En San Juan se puede encontrar dos tipos de algarrobos:
ALGARROBO BLANCO. Ocupa gran parte del territorio provincial principalmente sobre los cauces temporarios de los piedemontes de la Precordillera y de las Sierras Pampeanas. Adquiere un gran desarrollo en los cauces de aguas menos salinas. Ejemplares de gran porte se encuentran el arroyo de los Pozuelos y arroyo del Camino en el departamento Jáchal.
Es un árbol corpulento, que no supera los 18m de altura. Pierde el follaje durante el invierno. Las hojas son grandes y glabras, de un verde claro, por lo común biyugas, durante la brotación primaveral y se tornan opacas y oscuras en el otoño. Las ramas poseen espinas cortas, dispuestas de a dos en los nudos. Las flores son pequeñas y se agrupan en espigas pendulares, cilíndricas y amarillentas. Florece de septiembre a noviembre. El fruto es una vaina o caucha carnosa y achatada, dulce, generalmente encorvada, de 10 a 20 cm de largo, color amarillo, aunque a veces posee manchas violáceas. La corteza es castaño rojiza muy gruesa y rugosa y tiende a descascararse en los ejemplares muy viejos.
Históricamente se ha utilizado para leña, fabricación de carbón y sus postes para viñas y parrales. Se usa con frecuencia para horcones y vigas en las viviendas rurales. Sus frutos son comidos por el ganado doméstico. Actualmente se usa como árbol de sombra y ornamental para espacios públicos y privados, logrando excelente desarrollo con escaso mantenimiento. Un ejemplar añoso de esta especie se encuentra en el patio del Convento Santo Domingo próximo a la histórica celda de San Martín en la ciudad de San Juan
ALGARROBO DULCE. Forma bosques donde las napas freáticas están cerca de la superficie como en los bordes de las salinas y la planicie aluvial del Gran Bajo Oriental, en los bordes y depresiones de los intermédanos al suroeste de la provincia. Se lo encuentra en la travesía del Río Bermejo desde el límite con la provincia de La Rioja hasta la provincia de Mendoza. Adquieren un gran porte en la depresión del Río Guandacol y sector norte del Bermejo hasta aproximadamente la localidad de Huaco. Es un árbol que alcanza en el sector norte de la provincia hasta 20m de altura, la copa es rala y el fuste muy ramificado. Las hojas son bipinnadas, caen en el invierno y miden no más de 10 cm de longitud. Las flores son muy pequeñas y se agrupan en espigas pendulares de 10cm, cilíndricas y amarillentas con reflejos rojizos. Florece de septiembre a noviembre. El fruto es una vaina o chaucha carnosa, cilíndrica, levemente comprimida, con estrangulamientos entre semilla y semilla. La vaina puede medir hasta 20cm y es de color violácea, es muy dulce. Las ramas son castaño claras, con robustas espinas cónicas dispuestas de a dos en los nudos. La corteza es castaña y se descascara en pequeñas placas que quedan adheridas al tronco.
Su madera ha sido ampliamente utilizada como leña carbón, postes para parrales, alambrados, corrales, viviendas. Sus frutos son utilizados como forraje, para alimento humano, con ellos se fabrica el patay, la aloja y la añapa. La intensa tala de esta especie, sin respetar diámetro y época de corta, ha producido en gran parte la eliminación de sus bosques en la depresión del Bermejo, al perder la capacidad de recuperación natural debido a los bruscos cambios producidos en el ecosistema. Esta especie presenta excelente comportamiento para arbolar márgenes de caminos y rutas de las áridas travesías de la provincia, motivo por el cual está siendo utilizada con éxito para ese fi n.
Árbol histórico
En la localidad de Huaco, la provincia de San Juan cuenta con un árbol histórico perteneciente a esta especie conocido popularmente como el algarrobo del “Chacho” (foto de tapa). Se trata de un árbol de gran porte, que tiene 24 m de altura y un diámetro de 4,5 m, que ha permanecido protegido de la tala debido a su vinculación con la fi gura de Vicente Peñaloza. Este líder popular solía a su sombra realizar encuentros con sus montoneras durante las luchas de resistencia federal que esta región del país mantenía durante el siglo XIX. Estudios dendrocronológicos realizados en el CRICyT datan para este ejemplar aproximadamente 460 años
Un poco de leyenda
Según una creencia de los nativos de Cuyo, la deidad llamada Zapan Zukun era la protectora de los niños y los algarrobos. En la época de la cosecha de las vainas del algarrobo, los bebés eran dejados bajo la sombra del árbol y Zapan los amamantaba, y castigaba a quienes dañaban al algarrobo robándole a sus hijos. Esta leyenda muestra el respeto de los pueblos originarios a los algarrobos ya que su fruto, la algarroba, era una de sus principales fuentes de alimentación.
Fuente: “Árboles nativos de la provincia de San Juan”, de Justo Márquez, Yanina Ripoll, Antonio Dalmasso, Mariano Ariza, Marcelo Jordán.