La aventura de cruzar el río

Desde la fundación de San Juan de la Frontera, la vida de nuestra provincia ha estado marcada por el río. Proveedor de agua en el desierto, el río ha sido también en San Juan causa de desastres y no pocos inconvenientes, al menos hasta que se aprendió a contenerlo y se construyeron puentes para pasarlo. Esto es lo que relata Juan Carlos Bataller en este artículo.

Si algo marcó la vida de San Juan y los sanjuaninos, eso fue el río. Desde la misma fundación tuvo su influencia. Cuando los españoles llegaron se encontraron con un dilema: dónde establecer la ciudad.
A la izquierda del río estaban las mejores tierras, las más altas. A la derecha un pedregal proclive a recibir inundaciones.
Pero el río era un condicionante. Fundar sobre la margen izquierda significaba el riesgo de quedar aislado en determinadas épocas. Algo muy peligroso cuando la población indígena superaba ampliamente a la española.
Pero ese río fue siempre la traba para el desarrollo de buena parte del territorio provincial. A veces el caudal hacía absolutamente imposible el cruce para los seres humanos.
Más difícil fue cuando llegaron los carros. Ni hablar cuando los automóviles comenzaron a circular por los polvorientos caminos y el río actuaba como una muralla infranqueable. La historia de los puentes sobre el río es pues, la historia de la conquista del desierto.

La balsa

En su libro "La tía Margarita", Manuel Trías cuenta que un abuelo suyo, don Jaime Trías, de origen catalán, fue el ingenioso creador de una balsa. Dice Trías: “adónde irían a parar los restos de una balsa que dio fama al catalán por un tiempo? Balsa llamaban a un artefacto ideado para cruzar el río San Juan, en ese tiempo cuando no tenía puentes y la crecida del caudal en verano hacía imposible badearlo. Dicen que gobernaba la provincia un tal capital Sarmiento (debe haber sido alrededor de 1910) quien había dado concesión al inquieto don Jaime para instalar ese artefacto y cobrar una tasa por peaje a los usuarios. Estalló una sublevación política, de las habituales y endémicas, cambió el gobierno, y el nuevo se sintió obligado —como era uso también— a destruir todo lo que el gobierno depuesto había instaurado sin atención a si era malo o bueno. El caso es que retiraron el permiso al empresario y lo obligaron a desarmar la famosa balsa y llevar los trastos de vuelta al taller de donde habían salido”.

Las defensas del río

Las defensas a lo largo del río San Juan fueron una constante a través de la historia. Las innumerables obras no alcanzaron a veces para impedir catástrofes. Por ejemplo en 1888, el río trajo 3.000 metros cúbicos por segundo y cubrió 4.000 hectáreas de óptimas tierras en Albardón desde Las Tapias a La Cañada. En 1894 se rompieron las primeras fundaciones del dique Nivelador, lo que ocasionó otra inundación con la ruina de numerosas propiedades en Chimbas, Caucete y 25 de Mayo.

Una segunda rotura del dique Nivelador ocurrió en 1906, ante una creciente que obligó a dividir el río por sus cauces naturales y, según explica Horacio Videla en Retablo Sanjuanino, “llenó de zozobra a la población que armó ranchos en el alto de Marquesado”.

El río San Juan ha conocido crecientes que llegaron a los 3.000 metros cúbicos y épocas de sequía en las que los caudales no superaban los 18 metros. En 1917 se produjo un hecho singular. Cuenta César H. Guerrero que “cuando los encargados de la administración del agua deliberaban sobre la forma de conjurar el mal (una sequía extraordinaria) se produjo un hecho notable que alarmó seriamente al gobierno. Al día siguiente de haberse registrado un bajísimo aforo, 20 metros cúbicos, el encargado del dique comunicó a las autoriadades que el río había amanecido seco completamente, sin pasar un sólo metro por las compuertas...”. En realidad, había ocurrido que un arrastre de cantos rodados del Río Seco Tambolar había improvisado un tajmar más firme que una obra de ingeniería, y en medio del cauce del río, una inmensa represa desviaba todo su curso.

Los puentes sobre el río

Muchos habían cumplido funciones en otras partes. Para San Juan representaron un elemento fundamental de progreso. Los puentes sobre el río San Juan son los que posibilitaron el desarrollo económico de muchos pueblos del interior de la provincia.
Con los puentes llegaron primero los carros, luego los autos y camiones y hasta el ferrocarril hizo su entrada en no pocos lugares.
Fue así como localidades aisladas dejaron de serlo y pudieron sacar sus producciones a la vez que recibir materiales que posibilitaron construcciones y la explotación de tierras.
Tal vez algún día alguien escriba parte de la historia de San Juan a través de sus puentes. Muy pocas son las referencias que existen en los libros de historia. Lo que demuestra un criterio general de nuestros historiadores que privilegiaron todos los detalles relacionados con la construcción de una estatua a lo que realmente hizo a la transformación y el progreso de San Juan.
Algunos de los puentes que hicieron historia y cuya vida útil comienza a extinguirse al ser reemplazados por nuevos conceptos viales son los que se muestran en esta páginas.



  
     



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Una escena común a comienzos del Siglo XX. Un auto vadeando el río guiado por vaqueanos que montan a caballo. Cuando el auto quedaba estancado los baqueanos lo "cuarteban", arrastrándolo mediante el uso de sogas.
Hasta los años 30, había que cruzar el río a caballo para ir desde la ciudad a los pueblos del Norte. De lo contrario, había que esperar a que bajaran las aguas y cruzar con suma precaución. En la foto, un Chrysler modelo 1931 atraviesa el río San Juan. (Foto publicada en el libro "El San Juan que ud. no conoció" de Juan Carlos Bataller - Proporcionada por María Julia Camus)
Atravesar los ríos constituía una odisea antes que se construyeran los puentes. En esta foto de los años 20, don Jaime de Lara cruzando el río San Juan. A la orilla, los jóvenes que actuaban de "cuarteadores", a cambio de una buena propina. (Foto publicada en el libro "El San Juan que ud. no conoció", de Juan Carlos Bataller)
Este lanchón, llamado "La Cautiva", se utilizaba en Calingasta para cruzar al río a la entrada del pueblo. Hasta que se construyó el puente era la única vía de acceso ya que de no hacerlo en el lanchón, el río tenía que cruzarse a caballo. "La Cautiva" fue construida y explotada por particulares mediante una concesión del gobierno. Tenía capacidad para tres autos o dos camiones y desembarcaba en las inmediaciones del cerro El Calvario en terreno de la finca de Mariel, posteriormente adquirida por la familia Merino. (Foto publicada en el libro "El San Juan que ud. no conoció", de Juan Carlos Bataller - Proporcionada por Ursulina Cantoni y testimonio de Aldo Graffigna Cantoni.
Esta es otra imagen de "La cautiva" en los años 30. Pepe, Marina y Sofía Segovia y Ofelia Aubone de Segovia, con el vehículo ya sobre la balsa, esperan para cruzar el río. (Foto publicada en el libro "El San Juan que ud. no conoció" de Juan Carlos Bataller. - Proporcionada por Sofía Segovia de Zavalla)
Puente en el camino a Calingasta: Durante la gobernación de Cantoni se construyó el camino a Calingasta. Fue una obra monumental que obligó a un increíble movimiento de tierra y en la que trabajaron centenares de obreros. En la foto se observa el puente que cruza el Río Los Patos poco antes de ingresar a la villa de Calingasta.
El Puente de Albardón El "Puente Sarmiento" (más conocido como Puente de Albardón), fue construido con fondos nacionales y se inauguró durante la gobernación de Juan Maurín el 26 de enero de 1936. De esta manera quedaron unidos Chimbas y Albardón. Esta fotografía es de los años 30 y muestra el puente de Albardón con sus cinco tramos. (Foto publicada en el libro "El San Juan que ud. no conoció" de Juan Carlos Bataller - Proporcionada por Inge Schwenke de Kummel)
Puente ferroviario de Alto de Sierra: Cruzar el río no sólo fue un problema para autos y carros. La llegada del ferrocarril agregó una nueva tarea: la construcción de puentes para que pasaran los trenes. Esta foto es de principios del Siglo XX cuando se habilitó el paso ferroviario del Ferrocarril General Belgrano a través del río San Juan a la altura de Alto de Sierra.
Defensas realizadas en ambas márgenes del Río San Juan para prevenir inundaciones. (Foto publicada en el libro "El San Juan que ud. no conoció", de Juan Carlos Bataller)
La inundación: La fotografía es de 1901 y muestra a una insólita calle 9 de Julio inundada. Los niños juegan en la arteria mientras los mayores parecen no hacerse muchos problemas. (Foto publicada en el libro "El San Juan que ud. no conoció", de Juan Carlos Bataller).
El Puente Nacional: La fotografía es de enero de 1906 y muestra el llamado Puente Nacional sobre el río San Juan a la altura de Alto de Sierra. Construido en 1893, fue el primero de hierro con que contó la provincia. Fue afectado por el terremoto de 1894. En esta nota gráfica los hombres cruzaban a caballo mientras en el extremo del puente un soldado monta guardia. (Foto publicada en el libro "El San Juan que ud. no conoció", de Juan Carlos Bataller - Proporcionada por Elida Cardozo Bustos)
Puente La Calavera: En esta foto de la colección de Machiavelo se observa el puente "La Calavera" en uno de los tramos del camino a Calingasta por la tradicional Ruta 12. (Foto proporcionada por la familia Graffigna Freites)
Puente de Caucete: Durante la gobernación del doctor Amable Jones (1920-1923), se comienza el estudio para construir un puente sobre el río San Juan que uniera San Juan con Caucete.