El siguiente artículo fue extraído del suplemento especial 452 años de San Juan, preparado por El Nuevo Diario y Fundación Bataller
Las calles del San Juan colonial eran de tierra, rectas,
de apariencia desértica y áridas, sin veredas ni árboles.
En las horas de mayor calor era agobiante transitarlas y
de noche contaban con muy poca iluminación, lograda con faroles de velas
colocados en las puertas de las viviendas.
Con poco más de un siglo de vida, en 1670, la ciudad de San Juan sólo tenía
entre 180 y 200 pobladores entre españoles, criollos, mestizos e indios de
servicio doméstico.
En 1770, los habitantes de San Juan ya eran 7.000 y
alrededor del año 1800 la población había crecido a casi 12.000 habitantes.
Durante la época hispana era posible distinguir cuatro
grupos sociales: los blancos (españoles y criollos, o sea hijos de españoles nacidos
en América); los indios; los mestizos (nacidos de la unión de indios y blancos)
y los negros y mulatos, estos últimos nacidos de la unión de blancos y negros.
Las viviendas familiares del San Juan colonial eran casonas de adobes con
techos de caña y barro. Era característica la ancha puerta a la calle, de hojas
macizas de algarrobo. Las ventanas tenían rejas de madera o de hierro forjado.
En las casas de las familias más pudientes la puerta abría
a un zaguán con arco de medio punto y piso enladrillado, con habitaciones a uno
y otro costado. Estas viviendas tenían hasta tres patios.
Por el fondo de todas las casas corría la acequia que proveía
de agua a la familia.
En el San Juan colonial eran habituales entretenimientos populares como las
corridas de toros, programadas para algún día de fiesta en la Plaza Mayor.
Otro juego que apasionaba era la riña de gallos. La plaza
y las calles eran también escenarios de carreras de caballos.
Ya desde la colonia se festejaba el carnaval con ruidosas
fiestas.
La vida familiar en el San Juan de la colonia tenía costumbres muy arraigadas.
Sólo los hijos varones podían estudiar y ayudar a sus padres en los negocios o
la política. Las mujeres se casaban muy jóvenes y estaban dedicadas al hogar.
Luego de un día de actividad y una larga siesta, al
atardecer las campanas de las iglesias llamaban a la oración.
En ese momento la familia se reunía con sus criados y el
padre o la madre guiaban el rezo del rosario.
Más tarde, a la luz de las velas, se tomaba mate y una comida
sobria. Después, en algunas casas se jugaba a las cartas o se leía en voz alta.
Los sábados los amigos de la familia se reunían en
tertulias a conversar y escuchar algún instrumento musical.
La vida social durante la época de la colonia estuvo en San Juan estrechamente vinculada
a actividades y fiestas religiosas. Semana Santa, Corpus Christi y los días de
los patronos San Juan y San Pedro eran las festividades más importantes. Los
miembros del cabildo, el clero, las órdenes religiosas y la población en
general recorrían en procesión las cuatro cuadras de la plaza.
La moda en la colonia variaba según el grupo social. Los más pudientes traían
telas y accesorios de Europa. Las damas de alta sociedad vestían al estilo
español, con faldas anchas y largas y enaguas bordadas y con puntillas y blusas
de encaje o lino. Era habitual el uso de mantillas y peinetones.
Los hombres de las clases altas vestían capas de paño, pantalones ajustados y
calzones de lienzo, camisas de seda y corbatas con flecos.
Calzaban botas con incrustaciones de plata.
Las personas de menos recursos cosían su ropa con telas
de algodón y lanas de guanaco o vicuña. Usaban poncho.
Las comunicaciones y los transportes en la época colonial eran muy precarios y lentos.
El medio de transporte de mercancías era la carreta tirada por bueyes; algunas
también trasladaban pasajeros.
Para el traslado de personas se usaba la galera, que era
un coche más rápido, tirado por caballos. Según el transporte, llegar a Buenos Aires
podía demorar entre 45 días y 2 meses.
La economía colonial
Desde Chile los primeros colonizadores trajeron a Cuyo el trigo, la cebada y
los frutales que antes habían llevado al vecino país desde
España. De la misma manera habrían sido introducidos la vid y el olivo que
rápidamente se convirtieron en los principales cultivos. Sin embargo, la economía colonial
en Cuyo debió enfrentar siempre problemas debido a decisiones de España.
Además de vinos, San Juan vendía aguardiente y fruta seca
a Chile, Buenos Aires, Córdoba, Tucumán y el litoral. Otras actividades económicas
eran la molienda de trigo y la preparación de cueros de vicuña.
En la época colonial en San Juan era muy importante la industria doméstica, a
cargo de las mujeres de la familia y la servidumbre. Las viviendas eran
pequeñas unidades productivas. En las casas se preparaban dulces, conservas, arrope,
velas de cebo, jabón con semillas de zapallo, polvo de arroz para la cara,
almidón de trigo para la ropa, y muchos productos más. Las mujeres alternaban estas
tareas con el cuidado de los hijos, así como con los bordados, costuras y
tejidos.
Ver artículos:
-- Las mujeres sanjuaninas de la época colonial
-- El gobierno colonial en San Juan
-- Los matrimonios y las tertulias en época de la colonia
-- Comilonas y siesta, las costumbres coloniales del San Juan de la revolución
-- Las pulperías en una pequeña ciudad colonial: San Juan de la frontera (1750- 1790)