Aproximadamente en el año 2.000 a.C. llegaron al territorio sanjuanino,
provenientes del norte, grupos humanos que, a diferencia de sus antecesores, se
instalaron en un lugar fijo, fundamentalmente en los valles de Iglesia y
Calingasta.
Con
numerosos cambios y fuerte desarrollo agropecuario habitaron lo que hoy es San
Juan hasta aproximadamente el año 1.400 d.C y se las conoce como las culturas Ansilta,
Punta del Barro, Aguada, Angualasto y Calingasta.
Los nombres responden a los lugares que habitaron y donde fueron encontrados
objetos que testimonian cómo vivieron.
La
vida sedentaria permitió el desarrollo de actividades inexistentes en culturas
anteriores, como la construcción de viviendas, la alfarería y el tejido.