El siguiente texto fue extraído del libro Retablo sanjuanino de Horacio Videla, en su tercera edición editado en marzo de 1998 por Universidad Católica de Cuyo
Domingo Faustino Sarmiento, en una imagen de cuando fue gobernador de San Juan.
La nomenclatura de las calles que en general ha perdurado, es bautismo del
gobernador Domingo Faustino Sarmiento
(1862), previo informe de una comisión integrada por los ciudadanos, Camilo Rojo, Domingo de Oro y José María
Martínez; calle Rivadavia
(antigua de la Catedral); calle Buenos
Aires (antes de San Agustín), finalmente Mitre; calle General Acha,
hoy Ruperto Godoy (Cabildo); calle San
Pantaleón, y en su prolongación sur, Mendoza
(antigua calle Real de las Carretas); calle Laprida (calle Vieja), calle Tucumán
(Pilar de Piedra), calle Catamarca
(Venezuela).
La mala costumbre de las permutas y rebautizos en esta materia, de antes y de
después de Sarmiento, en menos de cien años hará irreconocibles las calles, con
desmedro de la personalidad y dignidad histórica de la ciudad y con evasión del
color que dan los nombres a los hechos y recuerdos.
La actual Rivadavia se llamó calle de la Catedral, calle del Portón, calle
Buenos Aires; Mitre, sucesivamente de San Agustín, Comercio, L. Heras, General
Paz y Buenos Aires; Mendoza fue la calle Real de las Carretas, de Santo
Domingo, de San Pantaleón, Caseros; la actual Entre Ríos, Rawson, Salta,
Estados Unidos; Sarmiento fue con anterioridad y posterioridad Nueva Granada,
Ecuador, 26 de Mayo; avenida Libertador San Martín, calle del Progreso, Estado
Oriental, Vicente López y Planes, Corrientes y Entre Ríos; avenida Guillermo
Rawson, calle Ancha del Este, avenida San Martín; avenida España, calle Ancha
del Oeste, avenida de los Andes; San Luis fue Paraguay y Santa Fe fue
Chacabuco; avenida Urquiza, la calle del Cementerio o de La Paz; Las Heras, calle
San Juan de Dios, y avenida San Martín en Desamparados, la calle Real de
Puyuta.
En primer plano la Plaza Mayor, al fondo la calle del Cabildo, donde se ve precisamente la sede del Cabildo.
La casa de Gobierno funciona en una vieja casona de adobes, con ancho zaguán y
ventanas de rejas a la calle, como cualquier casa de familia, propiedad de don
Felipe Keller, en calle Buenos Aires esquina Venezuela (Mitre y Catamarca); los
Tribunales, en un flamante edificio construido ex profeso (1870), en la esquina
de Rivadavia y General Acha, poco después desocupado: por falta de edificios
públicos se da preferencia al poder político y se desaloja a la justicia (local
de la Legislatura hasta el terremoto).
En los bajos del Cabildo, pegado a la que debió ser casa de los Tribunales,
detrás de arcadas y recovas, está la Cárcel de hombres.
La Catedral (Rivadavia esquina Mendoza), sencillo pero hermoso templo de líneas
románicas construido por los jesuitas (1712), es el antiguo templo de San José
de la Compañía de Jesús, transformado en Iglesia Matriz, con asiento de la
parroquia de la ciudad (1775); elevado a dignidad catedralicia al crearse el
obispado de Cuyo (1834).
Amorosamente adecentado para tan alta jerarquía por propias manos de fray
Justo, su primer obispo, secundado por el joven Domingo Faustino Sarmiento, su
sobrino, fue embellecido más tarde por el celo artístico del doctor Manuel
Eufrasio de Quiroga Sarmiento (1840), segundo diocesano de Cuyo, y su obra
concluida por el Provisor Maradona.
En una de sus torres, en esos arios de la ciudad de estampa colonial (1841),
"avergonzada y triste se ocultó en San Juan la buena estrella que siempre
iluminó la carrera militar del general Mariano de Acha, y terminaba también su
actuación guerrera”.
Los templos de Santo Domingo y de La Merced están donde mismo se establecieron
desde el traslado de la ciudad las respectivas órdenes religiosas, triunfantes
de temblores e inundaciones; refeccionado este último por los jesuitas durante
su fugaz regreso (1840/42). En calle San Pantaleón (Mendoza tramo norte), una
cuadra al norte de la Plaza Mayor, el primero; en la esquina de Buenos Aires y
Pilar de Piedra (Mitre y Tucumán), el segundo.
Esquina del Pilar de Piedra
La iglesia de San Agustín, contigua al convento de los agustinos, derrumbada por
la inundación (1833) se reconstruía lentamente en su mismo viejo solar de calle
Buenos Aires y Salta (Mitre y Rawson), gracias a los esfuerzos de fray Antonio
Gil de Oliva, último prior de la orden.
No así Santa Ana, una cuadra al poniente y frente a la Plaza Mayor, nacida con
la ciudad; su primer Iglesia Matriz y parroquia, subparroquia después de
erigido en parroquia de San José el templo de los jesuitas, borrada para
siempre por la terrible inundación.
Ni la iglesia de San Clemente (Santa Fe esquina General Acha), demolida por su
vejez y ruinoso estado durante la gobernación de Sarmiento (1863), en pie hasta
entonces, pese a la dura prueba de 1833.
La capilla de Dolor, que empezaba a construirse a instancias del obispo Achával
bajo la dirección inmediata del presbítero Cristóbal Cavalli, casi al término
de la ciudad colonial (1869), en la plazoleta contigua a la plaza Aberastain
(Rivadavia esquina Caseros), y la vieja iglesia de San Pantaleón en la esquina
de la calle ancha del Norte con la calle San Pantaleón (actual 25 de Mayo y
Mendoza), sobreviviente de la inundación, completan el florón de antiguos
templos labrado por la piedad de aquella sociedad fervorosa.