Vals, Cueca, Gato, Zamba, Ranchera y Vidalita

El Vals en San Juan

En San Juan el vals se ejecuta principalmente como género lírico, aunque también suele bailarse. Se interpreta con asiduidad en fiestas y reuniones familiares, así como en peñas y festivales. También se ofrece como serenata en aniversarios especiales.

Sus textos expresan temáticas de índole amorosa, costumbrista o paisajística. Son cantados por solistas o en dúo, con acompañamiento de una, dos y hasta tres guitarras que desarrollan y ornamentan la melodía y/o rasguean el acompañamiento.

Precedidos por una introducción guitarrística, de longitud variable y de ejecución virtuosa, se configuran en dos o tres secciones separadas por un interludio instrumental igual o muy similar a la introducción. Cuando el canto es a dúo, la segunda voz se suma a la primera a partir de la segunda estrofa. Su carácter alegre exige una ejecución rápida.

Sangre extranjera
Vals - Letra y música: Saúl Quiroga
De dos sangres que amaron, 
En cielos muy lejanos 
Y que un día pisaron  
esta tierra de sol 
Nació la flor extraña  
De tu gringa belleza 
Que a la naturaleza 
Asombra el contemplar 
San Juan te dio sus frutos,  
De álamos y flores 
Ardiente en sus amores  
el zonda te forjó

Tu sangre es extranjera,  
Pero este sol sanjuanino 
Te puso el color del vino  
en tu pelo y en tu piel 
Y de los durazneros,  
Con el zumo que robaron 
Las mañanas te dejaron  
la boca con gusto a miel

Tu presencia es paisaje  
que en ti se recupera 
Pasadas primaveras  
rocio trigo y luz 
El sol dejó en tus ojos,  
Brillando la mañana 
tu rosa piel proclama  
aromas del jazmín 
Se sube hasta la luna,  
Tu alma enamorada 
Cuando de madrugada,  
te pones a soñar


 

La Cueca


Con el nombre de zamacueca, este ritmo se encuentra documentado en Perú y Chile en crónicas del siglo XIX. En San Juan esta danza de carácter picaresco y galanteo que se baila por parejas sueltas, se encuentra vigente. Se presenta en dos variantes claramente diferenciadas por sus usuarios, una más lenta reconocida como cuyana y otra de ejecución más rápida o “achilenada”. Coreográficamente es bastante libre, siendo de paso arrastrado cuando es lenta y más saltadita y hasta zapateada cuando es rápida. En la mano derecha los bailarines sujetan un pañuelo que se utiliza como medio expresivo de comunicación, razón por la cual sus movimientos varían de acuerdo al tipo, grado e intención de compromiso afectivo que exista entre los miembros de la pareja.

En Iglesia, Jáchal, Valle Fértil y Calingasta su ejecución en las fiestas familiares se interrumpe cada tanto a la voz de “aro, aro, aro” para que el hombre en voz alta exprese a su compañera un “dichito”, relación de tono picaresco, a veces grosero, que debe ser respondido.
En Calingasta, las personas que no bailan animan la cueca palmeando el ritmo durante toda su ejecución. Los conjuntos musicales que principalmente hacen música folklórica norteña, usan también el bombo para la cueca para que le dé más color y ritmo.

Estructuralmente las cuecas presentan dos secciones musicalmente idénticas en modo mayor, que se denominan primera y segunda. Cada una consta de una introducción guitarrística de longitud variable, más o menos ornamentada según la habilidad del intérprete, dos estrofas y un estribillo que son cantados por solista o a dúo.

El Gato


De las danzas tradicionales cuyanas el gato es en San Juan, después de la cueca, la segunda en importancia y vigencia, aunque esto no se da por igual en todos los departamentos. Su presencia es más fuerte en los departamentos ubicados en los sectores norte y central y disminuye hacia el sector suroccidental. En Calingasta, por ejemplo, la cercanía con Chile favorece la prevalencia de la cueca y allí la ejecución del Gato es casi inexistente. Por el contrario, en Valle Fértil, su interpretación y baile se mantienen con mucha fuerza, haciendo el honor al popular dicho “no hay cueca sin gato”. Este ritmo tiene gran importancia en ciertas celebraciones como la de San Vicente.

El gato casi siempre se canta a una o dos voces con acompañamiento de guitarras. Excepcionalmente se puede dar de manera instrumental, interpretando en acordeón y guitarra.
La mayoría de los gatos que se interpretan en la actualidad no tienen un origen demasiado antiguo; por el contrario, la gran parte de los que se interpretan son obra de compositores actuales como Hilario Cuadros, Saúl Quiroga o Félix Blanco, entre otros.

La coreografía con la que se baila es la que enseñan y difunden las escuelas y centros de danzas tradicionales: vuelta entera, giro, contragiro, zapateo-zarandeo, media vuelta, zapateo-zarandeo, giro y coronación, para cada una de sus partes. En este punto, el gato se diferencia de la cueca, cuya danza es más espontánea y desestructurada.

Gatos y cuecas para San Vicente en Valle Fértil

En Valle Fértil, en épocas de sequía, los “baldes”, reservorios naturales de agua de lluvia, se secan. Por ello se pierden las cosechas y los animales mueren de sed. Los daños económicos son cuantiosos.

La cultura popular ha encontrado solución a este problema invocando a San Vicente, mediador al que se le pide que haga llover. Como manda o promesa cuando cumple, hay que ofrecerle una fiesta porque “a favor concedido hay que pagar” porque sino la vez siguiente el santo “se cobra con diluvio o con sequía”.

Según cuentan pobladores de la zona, de lunes a viernes los promesantes le piden la lluvia al santo para esa semana, a cambio de lo cual ofrecen pagarle la promesa con bailarle cuecas y gatos “hasta que se termine la vela”.
En el momento de cumplir la manda, los músicos y el bailarín guía reciben paga, pues se debe asegurar que la fiesta no decaiga en ningún momento, porque podría ofenderse el santo. La llama de la vela simboliza la presencia de San Vicente en la fiesta. Los músicos interpretan sin detenerse gatos y cuecas en forma alternada hasta que se consume la vela. El repertorio no es distinto del que se ejecuta en otras circunstancias.

Niños y adultos bailan a veces durante varias horas. La celebración termina cuando se ha consumido la vela. Continúa la cena y por último baile con música de moda grabada. En esta celebración, que se realiza en casas de familia, no interviene la iglesia ni ninguna otra institución.

Zamba


Pocas son las diferencias que existen entre zambas y cuecas, a excepción de que las primeras suelen ser más lentas que las segundas. En algunas zonas se diferencia la zamba cuyana de la zamba norteña porque la cuyana es más lenta y la norteña más rápida o saltadita.

En el departamento de Iglesia, y sobre todo en el de Jáchal, se acepta como representativa la zamba cuyana, aunque en fuerte competencia con la norteña, sobre todo por parte de los jóvenes, que incluyen el bombo en sus conjuntos de guitarras.

Estructuralmente la zamba presenta dos estrofas y un estribillo de cuatro versos.

La introducción o interludio, al igual que en los restantes géneros musicales de tradición sanjuanina, son ornamentados cuando el guitarrista es hábil como intérprete.

RancheraEn algunos departamentos sanjuaninos, pero particularmente en el de Valle Fértil, se han afincado ciertos géneros musicales mexicanos como el corrido, la ranchera y el valseado. Están separados de la música cuyana mediante la adjetivación de “mexicano” o “lo mexicano”, pero el uso, el sentimiento identificador y el sentido de pertenencia que generan entre los lugareños hacen que ocupen un espacio importante en la tradición local.
En Valle Fértil su ingreso se produjo hace muchas décadas por vía de las emisiones radiales, especialmente las provenientes de Chile. La causa de su arrraigo estaría en el contenido de los textos que describen en forma concisa y simple una historia que puede asociarse con hechos de la vida real, en muchos casos trágicos o sangrientos y que al ser transmitidos a la audiencia evocan similares sentimientos.
VidalitaLa vidalita es una canción que hasta hace algunas décadas era común entre las clases humildes de las provincias de La Rioja, San Juan y Catamarca. Relevamientos realizados en años más recientes indican que a partir de la década de 1970 la vidalita fue desapareciendo como género musical vigente, para ser hoy sólo recordada a partir del testimonio oral de algunas personas mayores. Según estos relatos eran dos las variedades de vidalitas más aceptadas en San Juan, una cantada al unísono en forma colectiva por grupos mixtos junto a la caja o tambor. La segunda variedad recibía el nombre de vidalita chayera o chaya, porque se ejecutaba durante los festejos de carnaval. Se cantaba colectivamente al unísono, unida a la caja y a veces a la guitarra. Tenía movimiento vivaz.


 


Fuentes:
- Giuliani, Alicia y Goyena Héctor: “Musica Tradicional de la Provincia de San Juan (Argentina)”
- Informe de Investigación “La música folclórica de San Juan”, realizado por un equipo dirigido por Alicia Giuliani  - UNSJ (2005)


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