Gustavo Alcalá es médico cardiólogo pero desde que comenzó la pandemia dedica gran parte de su tiempo a analizar las mutantes alternativas que presenta el COVID. A través del análisis de informaciones, cifras y situaciones, sumado al contacto con profesionales internacionales y de otros puntos del país, sintetizó la situación actual en una entrevista con Nuevo Mundo.
—¿Cuál es la situación hoy del COVID en el país?
—Argentina ha tenido dos etapas bien definidas. Desde el inicio de la pandemia y hasta el 21 de septiembre del año pasado estuvimos en crisis sanitaria. Desde entonces se ha logrado controlar parcialmente la situación minimizando los daños. Sin dudas fue la combinación de vacunas la que hizo la diferencia y el alto porcentaje de protección en las capas que enfrentaban mayor peligro por su edad principalmente.
—Pero ahora aumentan exponencialmente los casos…
—Ante un virus que persiste, muta y sorprende hemos entrado en la tolerancia al riesgo. Márgenes que el consenso social, que varían en las distintas regiones y países, considera aceptables. Todos sabemos que el nivel de seguridad de los caminos y rutas argentinas deben mejorarse y que si invirtiésemos mayores recursos en infraestructura y prohibición del consumo de alcohol en quienes manejan los resultados cambiarían drásticamente, sin embargo aceptamos el nivel actual de riesgo vial. En las infecciones respiratorias ocurre lo mismo.
—En San Juan aumentan rápidamente los contagios y comienzan a haber muertes otra vez, ¿qué futuro nos espera en lo que resta del verano?
—Las predicciones han sido muy útiles y siguen siendo necesarias. Entendiendo que las proyecciones son suposiciones con respaldo académico pero no certezas matemáticas, el Instituto de Métricas y Evaluaciones en Salud de la Universidad de Washington avizora
para nuestro país en el mes de febrero el mismo número de víctimas
fatales que en diciembre pasado y un marcado descenso desde marzo y hasta el 1 de mayo.
—¿Seguimos con la pandemia o estamos en la etapa de endemia?
—La transición de epidemia a endemia ya la estamos viviendo, no se decretará un día como punto de corte. Los expertos proponen dejar de contar casos con un sistema de vigilancia que no puede seguir el paso del virus y orientar la infraestructura de datos a internaciones en unidades de cuidados críticos comunicando claramente las diferencias entre vacunados o no y el tiempo desde la última dosis de los que ingresan y de quienes necesitan asistencia respiratoria mecánica. Se adoptarán períodos de aislamiento más cortos para quienes se contagien estando vacunados o habiendo superado anteriormente la infección por coronavirus: solamente 5 días
—¿Qué garantizan las vacunas ante el avance de Omicron?
—Ofrecen poca resistencia ante la infección por esta variante altamente contagiosa Las vacunas disponibles brindan un nivel de protección elevado contra las formas graves de la enfermedad, aunque son menos eficaces contra la infección leve y la aparición de síntomas. Si bien los datos son preliminares previenen la internación y la muerte en un nivel similar a otras variantes preocupantes de COVID.
—¿Incluso los que tienen vacunación completa?
—El término vacunación completa quedó obsoleto y se reemplazará por
protección vigente que significa menos de 5 meses desde la última dosis.
—¿Pueden aparecer nuevas mutaciones?
—Siguen conociéndose con sordina noticias preocupantes que facilitan la
aparición de nuevas mutaciones y confirman que Robin Hood es y será un cuento para niños. El 12 de enero Alemania (1310 muertes COVID por millón),
que en ese momento ya había administrado dosis de refuerzo a la mitad de su población compró a Rumania (ninguna tercera dosis y 3100 víctimas fatales por millón de habitantes desde 2020) 5 millones de dosis ya que su socio pobre de la Unión Europea si los comparamos por el poderío económico “no podía administrarlas”. El ministro de salud germano Karl Lauterbach anunció que tenían desde ese momento dosis adicionales en stock para todos los alemanes
—¿Cuáles serían los consejos a nivel general y particular?
—Se deben evitar los cantos de sirenas que proponen “dejarnos llevar” por el virus, ya no cortarle el camino aislando los contactos estrechos y abolir las medidas de protección comunitaria. Con el nivel de vacunación actual y la estructura social en la región sudamericana sería pagar un costo más alto en vidas, gastos en internaciones (postergando otras enfermedades permanentes
y vigentes) y pruebas diagnósticas importadas
—¿Entonces…?
—La vacunación acelerada sigue siendo el eje en esta etapa pero se necesitan tiempo y recursos, mientras más se postergue el avance de los contagios con medidas puntuales y breves mejores posibilidades sanitarias y económicas surgen. No es ningún mérito que la variante Delta se haya visto amortiguada en Sudamérica porque ya había pasado por olas previas brutales de infecciones COVID. Muchos vulnerables ya no estaban y los altos niveles de anticuerpos con vacunación luego de infección se producen con récords de víctimas fatales admitidas y otras no registradas.
—Pareciera que es menor la letalidad con Omicrón…
—En este momento los primeros informes sobre la menor letalidad con Omicron sumada a la cobertura de vacunación (con 20% de terceras dosis en San Juan no estamos para tirar manteca al techo) está llevando una falsa sensación de seguridad. Si salimos al encuentro de este coronavirus con la guardia baja el Dr Michael Edelstein, profesor asociado de Salud Pública de la Universidad Bar Ilan de Israel lo resumió así: “Es una cuestión de matemáticas, si Omicron es cuatro veces más contagiosa que Delta pero dos veces menos severa, aún terminas con el doble de personas en el hospital”.
Fuente: Publicado en Nuevo Mundo, edición 406 del 17 de enero de 2022