Las industrias con rueditas que un día nos abandonaron

San Juan ha tenido todo tipo de promociones y beneficios nacionales. Pero, aunque vivimos en una de las ciudades más bellas del país, seguimos siendo una provincia con una economía endeble. Reconstruimos la ciudad pero no tenemos industria de la construcción, tuvimos promoción industrial basada en “empresas con rueditas” y hoy se secan grandes superficies que fueron vergeles con la promoción agrícola. ¿Cuál es la causa? ¿Será que siempre privilegiamos la creación de empleos por sobre el desarrollo? En esta edición abordamos el tema de la industria.

Por Juan Carlos Bataller

(Publicicado en La Pericana edición 1710 de el nuevo Diario del 4 de marzo de 2016 – Año 1 – Nro 1 La Pericana)

Les decían industrias con rueditas. Se instalaban donde hubiera beneficios impositivos, ganaban plata pero no reinviertían como para seguir trabajando cuando se termine el régimen promocional.

Una vez cumplidos los plazos del proyecto, despedían a los trabajadores, trataban de pagar menos indemnizaciones pidiendo la declaración de procedimiento de crisis y se iban.

Así ha pasado en San Juan y así seguirá pasando con aquellas industrias que llegaron solamente para no pagar los impuestos nacionales que el régimen de promoción les exime. 

 

¿Por qué ocurrió esto?

Sin duda alguien o varios alguien, ganaron mucho dinero vendiendo carpetas.

Pero en definitiva el responsable fue el poder político.

Pocas veces el político es un estadista.

Y este negocio les cerraba perfecto.

Los pasos que se seguían eran muy claros:

> Un político con peso en Buenos Aires lograba un cupo (de diferimientos impositivos)

> Aparecian las empresas interesadas. (Entendámonos, en diferir no en invertir)

> Esas empresas sabían que invertirían el 30 o 40 por ciento de lo acordado y que nunca devolverían el dinero.

> Todo da a entender que quien acordaba el beneficio recibía su óbolo.

> Además, podía exibir nuevas fuentes de trabajo, mayores exportaciones, aumento del PBI.

 

 

Hay empresas que usufructuaron por décadas la promoción. Pero igual se fueron.

Decían que como sus mercados estaban a 1.200 kilómetros, en Buenos Aires y les convenía producir en las plantas centrales que mantuvieron activas mientras duró la promoción en San Juan.

Hubo casos emblemáticos.

El último caso fue el de Valot, la conocida fábrica de productos de limpieza, claro ejemplo de lo que hacen las “industrias con rueditas”.

Pero este no fue el único caso. Pasó con Cepas Argentinas, la empresa de la familia Gancia, emblema de la Promoción Industrial al ser la empresa sanjuanina de mayor facturación en la década de los 90. De un día para otro, Cepas cerró, despidió cientos de trabajadores y comenzó a producir en Buenos Aires, como antes.

 

 

La CEPAL, Comisión Económica para América Latina y el Caribe, en tres conceptos adelantó lo que podía pasar:

 

“La propiedad de la casi totalidad de las empresas radicadas es extraprovincial”.

 

“El excedente generado por las empresas puede desplazarse hacia otros lugares del país; no hay ninguna razón para que la instalación de empresas provoque un proceso de crecimiento auto sostenido ni la articulación productiva de las empresas en el medio se ha logrado ni hay motivos para que el excedente se invierta en el lugar”.

 

“Lo más probable es que terminada la promoción las empresas instaladas en esas provincias presionen para que ella continúe con el argumento de que, caso contrario, se irían de la zona”.

 

 

La promoción sanjuanina pasó por diferentes etapas. El primer gran impulso lo tuvo en 1986 durante el gobierno bloquista que con la generación de mano de obra aspiraba a ganar las elecciones del año siguiente. Y lo logró. Pero además de la llegada de “industrias con rueditas” también aparecieron numerosos casos de “industrias fantasmas” que producían en otra parte y figuraban con domicilio en San Juan solo para no pagar impuestos.

El caso más conocido fue el de la fábrica de lavarropas Laverap, cuyo domicilio resultó ser un galpón del ferrocarril Belgrano. Otras empresas –entre ellas un de rotativos- instalaban una vieja máquina en San Juan y la gran producción con tecnología de punta la seguían haciendo en Buenos Aires.

 

 

Un dato ilustrativo fue aportado por un estudio de la DGI de 1986. Allí se  indicaba que de 2.014 proyectos promovidos a nivel nacional y provincial, sólo se registró un total de 1.523 empresas beneficiadas y que 567 empresas beneficiadas ni siquiera figuraban en los padrones de la por entonces DGI, hoy AFIP.

 

En 1992, cuando Domingo Cavallo era ministro de Economía, cambió la reglamentación y hubo que reformular proyectos, con lo cual se produjo una depuración de los capitales especulativos. De las empresas que se quedaron, un grupo se limitó a cumplir con lo prometido en el proyecto pero no invirtió para hacerlo sustentable en el tiempo. Otros, los menos, buscaron arraigo a través de la producción para mercados más cercanos, como el mismo Cuyo. 

 

 

La aplicación del régimen de Promoción Industrial es un tema que seguramente formará parte de los debates económicos del futuro.  San Juan estuvo lejos de crear un polo de desarrollo industrial como ocurrió en San Luis, tal vez la provincia que más provecho le sacó al régimen, al margen de los vicios de los cuales siempre se habló.

 

Mendoza fue una de las provincias que más combatió la Promoción Industrial para San Juan. Según estudios generados en esa provincia, durante el tiempo que duró la promoción, la actividad industrial mendocina  creció el 14 por ciento, mientras que en San Juan el crecimiento fue del 139 por ciento con la creación de 11 mil puestos de trabajo.

 

El tiempo está dando la razón a quienes preanunciaron que esto iba a pasar. Con la Promoción, el sector manufacturero creció hasta convertirse en el principal de los tres rubros en que se divide el Producto Bruto (productos primarios, industria y servicios). Pero eso fue circunstancial. A la larga, en la provincia solo quedaron los sueldos. Luego, ni siquiera eso.

 

EL LISTADO DE 1986

Las industrias que alguna vez se radicaron en San Juan

 

Lo que había

En 1986 se produjo el boom por instalarse en San Juan. El bloquismo apostaba sus fichas a la creación de fuentes de trabajo para ganar las elecciones del año siguiente, lo que finalmente ocurrió. El listado de las empresas que había en ese momento es el siguiente:

 

>Industrias Plásticas Cuyanas

>Metal San Juan S. A.

>Gancia (Cepas Argentinas)

>Aros Daneri

>Calzados Argentinos S. A.

>Industrias Electro Cuyanas

>Rotativos Venus S. A.

>Latindata S. A.

>Fabrinort S. A.

>Unifar I. C. S. A.

>Insaco S. A.

>Confecciones Aberastain

>Fábrica Argentina de Conductores Bimetálicos

>Fima SRL

>Textil San Juan

>Caravana SRL

>Carimar S. A.

>Empaque SRL

>Valot S. A.

>Litografía San Juan S. A.

>Termocontrol S. A.

>Computron S. A.

>Lemos S. A.

>Insami S. A.

>Textil Pegaso

>Calzados

San Juan S. A.

>Piquén Cemento Blanco

>Envasa Plas S. A.

>Urbametal S. A.

>Plásticos Gasa SRL

>Zig – Zag  SRL

>Polimero San Juan S. A.

>S.R.M.

>Metalúrgicas Cuyo S. A.

>Tejeduría Sarmiento

>Alberto Alonso Gil

>Soberano Indumentarias

>Alverap Cuyana

>Agroindustrias San Juan

>Elat S. A.

>Factorial S. A.

>V.P.A. San Juan

>Scop S. A.

>Saez S. A.

>Industrias Plásticas San Juan

>Urdega S. A.

>Dapetti S. A.

>Eniak San Juan

>Compañía Minera

Lixivia

>Aswor S. A.

>Electrometalúrgica Andina

>Twyla S. A.

>Resero S.A.I.C.A. y F.

>Doctors Plásticos

>Industria Turbocam S. A.

>M. Albaladejo S. A.

>Zucamor Cuyo

>Ferva S. A.

>Frutos de Cuyo S. A.

>Frutandina S. A.

>Lein S. A.

>Tecnomédica S. A.

>Roheba S. A.

>Pasac S. A.

>Mademetal S. A.

>Urbametal S. A.

>Faesa S. A.

>Motores Czerweny S. A.

>Basis S. A.

>Gabimar S. A.

>Agroquímicos San Juan

>Santa Teresita S. A.

>R. V. Conservas

>Tonomac San Juan

>Plásticos del Sol S. A.

>Emege Cuyo S. A.

>Motores Balderramo S. A.

>Cosmos S. A.

>Cia. Hasar S. A.

>Industrias Chirino

>Confec Sport S. A.

>Seroton S. A.

>Papiro S. A.

>Área computadora S. A.

>Creaciones Isidorito S. A.

>Urbel Industrias Plásticas SRL

>Alfredo Alé SRL

>Simja Plast  S. A.

¿Por qué nos mentimos?
Decíamos que San Juan ha tenido todo tipo de promoción y ayudas de la Nación. Pero por falta de capacidad, carencia de material humano o simplemente desidia, no hemos sentado las bases para un desarrollo auto sostenido.

Si hubo gente que se enriqueció, como algunos ingenieros agrónomos, estudios contables que “se especializaron”, ciertos “intermediarios” y hasta quienes vendieron sus propiedades a buen precio… aunque se dice que en muchos casos recibían sólo la mitad del dinero.

También se beneficiaron políticamente quienes generaron puestos de trabajo… aunque estos fueran transitorios.

Pero lo concreto es que poco es lo que quedó.

Le explico:

*A valores de hoy sería difícil calcular los cientos de millones de dólares que demandó la reconstrucción de San Juan. Sin embargo, no tenemos una industria de la construcción. Seguimos trayendo de afuera elementos esenciales. Desde puertas y ventanas a artefactos de iluminación, electricidad, pinturas, sanitarios, pisos, buena parte de los muebles, aire acondicionado, vidrios, herramientas, etc. Hasta las plantas vienen de afuera. No hubo gobernantes que dijeran “ya que viene tanto dinero, propiciemos una gran industria de la construcción”.

*Más increíble aun es que las grandes obras las siguen haciendo empresas de afuera y son dirigidas por profesionales foráneos, aunque subcontraten partes acá.

*Tuvimos Promoción industrial. De pronto “producíamos” desde formularios continuos hasta papel higiénico, desde aviones hasta químicos. Pero la mayor parte de las empresas vinieron de afuera, no se alimentaban con la producción local, no se dirigían a mercados cercanos o a la exportación, no generaron industrias complementarias. Sólo les importaba el certificado que dijera que producían acá para poder diferir. Cuando terminó la promoción se fueron.

*Tuvimos Promoción Agricola pero se privilegió a grandes empresas foráneas, no se integró el agro con la industria y la comercialización y se invirtió mucho menos de lo que se había comprometido. En lugar de grandes bodegas que elaboraran vinos de alta gama se privilegió cultivos que demandaran más años de promoción como nueces, olivos, etc. Hoy varios campos están abandonados y son pocas las grandes bodegas que quedan. Permanecen en cambio aquellas empresas que realmente aprovecharon la promoción para producir más y diversificarse

*Hubo empresas que lograron regímenes especiales y se transformaron en una gran mentira.

-Por ejemplo, con el Plan Huarpe se radicó una fábrica de aviones. Todo venía de afuera y acá sólo se ensamblaban las partes.

-Recientemente, una empresa traía motos de China con el compromiso de ir alcanzando una integración progresiva con partes producidas en San Juan. Nunca se integró. Sus dueños se hicieron millonarios simplemente ensamblando. Algo similar a las industrias del sur argentino que “fabrican” televisores o celulares que vienen de afuera y a las que sólo se agrega un gran cartel que dice “hecho en Argentina”.

Lo curioso de todo esto es que muchas de las empresas que gozaron durante muchos años de beneficios impositivos y luego se fueron dejando a sus empleados en la calle, nunca pagaron esas degravaciones. Y tampoco se las reclamaron.

Cuando San Juan vivió una auténtica “era industrial”

Digámoslo claramente: hace tiempo que en San Juan no se habla de proyección de futuro.

Es más, en algunas oportunidades hasta contratamos “asesores” que viven en Mendoza para que vinieran a planificarnos el San Juan que viene. Ganaron mucho dinero y nada hicieron.

Es así como, ante la falta de debates, la “importación de cerebros”, la carencia de estadísticas confiables y nuestra propensión a reducir los planteos, dejamos de lado análisis insoslayables para planificar un mejor futuro.

Caemos entonces en simplificaciones como decir que “los mendocinos han crecido más porque se radicaron muchos italianos, que eran industriales mientras a San Juan vinieron agricultores españoles”.

Un absurdo total.

 

Si hablamos de industria en San Juan tenemos que  referirnos a una historia de altibajos.

A pesar de haber contado con diferentes tipos de promociones, la industria sanjuanina siempre fue considerada por los responsables del Estado sanjuanino como una herramienta de creación de empleos y no como una palanca para alcanzar el desarrollo integrado —tanto horizontal como vertical— de la provincia.

¿Fue siempre así?

No. Hubo una época en la que se trabajó en el sentido correcto. La existencia de una pujante clase industrial que unía a nativos e inmigrantes, se tradujo en avances que fueron más allá del hecho económico en sí.

 

Esa conjunción de protección del Estado más créditos más incorporación de capitales y tecnología más una admirable cultura del trabajo que traía la sangre extranjera más conocimientos más una creciente infraestructura en caminos, vías de ferrocarril y canales, produjo un verdadero milagro que permitió

surgir la empresa sanjuanina.

Una empresa que independientemente del origen de sus propietarios, echaba sus raíces en este suelo.

 

Le cuento algunas cosas.

>>Cuatro bancos de capitales sanjuaninos llegaron a coexistir en los años 30.

>>Y llegaban los diarios: también había cuatro, que respondían a distintas concepciones políticas.

>>Y el ferrocarril entraba a la provincia por dos de sus costados, uniéndola con los grandes centros de consumo, mientras una red de trenes industriales penetraba en las bodegas conformando un sistema que crecía rápidamente.

>>La máquina, con forma de usinas, automóviles, camiones, lagares, embotelladoras, se incorporaba a las fuerzas de producción.

>>Y al conjuro de la empresa y su rentabilidad, surgían imponentes chalets que eran el símbolo del poderío económico, como el que construían familias industriales como Del Bono, Graffigna, Aubone, Estornell.

>>Y surgían clubes de fútbol ligados a las grandes bodegas, no sólo en la ciudad sino también en los departamentos.

 

Pero, fíjese:

>>Ya en aquellos años teníamos diez veces más bodegas que hoy. Las que producían no sólo vinos de mesa sino vinos generosos, jerez, manzanilla, espumantes que eran requeridos en todo el país.

>>Y grandes complejos industriales como Cinzano producían en San Juan el vermouth y los cognac que lideraban sus respectivos mercados.

>>Y eramos los principales elaboradores de anisado tanto en sus variedades turca como española.

>>El aceite de oliva sanjuanino adquiría prestigio nacional y pronto se sumarían a la oferta local el champagne —llegamos a tener varias marcas, entre ellas la más prestigiosa del país—, la sidra y el Calvados que se producía en Calingasta y que según los conocedores tenía una calidad similar al que se bebía en Francia.

>>Dos fábricas producían cerveza y en la finca La Germania, en el actual departamento San Martín —entonces Angaco Sur—, el alemán Germán Wiedenbrug, propietario de la Bodega El Globo criaba cerdos Yorshire, a los que alimentaba con productos de la finca, faenaba cuando alcanzan los 120 kilos y elaboraba la carne en conserva en distintas formas que exportaba a Europa envasada en latas.

>>Ya en aquellos años, industrias metalúrgicas como la de la familia Clavijo era más importante que las metalúrgicas mendocinas

 

 

San Juan vivió una verdadera revolución industrial en aquellas primeras décadas del siglo.

Hubo quizás, un pecado: ese proceso industrializador se centró demasiado en la vitivinicultura y la agroindustria, dejándose de lado las áreas metalúrgicas, y las relacionadas con el creciente mercado de electrodomésticos que iban a ser más estables.

Pero lo que no puede negarse es que hubo una “era industrial” y que esta no surgió por obra del azar sino que respondió a una concepción de país y de provincia.

En aquellos años, hasta el Estado fue industrialista, como lo prueban la construcción de la Bodega del Estado y el intento de la Azucarera de Cuyo, tendiente a la diversificación económica de la provincia mediante la industrialización de la remolacha azucarera.

 

Las marcas sanjuaninas

 

Ese ímpetu se fue deteniendo con el tiempo. El terremoto actuó como una bisagra. Era más fácil vivir de la reconstrucción que de la producción.

No obstante, un formidable conjunto de grandes industriales fue adquiriendo cada año mayor peso nacional.

Un proceso al que estarían ligado apellidos como Del Bono, Graffigna, Campodónico, Estornell (no sólo fue un gran exportador sino que se transformó en un verdadero zar de la televisión y los cines en Cuyo), Montilla, Gualino y Escolar, Boggian,  los Pulenta, Plácido Castro. López Pelaez, Empresarios como Francisco Montes se atrevieron a poner diarios en Mendoza y San Luis

Y empresas y marcas como Maravilla, Resero, Talacasto, Peñaflor, Termidor, CAVIC, los cognac Otard Dupuy, Reserva San Juan, Ramenfort, los aceites Agros y Almar, las aguas minerales Pismanta y El Salado, las sidras La Capilla y La Cordillerana, el chanpagne Duc de Saint Remy, los vermouth de Cinzano, Angaco y El Globo, los varietales de Graffigna y López Peláez…

Todas marcas que se encontraban en las góndolas de todo el país, en los restaurantes, en las confiterías.

 

Digamos que San Juan sigue teniendo algunas marcas importantes. Pero ya aquellas empresas sanjuaninas fueron vendidas o perdieron posicionamiento en el mercado.

Las nuevas generaciones dejaron de consumir algunas bebidas que se identificaban con nuestra provincia.

Desapareció la producción de cerveza, no quedan alambiques para destilar los famosos cognac o el calvados y es alarmante la disminución del ingreso como consecuencia de la salida de productos sin identificar que se originan en las tierras, el agua y el clima sanjuaninos pero adquieren valor fuera de San Juan.

 

 

Quedaron otros que se integraron a nuestra economía como los laboratorios Raffo, Bodegas Tracia, Industrias Taranto…

Pero son la excepción.

Lo cierto es que hay una gran confusión sobre conceptos básicos de la economía.

Una cosa son los números que pueden mostrarse y otra el desarrollo de una actividad.

En las últimas décadas, en materia industrial nadie pensó en el desarrollo.

Tampoco planificaron actividades sustentables.

No es casual que la mayoría de las industrias que permanecen son de origen sanjuanino. O se dirigen al mercado local. O utilizan productos sanjuaninos.

El absurdo es cuando se le da la promoción a alguien que sólo mueve mercadería y que miente su inversión y su producción.

 

 

Pero digámoslo una vez más: nos está faltando esa raza de empresarios enraizados con nuestra tierra.

Aquellos empresarios que además de producir e industrializar, apostaban todas sus fichas a la provincia, creando desde bancos hasta clubes de fútbol.

Aquellos pioneros que hicieron de San Juan uno de los sitios con más alto poder adquisitivo, donde una hectárea de tierra valía tanto como en California, donde ocupábamos los primeros lugares del país en autos, camiones y tractores por habitantes y en depósitos bancarios.

 

Hoy se va configurando un mundo industrial de gerentes, empresas donde todo se resuelve en Buenos Aires, gente desligada de la cultura, la vida social o el deporte de la provincia, que ya no vive en chalets sino en hoteles o casas alquiladas.

Nada fue espontáneo.

Ni aquella fenomenal etapa de industrialización surgida bajo el amparo de claras políticas de Estado ni el San Juan de nuestros días.

 

 

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Durante la época de la Promoción Industrial, muchas empresas se radicaron en San Juan por los beneficios impositivos, pero una vez cumplido el plazo, cerraron las fábricas y se fueron.