Los templos de la memoria

Investigadores de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la UNSJ indagaron en la historia de los edificios religiosos de San Juan en el período 1562-1944. Aquí desarrollan sus conclusiones, verdaderos hallazgos para reforzar la identidad y la memoria colectiva locales. El siguiente texto es de un artículo publicado en la Revista de la UNSJ el 2 de junio de 2022. Las fotos publicadas acá son aportadas por Fundaciòn Bataller

 La presencia en San Juan de las comunidades de órdenes religiosas data de la administración colonial española, cuya labor espiritual, educacional y social se materializó en esta provincia en conjuntos arquitectónicos de relevancia urbana. En ellos se evidenciaba la sabiduría en las resoluciones formales, con recursos tecnológicos y mano de obra local, mixturados con influencias de los estilos imperantes en su época de construcción en los países centrales, como así también el enriquecimiento de los interiores con piezas de artistas y artesanos nacionales y extranjeros.
En muchos casos estos establecimientos religiosos han constituido el origen de asentamientos poblacionales, manteniéndose algunos de ellos en la actualidad en los sitios originales y en otros casos en las cercanías de la ubicación primitiva, conformando la traza urbana actual.


 La historia de la organización de la América española constituyó inicialmente un conjunto de centros urbanos con funciones claramente definidas que se fueron complementando a medida que se ocupaba y explotaba el territorio.
La ciudad de San Juan no fue ajena a esto, y es así que se conformó a partir de la cuadrícula fundacional y alrededor de la plaza principal con su iglesia, cabildo y otros edificios con funciones específicas.
El proyecto denominado Patrimonio Arquitectónico Religioso de San Juan (1562-1944), desarrollado en 2003-2005 en el IDIS –Instituto de Teoría, Historia y Crítica del Diseño- de la FAUD de la UNSJ, aborda el tema de los edificios religiosos, cuya importancia reside en que se trata de patrimonio intangible desaparecido no sólo por el paso del tiempo, sino por efecto de los agentes climatológicos y tectónicos que afectaron nuestra provincia y por la acción del hombre, que degrada y destruye el patrimonio.

Recobrar el patrimonio

 El punto de partida es el reconocimiento del propio pasado, las identidades regionales compartidas en una cultura común y, en la escala local, además de aquella pertenencia, encontrar los rasgos propios que definen la idiosincrasia particular. Rescatar tales rasgos comunes y particulares implica asimismo recobrar el patrimonio tangible físico, ambiental, paisajístico y, en este caso -fundamentalmente-, el patrimonio desaparecido: teorías, historias y modelos proyectuales, base de la memoria colectiva y por consiguiente soporte para un mejor desarrollo futuro.


Fundación de la Ciudad de San Juan

La ciudad de San Juan fue fundada por el capitán Juan Jufré el 13 de junio de 1562, en el Valle de Catalve, provincia llamada de Tucuma, Caria o Carigasta, en la nación de los indios Huarpes.
A la nueva ciudad se le dio el nombre de San Juan de la Frontera en honor del Santo Patrono del fundador. También recibió la denominación de San Juan del Pico.
La traza de la ciudad constaba de veinticinco manzanas, destinada la del centro para la plaza, otra para la iglesia mayor, ermita de Santa Ana, el edificio del cabildo y otras respectivamente para convento de Santo Domingo, San Francisco y de la Merced, una para hospitales de los españoles y de naturales, y las restantes fueron repartidas entre los pobladores.
Con posterioridad, y a causa de la inundación, fue trasladada 25 cuadras hacia el Sur, ubicación que conserva hasta la actualidad.

Las Órdenes Religiosas, Parroquias y Oratorios

 Durante el periodo que va desde 1551 a 1810, San Juan cobijó a Dominicos, Agustinos, Mercedarios, Hospitalarios de San Juan de Dios, y Jesuitas. Estos últimos no alcanzaron esta fecha debido a que fueron expulsados de Cuyo en septiembre de 1767.
Entre 1776 y 1810, periodo correspondiente a la época virreinal, no hubo cambios, manteniéndose las mismas parroquias sin aumentar su número. Esto se debió a las características geográficas de la región como a la dificultad en la captación de agua que impidió la aparición de nuevas villas o poblados. Sin embargo, la propagación de la fe y la obra catequística continuó gracias al tesón de los doctrineros y de las misiones regulares.
Las cuatro primeras órdenes prosiguieron su benéfica acción religiosa y moral en la segunda mitad del siglo XVIII y comienzos del XIX. Se sumaron a estas tareas actividades docentes y de caridad.
 En el siglo XIX se mantenían en San Juan casi todas las órdenes religiosas establecidas en Chile y en el Río de la Plata en los siglos XVI y XVIII.
La compañía de Jesús, expulsada de España y sus dominios por Carlos III en 1767, se retira de San Juan en septiembre de ese mismo año.
La orden de la Merced, establecida a comienzos del siglo XVII en las tres capitales cuyanas, se retira de San Luis en 1675; mientras que la de San Francisco fue levantada en 1770 de San Juan.
Únicamente la Orden de Predicadores o de Santo Domingo, la primera en llegar a Cuyo, permaneció en las tres comandancias de armas hasta 1810.
Durante 1834, las órdenes religiosas también habían modificado su organización con respecto a 1810. Es así que cuando se crea el obispado de Cuyo subsistían en San Juan las órdenes de los Predicadores o Santo Domingo, de la Merced, de San Agustín, de San Francisco y de Hospitalarios de San Juan de Dios. De esta última los registros datan de 1820.

Los edificios
Como es sabido, los enterratorios acostumbraban a estar ubicados en las mismas iglesias, como en la de San José, La Merced y Santa Ana; costumbre que es abandonada en 1837 cuando se construye el Cementerio.

La Catedral, sencilla pero hermosa de líneas románicas construida por los Jesuitas (1712), es el antiguo templo de San José de la Compañía de Jesús, transformado en Iglesia Matriz, con asiento en la parroquia de la ciudad (1775); elevado a dignidad catedralicia al crearse el Obispado de Cuyo en 1834.

Los templos de Santo Domingo y la Merced mantuvieron la misma ubicación que la de sus respectivas órdenes después del traslado que sufrió la ciudad por la inundación de 1593, manteniéndose incólume ante temblores e inundaciones. El templo de la Merced fue refaccionado por los Jesuitas durante su fugaz regreso (1840-42).
La iglesia de San Agustín, contigua al convento de los Agustinos, se derrumbó en la inundación de 1833, comenzando a ser reconstruida lentamente en el mismo lugar, calle Buenos Aires, Salta, Mitre y Rawson, actuales Mitre y Entre Ríos, por el último prior de dicho convento, Fray Antonio Gil de Oliva.

No tuvo la misma suerte la Iglesia de Santa Ana, que había nacido con la ciudad, ubicada frente a la plaza principal, siendo en sus comienzos Iglesia Matriz, parroquia, subparroquia después de erigido en parroquia de San José el templo de los Jesuitas, arrasada para siempre por la terrible inundación.

La Iglesia de San Clemente (Santa Fe y Gral. Acha), si bien sobrevivió a la inundación de 1833, fue demolida por su vejez y estado ruinoso durante la gobernación de Sarmiento (1863).

La capilla de Dolores, que empezaba a construirse por mandato del Obispo Achával bajo la supervisión del presbítero Cristóbal Cavalli, estaba ubicada en los límites de la ciudad colonial, contigua a la plaza Aberastain, en las calles Rivadavia esquina Caseros.

Completa esta lista de templos antiguos el de San Pantaleón, ubicado en la calle ancha del Norte y calle San Pantaleón (actuales 25 de Mayo y Mendoza), que también sobrevivió a la gran inundación de 1833.

Las viviendas, como se dijo anteriormente, ubicadas en manzanas alrededor de la plaza principal, eran de una arquitectura austera y de escasa ornamentación salvo honrosas excepciones.


EQUIPO
Autores del proyecto

Arquitectos Marcelo Soria, Ana Tamagnini y Viviana Galdeano
Equipo de proyecto
Director: Arq. Marcelo SORIA
Co-Director: Arq. Nello RAFFO
Integrantes: Arquitectas Ana TAMAGNINI y Viviana GALDEANO;
prof. Daniel ARIAS; Diseñadora Industrial Natalia SEVILLA Adscripta: Arq. Norma MUT Asesora: Profesora Leonor SCARZO

Agradecimientos:

Juan Carlos Bataller, Arq. Adriana Potensoni, Nello Raffo, Diario de Cuyo

GALERIA MULTIMEDIA
Iglesia de Desamparados en 1919.
Iglesia de Desamparados en 1919.
1940 - Iglesia de La Merced / La Congregación de los Mercedarios edificó su convento e iglesia en San Juan en la manzana delimitada hoy por las calles Mitre, Tucumán, Santa Fe y Avenida Rioja. Dependía de la provincia de la Inmaculada Concepción de Chile, hasta que en 1813 pasó como subordinada a la de Santa Bárbara, con casa en Córdoba. El terremoto de 1944 destruyó totalmente el edificio de La Merced, que aparece en la foto y ocupaba el ángulo sudeste de la esquina de Mitre y Tucumán. (Foto publicada en el libro “El San Juan que Ud. no conoció”, de Juan Carlos Bataller; datos en “Historia de San Juan”, de Héctor Arias y Carmen Peñalosa de Varese)
1940 - Iglesia de Concepción / El origen de la parroquia de Concepción se remonta a 1819, pero este templo fue construido a principios del siglo XX y mostraba orgulloso su torre y su recova con arcadas. Durante el terremoto de 1944 se desplomó en el instante en que el padre Eustaquio Esteban bendecía un matrimonio. Hubo gran cantidad de fallecidos. (Foto publicada en el libro “El San Juan que Ud. no conoció”, de Juan Carlos Bataller; proporcionada por Pascual Ruffa)
1930 - Iglesia de Santa Rosa / Iglesia de Santa Rosa de Lima en una foto de finales de los años 30. Ocupaba la esquina de General Acha y San Luis. Fue construida a principios de siglo y sucumbió en el terremoto del 44. (Foto publicada en el libro "El San Juan que Ud. no conoció", de Juan Carlos Bataller)
Iglesia de Santo Domingo