El perfil de la educación musical recibida por las mujeres sanjuaninas a principios del siglo XX, tiene sus antecedentes en el programa que Sarmiento elaboró para las alumnas del Pensionado de Señoritas de Santa Rosa. Ese perfil se mantuvo hasta mediados de siglo, a través de la formación recibida en las escuelas normales de maestras. Ese es el tema de un libro escrito por Patricia Blanco, uno de cuyos capítulos se publica en esta página.
La música, una cuestión de estado
"Ella que desde su rincón hace las costumbres privadas y públicas, organiza la familia, prepara el ciudadano, echa las bases del estado, su instrucción no debe ser brillante. No debe consistir en talentos de ornato y lujo exterior, como la música, el baile, la pintura, según ha sucedido hasta aquí. Necesitamos señoras y no artistas"
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Juan Bautista Alberdi (1810-1884)
Las palabras del estadista y músico son muy reveladoras de todo un ideario que comenzó a delinearse con la llamada generación del ´30 y en el cual el rol de las mujeres en la familia era contributivo hacia la sociedad, por lo tanto tenía que ser preservado de toda contaminación, vicios y lujos. De ellas siempre se esperaba un comportamiento condicionado por los roles de género, destacando que su inteligencia dominada por el corazón se dobla más fácilmente que la del hombre y se adapta a la capacidad infantil por una de las cualidades que son inherentes a su sexo.(2)
También responsable de delinear la intervención musical este músico y compositor que se destacó como hombre público y político leía atentamente a J. J. Rousseau y a J.J. de Momigny, también músico y autor de un tratado denominado : Cours complet d'harmonie et de composition d'apres une théorie neuve et générale de la musique, basée sur des principes incontestables, pensés dans la nature, d'accord avec tous les bons ouvrages pratiques, anciens et modernes, et mis par leur clarté á la portée de tout le monde. (3)
Alberdi incursionó también en la pedagogía musical con un escrito cuyo título era Ensayo sobre un método nuevo para aprender a tocar el piano con la mayor facilidad y un método de teoría musical denominado El espíritu de la música a la capacidad de todo el mundo, ambos de 1832.
Para entonces la educación pública se concebía como el medio que posibilitaría la adquisición del conocimiento y a la vez el desarrollo de la cultura civilizada como patrimonio universal constituyéndose en herramienta para llevar a cabo operaciones de orientación cultural. El lema era educar al soberano, a los hijos de la patria y de esas mujeres que había que alfabetizar. El objetivo era promover valores propios de la nacionalidad comprometida así en la construcción de un sujeto social y moral: “el niño argentino” (4).
En este proyecto, formaron parte de la enseñanza materias básicas como lectura, escritura, gramática, ortografía, aritmética y geografía. Y en ese todo, moderno y universal, también la música.
La enseñanza muy influenciada aún por la Iglesia a todos los niveles, seguía contemplando a la mujer en un papel secundario. La Iglesia católica tenía un concepto funcional de la mujer y un papel cohesionador al interior de la familia.
El prototipo más frecuente fue el de perfecta casada, reina del hogar, piadosa, buena madre y buena esposa. Este concepto correspondía a un discurso ideológico sobre lo doméstico, y la Iglesia católica era su más agresivo portavoz.
Por esto, su instrucción en establecimientos educativos, oficiales o preferentemente privados, no estaba dirigida a formar académicas o sabias, sino mujeres piadosas; sabias, eso sí, en manejo de labores domésticas.
La incorporación de la mujer al sistema educativo, según la Iglesia, era una forma de moldear en principios y valores cristianos el pilar fundamental de la familia y el hogar. El acceso de la mujer al sistema educativo no buscaba, de ninguna manera, alterar la función social de la misma; buscaba fundamentalmente alfabetizarla y adiestrarla en algunos quehaceres domésticos para el mejor funcionamiento del hogar y de la familia. Su educación, en caso de haberla, debía ir orientada a su misión en la vida.
Sarmiento no era músico como Alberdi, sin embargo demostró interés por el arte manifestado no sólo en sus textos críticos apoyando la labor de artistas plásticos y músicos, sino también en acciones que llevó a cabo durante su presidencia, en las cuales se refleja el rol que para él tenían las artes en su proyecto político.
Prueba de ello fue la inclusión de las bellas artes y la música en la enseñanza pública de la provincia de San Juan. Porque para él, la música lograba efectos de moderación, “despertando en el corazón sentimientos y quita a las pasiones toda su connatural rudeza, sustituye costumbres blandas y llena inocente y agradablemente los ocios de la vida”. (5)
De este modo la preocupación pasaba por la transmisión, los efectos de esa transmisión y la tan mentada civilización.
Dos años antes de su destierro en Chile, Sarmiento inició gestiones para que la Sociedad Dramática Filarmónica que operaba en la provincia dando fiestas, bailes y representaciones teatrales, fundara un periódico y un colegio de monjas contando con el apoyo del Gobernador Benavídes y el de la curia.
Para ello se acondicionó la casa que había sido de Fray Justo Santa María de Oro, colaborando en esta gestión Doña Tránsito de Oro de Rodríguez (hermana de Fray Justo). Así, el 9 de julio de 1839 se inauguró el Colegio de Pensionistas de Santa Rosa de Lima, que tuvo a Sarmiento por rector.
Confiaron la acción pedagógica a las religiosas dominicas francesas de la Congregación de Santa Catalina de Siena y recibieron 100 alumnas de las cuales 25 quedarían en calidad de internas. El proyecto nacional se completaba imponiendo materias como labores, religión, música, francés e italiano introduciéndose entonces por primera vez, la enseñanza obligatoria de la música. (6)
Las alumnas disponían de instrumentos como claves y pianos para las prácticas.
Unos meses antes de abrir sus puertas, el 23 de marzo de 1839, se publicó en San Juan un Prospecto de un establecimiento de educación para señoritas dirigido por Don D. F. Sarmiento, trabajo en el cual por primera vez se hacía referencia a la enseñanza de la música de manera obligatoria utilizando entre otros el método de Alberdi.
MUSICA. Enseñanza de la cartilla de Clementi. Método para aprender por sí sólo el piano. Sistema de Alberdi y cuantos otros tratados contribuyan a hacer fácil su enseñanza. La parte técnica de la música se enseñará en clases con el auxilio de pizarras regladas para demostración de signos y figuras. Anotarán música diariamente; y ejecutarán en dos, tres o más claves y pianos que se proporcionarán según lo exija la necesidad. El establecimiento se pondrá en comunicación con el Sr. Alberdi de Buenos Aires para la dirección de este ramo. (7)
Para los exámenes de fin de año del mencionado pensionado, Sarmiento expresaba con elocuencia su satisfacción: En el primer examen que rindieron ejecutaron el tercer acto de la Gazza ladra y los maestros pueden decir cuanto estudio se necesita para hacer que niños y principiantes desempeñen su parte con precisión en composiciones tan variadas”. (8)
Desde el destierro en Chile, siguió predicando en el diario El Mercurio (1841) de Valparaíso en pro de la enseñanza colectiva de la música a través de la escuela y sin distinción de clases. Ocho años después, viaja durante tres años por Europa y los Estados Unidos en calidad de observador y a raíz de tan importante experiencia escribe en 1849 Educación Popular, tratado en el cual –según apreciaciones de Ricardo Rojas- formula de manera coherente y por primera vez todo su programa de civilización.(9)
Los programas escolares delineados por Sarmiento incluían la enseñanza obligatoria de la notación musical y la ejercitación al piano por medio de la repetición para asegurar el aprendizaje.
El Colegio La Inmaculada regido por las hermanas esclavas del corazón de Jesús fue fundado el 26 de agosto de 1886. Allí asistían niñas en calidad de internas y externas pensionistas, las cuales a cambio del pago de una cuota recibían una educación más completa que incluía religión, además de la escuela gratuita para el resto de las jóvenes.
Las orientaciones transmitidas por la superioridad del Instituto eran enseñanza primaria superior con clases especiales de piano, pintura y francés, además de la enseñanza de Literatura e Historia Universal en 5º grado, incluyéndose en 6º grado la enseñanza de Economía Doméstica.
En las fiestas escolares actuaban alumnas especialmente en coros e interpretaciones al piano ya sea a dos y cuatro manos como en ocasión de la fiesta escolar en la que se escuchó un coro de niñas, música de Streabborg interpretada al piano por Hortensia Segovia y el niño Eladio Segovia (4manos) y el mismo autor María Lidia y María Otilia Castro (4manos). La Favorita, música a 6 manos por Beyer. (10)
Los años ´90 se presentaban como culminación de diversas transformaciones que se habían gestado en décadas anteriores, para entonces, convivían dos ideas respecto de la música. Una asociaba la práctica de la música con la mas absoluta inutilidad, es decir como un adorno para las damas de alta sociedad, como entretenimiento y como fin en sí misma.
La otra idea convertía la enseñanza de la música y su práctica en instrumentos útiles al Estado. Es por ello que las mujeres especialmente de clase media impulsadas por su afán de responder a este ideal se inscribirán en el arte de enseñar bellas artes, música y labores, constituidas en instrumentos de nacionalización y civilización en el ámbito de la educación pública.
A las mujeres de clases más bajas no se les presentarán las mismas oportunidades, ya que ellas deberán trabajar para poder sobrevivir, asumiendo labores como el lavado, planchado, servicio doméstico en general, siendo la mayoría de los trabajos femeninos orientados hacia las áreas de protección y cuidado, ya sea de enfermos o niños.
La inmigración masiva producirá cambios que pondrán en marcha un proyecto para todas las áreas de la educación y la cultura influyendo de manera positiva en la educación musical en general y en la paulatina inserción laboral de las mujeres.
La Escuela Normal de Maestras de San Juan, había sido creada en 1879 junto a otras trece normales siguiendo la consigna de incorporar a las mujeres a la vida activa del país, de dignificarla con una acción propia de su sexo: El arte de enseñar.
En oportunidad de los exámenes de Economía Doméstica de la escuela, el Diario La Provincia de 1899 hacía notar: “En dos salones se habían colocado mesas artísticamente arregladas por el personal docente”.“Mucha profusión de flores, mucha limpieza, mucha alegría y muchas cosas bonitas hacían encantador el conjunto...Varias niñas hicieron oír agradables piezas utilizando el piano del establecimiento (que dicho sea de paso convendría hacerlo afinar)”. De este modo la música como instrumento de transformación se instalaba en la sociedad a través de la educación pública de las mujeres y se reafirmaba en el discurso textual: “Todas han cumplido con su deber y merecen sinceros aplausos del pueblo en que actúan y cuyos hijos educan”. (11)
La docencia, como una prolongación de la maternidad, se consideraba una vocación en concordancia con el discurso que permaneció casi intacto durante todo el siglo siguiente. De este modo las mujeres se adscribían al programa nacional de sociedad moderna, ampliándose las posibilidades de educación hacia otros sectores sociales menos pudientes.
Sin embargo quienes asumían actitudes reformistas, contravenían un orden establecido, por lo tanto eran consideradas subversivas. El Digesto Escolar que data de la década del ´10 era muy exigente respecto del cuadro de conductas y vestimentas tendientes a conformar un orden moral severo y todavía en 1923, el Consejo de Educación imponía a las maestras algunas reglas como no casarse en el transcurso de ocho meses que duraba su designación, no pasearse en las heladerías del centro de la ciudad, no fumar ni beber, no viajar en coche o automóvil de ningún hombre excepto su hermano o padre, no teñirse el pelo, usar al menos dos enaguas, no usar vestidos que queden a más de cinco centímetros por encima de los tobillos, mantener el aula limpia (incluía barrer y fregar el suelo con agua caliente y jabón).
La directora de la Escuela Normal de Maestras en un homenaje póstumo a las que fueran las primeras trece maestras de la Institución dijo: “…habéis probado que la mujer es un ser superior y que su mérito indiscutible es obra de su propio esfuerzo” y consciente del rol transformador que ellas desempeñaban en la sociedad, continuaba: “de la educación de la mujer depende el porvenir de los pueblos”. (12)
Hacia la década del ´20 se pensaba “que la mujer ya no debe ser sólo para el hogar; ante todo se le debe dar una carrera y ésta en aquel entonces sólo podía ser la del magisterio. …. todo el interés de los padres de familia estaba como en el presente en que sus hijas ingresaran en la Escuela Normal”. (13)
Y hacia fines de la década eran numerosas las docentes egresadas de los profesorados y el incremento de la matrícula femenina en las orientaciones literarias y artísticas; el fenómeno de la alfabetización absorbía nuevas propuestas editoriales tales como las novelas por entrega y hacía propicio el ambiente para la difusión del folletín.
Sin duda la realización del III Congreso Femenino Internacional en 1932 fue una oportunidad para probar fuerzas y lanzar nuevos retos en materia de derechos. Diferentes factores incidieron en Argentina para que la mujer adquiriera paulatinamente mayor visibilidad entre ellos el movimiento feminista comienza en el siglo XX como un eco de Europa. En 1906 se celebró el Primer Congreso Internacional de Libre Pensamiento; poco después en el marco de los festejos del centenario, en Buenos Aires se llevó a cabo el Primer Congreso Femenino Internacional de la República Argentina, en el cual se lanzó un manifiesto invitando a las mujeres españolas a participar y en 1913 el Primer Congreso Americano del Niño. (14)
El III Congreso tuvo gran repercusión en los diarios de la época “Brillantes proporciones revistió ayer el acto inaugural del III Congreso Femenino Internacional realizado ayer en el Teatro Cervantes”. (15)
Si bien los impulsos modernizadores penetraban en los espacios sociales eran tamizados en el seno de la familia de clase media, donde el sentido de hogar y familia estaba aún muy arraigado. Por este motivo, las maestras fueron las asalariadas que ganaron mayor respetabilidad y ello se debió a que el magisterio no era identificado con las particularidades propias de un trabajo, como se ha dicho, ser maestra era ejercer un apostolado, una prolongación de la labor maternal encarnando valores muy estimados.
Las docentes de música contaron con un valor agregado como es la habilidad para tocar un instrumento o dirigir un coro. Esta especialización musical provenía de estudios realizados en Conservatorios privados de lo cual se puede inferir que quienes tenían acceso a esta posibilidad pertenecían a una clase social media y alta. Aparecían en los diarios a través de presentaciones en actos escolares y oficiales gozando de gran estima y valoración social, situación que permaneció sin mayores cambios hasta mediados del siglo XX.
(1) Alberdi, J. B. 1928 Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina. Bs. As., Talleres Gráficos LJ Rosso, p. 80.
(2) Citado en Suárez Urtubey, P. 1989, "Juan Bautista Alberdi. Teoría y praxis de la música" en Revista del Instituto de Investigación Musicológica Carlos Vega, nº 10.
(3) Citado en Suárez Urtubey, P, 1989, op.cit.
(4) Ríos, J.C. y Talak, A.M. “La niñez en los espacios urbanos” en Devoto, F. y Madero, M. 1999, Historia de la vida privada en la Argentina. La Argentina plural:1870-1930, p.144
(5) Suarez Uturbey, P. 1970, La música en el ideario de Sarmiento, p.35
(6) Suarez Uturbey, P.1970, op.cit., p.16
(7) Suarez Uturbey, P. 1970, op.cit, p.16
(8)Suarez Uturbey, p., 1970, op.cit, p. 23
(9) Suarez Uturbey, p., 1970, op.cit, p. 23
(10) Diario La Provincia. Año I, Nº82, 7 de julio de 1896, pág.1, col. 2.
(11) Diario La Provincia, Rollo 82, Epoca II, Año III, nº 1024. 28 de noviembre de 1899, pág.2, col.1
(12) Nota:América Ferla de Flores fue directora desde 1907 hasta 1922. La cursiva es trascripción de un discurso.Museo de la Escuela Normal Mixta Sarmiento (Denominación que adquirió en 1929).
(13) Archivo General de la Provincia (en adelante AGP), Reseña Histórica de la Dirección General de escuelas de la Provincia. Tomo III, Año1937, p.1-451.
(14) Diario La Provincia, Rollo 90, Época II, Año XIX, nº 34589, p.3, col4, 1910-1913
(15) Barrancos, D. 2002. Inclusión/Exclusión. Historia con mujeres.p.8
El libro “Mujeres, Música y Memoria en San Juan”, escrito por la profesora Patricia Blanco, tiene su origen en el trabajo de tesis desarrollado para una maestría que la autora obtuvo en la Universidad Nacional de Cuyo en 2006.
La investigación propone un repaso sobre la actividad musical de las mujeres en San Juan entre 1900 y 1930 aunque profundiza en los antecedentes de la educación musical en las mujeres hacia mediados del siglo XIX. Precisamente el primer capítulo, titulado “La música, una cuestión de estado”, comienza con el análisis de la importancia que Sarmiento le dio a la educación musical, para lo cual elaboró un programa de formación musical para el Colegio del Pensionado de Señoritas de Santa Rosa, que él mismo fundó en 1839. El capítulo detalla, además, los cambios en la formación escolar de las mujeres y el perfil en la educación musical que se mantuvo hasta mediados del siglo XX.
“Mujeres, Música y Memoria en San Juan" fue publicado por la editorial de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de San Juan en el año 2007.
Patricia Blanco es profesora de piano en el Profesorado Universitario en Educación Musical que se dicta en el departamento de Música de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de San Juan.
En 2006 obtuvo su grado de magíster en la Universidad Nacional de Cuyo.
La profesora Blanco ha desarrollado una importante actividad artística como pianista a nivel nacional y además es investigadora en el programa de Investigación y Creación Artística (CICITCA).
Entre 2003 y 2005 ha dirigido un proyecto de creación artística que ha resultado en una publicación en coautoría con las profesoras Mónica Lucero y Josefina Beatriz Marún denominada “Juegos en banda”, que consta de un CD y un cuaderno con canciones infantiles.
Integra también el equipo de investigación del proyecto paisaje, Familias y Prácticas Socailes Siglo XVII- XIX, dirigido por la magíster Ana Fanchín en el ámbito de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de San Juan.
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