran sino una isla junto al Sequillo, en medio de un inmenso monte que se extendía por docenas de kilómetros a la redonda; numerosos restos arqueológicos de esa época han ido apareciendo por los alrededores del actual casco urbano.

Durante la dominación romana (siglos III y IV) mantuvieron también su dominio sobre los hombres y las tierras. Rioseco aparece ya nombrada con los visigodos como la “forum egurrorum”, la plaza de los mercados debido a su intensa actividad comercial y era un cruce importante de vías que unían el noroeste y centro peninsular.

El período de dominación musulmana supone un breve paréntesis en el florecimiento de Medina, que finaliza cuando entre los siglos IX y X Alfonso III el Magno, rey de Asturias y dueño de todas las tierras situadas al norte del Duero, manda repoblar estos Campos Góticos. La expansión y repoblación, iniciada por los Reyes de León en Tierra de Campos durante el Siglo IX, dio lugar al nacimiento de la actual ciudad.
El hecho de estar enclavada en una encrucijada de caminos hizo que la villa, en esos momentos de realengo, creciese en importancia. La España cristiana y medieval depara a Medina un trato muy favorable. De guerra en guerra, de señor en señor, también de reino en reino, al hallarse en la frontera entre los Reinos de Castilla y de León.

A finales del siglo XIV, Juan I dota de escudo a la población y le otorga los títulos de muy noble y leal.

Se constituyó el 19 de Abril de 1424 en sede del almirantazgo del reino de Castilla, título honorífico, por decisión de su titular, Alonso Enríquez.

En tiempo de los Reyes Católicos tuvo su mayor esplendor gracias a sus dos ferias anuales. Llega a  merecer el sobrenombre de India Chica por el que se la conoce en España durante la época.

Durante Ia Guerra de Ias Comunidades Medina de Rioseco jugó un papel fundamental. La seguridad de sus muros y el poderío del almirante hicieron que fuese el lugar elegido por el Cardenal Adriano, regidor del reino en ausencia del emperador Carlos, para refugiarse en la villa el 15 de octubre de 1520, huyendo de la hostilidad de la Junta Comunera.

A mediados del Siglo XVII Felipe IV le concede el título de Ciudad en consideración a los muchos, buenos y leales servicios que el Concejo hizo a los Reyes.

En la invasión francesa, el 14 de julio de 1808 tuvo lugar aquí una dura batalla entre las tropas anglo-españolas y las francesas del mariscal Dressieres: La batalla del Moclín Tras la derrota vino el expolio, el incendio y las violaciones.

Tal fue la importancia de esta batalla que el propio Napoleón Bonaparte afirmó “la jornada de Rioseco ha colocado a mi hermano José en el trono de España”.

A raíz de esto, la ciudad perdió su castillo y el Palacio de los Almirantes.

Desde el XVII, y tras el esplendor de los siglos XV y XVI, se inicia el lento y progresivo declive común a toda Castilla.
A mediado del siglo XIX la Ciudad empieza a recuperarse del desastre. Se construye el Canal de Castilla, y el Tren Burra y se instalan numerosas fundiciones. Y durante el siglo XX, se inició la restauración y consolidación del muy rico patrimonio histórico-artístico de Medina.

Así por ello desde hace unos años se trata de paliar con la restauración y conservación del ingente patrimonio histórico-artístico del que hace gala la ciudad.



Una ciudad que se quedó en el tiempo

 En las calles de Rioseco casi no se ven niños y hay pocos jóvenes.

Muchos emigran a Valladolid, a 45 kilómetros, la capital de Castilla y León. El día que estuve en la ciudad, llegué a la hora de la siesta y parecía casi un pueblo fantasma En un bar donde unos diez parroquianos, la mayoría de gran edad, jugaban a las cartas, pude comer unos callos y una tortilla antes de seguir recorriendo sus calles vacías.

Después de las cinco comenzaron a abrir algunos negocios y el ayuntamiento, donde me recibió Artemio Domínguez González, la máxima autoridad del lugar AI instante se ofreció a ser el guía turístico mientras mostraba los atractivos turísticos del lugar y afirmaba que ver tres catedrales en un lugar tan chico demostraba el poderío económico que supo tener Rioseco cuando era la época de los almirantes. Y seguramente muchos de los que fueron a América volvieron con fortunas que invirtieron en el lugar.

La sensación que me dejó Ia visita es que Rioseco se quedó en el tiempo, añorando Ia época cuando reyes y grandes señores paseaban por sus calles empedradas.

J.C.B.P.

 

 

 

 

 

 

 

EL FUNDADOR DE SAN JUAN FUE UN FUERTE EMPRESARIO, DE LOS MAS RICOS DEL SIGLO XVI

El otro Juan Jufré

 Un breve repaso por la historia de la vida de Juan Jufré permite descubrir que el fundador de San Juan tuvo  una agitada vida. Además de conquistador y militar, fue empresario, agricultor, ganadero y el principal armador del siglo XVI.

Cuando se enseña la historia sanjuanina, a Juan Jufré lo caracterizan como el conquistador español que fue enviado desde Chile para fundar San Juan.

Pero Juan Jufré fue mucho más que fundador de ciudades, fue uno de los más notables conquistadores de Chile, valiente militar, rico encomendero, ganadero, industrial, pionero en la industria vitivinícola del país trasandino y el principal armador del reino durante el siglo XVI con destacada actuación en las conquistas del Perú y Chile.

Los padres de Juan Jufré y Montesa fueron Francisco Jufré Niño de Guevara, nacido en Medina de Rioseco, España, por 1490, casado con Cándida Montesa.

Jufré nació en 1516 y si bien era de limpio linaje, no provenía de una familia de gran alcurnia.

Su infancia la pasó en la casa del conde don Pedro Toledo en donde se educó y fue criado del noble riosecano.

Otro dato del que no hay certezas es del año de su llegada a América. Entre 1534 y 1538 hizo arribo al Perú, y posteriormente viajó a Chile junto a Pedro de Valdivia. Estuvo presente en la fundación de Santiago y en las primeras campañas contra los indígenas. Regresó a Perú con Valdivia para vencer a los sublevados de la Corona española y participó en la nueva fundación de Concepción en Chile.

En el Cabildo de Santiago ocupó diversos cargos, tales como el de alcalde y regidor en las décadas de 1550 y 1570.

Además, en 1556 fue alférez real de la misma institución y en 1568 la representó ante la Real Audiencia establecida en Concepción.

Cuando Francisco de Villagra asumió la gobernación de Chile, Jufré fue nombrado teniente de Gobernador de la provincia de Cuyo. Su primera misión en territorio argentino fue trasladar el lugar donde se había fundado Mendoza y el 28 de marzo de 1562 fundó la ciudad de la Resurrección. Algunos historiadores, como Horacio Videla, afirman que Jufré fue el verdadero fundador de Mendoza porque la primera fundación realizada por Pedro del Castillo no fue legal al ser declarada nula por el rey.
Lo que no deja dudas es que Jufré fundó la ciudad de San Juan de la Frontera un 13 de junio de 1562, junto a treinta y dos encomenderos que fueron los primeros fundadores pobladores de la provincia.

En octubre de 1562, en conocimiento de la complicada situación de Chile y de la derrota que Villagra sufrió en Mariguano, Jufré cruzó la cordillera, retomó su cargo de teniente de Gobernador y envió ayuda al Sur. Durante los años del gobierno de la Real Audiencia siguió participando activamente en la guerra.

Juan Jufré se destacó también por desarrollar importantes actividades económicas -estableció un molino, tuvo una hilandería y cría de ovejas, importantes plantaciones agrícolas y fue propietario de algunos barcos-, que le permitieron amasar una fortuna personal.

En su astillero de la boca del río Maule se construyeron embarcaciones de diverso tonelaje, más bien pequeño, aprovechándose la buena calidad de las maderas nobles de grandes dimensiones.

Hay constancia de tres naos construidas allí. Con esas explotó el comercio marítimo tanto a lo largo de las costas de Chile como en el Perú. Una de las expediciones que organizó, a cargo del marino Juan Fernández, descubrió una ruta inusitada para el viaje desde el Perú y el avistaje de islas e incluso algunos historiadores afirman que fue el que descubrió Nueva Zelanda.

Si bien Jufré logró amasar una más que importante fortuna, no dejó gran herencia. Una explicación de esto puede ser que en su residencia de Santiago era común que alojara expediciones enteras y en su mesa a la hora de la comida, no extrañaba que grandes grupos fuesen invitados.

Murió en Santiago en 1578 y sus restos fueron enterrados en la Iglesia de Santo Domingo.

Su casamiento por poder
Jufré se casó en 1559 en Lima, Perú, con Constanza de Meneses, muerta por 1591, hija de Francisco de Aguirre y María de Torres y Meneses.
Juan Jufré se había emparentado con Aguirre por puro empeño, ya que cuando Jerónimo de Alderete fue a España por encargo de Pedro de Valdivia para conseguir mercedes y títulos, Jufré le dio encargo de casarse por poder, como decía el documento, con “cualquiera de las hijas de Francisco de Aguirre que fueren doncellas... si es que no están desposadas o han hecho voto en algún monasterio de vírgenes perpetuas”.

De las tres hijas españolas de Aguirre, la mayor, Constanza, dijo que sí inmediatamente a la primera propuesta de matrimonio con el novio desconocido que le mandaba recado desde las Indias, dejando a sus dos hermanas solteras por toda la eternidad.

De su matrimonio tuvo 8 hijos:
Juan Andrés Jufré de Meneses, sacerdote.
Ana María Jufré de Meneses, monja abadesa
Eufrasia Jufré de Meneses, monja
María Jufré de Meneses, matrimonio con Diego de Guzmán y Galindo
Cándida Jufré de Meneses, matrimonio con Francisco de Zúñiga Arista.
Baltasara Jufré de Meneses, matrimonio con Pedro Miranda de Rueda
Luis Jufré de Meneses, matrimonio con María de Santibáñez de los Ríos
Geracina Jufré de Meneses, matrimonio con Francisco de Gaete y Estrada.



ARTEMIO DOMINGUEZ - GONZALEZ ERA EL ALCALDE DE MEDINA DE RIOSECO

“La época de Juan Jufré fue la de esplendor”

 EI presidente del Ayuntamiento de Medina de Rioseco es don Artemio Domínguez-González, que con gran amabilidad ofició de guía turístico por la ciudad en una helada tarde de febrero mientras preguntaba interesado sobre San Juan, esa provincia en América que hace 443 años un riosecano fundó.

— ¿Cómo era Rioseco hace 500 años?
—Era muy importante. Decimos que era la época de esplendor.

—En esa época la cantidad de habitantes era de más de 10 mil y llegaron a 16.000...
—Así es. Si compararnos que en esa época Madrid tenía 6.000 habitantes, eso demuestra que Medina del Ríoseco en aquel tiempo era una de las ciudades importantes de España, la tierra de los almirantes. Además se la llamó la India chica, por que estaban los mercaderes importantes.

—Ese esplendor económico hoy se refleja en la belleza arquitectónica de Ia ciudad.
—En la visita que hicimos por la ciudad, pudo ver, por ejemplo, una capilla funeraria de unos cambistas que usaban los Benaventes y la gente que era muy importante desde el punto de vista económico y que dejó este legado muy importante. Ahora estamos celebrando el 450 aniversario de la terminación de la capilla que se termina de restaurar hace poco tiempo.

— ¿CuáI es la principal actividad hoy en día?
—Un porcentaje importante de habitantes trabaja en una fábrica de autopartes de Renault, que es la industria más grande del lugar.

— ¿Cuántos habitantes tienen?
—5.037 en el último censo, pero los pueblos de alrededor se están viniendo a vivir a Ríoseco, pero siguen empadronados en sus pueblos.

— ¿La fiesta más importante es Semana Santa?
—La Semana Santa es el mayor acontecimiento y la fiesta más importante como no podía ser de otra forma es San Juan, con sus típicas ferias, fiestas, mercados, conciertos y corridas de toros.

—Poco es lo que recuerda a Juan Jufré.
—Es necesario un mayor acercamiento. Los nuevos medios de comunicación y tecnológicos facilitan este acercamiento y hay un refrán que dice: “el pueblo que no conoce su historia, está condenado casi a desaparecer” y es bueno que nos conozcamos.




El fundador y la vitivinicultura

 Francisco de Aguirre fue uno de los primeros en comenzar las labores de la vid en Chile y su primera cosecha se da por 1551 en Copiapó. Por parte, su yerno Juan Jufré, radicado en el Valle del Maipo en 1554, produciría tintos en cantidades considerables y según algunos historiadores chilenos es el verdadero padre de la viticultura en el país trasandino. Plantó las primeras vides en la zona central de Chile en una encomienda en Ñuñoa y MacuI que recibiera de la Corona Española en pago a sus servicios durante la conquista. Hay escritos de la época que permiten establecer que en 1560, ya exportaba al Perú vinos elaborados en dicha zona. A estas alturas ya los cronistas especializados de la época alababan la fertilidad de los suelos, el vigor de las plantas y la calidad de los vinos de Chile. La viña Cousiño MacuI, la que implantó Juan Jufré, es el plantío de viñedos más antiguo de Chile y en un principio se dedicó a la producción de vino de misa para pasar a exportar a Perú.

En el país, si bien las primeras vides se implantaron en Santiago del Estero, Jufré las introdujo en Mendoza y San Juan iniciando la vitivinicultura en Cuyo.

Según el Archivo de Indias, la Corona había decidido que quienes vinieran a estas tierras trajeran plantas de viñas y olivos.

Las parras y el vino llegaron desde Europa. Los trajeron los conquistadores en su afán de aclimatar los cultivos de su propia tierra. Para los españoles el vino era importante tanto para las celebraciones profanas como para las liturgias de la religión católica. Aún así no le fue fácil imponerse. Durante muchos años sostuvo una lucha para desplazar a las bebidas autóctonas, como la chicha, que hasta principios del siglo XIX seguía siendo más popular que el vino. Otro competidor importante para el vino procedía de la misma uva: el aguardiente, que se producía en las regiones que por ser más soleadas, daban una vid más dulce.

 La cepa que llegó desde Europa fue la denominada País, la misma que en México y California recibió el nombre de Misiones, porque se cultivaba entre otros lugares en los predios de las misiones religiosas.

Hacia 1750 ya numerosos habían plantado viña. Se comenzó a fabricar vino casero, que no prosperó debido a lo dificultoso del traslado hacia la costa del Atlántico, que se hacía a lomo de mula y a que el Cabildo de Buenos Aires controlaba severamente su venta, no para luchar contra el alcoholismo sino para favorecer la venta de los vinos españoles.

Para Patricio Tapia, el más célebre conocedor y crítico de caldos chilenos de las últimas generaciones, comenta que el vino era “probablemente muy malo. Las condiciones de vinificación eran muy paupérrimas. Lagares contaminados, vasijas de guarda de materiales no muy adecuados, fermentaciones a temperaturas extremas, con una materia (uvas) poco cuidadas.

Todos esos detalles, deben haber dado vino con una acidez volátil alta coca y nariz a vinagre) y con aromas y gustos no del todo deseables. Pero tras estos problemas estaba una fruta crecida en excelentes condiciones climáticas por lo que, en el fondo, si se les prestaba atención, esos vinos vinos no eran del todo descartables o, al menos, que resultaran aceptables en una época en que la enología era una actividad empírica”. Esta historia es más o menos la misma hasta mediados del siglo XIX.


LOS ATRACTIVOS TURISTICOS


Casco histórico

La trama urbana es todavía la correspondiente a una ciudad de origen medieval. Es una trama de estructura libre, no planificada. El foco principal histórico – comercial de la ciudad se localiza en la llamada Rúa Mayor donde destacan sus soportales.




Capilla Benavente
Integrada en la iglesia de Santa María, tal vez el bien de mayor valor artístico de la villa. Fundada por A. Alvaro de Benavente y ejecutada por los hermanos Jerónimo y Juan de Corral. Destaca un interior con profusión de decoración en estucos, policromados y dorados.







Canal de Castilla
El Canal de Castilla es la mayor obra de ingeniería fluvial del Siglo XIX. Su recuperación medioambiental y su adecuación para la navegabilidad lo han convertido en un recurso turístico de primer orden.









San Francisco
Fundada por los almirantes de Castilla, en el Siglo XVI, fue convento franciscano. Tribunas platerescas de los hermanos de Corral, retablos platerescos de piedra de Miguel de Espinosa. Rehabilitado, será sede de un importante museo de arte.







Santiago
Del Siglo XVI, este templo reúne variados estilos artísticos. En el exterior destacan la fachada principal herreriana, portada gótica de Gil de Hontañón y otra plateresca de Espinosa así como un espectacular ábside triple.

 

 

GALERIA MULTIMEDIA
Vista de Medina de Rioseco, lugar donde nació Juan Jufré, fundador de San Juan.
Este es el monumento a Juan Jufré ubicado en el parque de Osuna, a la entrada de la ciudad de Rioseco. Con el correr de los años, a la obra le robaron el apellido Jufré y la fecha de nacimiento y fallecimiento del fundador de San Juan. Actualmente, el monumento esta restaurado. Es el homenaje de la ciudad a los que se aventuraron a América para descubrir un nuevo mundo.
Vista aérea de Medina de Rioseco, lugar donde nació Juan Jufré, fundador de San Juan
Escudo antiguo de la ciudad Medina de Rioseco. También se lo llamaba “Escudo de los Almirantes”
Ilustración sobre Juan Jufré, fundador de San Juan.
Vista de Medina de Rioseco, lugar donde nació Juan Jufré, fundador de San Juan.
Ilustración sobre Juan Jufré, fundador de San Juan.
Don Artemio Domínguez-González, presidente del Ayuntamiento de Medina de Rioseco
Retrato de Juan Jufré, fundador de la provincia de San Juan
Según varios historiadores chilenos, Juan Jufré fue el el verdadero padre de la vitivinicultura del país trasandino.
Medina de Rioseco, su casco histórico.
Capilla Benavente, ubicado en Medina de Rioseco.
Canal de Castilla, en la zona de Medina de Rioseco
San Francisco, en Medina de Rioseco
Vosta del templo de Santiago, en Medina de Rioseco